miércoles, 31 de diciembre de 2014

Aprender a vivir el presente I

             Conocer el presente es aprender a sentir, crear una relación directa con la vida, donde el pensamiento es un límite que te separa de la experiencia. La presencia es la conciencia inmediata de los fenómenos que es a la vez física, emocional y mental.
            Aprender a vivir el presente requiere entrenamiento que nos lleva a experimentar la relación sin límites ni separaciones contigo mismo y con lo otro, pues en esa relación ilimitada, lo uno y lo otro es lo mismo. En el espacio de conciencia y de unidad no existe afuera ni dentro, ni arriba ni abajo, todo sucede a la vez y lo conoces por lo que sientes, sentir esto, te llevará a fundirte y a penetrar en tu existencia.
            Existen personas que tienen acceso a esta capacidad de manera natural, bien por estar predispuestas a ella, o bien porque ejercen una actitud en que la presencia es una cuestión de supervivencia.
            La meditación nos lleva de forma natural a una mayor proximidad con nosotros mismos y nuestros sentimientos.  Pero, ¿qué es la meditación sino pura presencia? Para alcanzar esta presencia, en principio es indispensable tomar conciencia de nuestra agitación mental, escuchando el discurso interior, ese comentario incesante hasta los hechos y gestos más pequeños.
            Conocer el presente es aprender a sentir, crear una relación directa con la vida, donde el pensamiento es un límite que nos separa de la experiencia, donde si pensamos de forma profunda, aprendemos a sentir la presencia de esa persona dentro de nosotros mismos. La sola conciencia del pensamiento interior es suficiente para hacer emerger el silencio. Y el silencio, a su vez nos permite que el cuerpo se convierta en ese instrumento tan preciso que nos guía, y nos da las claves inmediatas a la acción.
            Con todo esto, nos damos cuenta de que hasta qué punto el cuerpo tiene la facultad de reaccionar inmediatamente a todas las situaciones, ya sea mediante la apertura, ya sea mediante el cierre. He aprendido que a veces necesitamos años para construir la confianza de determinadas personas y únicamente segundos para destruirla. Y también, que lo que cuanta en la vida no son las cosas que tengo alrededor, sino las personas. He aprendido que no debo compararme con lo mejor que hacen los demás, sino con lo mejor que puedo hacer yo.
             Elegir a esperar a que la mente nos guíe qué dirección tomar. Y generalmente tras el fracaso, nos decimos: ¡Lo sabía! Casi nunca me pregunto de dónde viene esa impresión. ¿Nos viene del alma? ¡No lo sé! Soy consciente de que es un paso hacia el reconocimiento de la capacidad de nuestra propia experiencia.
            Por tanto: Aunque no te haya visto, ni quizás te conozca personalmente. ¿Qué deseo de ti? Sencillamente, que descubras la serenidad y la tranquilidad en un mundo imposible de entender. Que los problemas que has experimentado, te den el poder de caminar por la vida enfrentándote a cada situación con optimismo y valor. No olvides que existen seres, aún estando lejos, cuyo afecto y comprensión siempre estarán contigo, a pesar de que nunca le hayas visto.
          Intenta ver las cosas sin nombrarlas, sin describirlas, sin compararlas. Deja el rencor y el orgullo personal de un lado; sé que es extremadamente difícil, pero al menos te pueden revelar el hecho de que siempre existe alguien que te tiene presente.

 Meditación: Elige la mejor manera de vivir; la costumbre te la hará agradable.
 

domingo, 28 de diciembre de 2014

Las cosas simples que la vida nos da.

              A veces con un simple “no” u otras con un sencillo “sí”, cuantas cosas podrían haber cambiado en nuestra vida. No deberíamos complicarnos con situaciones tremendamente escabrosas, y volver a las cosas simples y sencillas, puesto que ya la vida nos la complica cada vez más. Por tanto deberíamos en manera alguna volver a un retorno del pasado considerando el valor de las cosas simples y sencillas, puesto que en verdad no es otra cosa que recuperar la esencia social de garantizar la supervivencia de nuestra historia.
              Todo esto nos lleva a evaluar los conceptos de todo lo vivido con esfuerzo, constancia, vocación, creación e imaginación, considerando como valor a defender lo sencillo simplemente sin dobleces ni ambigüedades. Realmente sencilla es la persona que se muestra como es, que habla de manera clara, que va directa al punto, sin rodeos, mostrando siempre su posición y sus intenciones.
             Cada día que nos levantamos, deberíamos contemplar, que es como una nueva oportunidad que se nos abre en nuestra vida, simplemente con acceder a considerar la utilidad y la belleza que esas cosas que llamamos “simples” y que la vida nos regala.
             Solo pensar que la vida ya es un regalo que no sabemos de dónde viene, ni a donde nos llevará, sólo debemos procurarnos de no perder la oportunidad de vivirla con la mayor dignidad posible. El mundo nos está resultando tan complicado y sofisticado, que a veces nos alejamos de acceder a lo sencillo, situación ésta que a veces nos irrita y nos atormenta. El simple encanto de una sincera amistad es una puerta que se abre, una sonrisa, un saludo de agradecimiento, etc. Cualquiera de estas cosas, pueden hacer que nos sintamos más felices,  haciendo llegar esa serenidad que a veces nos falta.
            Por eso aprender a disfrutar de esas pequeñas cosas que nos brinda la vida es uno de los mayores regalos que nos podemos hacer a nosotros mismos, prácticamente cada, día, ya que eso nos permitirá vivir cada momento como si fuese único.
             Por eso, volver a lo “simple” es también rescatar los estilos de convivencias llenos de cortesía y de cordialidad. Recuperar la sensación saludable de agradecer el reconocimiento de una persona o un amigo, ya es una de las cosas sencilla que la vida nos ofrece a diario y que realmente no nos cuesta nada, aunque sean desconocidos, sólo por el único motivo de haberse cruzado en nuestro camino, ya merece ser tratado como tal. Desgraciadamente pasamos por la vida llevados por la rapidez y por los intereses, y nos olvidamos de disfrutar de esas cosas “sencillas”. Vivimos sin darnos cuenta que todos estos pequeños placeres contribuyen a nuestro bienestar y sobre todo a nuestra felicidad.
            Cuantas veces el verdadero reto está en dejar de perseguir tanta grandeza y descubrir que el milagro de la felicidad lo tienes ante tus ojos, sólo es cuestión de verlo ante la sencillez de las cosas que nos rodean y no tratar de satisfacer esos grandes deseos que perseguimos, sin entender a veces la raíz del mismo.
             Pensemos siempre que las cosas sencillas regularmente funcionan, siempre que estén acompañadas sobretodo del principio del sentido común.

            Meditación: Por simples que sean las cosas, todas tienen su belleza, pero no todos pueden verla.

jueves, 25 de diciembre de 2014

La insatisfacción.

            La insatisfacción es como una actitud que se aprecia sobre todos en  personas inseguras, como señal de estar buscando los mejores resultados. Es como crear un estado de ánimo general para cambiar la realidad en la que estamos y que tanto nos preocupa por un presente seguro, con vista hacia un futuro.
            A medida que maduramos nos volvemos más conscientes de la responsabilidad que tenemos en la repetición de ciertas situaciones en la vida; éstas llegan a veces a ser desagradables o al menos insatisfechas para nuestro criterio personal.
            Estar insatisfecho no significa sentirse frustrado. No equivale a una amargura que nos mata el corazón, es más bien una actitud frente a los esfuerzos por sacar un determinado acto adelante. Es algo que puede ejercerse desde distintas posiciones y desde distintas situaciones, las cuales tienen que ver con el desenvolvimiento de nuestro quehacer diario.  El antagonismo de la insatisfacción es el perfeccionismo; consistente éste en la creencia de que todo lo que hagamos, ha de ser perfecto. No puede existir alrededor del perfeccionista nada que presente una mínima imperfección o no roce lo “absoluto”, puesto que de esa manera es cuando se llega a la insatisfacción.
              Existen personas las cuales no acaban de sentirse satisfechas con nada. En vez de alegrarse con lo que han logrado, siguen pensando en el camino que les queda por recorrer y sobre todo en lo que tienen lo demás. Ante esta situación suelen fijarse objetivos inalcanzables y, con frecuencias, les cuestan poner límites a sus aspiraciones, no considerando que en esta vida, no se trata de conseguir todo. Estos son los llamados eternos insatisfechos; los grandes inseguros. Quienes viven a su lado sufren al verles permanentemente amargados, atrapados en cierta manera por la envidia, por un sentimiento de incapacidad, por la búsqueda desesperada de no encontrar la forma de  culminar las cosas, o rabiando por lo mal que les trata la vida.
             Pensar “anclarse” en el pasado, no nos permite que avancemos en la vida y nos impide disfrutar del momento presente. Determinadas personas se contentan con lo que tienen, otras se bloquean sintiendo que les falla todo o se lanzan a una carrera sin fin en pos de altas metas, sobre todo antes el riesgo de la inseguridad.
             Ese sentimiento hace perder la capacidad de disfrutar del momento presente e impidiendo las aspiraciones de forma realista y aceptando sus limitaciones personales.
           Podemos considerar que siempre que utilicemos un nivel superior de modo artificial, inmediatamente después del placer, sentiremos una verdadera insatisfacción. Mientras que el estado de conformidad es producto de una auténtica situación de nuestro nivel, conseguiremos que ese estado de depresión no se presente. Ante la insatisfacción, el sujeto tiene la necesidad de buscar nuevos estímulos agradables que le compensen del malestar, y así sucesivamente, con lo que va quedando envuelto en un verdadero círculo vicioso de hábitos perjudiciales que les desvían a acciones que le merman de una cantidad de energías considerables.
             La fuerza de todas estas motivaciones, desaparecen instantáneamente, si estas personas se preocupan con seriedad de determinar qué es lo que realmente les hace falta en su vida y de esa manera adoptarán una actitud inteligente.

            Meditación: Muchos hay que, después de haber encontrado la felicidad, buscan todavía más hasta que encuentran la desgracia.
 

martes, 23 de diciembre de 2014

¡Feliz Navidad! - Celia Cruz.-


 
 Meditación: Que este tiempo de Navidad nos traiga el reencuentro, la esperanza, la fraternidad, el perdón y el amor que nos parece inalcanzable.

lunes, 22 de diciembre de 2014

Soñar con otra vida.

         ¿Nos convencemos que nuestra vida es bella? En realidad, ¿estamos conforme con nuestra vida?  O la cambiaríamos  por otra. ¿Cuántas veces soñamos con otra vida? Es posible que estemos dispuestos a lanzarnos a un nuevo destino o a marcharnos a la otra punta del mundo. En realidad nos gustaría explorar nuevas vías. A fuerza de correr para encontrar una nueva felicidad, existe el riesgo de que nos agotemos. Sería preferible que conectáramos con nuestro verdadero ser interior, con el fin de responder a nuestras aspiraciones más profundas. La mejor de las vidas es la que nos corresponde. Y no está en otro sitio, sino dentro ti.
         ¿Cómo será la naturaleza que imaginamos entre los sueños cuando soñamos cosas que no han sucedido?  “Nuestra vida siempre se parecerá a nosotros mismos”. Esa vida que llevamos parece corresponderse con uno mismo. La razón de ello proviene, sin duda, de un sólido conocimiento de nuestras aspiraciones. Avanzamos por la vida con un objetivo principal; nuestro bienestar. Incluso cuando la vida nos desestabiliza, sentimos de forma intuitiva que esos momentos pueden ser oportunidades que se nos presentan para el cambio.
            Analicemos nuestras necesidades, procurando no controlarlo todo. En esa renuncia está el control absoluto cuando el verdadero “yo” se hace escuchar en nuestro interior pudiendo así percibir nuestras aspiraciones. Ayudémonos de nuestro espíritu metódico para abandonar ese entorno que nos da seguridad para sumergirnos en lo desconocido.
            Son momentos en los que la intuición se vuelve una herramienta fundamental. Es la voz en tu interior la que te guía a una dirección determinada, la que te susurra al oído “esto no es lo que quiero”, o “esto es lo que de verdad deseo”.
            El propósito de cambiar nuestra vida, parte de conocernos mejor, de descubrir cómo somos y reflexionar acerca de cómo nos gustaría ser, y para ello es fundamental indagar en nuestro interior.
           La mayoría de las veces no conseguimos lo que queremos, porque no nos fijamos metas concretas, por ello es bueno comenzar nuestra vida proponiéndonos nuevas metas y plantearnos nuevos propósitos. De esta forma estaremos dando a nuestra vida aliciente y motivos para seguir adelante, ya que de esa forma seremos conscientes en parte, en buscar nuevos propósitos con el objetivo de mejorarla.
           Muchas personas aman la vida que llevan, ya que están de acuerdo con sus aspiraciones. Pero otras tienen la impresión de vivir una historia, o tienen la sensación de vivir acontecimientos que no pueden controlar. La mirada que posamos sobre nuestra vida depende, en efecto de nuestra capacidad para concretar nuestros deseos más sinceros. Así pues, siempre estará ligada a nuestras aptitudes para conectarnos con nuestro “yo” más profundo. Por eso te pregunto; ¿amas tú vida?  No dudes de afrontar tus miedos ni a decepcionar a los demás. Si te quieren, aceptarán tus “ser” auténtico. ¡Expresa siempre tus deseos, y necesidades! ¡Cuida siempre de tí para estar de acuerdo con tus aspiraciones más profundas!

            Meditación: No escribo sobre las cosas que he soñado, escribo sobre las cosas que he vivido.

viernes, 19 de diciembre de 2014

Tener la razón.

            Cuantas veces nos creemos que debido a nuestra educación o a que hemos tenido unos grandes estudios, nos vemos en la necesidad de llevar siempre la razón. A veces algunas personas sin haber tenido grandes conocimientos universitarios, son capaces de darnos unos enjuiciamientos que nos hace pensar. La razón por sí misma, nos permite no tomar las cosas a la ligera, o sea pensar las cosas dos veces antes de iniciar cualquier cometido o entablar un negocio, en la que nos lleva a estudiar las consecuencias lógicas de una acción, una palabra, un pensamiento, etc.
            Ese impulso nace de la necesidad y la adaptación de protegernos cuando nos sentimos amenazados. Entonces recurrimos a “una razón” sin decisión acertada. En principio la respuesta nos parece fácil, pero desgraciadamente a la larga no nos aporta beneficios, puesto que la cuestión no está clara. Por ejemplo cuando nos enamoramos las emociones toman el mando y todo nos parece bien, pero una vez que hemos salido de ese estado de ensimismamiento nos preguntamos: ¿cómo es posible que actuáramos así, sin tener en cuenta más opciones que las que nos dicta el corazón. E incluso desatendiendo los más elementales principios de razonamiento, ni de personas que nos pueden asesorar.
             Desafortunadamente hay personas que viven como si la vida fuera una batalla: “O ganas tú o gano yo” “O tienes razón tú o la tengo yo” Sacando en conclusión ese dicho tan popular que dice: “Si no piensas como yo, estás en mi contra” Así terminamos de ver el mundo y de relacionarnos con él. Estas son frases populares que nos advierten del poder que las emociones tienen sobre determinadas cuestiones, pero hasta la fecha reciente no se han confirmado ni considerado un elemento determinante en el cual actúen procesos de auténticos razonamientos.
            Ateniéndonos a lo ante expresado debemos de considerar que todo eso genera tipos de razón; sí, pero ¿cómo? Disponiendo de un mecanismo que en último término nos advierte de lo que es más adecuado para nosotros. Y eso ni más ni menos es llegar a una reflexión para conseguir la auténtica razón. Aunque no siempre son fiables estas advertencias, llegan a trastornos psiquiátricos en los que se desvirtúan dichas funciones, las cuales pueden llegar al punto de advertirnos de peligros existentes.
            Pero, he aquí la cuestión: el hecho de que la razón sea prioritariamente una diferencia y no una superioridad nos puede servir para entender que dicha razón no sea lo que debemos considerar más elevado de nuestra inteligencia. Esto nos quiere decir que lo que se ha podido pensar es que naciera de una ilusión, puesto que es bastante natural y al mismo tiempo lógico; solo contemplar como una especie de privilegios hace de aquello una de la auténtica y exclusiva certeza. Solo que esto no es más que un sencillo argumento de orden sentimental y no es posible tener en cuenta cuando se opone a la auténtica razón
            Y para terminar y aunque parezca una utopía; una de las características de la inteligencia es aceptar que hay cosas que no sabemos, ni comprendemos, a pesar que siempre habrá muchas más por aprender. Solo la madurez emocional nos demostrará que somos capaces de admitir cuando estamos equivocados y así sabremos entender que a pesar de tener siempre la razón es necesario disculparnos.
 
Meditación: El que cree tener razón entre todas las cosas, la razón de las cosas desconoce
 

martes, 16 de diciembre de 2014

La vida es un sufrimiento.

           Dije en cierta ocasión: ¿Quién de nosotros a lo largo de nuestra vida, no ha acumulado varios episodios de sufrimientos? Por ejemplo, un caso típico de gran sufrimiento es el no poder hacer nada por aliviar el dolor de alguna persona querida.
           Sí, es cierto que en determinados momentos nos proponemos grandes ideales, pero si lo pensamos bien, siempre son costosos y todo a grande dosis de sufrimiento. Hay que tener, motivos verdaderamente razonables y que merezcan la pena para emprender lo que realmente deseamos. Y naturalmente,  una vida que no sea armoniosa está condenada a una carga que hay que llevar como se pueda.
            Vivimos sumidos en el sufrimiento. Pero: ¿por qué hay sufrimiento? ¿No podría ser la vida sin dolor, sin enfermedades, sin violencias, sin desgracias, sin temores, etc.
            Entonces, ¿por qué hay dolor en nuestra vida? Existen factores que contribuyen enormemente a agudizar nuestro sufrimiento. Uno de ellos es la sorpresa. Por ejemplo: un ser querido que jamás tuvo dolencia, muere joven de un ataque al corazón, que nos echen del trabajo, un amigo que nos abandona, etc. En estos casos el sufrimiento se agudiza con la consternación; ¿qué es ese sentimiento, que se suma a la sorpresa del dolor? No hay forma de adaptarse al sufrimiento. Pero, ¿existe la posibilidad de librarse por completo de él? Si lo pensamos bien; es posible, pero el camino, es bastante difícil y un verdadero desafío.
          Así es como la gente se enamora, mata, se suicida y hacen verdaderos actos inverosímiles. En primer paso es dirigirse a la conciencia prestándole mucha atención a nuestro cuerpo. Poco a poco, esa persona se va poniendo en estado de alerta ante cada gesto y cada movimiento. Y a medida que se va haciendo consciente, empieza a ocurrir ese milagro que consiste en dejar de hacer y pensar muchas cosas que antes no harías.
         Aunque gran cantidad de cosas no dependen de nosotros, hay algo que sí está en nuestro poder. Y es el modo de reaccionar frente a lo que sucede, incluso cuando debemos optar entre varias alternativas que no hemos elegido.
         El bienestar incluye necesariamente el dolor y la existencia del sufrimiento. Entonces, ¿cómo aceptar el dolor? Del mismo modo que se habla, se camina, se construye una casa o se maneja un ordenador: aprendiendo. La virtud nos es un don de la naturaleza: se enseña, se entrena y se aprende.
          La vida nos revela incluso a los más afortunados, la experiencia del sufrimiento. Qué duda cabe que hay quienes están más protegidos contra el riesgo de padecer sufrimientos. Sin embargo, nadie está a salvo del dolor. El sufrimiento es un fenómeno complejo. El dolor físico, el malestar, la sensación de desagrado, no son desde el principio idénticos al sufrimiento. Existe un grado moderado de dolor físico que de ningún modo podemos denominar sufrimiento, puesto que tiene, un sentido total en nuestra vida y es claramente conocido, como nuestra función bilógica personal.
           
Meditación: No se cura un sufrimiento sino a condición de soportarlo plenamente.
 

sábado, 13 de diciembre de 2014

¡Tratarse con palabras!

            Nada nuevo si digo que el mejor medio de comunicación es la palabra. Así los humanos somos seres de relación, construimos nuestra visión del mundo a través del lenguaje. Hablando expresamos emociones, dolores, sufrimientos, y aunque nos parezca mentira a través de las palabras podemos aliviarlos.
              Desde que nacemos iniciamos ese contacto con los demás, a través de formas elementales o complejas de relaciones comunicativas. Esta capacidad de comunicación con los demás y con todo lo que nos rodea es una característica humana, aunque otros seres vivos de la naturaleza también cuentan con sistemas de comunicación.
                Es frecuente como la gente juzga a los demás por medio de lo que dicen y como lo hacen. La forma de hablar con los demás ayuda de forma muy importante a formar una impresión de su persona. Ya puede ser entre compañeros, amigos, superiores, o con la familia, siempre resulta beneficioso analizar su forma de dicción e incluso de la palabra escrita. Todo ayuda al conocimiento de la persona. Si nenecitas un favor por un agradecimiento recibido o pedir disculpas por un error que cometiste, el expresarte con cortesía hará más posible que obtengamos unos resultados deseados.
             Sabido es que cuando uno no se atreve a hablar de su sufrimiento, el cuerpo acaba siempre expresándose de alguna forma, como movimientos inestables, suspiros, etc., todo atañe a un padecimiento personal el cual se muestra a través de diversas actitudes corporales. En verdad, si no podemos hablar porque la situación manda en esos momentos, pronto aparecerá una revuelta en la conversación en la cual podamos expresar nuestro malestar.
              Muchas veces el olvido es una forma de callar a través del silencio cuando deseamos imponerlo, y deseamos arrinconar ciertos acontecimientos, pero no nos quepa duda que siempre dejará una marca o una huella, que permanecerá con nosotros, por mucho que intentemos que desaparezca. El tratamiento de la palabra es muy útil y a veces llega a parámetros insospechados por medio del entendimiento y la reflexión. Las fórmulas de comunicación son en realidad entendimientos totalmente personales, y utilizados muy a menudo en nuestra vida, llegando a un convencimiento mutuo.
           El tratamiento por la palabra nos lleva a entendernos, y cuando no nos sostenemos en ella, solo nos queda el gesto. Pensemos que toda palabra perdida, deja un pozo en el  pensamiento el cual hay que saber traducir, por eso solo la palabra permite ese matiz: “el tiempo necesario entre el interés y la realización”.
            La comunicación a través de la palabra nos conduce a formas adecuadas para entendernos, y confiere poder de conocimientos  expresando los diversos sentimientos de una persona, Es decir quién sabe comunicarse tiene poder. El poder de influir, de transformar, de sensibilizar, de convencer, de promover grandes debates, dejando constancia de su presencia en el mundo.
            En definitiva; todas las personas se sienten más respetadas cuando se les habla amablemente y eso les vuelve más receptivas a lo que se les está diciendo.

 Meditación: No hay espejo que mejor refleje la imagen del ser humano, que sus palabras.
 

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Las emociones.

            En cuantas situaciones de nuestra vida, quisiéramos dejar de controlar todo lo que en ella sentimos. Estamos siempre recordando lo que sentimos. Es como si deseáramos prologar las emociones positivas y terminar cuanto antes las emociones negativas. Y cuántas veces nos parece terriblemente difícil entender lo que sentimos.
             Sentir varias emociones al mismo tiempo, no es raro, es muy frecuente que esto suceda. Seguir el recorrido de las emociones a través del cuerpo es la mayor forma de liberarse de una vida emocional, puesto que si las dejamos fluir, nos sentiremos creativos y llenos de energías.
           Primeramente deberíamos comprender que representan las emociones en nuestra vida. Éstas, son de gran importancia, puesto que nos ayudan a responder a lo que nos sucede, y al tomar decisiones, mejoran el recuerdo de sucesos importantes que facilitan nuestras relaciones con los demás. No obstante, pensemos que también pueden hacernos daño cuando suceden en el momento inapropiado o con la intensidad inapropiada.
            Por eso, tan pronto como percibimos el nacimiento de una emoción, antes de que la mente se adueñe de ella, nos sumergimos en la sensación. En estos momentos nos preguntamos ¿Cuándo empiezan a dejar de sentirse, y hacia que órganos se encaminan? Esta pregunta nos ayudará a permanecer en la presencia corporal hasta el final de las emociones.
           Habitualmente tendemos a asumir que el modo a responder, es el resultado de aquello que nos sucede, esto es, si nos suceden cosas buenas nos sentiremos bien, y si nos suceden cosas negativas, nos sentiremos mal.
           En general las emociones son el resultado de unos sentimientos, que tienen acceso a nuestro estado anímico propio. Estas emociones son polarizaciones que a su vez acuden a nuestra mente a través de la participación de los hechos realizados. De esta manera, estas emociones emergen de nuestros propios sentimientos.
           ¿Cuántas veces las emociones nos ayudan a identificar diferentes aspectos de las situaciones que estamos viviendo, y que pueden pasar desapercibidas para nuestra conciencia? Éstas, nos permiten conocernos mejor a nosotros mismos y ayudarnos a relacionarnos mejor con los que nos rodean. Sin embargo, cuando no expresamos nuestros sentimientos o lo hacemos de una manera inadecuada, nuestros problemas apelan  muchas veces a nuestra salud y puede verse afectada de manera significativa.
            Por eso es tan importante estar en contacto con todo lo que sentimos y por supuesto aprender a manejarlos y a expresarlos en el momento, lugar y de la manera adecuada. Realmente lo que hace perjudicial de los sentimientos y emociones, es su inadecuado manejo. Por tanto, esto no sólo nos debe servir para resolver nuestros problemas, sino también para saber interpretarlos, de forma que no nos perjudiquen.
           Entendamos que todo esto es de suma importancia; siempre buscando alternativas o técnicas que nos ayuden, sin dañar a otros, ni a uno mismo.

Meditación: No somos responsables de las emociones, pero sí de lo que hacemos con las emociones.

domingo, 7 de diciembre de 2014

El racismo.

            En el mundo que habitamos existen diversos grupos sociales diferenciados entre sí por su ubicación geográfica, raza, progreso tecnológico y desarrollo económico. Algunos grupos son parecidos mientras que otros son muy distintos, ya no sólo por su esfera cultural y humana, sino incluso por sus caracteres físicos y leguajes.
            El hombre como ser social tiende a agruparse, y siempre suele hacerlo con aquellos otros individuos más afines a él. En general los grupos tratan de dejar clara sus identidades con respecto a los otros, estableciendo modas, uniformes, banderas colores y demás distintivos que se atribuyen estos individuos y sus pertenencias a un grupo determinado y no a otros.
           Las grandes emigraciones, así como la expansión sociocultural y avance tecnológico de algunas sociedades con respecto a otras, han hecho borrar y reconstruir sus diferentes linderos geográficos a lo largo de la historia. De este modo quedaron subgrupos incluidos dentro de grupos mayoritarios. Subgrupo que adoptan toda la ideología y costumbres del grupo superior, pero que mantienen imborrables sus distintivos raciales como signo indicativo de su origen.
            Es entonces cuando el racismo actúa como secuela instintiva, que se puede definir como aquella doctrina ideológica que exalta los derechos y méritos de una determinada raza con menosprecio de los correspondientes a otras.
           Cuando la mecha del racismo está prendida es difícil de apagarla en una sociedad, pudiendo llegar a provocar temibles tumultos, revoluciones y persecuciones. La minoría, injustamente acusada, reaccionará defensivamente, incluso con violencia si es agredido. Esto es lo que refuerza el primer razonamiento: “No sólo son delincuentes, sino a demás violentos y peligrosos, luego deben ser expulsados o exterminados.”
           Parece absurdo y ridículo, pero desgraciadamente este razonamiento refleja una manera real de pensar dentro de nuestra sociedad. Si ese “delincuente” sorprendido, en lugar de pertenecer a la minoría (subgrupo del que antes os hablaba), hubiera sido un delincuente de la mayoría, el hecho hubiera sido catalogado como un delito de carácter menor, siendo entonces definido como un delito más de los que habitualmente ocurren en toda sociedad y sin ninguna consecuencia discriminatoria.
           El concepto de racismo llega a un círculo vicioso de eliminación: un individuo no es igual que los demás, y por ello, desgraciadamente se le margina. Con la marginación no obtienen los mismos derechos que los demás y por este motivo se le rechaza. Esas son las consecuencias diarias, y el padecimiento continuo cargado de situaciones llenas de violencia

 Meditación: Nuestras pieles serán diferentes, pero nuestros corazones son iguales.
 

jueves, 4 de diciembre de 2014

Ser persuasivo.

            Quizás me sea difícil de explicar ese poder que ejercemos a veces sin darnos cuantas, antes nuestro semejantes. De forma más o menos ética, tratamos de lograr el favor ajeno, de convencer a alguien de que esté de acuerdo con nosotros, de obtener una respuesta positiva, etc. Aunque es muy digno de tener en cuenta, que “el tener buen arte”, es una capacidad en el ser humano, como la evolución lo ha demostrado.
             Siempre que nos comunicamos tratamos de emitir un mensaje de información en esa comunicación con carácter persuasivo, que suele está cargado de significados convencionales, lo cuales implica un sentido de controlar y presionar.
             Así, ya sea en nuestra profesión o personalmente, son necesarias dotes de evaluación tanto propios como de situación. Debemos ser consciente de cómo somos, de cómo nos encontramos y de dónde nos posicionan, así como de tener un ojo puesto en nuestro entorno y en las personas con quien nos  relacionamos. Todo esto, es la base para cualquier ejercicio de la buena persuasión.
             Es cierto que existen personas con un poder persuasivo innato y natural, pero la gran mayoría de las personas necesitamos aprenderlo con el paso de los años y, sobre todo, gracias a nuestras experiencias pasadas en la vida. Evidentemente son los aciertos y los errores los que nos ayudarán a configurar un alto nivel y a saber distinguir si un mensaje es adecuado o no para personas y qué momento concreto.
            Siempre debemos tener en cuenta que todos los procedimientos persuasivos deberán ir orientados a disminuir la resistencia de los receptores a la comunicación, al mismo tiempo que a verificar la correcta transmisión del mensaje, para concentrarnos en captar la atención del auditorio.
            Convencer, seducir y agradar a las personas son claves que forman parte del lenguaje humano, y se remonta a los orígenes de la evolución. La persuasión es tan antigua como la vida misma, y manejarla es garantía de inteligencia social. Saber decir las cosas y ponerse en el lugar del otro, es un buen camino para lograr el éxito.
             Con frecuencia oímos hablar acerca del poder de grandes comunicadores específicos. También sabemos que quienes controlan la información son muy poderosos. Cuando hablamos del poder de la palabra hablada o de algún orador determinado, solo estamos reconociendo lo que los sabios y expertos nos han dado a entender durante años; por tanto la comunicación es un arma muy influyente  y poderosa.
             Muchas relaciones se han ido al traste por una mala comunicación, pues se han ido deshilachando debido a un uso equívoco del lenguaje, o directamente, por una total ausencia de él. Por eso toda buena comunicación y toda correcta persuasión, implica el buen uso del lenguaje verbal.
              En muchos casos el hecho de ser sincero no significa ser implacable, Las personas más persuasivas son también aquellas que, aun siendo sinceras, saben recurrir a la llamadas “mentiras piadosas” A veces la verdad pura y dura es contraproducente por tanto se trata de encontrar matices y de enmascarar un poco, no de engañar.       
              De vez en cuando, expresarse de forma que la otra persona se dé cuenta de que la estamos teniendo en cuenta resulta beneficioso. Por eso, cuando nos comunicamos, no todo versa sobre la información, también prima el hecho de construir una relación.

            Meditación: Aunque nos parezca sencillo para conseguir esto, hay que ser capaz de convertir nuestras palabras en una imagen para nuestros oyentes.

lunes, 1 de diciembre de 2014

¿Cómo es tu vida?

            A este título, puedes que me responda: "mala", o “vamos tirando”. Entonces: ¿cómo te gustaría que fuera? Aquí también me responderías. Pues no sé qué responderte. ¿Afortunada, feliz, etc? ¿Piensas que esa felicidad que tanto añoras existe? Aunque te cueste entenderlo esa felicidad está dentro de ti mismo. ¡Búscala! Seguro que la encontrarás. Sí, comprendo que no es nada fácil. Pero es el único sitio donde se encuentra. En este estado de vida en el cual nos encontramos, solo nos preocupamos por el mundo y el lugar que ocupamos en él para conseguir la felicidad.
         Al transcurrir los días, nos hacemos tantas series de preguntas, tantas formas para  intentar conseguir esa felicidad tan deseada. Pensamos en títulos, familia, trabajo, amigos, suerte, etc., pero dentro de nosotros existe una voz apagada que nos continúa preguntando: ¿Eso es todo? ¿Eso es todo lo que necesito?  ¡No puede ser! ¡Tiene que haber algo  más! Algo falta… pero ¿qué es?  Puesto que muchos lo tienen y no lo son.
            Es cuando podríamos plantearnos el disfrute como sinónimo de una total entrega  plena de confianza a la vida, la cual nos supondría paladear el goce al que nos hemos entregado. Pero no olvidemos nunca que la felicidad siempre va acompañada de un sentimiento inseparable, ¡el dolor! ¿Cómo es posible? Solo hay que observar la vida a nuestro alrededor. Sencillamente eso es así porque la vida nos lo impone. Jamás existirá la felicidad sin dolor.             Obligatoriamente todos estamos dispuestos a recorrer la vida,  sea de la forma que a cada uno se nos presente, pero siempre nos aparecerán “puertas” que debemos saber franquear para poder avanzar.
            En la vida son tantos los deseos y tan pocas las realidades, tan grande las injusticias y a veces tan mínimas las justicias, que nos martillea en nuestro interior esa afirmación de, entonces: ¿qué sentido tiene nuestra vida? Comprendo que es difícil de entender e incluso de vivir, aunque eso no quiere decir que tengamos que optar por el mal entendimiento de la desesperación. Hemos de comprender que errando se aprende, y a veces es necesario equivocarse para saber acertar en determinados momentos.
            En medio de estos extremos encontraremos posturas más o menos cercanas. Por ejemplo podríamos pensar que la vida nos trae tantos problemas que a veces nos deja abiertos tantos interrogantes, que se nos hace difícil comprender  su verdadero sentido.  Y refiriéndome al dolor del que antes hablaba, deberíamos comprender que es casi obligación estar de acuerdo con él, siendo necesario sentirlo y vivirlo. Comprendo que el dolor tiene mal augurio, pero ¿cuántas veces es curativo? Impidiendo que nos instalemos en el continuo sufrimiento.
            Ahora debido a los adelantos tecnológicos, todo queda “grabado” en alguna plataforma digital, respaldado siempre tal como éramos y plasmado siempre a través de redes sociales, canales, vídeos, etc. Toda nuestra vida en cualquier momento está digitalizada, aunque parece una buena idea, ya que de esta forma no nos perderemos nada si nuestra mente hace que se nos olvide. Pero debemos hacernos cargo que es muy prudente a veces olvidar, puesto que es bueno dejar ir a las personas, cuando éstas por ley divina les llega su momento, y así seríamos más congruentes y seguros de cómo eran. De esta manera elegimos lo que nos conviene y nos alcanza a recordarlas desde lo más profundo de nuestro ser.     

 Meditación: La vida es aquello que te va sucediendo mientras tú te empeñas en hacer otros planes.

viernes, 28 de noviembre de 2014

Compasión y lástima.

            La compasión es la lástima de un sentimiento por el sufrimiento ajeno. Como casi todas las emociones tiene un aspecto positivo y otro negativo. Podríamos definirla también como el deseo de que los demás estén libres de sufrimiento. Gracias a ella aspiramos a alcanzar la iluminación; es ella la que nos inspira a iniciarnos en las verdaderas acciones virtuosas que nos conducen a un estado el cual nos hace encontrar el camino y el esfuerzo para nuestro desarrollo
            En principio la compasión es una actitud activa de ayuda al que sufre, un intento de evitar ese dolor. Si deseamos tener un corazón compasivo, el primer paso consiste en cultivar la empatía o la proximidad hacia los demás. Es como decir: “cumplír con la demanda social para expresar un sentimiento de condolencia… y sigo con lo mío”-
            Cuanto más cerca estamos de una persona, más insoportable nos resulta verla sufrir. Para practicar la compasión debemos intentar ser comprensivos con los demás, todos nos equivocamos alguna vez. Piensa en alguna ocasión en que te hayas equivocado y si alguien fue compasivo contigo, haciéndote ver tu error, pero no te juzgó
             Cuando hablo de cercanía no me refiero a una proximidad meramente física, ni tampoco emocional. Es un sentimiento de responsabilidad de preocupación por esa persona. Con el fin de desarrollar esa cercanía es necesario reflexionar sobre las virtudes implícitas de una alegría por el bienestar del otro.   
              Siempre deberíamos ver la paz mental y la felicidad que se deriva de ello, al mismo tiempo que reconocemos las cercanías que provienen del egoísmo y observemos como ésta nos conduce a actuar de un modo complaciente, y cómo nuestra situación actual se basa en la explotación de aquellos que son menos afortunados.
            Con el valor de la compasión reafirmamos y perfeccionamos otros valores como generosidad y servicio, por poner a disposición de los demás aquello que se negaron a ver. También de esa forma participamos con sencillez, puesto que no hacemos distinción entre las personas a las que ayudamos, por tomar en nuestras manos sus problemas haciéndolos  propios, ya que al ponerlos en el lugar de otros, descubrimos el valor de la ayuda desinteresada.
             La verdadera compasión transforma el sentimiento en acción y va de la mano para acompañar el dolor. Por lo tanto significa comprender el problema del que está a nuestro lado y ponernos en su lugar. ¿Es lícito que si alguien nos defraudó volvamos a confiar en él? Plantear venganza nos estanca espiritualmente. La compasión también nos reclama que elijamos bien nuestras ideas y lo que hagamos no contamine con críticas destructivas.
            En lugar de reconocer las diferencias que tenemos con los demás, tratemos de reconocer las cosas que tenemos en común. Al final de cuentas todos necesitamos de la ayuda de nuestros semejantes, aunque no queramos reconocerlo.
            El punto final de la práctica de la compasión está sencillamente en aliviar el sufrimiento de aquella persona que apreciamos y conocemos, tratando que su estado no llegue a comprometerlo y haciendo que reflexione aunque sea tarde.

 Meditación: La sociedad está plagada de fuerzas que impiden al ser humano lograr su anhelo más esencial: ser feliz.

martes, 25 de noviembre de 2014

¿Tanto nos cuesta decidir?

            ¿Por qué siempre tenemos miedo a decidir entre varias alternativas?; es posible que temamos equivocarnos o cometer errores. Pero los errores son simplemente datos que nos proporcionan información sobre hasta qué punto nuestras predicciones fueron atinadas. Debemos comenzar por darnos oportunidades a esa “nueva idea” y así empezar a trabajar en la expansión de nuestra conciencia y poco a poco veremos cómo se van abriendo las puertas al mundo que nos rodea. Puesto que con respeto y cautela nada es absolutamente imposible.
            ¿Cuántas veces pensamos que las indecisiones son unos de los males más comunes de nuestra sociedad. Es verdad que existen personas que están indecisas entre dos amores que le aportan cosas diferentes y, realmente no se atreven a escoger. Esto es  miedo a decidir, uno de los males más comunes, que actualmente nos afectan, sobre todo cuando no estamos en forma a nivel emocional.
            Para lograr una decisión pensada es importante conocer y entender el escenario o problema que nos afecte. Debemos comprender y analizar las consecuencias de las distintas decisiones que podamos tomar, porque una buena o incorrecta resolución tendrá seguramente resultados positivos o negativos para nosotros.         
            Cuando nos cuesta mucho decidir, es cuando vemos la situación como insoportable, por eso no tomar la decisión acertada tras haber invertido tanto esfuerzo y tanto tiempo pensando en cuál era la mejor elección, nos vemos abocados a una situación  de desesperación. La solución para los indecisos pasa por darse cuenta de que ninguno de los fallos puede llegar a ser terribles; puede ser un poco malo, pero nada más. Es decir, cuando fallamos, también podemos intentar de ser felices. En la cultura de hoy, donde la búsqueda del placer parece ser lo más importante ya que  lo único movilizador en nuestro interior, es el deseo, el querer o el tener ganas para iniciar algún cambio conductual.
            Tomar decisiones acertadas es la mejor forma de evitar problemas. Una forma de saber si la decisión que hemos tomado es la correcta, es examinar las consecuencias de nuestra decisión. Sinceramente es difícil encontrar la pócima que nos haga infalibles a la hora de decidir, aunque creo que no debamos realizar ningún acto sin antes meditarlo.
            Todos queremos creer y todos queremos sentir, cosa que nos suele pasar con el amor, puesto que esa es una decisión que nos llega con el tiempo, con palabras, frases que emocionan y, un día creemos tener la edad suficiente para salir a su encuentro y emprender la aventura a su búsqueda, y a los miedos de otros corazones rotos. En estos casos las diferencias, nunca son entendidas, ni bien recibidas cuando empiezan a conmovernos de que todo aquello era un mito, de que no existía y, que eso que estábamos buscando no era verdad ni jamás hubo existido.
             Pero cuando las emociones descienden a nuestro nivel, necesariamente sólo nos queda la auténtica verdad, aunque pocos son los que se atreven a quedarse con ellas.  Es entonces cuando muchos pueden dar testimonio de veracidad de que aquello, nunca existió. Nadie es perfecto y tú no eres la excepción, puede ser que te equivoques pero la mejor parte de esto es que siempre puedes regresar y volver a tomar una decisión en base a tus nuevas experiencias. Por tanto esas decisiones para una inmensa mayoría, solo es entrar en el mundo de la utopía, la ilusión y los mitos.

 Meditación: Cuando tengas que decidir con el corazón, es mejor que decidas con la cabeza.

sábado, 22 de noviembre de 2014

La paz interior.

           Es difícil encontrar ese estado de paz interior, por el cual a través de él, nos hace sentirnos en una situación de bienestar interior. Ante esto, deberíamos meditar y contemplar que la felicidad nada tiene que ver con los deseos de dejar lo que cada uno es, sino por el contrario preocuparse solo de ser auténticamente uno mismo.
           La reflexión y la meditación nos llevarán a esa nueva perspectiva. Así nos daremos cuenta de que nuestros conflictos internos no son eternos, y entonces, aquella energía que alimentó antes nuestra desgastadora batalla puede ser utilizada para vivir y obrar positivamente.
            De esta manera nos hacemos responsables e irremediablemente acreedores de nuestra felicidad, y de cómo nos irá en nuestra vida. Los conflictos y apuros de nuestra vida cotidiana que continuamente “cargamos”, nos hacen sentirnos cansados, fragmentando nuestras energías, y haciendo que no encontremos una base firme para nuestro bienestar.  La paz interior es esa base sencilla, porque ella engendra energía y aumenta nuestra capacidad física y espiritual, a través de la cual descubrimos esa calma interior, y el empleo efectivo de esa fuerza que nos hará que tengamos menos probabilidades de derrochar recursos vitales en preocupaciones, lamentos, culpas y estupideces.
            Todo esto nos abre los ojos, y finalmente nos cuestionamos que pocas cosas existen más deseables en esta vida que el deseo de ser feliz. Si nos dijeran que podemos hacerlo realidad en un solo sueño, ninguno sería más apropiado que el deseo de ser feliz.
             En este recorrido, a través de la meditación y la reflexión, las cuales, son dos herramientas definitivas, proporcionándonos excelentes formas para desarrollar nuestra conciencia y el entendimiento en todas las áreas de nuestra vida, para alcanzar la paz interior y para conservarla. Todo nos ayudará a trasladar nuestra atención al momento presente y a ejercer controles sobre nuestra mente, apartándonos de las ansiedades y de las actitudes defensivas que no nos permiten alcanzar un bienestar espiritual.
             En la vida real, “la de todos los días” y a pesar de nuestras quejas, las cosas difícilmente salen exactamente como deseamos y cuando se asemejan a eso, no ocurre en los plazos que habíamos imaginado. Lo cierto es que, en el mundo de lo cotidiano siempre encontraremos dificultades, obstáculos y limitaciones para hacer realidad nuestros sueños, teniendo a veces que elegir cada vez más conscientemente entre varias actitudes.
              Una de las cosas digna de meditar son las renuncias; esas son las “renuncias a los apegos”. Las cosas materiales han de ser puestas en su debido lugar. Están ahí para ser usadas, desde luego. Están para usarlas. Pero cuando han rebasado su utilidad, debemos estar prestos a renunciar a ellas, o quizás pasarlas a alguien que las necesite. Cualquier cosa a la cual no puedas renunciar cuando has rebasado su utilidad, te posee; y en esta era materialista muchos de nosotros estamos atrapados por nuestras posesiones. De esta forma nunca llegaremos a ser libre, ni a encontrar esa paz interior.
 
Meditación: Uno no hace amigos: los reconoce a medida que los va encontrando.

 

miércoles, 19 de noviembre de 2014

¿Por qué siempre fallamos?

           Cuando comenzamos cualquiera relación, por supuesto pensamos que todo nos irá bien. Al menos ese es el propósito con la cual la emprendemos. Pero ¿qué nos sucede?  Es que no la hemos elaborado bien, o quizás sea el miedo, considerando éste como la antesala de ese acabado que deseamos. Dominar esta situación nos hará visualizar mejor el objetivo y pensar en un finalizado perfecto. Generalmente las gente que no aspira a tener finales felices, suelen quedarse a medias, puesto que la vida misma les pondrá algún fallo, que les hará que no consigan ese acabado que sueñan.
            Cuantas veces sin tener nada, lo intentamos todo y sin esperar nada seguimos teniendo esperanza. En ocasiones nos damos cuenta de que hemos vaciado nuestra vida por estar con nuestra pareja y a pesar de todo podemos sentirnos mal por ese motivo, puesto que si la pareja se rompe, todo puede ser negativo para nuestros sentimientos.
            Compartimos toda la vida con la misma persona, estando siempre acompañados y lógicamente las relaciones han de ser mucho más amplias, pero a pesar de enriquecer todos esos aspectos no son puramente necesarios para una verdadera relación de pareja.
            Tengamos presente que siempre es fundamental perdonar esos fallos sin ningún tipo de dudas, así podremos ponernos de nuevo en marcha para llegar a buen puerto. El perdonar conlleva la confianza en las personas, consiguiendo ayudarnos el uno al otro, a pesar de reconocer que es una tarea complicada el volver a recuperar la confianza.
            No es nada nuevo que aceptar nuestra pareja tal cual es, con sus defectos y sus virtudes, no es nada fácil. Es posible que tanto uno como otro tengan comportamientos que no sean de nuestro agrado. Comprendo que tenemos todo el derecho a pedirle que cambie, pero si nos empeñamos en que debe cambiar de inmediato, puede que no sea admisible dicha actitud, debido a que consigamos empeorar más la situación.
           Pocas son las parejas que deciden cambiar si de alguna manera se les exige que lo hagan, a la larga todo se convierte en reproches y sobre todo en malos entendidos. Lo más habitual es que esos fallos, consigan llegar a un enfado, estableciéndose entre ambos un comportamiento que al final lo conseguido es llegar a un estado de tensión al no aceptar las diferencias. Es decir podemos aceptar a nuestra pareja aunque fallemos en algunos de nuestros comportamientos, pero no establecer relaciones de dependencia, sólo así llegaremos a conseguir vidas de independencia y egoísmos.
          También ocurre habitualmente que la pareja termina viviendo en la monotonía y lógicamente se va perdiendo la ilusión. Lo bonito de la vida en pareja es que si los dos quieren, no tienen por qué caer en el aburrimiento. Mantener esa ilusión es un "trabajo" que lo único que requiere es pensar en que la pareja merece la pena cuidarla y que como cualquier cosa que nos guste cuidar, la mimaremos y trataremos con cariño. Todo lo que no se cuida, se estropea, y la pareja no es diferente.
          Es posible que no consigamos controlar nuestras emociones o sentimientos, aunque siempre somos libres de elegir la forma de evitar esas discordias, y para ello solo tenemos que decidir qué tipo de relaciones y que persona exigimos tener a nuestro lado para evitar esos fallos.

 Meditación: Plantearse los menos problemas posibles es la única manera de resolverlos.

domingo, 16 de noviembre de 2014

Tener lo necesario.

            La lógica nos dice que para dar algo es necesario tenerlo, cuando tenemos ese algo, significa que lo hemos sembrado y estamos ante la posibilidad de tener más de lo que sembramos. Aprender a vivir con menos, es esa lección de vida que escuchamos en boca de todos los maestros espirituales, que vuelve hacia nosotros, pero esta vez de la mano de los economistas, los ministros, o los propios jefes de gobiernos.
             Acumular para tener más, es un sinsentido que no proporciona la felicidad, no valora las cosas en su justa medida y  siempre nos permitirá desapegarnos de ellas. A veces, muchas personas esperan recibir lo que no han sembrado. Si hemos sido respetuosos, ¿esperaríamos recibir respeto? La verdad es que es muy probable.
             Desde niños, hemos aprendido a valorar nuestros útiles, nuestra ropa y nuestras cosas. Nos han enseñado a conservar, a cuidar, a no destruir, y hacer lo posible para tener más y más. Sería tan difícil cuestionar esa pauta… Y, sin embargo, quizás haya algo que sí podamos hacer: podemos agregar dos matices que, sin violar la esencia de lo cultural, que nos permita explorar la capacidad de desprendernos de algo de lo que tenemos. Me refiero al aprendizaje del sentido de compartir y al descubrimiento del sentido de ayudar desinteresadamente.
             A todo eso se le llama solidaridad, pero la pregunta es: ¿hacemos uso de ella? El solo acto de dar, o ayudar no es lo más difícil. El problema empieza a existir cuando se nos presenta el dilema de ayudar sin recibir nada a cambio, es decir, ayudar sin que nadie se entere. A la hora de realizar esta elección, es clave considerar el talante personal, la capacidad intelectual, pues no todos estamos hechos para lo mismo, sino que cada cual tiene una forma de ser y aunque no lo creamos una tarea de como realizar las cosas en este mundo en que vivimos.
             Aceptar a las personas, es la mejor vía para poder desarrollar positivamente cualquier situación de  nuestra vida. Es necesario aprender a aceptarla y a  sus diferentes formas de ser. Aprender a reconocer lo que es nuestra vida hoy, y  aceptar nuestro trabajo, aceptar a nuestros amigos, nuestro hogar, nuestros bienes materiales, nuestra salud, nuestros pensamientos, nuestros errores, nuestras victorias; en fin debemos aceptarnos como somos, aprender a amarnos más fácilmente sin rencores y aprender a olvidar, siendo desprendidos, de esta manera podemos más fácilmente colaborar con nuestro propio crecimiento debido a que mientras más nos conozcamos a nosotros mismos es directa la conexión que podemos hacer con nuestras propias fuentes y con nuestros propios deseos. Siempre será una forma de encontrar la felicidad.
            Sea una u otra la suerte que nos ha tocado en la vida, siempre existe el juego de las circunstancias y el trabajo personal, que, sumado, pueden permitirnos que, de una familia de alto poder adquisitivo, surja un artista revolucionario o un bohemio poeta y que, de un ámbito carente, surja un escritor afamado o un científico benefactor de la humanidad.
             En la vida cotidiana, estas heroicidades no son frecuentes, pero existen. Por eso, seguir el dictado de nuestro corazón, atreviéndonos a soltar algo de lo que tenemos, nos puede llevar a la verdadera realización personal.

            Meditación: Cuando tratamos de descubrir lo mejor que hay en los demás, descubrimos lo mejor de nosotros mismos.