sábado, 29 de agosto de 2015

Vivir con media vida.

            Podría ser distinto, pero a veces no puedo comprender que nos pasa. ¿Por qué somos así? Es quizás un castigo divino. Dicen las religiones que cuando Dios terminó de construir el mundo, “vio que aquello era bueno y quedó satisfecho”, pero qué pensaría hoy. Lo destruiría todo. Creo que no se sería necesario, desgraciadamente nosotros nos estamos encargando de hacerlo. Hemos vivido un verano lleno de felicidad, con las playas abarrotadas de gente, hoteles y residencias llenos al completo, sin embargo otros caminan por tierras y caminos hostiles sin saber su destino. Solo les preocupa huir de la muerte, sin darse cuenta que están caminando hacia ella.
            Eso me hace al levantarme, encontrarme en un estado de incertidumbre tal, que una tristeza, un desánimo, y un pesimismo me embarga por completo. Leo la prensa, acudo a Internet, escucho los informativos, todo hace que me encuentre en un estado de abatimiento, que termino pensando que el mundo tal como está no tiene sentido. ¡Esto no puede terminar bien! Quien tenga la costumbre de seguir estos pequeños artículos, verán que siempre van encaminados hacia tres pilares fundamentales: El amor, la felicidad y la amistad. Pero cuantas veces me pregunto: ¡Dios mío! Esto: ¿Dónde está? ¿Dónde puedo llegar a encontrarlo?
           Comprendo que hay quien pueda superar todas estas circunstancias, pero yo no puedo superarlo, se apodera de mí tal estado de depresión que hay día que me encuentro abatido y derrumbado por completo. Y siempre acompañado ante tal estado, con la triste desgracia con que la Providencia me ha puesto por delante, esto es: “tener que vivir con media vida”. Si algunos han leídos algunos de mis artículos, sabrán por qué lo digo.
            En realidad la vida resulta bastante diferente a como la soñamos. Ésta, pensándolo bien no es una “autopista” lisa y recta, sino un camino roto y sinuoso, en el que todos inevitablemente tarde o temprano nos encontraremos con problemas similares que nos aparecerán para fortalecer nuestra convicción y enriquecimiento, siendo inevitable que continuamente nos sintamos deprimidos. Es cierto que a través de nuestra existencia padecemos conflictos laborales, sufrimientos de pérdida de algún ser querido o alguna ruptura afectiva.
            Estas inseguridades nos pueden hacer perder oportunidades en nuestra vida personal y también en la sentimental, llevándonos a un estado, ante el cual, no podemos predecir, que futuro nos espera. Cuando emprendemos un proyecto sin meditar antes los pros y los contras, ni planificar, es posible que nos aparezcan las dudas y las preocupaciones. Nos hemos acostumbrado a soportar esa presión en la que nos vemos envueltos inevitablemente. Pero pensemos siempre, que esa situación nos aleja de nuestra paz interior y al mismo tiempo nos impide relacionarnos de forma abierta y receptiva con todo lo que nos rodea. Al hombre se le puede arrebatar todo, salvo una cosa: “su libertad humana”, es decir;  la elección de esa actitud personal con la cual debemos adoptar frente al destino, para decidir nuestro propio camino.
              Comprendo que es una situación delicada, sobre todo para el que lo padece, debido a que a veces resulta difícil aparcar esa angustia, la cual genera en mi vida tal incertidumbre, que en muchos momentos, no sé qué pensar, ni cómo debo actuar, ante este desbarajuste universal.

 Meditación: Hay heridas que nunca se ven en el cuerpo, pero son más profundas y dolorosas que cualquier atisbo de sangre.

 

martes, 25 de agosto de 2015

Buscar las formas.

           No es nada fácil emprender cualquier acción, siempre los comienzos son duros al iniciarlos, solo tenemos que proponernos trabajar con nuestras posibilidades,  activando nuestras vertientes afectivas y así conseguiremos nuestros objetivos. Si no somos capaces de ver todo lo bello que la vida nos regala gratuitamente y nos pasamos la mayor parte del tiempo lamentándonos no seremos capaces de conseguir lo que nos proponemos; ¿es quizás que estemos dormidos?
              Muchos me dirán “que es materialmente imposible” Sin duda será un proceso largo y difícil, Pero cuando  reordenamos nuestra vida y deseamos nuestro futuro, ¿qué tipo de situación queremos vivir? Después de todo, se trata de nosotros y de cómo podemos ser realmente felices. Date la oportunidad de buscar las formas más correctas posibles y no nos encerremos en que no seremos capaces. Piensa siempre que la constancia, la tenacidad y el deseo de conseguirlo, es lo que te hará que triunfes.
             A veces debemos “sentir más que razonar”, es decir: convertirnos en seres capaces de integrar a la vez la emoción con la razón. Ambas situaciones mezcladas de forma conjuntas, puede que nos permitan elaborar un mapa de nosotros mismos y de nuestras capacidades, para conseguir aquello que a simple vista nos parece imposible.
             Ya el solo hecho de vivir supone integrar el sufrimiento en todo lo que nos proponemos realizar, pero tengamos en cuenta como integramos la alegría y el amor que podemos poner al intentar conseguirlo buscando las formas. Reconozco que todo conlleva el llamado “sufrimiento inevitable” al gestionar los retos que nos depara la vida. Aprender a buscar esas formas por convicción es un gran logro, y al mismo tiempo una forma de cuestionar nuestra libertad interior a través de nuestras acciones personales. Cuando hacemos algo por recomendación de otro, y no analizamos el beneficio interior, nos convertimos en robots de acción, luchando por lograr lo que otros nos dicen. No suele ser la forma más correcta de buscar “las formas de actuar” Las decisiones son una parte esencial de la vida, tanto en un tema como en otro. Siempre debemos ser responsables de decidir, de tomar una opción determinada antes cualquier situación.
            Todos sufrimos, o si no, sufrimos pérdidas a veces familiares. Aceptarlo así nos ayudará a gestionar los momentos de dolor, y también a gestionar los momentos de compartirlo con los seres que amamos y sobre todo a vivirlos con conciencia.
             Muchas veces la misma religión nos aplica “leyes de vida”, pero sin analizarlas, la tomamos como leyes a realizar. Si, es cierto, muchos consejos religiosos son consejos que ayudan a nuestro interior, pero cuando las creemos sin analizarlas, nos pueden hacer mucho daño, puesto que las llevamos a cabo desde un plano mental, omitiendo la reflexión personal y sobre todo nuestro beneficio interior.
             Aprendamos siempre de nosotros mismos, a buscar nuestras formas de “caminar”, a tener nuestros propios pensamientos y dejar las culpas provocadas por aquellos acontecimientos que nos hicieron infelices. Dediquémonos a crear nuestras formas de afrontar nuestros problemas, pensando que tenemos toda una vida para aprender, toda una vida para equivocarnos y toda una vida para rectificar.

 Meditación: Cuando dices que es difícil, significa que no eres lo suficientemente fuerte como para luchar por ello.
 

sábado, 22 de agosto de 2015

La dificultad de conseguirlos.

            Podría empezar así: ¿Por qué nos gustan los besos? Los labios humanos contienen una capa muy delgada de piel y son una de las partes del cuerpo más densamente pobladas con neuronas sensoriales. Sé que muchos me tacharían de cursilería, pero es cierto que saber besar, aunque no lo creáis, es realmente difícil. Es una de las cosas más importante entre una pareja. En verdad, tiene “su proceso” ¡Cuántos momentos se han destruidos, por el simple hecho de no saber besar! Es posible que lo tomen como una estupidez, pero se ha desarrollado una ciencia que se dedica solo y exclusivamente a saber besar y es llamada Filematología.
            En realidad el beso es un gesto simple y sencillo, pero debemos reconocer que muy poderoso al mismo tiempo. En el preciso instante que lo realizamos, no hay acto más importante que su perfecta consumación, llevada de la manera que representan las “pequeñas cosas”. Aunque aparentemente carezca de importancia, los besos dejan huellas, siempre que se den con sinceridad, pero sobretodo con alta dosis de pasión.
            Si pudiéramos ceñirnos por supuesto, de forma hipotética a los labios que ilustran, este pequeño artículo, veréis que no están pintados, son sencillos, están relajados. Quizás dormidos. Por su piel no parecen jóvenes. Pues, si sólo se acercasen otros labios, aunque si se tocaran a través de un simple roce, provocaría una reacción por medio de una revuelta hormonal que alteraría el estado de tranquilidad que aparentan. Aunque nos parezca mentira los labios están compuestos por numerosos nervios sensitivos muy activos que informan de la llegada de un gesto de cariño. El simple hecho de dar un beso representa una conducta misteriosa cargada de simbología, mediante la cual expresamos muchas cosas, como, por ejemplo, respeto, amor, afectividad, sentimiento, etc.  En las parejas y en las personas que se tienen mutuo afecto, todo ello, cumple un papel extremadamente significativo. Cuando es sincero, el beso tiene un valor comunicativo de gran intensidad.
             Y hablando de sinceridad, nos podíamos preguntar refiriéndome de forma hipotética, a esos mismos  labios que ilustra este artículo lo siguiente: ¿cuántos besos habrán efectuados? Es posible que muchos; pero eso, ¿qué importancia puede tener? Lo verdaderamente importante es: ¿cuántos habrán prometido, y nunca llegaron a realizarse? Cientos, miles, millones, o quizás más. Hoy es muy frecuente terminar cualquier escrito o mensaje diciendo: besos, miles de besos, etc.
              Aunque nos parezca raro, inverosímil o como queráis llamarlo, actualmente existen tantas formas de besar, como formas de amar. Sí, sé que os parecerá raro, pero  todo es debido a que el beso es el modo de expresar sin palabras los más profundos sentimientos o los más exigentes deseos. Aunque nadie sabe cómo ni por qué las personas comenzaron a besarse, es cierto que a muchas les pueden afectar profundamente, pues como decía anteriormente un beso siempre deja “huella” en nuestro estado emocional con respecto a la otra persona, sobre todo si deseamos besarla.
              Si preguntáramos si sabemos besar, todos diríamos que sí; sin ninguna duda, pero desearía hacerles saber que el beso no es solo la unión de los labios a través de la boca. El beso comienza dentro de nuestro ser, el cual se transmite a través de nuestro cuerpo, culminando con la unión de nuestro labios, llegando a un éxtasis durante el tiempo que sea necesarios. Por eso desearía recomendar que besar con los ojos abiertos, no es besar.

 Meditación: Hay cosas que solo pueden decirse besando... A veces las cosas más profundas, quizá no salgan del alma, si no con la pasión de un beso.

miércoles, 19 de agosto de 2015

Alguien que te escuche.

             Cuando atravesamos momentos complicados, procuramos buscar recursos para salir adelante, ya sean en uno mismo o en situaciones que puedan ayudarnos en esos momentos para poder superar las dificultades que se nos presentan: ya sean en la pareja, en los padres, en las amistades, o simplemente en la gente que puedan ayudarnos
            Cuando alguien te escucha realmente sin juzgarte, sin tratar de responsabilizarte de ti ni querer cambiarte, sientes algo maravilloso. Cuando nos prestan atención, nos escuchan, somos capaces de percibir el mundo de una manera nueva y seguir adelante.
             Resulta sorprenderte ver que algo que parecía no tener solución, la tiene cuando hay alguien que nos escucha. Y así, todas las cosas que parecían irremediables se convierten en un río que discurre prácticamente sin trabas por solo el hecho de que alguien se ha dignado escuchar tus palabras.
             Siempre andamos buscando a esa persona que nos enseñe un nuevo sueño puesto que la vida nos cansa de ver tanto desastre. Alguien que nos haga ver una realidad distinta, un sueño seguro, cálido, duradero, de los de toda la vida. Si, son sueños de esperanza, en el que al recostarme, pienso que todos podemos ser felices.
           Toda la vida ando buscando ese lugar, que no existe en los mapas. Mi equipaje no es muy cargado, solo la palabra, la lectura y la poca, y triste experiencia que la vida me ha puesto por delante. No creo que necesite más para ese viaje a un destino tan lejano o quizás tan cercano: ¡quién sabe!
           Todas las relaciones son fundamentales, no somos individuos que hayamos nacido para vivir aislados. Todas las relaciones nos afectan, en lo positivo y lo negativo, por eso es importante cuidar las amistades, para dar y recibir lo mejor de ellas.
           Deberíamos a aprender a remendar los “rotos” que la vida nos produce. A pegar esos trocitos de sueño olvidados por el tiempo. Inventar algo nuevo, encontrar algo distinto, alguien que me escuche a buscar la paz en la tormenta de esta vida, para poder ver algo de tranquilidad, ante tanta incertidumbre. Por decirlo de otra manera: encontrar la fuerza dentro del miedo.
           Creo que en realidad nos cuesta reconocer que estamos mal. Siempre que nos pregunta ¿Cómo estás?, todos respondemos; “Bien, vamos tirando”, aunque puede que generalmente no es así. Ponemos una barrera ante nuestras emociones y silenciamos. Para salir adelante, es importante responsabilizarnos de nosotros mismos, cuidarnos y cuidar las relaciones con los demás. Tenemos que mirarnos para ver en cada momento como vamos, que estamos haciendo y cómo podemos mejorar nuestra situación ante nosotros mismos y antes los demás  Para eso, es de vital importancia encontrar a esa persona que nos escuche y nos comprenda,  que nos haga ver la fortaleza en medio de esa debilidad que nos embarga y el brillo en esa oscuridad, donde nunca lo vemos.

 Meditación: Lo importante no es escuchar lo que se dice, sino averiguar lo que se piensa.

 

sábado, 15 de agosto de 2015

Las cicatrices del amor.

             El amor es algo valioso y único en nuestras vidas, aunque suelen haber personas que juegan con él, solo por satisfacer sus deseos personales. Que pase por distintas fases es lógico, pero el resultado de una relación duradera depende únicamente de lo que ambos decidan hacer con él.
           Hay expertos que coinciden en que mantener vivo el amor es cosa de dos. Si algo se “tuerce” nunca volverá a ser como el principio, puesto que el romanticismo de los primeros tiempos no solo es inviable, sino insostenible, desde el punto de vista fisiológico.
           Comprendo que no es igual, pero puede ser mejor. Sencillamente es distinto, por lo que no puede ser medible ni comparable. Puede incluso, ser mejor desde el punto de vista tanto emocional como cómplice erótico. Vendrán malos tiempos, y uno de los dos, o los dos, deseará dejarlo, porque el deterioro progresivo de la convivencia es la prueba más dura a la que un ser humano puede someterse. Por eso, el diálogo, la mutua comprensión y el apoyo pueden lograr que la relación prospere. Aunque al principio, se cometen equivocaciones, debido a no “ver” el trasfondo con exactitud. 
            Las expresiones del rostro nos indican lo que la persona ha vivido hasta ese momento y sobre todo, cómo lo ha vivido; por eso, es importante acostumbrarse a esas finas marcas en la piel que se van instalando en nuestro rostro y que sólo son reflejo de nuestra vida. La vida es cambio, ésa es nuestra auténtica realidad. Basta mirar unas fotos de nuestros hijos de diferentes épocas para poder evidenciar esa verdad irrevocable. Uno de los pilares de esa construcción es atreverse a mostrarnos indefensos  sin poses y sin caretas. Con honestidad. Y permitirle al otro que nos conozca.
             Pero no todos lo asumimos así y hay gentes que hacen todo lo posible para borrar de su rostro las “huellas” del paso del tiempo, aunque no olvidemos que la auténtica belleza es interior, y no por ello, ni tal vez porque nuestra sociedad no interiorice, pueda profundizar en nuestra verdad. La preocupación por el envejecimiento es tema de intranquilidad para muchos de nosotros. Sin embargo, hay que tener claro que las arrugas no siempre reflejan nuestra edad real. De hecho, en algunas ocasiones puede haber un desfase notorio entre la edad y los signos de envejecimiento.
             Hay una diferencia enorme entre dejar huella o dejar cicatrices. Las cicatrices son señales de daño, de dolor, de heridas abiertas, de emociones que necesitamos limpiar y tratar. Las huellas son sencillas marcas que no elegimos tener y que nos recuerdan un tiempo que pasa y no se podemos evitar.
             Infidelidad y celos son circunstancias tan antiguas como el propio amor, que terminan carcomiendo los cimientos de la pareja, bien sea por motivos fundados o infundados. Y en tiempos de crisis, no podían faltar los problemas económicos.
             El amor es como la energía, ni se crea ni se destruye… Únicamente se transforma. Porque nosotros vamos cambiando y es cuando el factor tiempo entra en juego. Solo la verdad y la sensación de libertad de quien eres, puedes ofrecerle al otro, tu verdadero ser, para construir una relación de pareja con justa reciprocidad.

 Meditación: El amor es un camino que de repente aparece, y de tanto caminarlo se te pierde.
 

martes, 11 de agosto de 2015

La felicidad como meta.

          Cuando vivimos en una sociedad la cual parece que va destinada al desastre; cuando vemos que todo a nuestro alrededor se derrumba, cuando la negatividad ocupa nuestra vida y no encontramos salida. Cómo es posible pensar en la felicidad como meta
           Aunque todos queremos ser felices. De eso no hay duda. Pero, ¿cómo hacer para que brote en nuestro interior? Son muy pocas las personas que se plantean firmemente serlo como un objetivo real en la vida. Por supuesto, no es nada fácil. Sobre todo en estos momentos en que las palabras crisis, paro, recesión aparecen una y otra vez en los medios de comunicación, parece extraño que, una persona hoy por hoy, pueda ser feliz.
             Aunque a veces es cierto comprobar que, con muy poco nos conformamos. Dos son los elementos que debemos señalar como primordiales para encontrar ese estado de felicidad que tanto añoramos. Estos son la familia y los amigos; y es que las relaciones sociales son los elementos fundamentales para conseguir ese estado de bienestar. 
             Hay quienes entienden que son los sentimientos lo que generan ciertos estímulos externos, para alcanzar una determinada posición social, conseguir un puesto de trabajo, etc. Todo vendría a ser como el resultado de sumar todos los elementos de placer. Pero cuántas veces el objetivo no está en hallar, sino en  dejar atrás algunas cosas, puesto que la mayoría de las veces los problemas surgen de nuestra manera de enfrentarnos a ellos, no de los hechos en realidad.
              Por otro lado están los que la consiguen como una disponibilidad de la mente. En mayor o en menos medida, todos sufrimos bloqueos emocionales. El simple hecho de vivir nos lleva a experimentar situaciones que si en el día a día hacen brotar en nosotros emociones, y si no somos capaces de gestionarlas mentalmente, posiblemente nos conducirá a la imposibilidad de realizar un proceso de desarrollo personal incluyendo el de ser plenamente feliz.
             Todos conocemos el que dijo que “el ser humano es él y sus circunstancias”. Pero realmente no es así cuando se abren los ojos. Las circunstancias no hacen al ser humano, por lo menos no en su totalidad. A estas alturas el progresivo acercamiento del hombre hacia la felicidad, ya muchos nos hemos dado cuenta de que lo que puede influir en nosotros no son tanto las circunstancias sino como nosotros las vivimos y como la procesamos.
             Tengamos en cuenta que nos formamos de una realidad energética, en la que nuestras experiencias son un reflejo de nosotros mismos. Por tanto si no te gusta cómo eres y te aborreces, tampoco te gustarán los demás y a ellos difícilmente les gustará tú.
              Es obvio y fácil de entender que es primordial, sentirse bien con uno mismo. Ello te hará pensar y hablar positivamente de ti mismo, ser optimista centrándote en las soluciones y no en los problemas que nos rodean, para sentirnos satisfechos y celebrar lo que hacemos, con el consentimiento de que lo vamos a hacer bien.
               Cualquiera puede encontrar motivos para ser feliz y dichoso, como para ser desgraciado. Sólo está en saber elegir correctamente el tipo de pensamiento que te ocupe tu bienestar. Esto es por tanto, una decisión personal, que consiste en sentirla cada día, aprovechando y disfrutando al máximo simplemente lo que tienes.

            Meditación: Sonríe cuando estés triste porque más vale una triste sonrisa que la tristeza de no volver a sonreír.

viernes, 7 de agosto de 2015

Aprender a vivir el presente II.

            Vivir el presente a veces puede resultar complicado. La vida es ahora o nunca. Ayer ya pasó, nos guste o no lo que vivimos. De hecho, las principales dificultades aparecen cuando no nos podemos deshacer del pasado y le damos demasiada importancia, o cuando pensamos continuamente en un hipotético futuro, olvidándonos de la realidad. Nadie nos asegura que haya un mañana. Así es el presente, es el momento de perseguir los sueños, de amar a los seres queridos y de vivir con mayúscula.
            Ni el pasado ni el futuro existen. El pasado es la base sobre la que se construye la vida y solamente podemos hablar de él por la memoria. Del mismo modo el futuro todavía no ha irrumpido por lo que únicamente  la proyección imaginaria nos permite hablar de él. En este sentido, lo único real es el momento presente, donde realmente se encarnan todas nuestras vivencias.
             Si lo pensamos fríamente, el pasado es el que nos ha traído al momento presente en todos los sentidos. Cada experiencia vivida ha ido forjando nuestra personalidad. En el pasado tomamos decisiones sobre como seremos más adelante, algunas de ellas de forma inconsciente.
            La clave de todo está en la aceptación, la no resistencia. Algunas personas a veces nos hablan de “rendirse a la vida”, cuando en verdad se trata de no juzgar  lo que sucede como bueno o malo, sino simplemente aceptar que la vida sigue su curso y tratar de sacar siempre algo positivo de cualquier experiencia. A fin de cuenta el pasado, ya no existe más que en el recuerdo.
            Es frecuente que nos preocupamos de nuestra situación pasada. Y para ello, acudimos a eso de “Si hubiera hecho…”. “Si hubiera dicho…” En todos estos casos estamos usando nuestra mente hacia un futuro imaginario que de ninguna manera podemos asegurar que alguna vez se hubiera experimentado. Y por supuesto no hay manera de afrontar esa situación porque simplemente. ¡No existe!, no es más que una creación de nuestra mente.
           Pero quizás lo más peligroso de este juego, como decía anteriormente, es que muchas veces no somos conscientes de nuestras reacciones automáticas antes determinadas situaciones. Es importante tomar consciencia para poder modificar a tiempo aquellos comportamiento que nos alejan de lo que queremos conseguir o que simplemente nos hacen sentir mal.
            Las personas que incurren en estas prácticas, por lo general tienden a desarrollar y arrastrar sentimientos de culpas por el pasado, y sobretodo el miedo, la angustia y la ansiedad por el futuro.
            Como en casi en todo, esta forma de vivir el presente, está en la pasión por lo que hacemos y lo que queremos conseguir y sobre todo confianza en uno mismo y en la búsqueda de un entorno que nos ayude a conseguir lo queremos.
            Es importante no perder nunca la ilusión, las ganas de alcanzar nuestros sueños. Pero hay que dejar que la vida siga su curso sin valorar cada suceso como algo que se nos acerca o que nos aleja de nuestros objetivos. Si te acerca, sigues haciendo lo que realmente hace, Y se te alejas, descubrirás que el riesgo de vivir el presente vale la pena.

 Meditación: La vida se divide en tres tiempos: el presente, futuro y el pasado. De éstos, el presente es brevísimo; el futuro dudoso y el pasado, cierto.

lunes, 3 de agosto de 2015

Equivocarse es inevitable.

           En algún momento de nuestra vida, ya sea tarde o temprano, irremediablemente llega el momento de equivocarnos. Estamos constantemente decidiendo cómo actuar. Y las decisiones las tomamos por varios presentimientos. A veces movidos por una sed de éxitos. Otras veces nos detenemos por pereza, falta de apoyo o falta de esa energía que necesitamos para ver las cosas con mediana claridad.
           Las equivocaciones forman parte de nuestro proceso de aprendizaje. Nos acercamos cada vez más a la actuación adecuada conforme vamos aprendiendo de nuestras equivocaciones, pues nos van aportando la información necesaria para seguir la dirección correcta. Cada equivocación nos dice lo que necesitamos corregir.
             Lo único real son los resultados; convertirlos en un premio o castigarnos de forma emocional, es algo que solemos añadir por nuestra cuenta. Equivocarnos es normal, encontrarnos con situaciones inesperadas es algo inevitable. Lo que no debemos hacer es un drama de sufrimientos, que haga que todo lo realizado se nos convierta en un fracaso. Así las personas que tienen miedo a equivocaciones suelen tener problemas para aprender cosas nuevas o simplemente para cambiar a cualquier tipo de actitud.
             Pensemos siempre que una equivocación o un simple error no debe ser un camino de sufrimiento. Lo cierto es que cuando cometimos aquella equivocación hubiéramos sabido lo que sabemos después de cometerla, sería totalmente diferente. Por eso cuando realizamos una acción determinada, estamos haciendo lo que nos parece más razonable en ese momento, en base a la información que disponemos en ese preciso momento. Entonces: ¿por qué criticarnos o castigarnos pensando que deberíamos haber hecho otra cosa? No tiene sentido sentirse culpable por haber realizado lo que creímos mejor en ese momento.
              Siempre  las equivocaciones son también señales de advertencia que, si las tenemos en cuenta, pueden servirnos para evitar reincidir nuevamente. Si somos personas que nos negamos a admitir nuestras propias equivocaciones, jamás sacaremos nada bueno de ellas. Es cierto que cuando nos equivocamos, tenemos cierta tendencia a ignorar o culpar a otros. Asumir nuestros fallos e intentar sacar consecuencias positivas nos lleva a una visión más amplia de la realidad y nos dotará de nuevas experiencias para el futuro.
               Procuremos evitar poner siempre excusas o justificaciones pensando que somos inútiles o que no somos capaces de hacer bien las cosas. Cuando uno se equivoca es normal sentir cierta angustia o desconcierto, pero debemos evitar que esa ansiedad nos paralice o nos lleve a pensamientos negativos que al final dañen nuestra autoestima.
               Y sobre todo “rectificar” siempre que sea posible. No nos avergoncemos por hacerlo. No nos paralelicemos por pedir ayuda a tus amigos, etc. Lo ideal es no dejar de luchar por ese objetivo que nos propusimos, utilizando todas nuestras energías para conseguirlo. Al final, esto nos ayudará a madurar y aprender cada día algo más de las equivocaciones.

 Meditación: Muchos se equivocan con más frecuencia por demasiado listos que por demasiado buenos.