jueves, 21 de mayo de 2015

¿Qué te ha quitado la vida?

            Es realmente cierto que siempre hemos vivido al ritmo que la misma vida nos ha marcado, en el amplio sentido de la palabra. Nuestra existencia se ha ido desarrollando tal como se nos ha presentado, sin preocuparnos de que podría haber sido mejor, o quizás peor. Desde siempre las cosas ocurren cuando es el momento, es decir a su debido tiempo y el ser humano no ha tenido más remedio que aceptar o actuar con celeridad según nos fuera conveniente.
            A veces pueden surgirnos causas de interrupción y creemos que nuestra vida se detiene, ¡pero no! “ella” sigue adelante sin contemplaciones. Es cierto que a veces tenemos tramos de paz y sosiego, pero cuando nos surge la angustia de una interrupción, un corte entre una necesidad propia que por una u otra razón, no llegamos a satisfacer, es cuando reflexionamos, que nos han quitado un trozo de nuestra vida
            Siempre decimos: hagamos lo que nuestro corazón nos dicte, pero ¿cuántas veces hemos seguido el impulso de una emoción y luego nos hemos dado cuenta de que, en realidad, no queríamos aquello que nos llevó a ese impulso? Es verdad que tenemos integrados multitud de mecanismos para defendernos que desarrollamos a lo largo de nuestra vida. Sí, tenemos miedo, ya que tal vez en algún momento, no podamos expresar nuestros deseos con franqueza y confianza, o posiblemente no tengamos tiempo.
            De una forma u otra, lo cierto es que ir por la vida cargando siempre  y pensando en nuestro destino, es como tener que llevar siempre un pesado fardo a nuestras espaldas, que no nos deja ser del todo felices. El destino que la vida nos tiene reservado está “escrito” en un lugar cálido de nuestro interior. Cuantas veces la propia vida nos penaliza y nos vemos obligados a desatendernos de nosotros mismo, solo por miedo a lo que pasará.
           La vida es un camino a largo plazo, en la que tú eres maestro y alumno; unas veces te toca enseñar; pero pensemos que todos los días tenemos que aprender. Sí, aprender fue primero que enseñar. Aprender correctamente es crear condiciones para transmitir conocimiento nuevo. El que enseña aprende, y también, quien aprende enseña. Enseñar no existe sin aprender. Todos llevamos un pasajero sentado dentro de nosotros mismos y sólo de él depende que lleguemos al destino. ¿Cuándo alcanzamos la meta en el destino final: será difícil si le hemos seguido correctamente en nuestros actos, sino nos equivocamos, seremos desdichados y no encontremos la paz.  Es una frase corta pero realmente muy profunda y hermosa. Cuando estudiaba Psicología Experimental y en el apartado de los clásicos Aristóteles nos dice: “Sólo haciendo el bien se puede ser realmente feliz”
           A través de la vida, es posible que en momentos determinados tengamos la tendencia a buscar y esperar rápidos resultados concretos de nuestro trabajo interior. Pero con frecuencia se nos olvida que la vida es un pequeño proceso que pasa y que no hay nada estático. Y desgraciadamente a lo largo de toda ella, casi siempre se lleva lo que más queremos.

 Meditación: Es imposible hacer entrar en razón a los que han adoptado una opinión excesivamente ajustada a sus intereses.
 

martes, 19 de mayo de 2015

El poder de la amistad.

             Existe un dicho famoso que dice: ¡quién tiene un amigo tiene un tesoro¡ En fin, de esto, se ha dicho mucho y se pude interpretar de muchas maneras. No es mi intención dar ninguna lección de ética personal, pero sí intento comprender que la verdadera amistad, posee una fuerza curativa a través de sus relaciones afectivas que determinan múltiples beneficios, como puede ser: proteger el sentimiento de soledad, mejorar nuestro bienestar personal, etc.
             Aunque así lo expreso, he de reconocer que la amistad en general, es de una gran fragilidad, es decir; es como el jarrón que cae al suelo y volvemos a reconstruirlo. Por mucho que lo intentemos, ¡jamás será igual! Por eso quisiera añadir, que si buscamos la felicidad en el dinero, la juventud, etc. puede ser que no sea el camino correcto. Pero sí hay un factor que la relaciona directamente con la verdadera amistad. Puede ser que la base de la felicidad y el bienestar son lazos que nos unen a otras personas, puesto que en verdad somos seres sociales y en éste ámbito el poder de la amistad tiene un peso muy significativo.
            Cuando me expreso a la amistad, me dirijo a la amistad sincera y verdadera. A esa amistad que en determinado momento te pueda orientar, con confianza, sobre todo cuando nos hacen ver que nos conducimos por caminos equivocados. De esa amistad que cuando preguntas: ¿qué tal estás?, esperas una respuesta cordial que genera toda nuestra confianza. De la amistad que engrandece cualquier acción, sólo por el mero hecho de compartirla.    
           En la amistad, el ajuste entre sentimientos y pensamientos es algo muy importante y complicado. La amistad hay que cuidarla. Los amigos deben mantenerse en contacto, hablarse, escribirse, pasar ratos juntos. Si no, la amistad se marchita y muere. Hay quienes afirman que una verdadera amistad es incompatible con otras, relaciones. Aunque, es posible que ésta al mismo tiempo sea una sólida y enriquecedora base para el sostenimiento de unos nuevos vínculos. Así la amistad puede tener tantas formas como capacidad para dar lo mejor de nosotros mismos adaptándonos a las circunstancias.
            La amistad cumple una función de apoyo social ya que genera sentimientos de pertenencia y aceptación. Esto incrementa la percepción de apoyo social y sobre todo  de ajuste personal, lo que hace que incida de una manera efectiva a nuestras emociones.
            Estoy completamente de acuerdo con la afirmación de que en cualquier etapa de nuestra vida podemos encontrar grandes amigos, incluso los que llegan más tarde pueden convertirse en imprescindibles y no por eso tienen que venir por interés alguno.
            Al principio hablaba de lo frágil que es una amistad duradera; dicho de otra manera, la amistad debe pasar pruebas continuas, y superarlas no es fácil. A veces, el más mínimo desliz puede romperlo todo, aunque se lleven años de convivencia. Esa amistad que puede unirnos a otra persona, por grande que sea, sólo durará mientras la mente, es decir, lo que pensamos, esté de acuerdo con la mente o lo que piense la otra persona. Al más mínimo desacuerdo en la forma de pensar, la mente se perturba, y la amistad se quiebra, siendo difícil llegar a la reconstrucción.

            Meditación: Todos deseamos tener amigos, pero pocos se toman la molestia de ser uno.

domingo, 17 de mayo de 2015

¿Por qué no ser amable?

          Sí, ¿cuántas veces nos lo preguntamos? ¿Por qué no somos más amables con los demás? Es tan fácil. Bueno, quizás no, para algunos. La amabilidad es un arma sutil que nos contacta con lo mejor de nosotros mismos. Solo el hecho de escuchar con atención los sentimientos de aquello con los que tienes contactos cada día, ya es un acto de amabilidad. Puesto que la amabilidad requiere dejar tu zona de comodidad y admitir un sacrificio, intentando salir de la rutina y prestar ayuda a alguien, aun sabiendo que recibirás nada a cambio.
          Aunque pensándolo bien, nuestro ritmo de vida actual no se encuentra en estado  propicio para prodigarse en gestos amables con los vecinos, amigos, compañeros o desconocidos, pero comprendo que enfrentarse a los demás con cara de pocos amigos predispone a una comunicación difícil, dando malos resultados y provocando al mismo tiempo discusiones, porque la gente parece no tener tiempo para ser amable.
            Sin embargo, ser amable produce muy buenos beneficios, porque podemos lograr lo que queremos, hacer sentir bien a los demás y comunicarnos mejor; y además es un camino de ida y vuelta porque favorece el propio bienestar. Para poder ser amable genuinamente es importante cultivar la paciencia y no exigirle demasiado a los demás porque no sabemos lo que les puede estar pasando. Aunque nos parezca raro, el poder de la amabilidad se muestra siempre como una grandeza cuando podemos controlar nuestros impulsos.
            Cuando utilizamos el poder de la amabilidad, las puertas se nos abren, las gentes, nos sonríe, haciendo un mundo más agradable. Sin embargo no debemos confundir la amabilidad que nace del corazón y del reconocimiento al otro como a ti mismo, con el interés de obtener cosas a cambio. Consideremos que ser amable es tratar a las personas cordialmente, es así como sacar una sonrisa al que está desanimado y ver como un mal día, una persona con un acto de amabilidad te lo puede cambiar.
           A veces nos decimos: bueno, y para qué sirve ser amable, si nadie me lo reconoce. Sólo el ser amable, ya sirve para uno mismo. Para formarte como persona y obtener una buena actitud hacia la vida en general. Tengamos presente que amabilidad es una palabra dulce que anima, levanta, consuela y fortalece.  La amabilidad es afabilidad en la conducta, naturalidad en el obrar, paz en el semblante y benevolencia en la mirada. Ésta se comunica y trasmite de un solo corazón a los corazones de los demás.
          Cuando una persona es amable suele tener mejores relaciones interpersonales, pues tiene una actitud pacífica, muestra respeto por los demás, disfruta lo que hace, teniendo un gran dominio de las emociones.
          Para cultivar la amabilidad se necesita trabajar una serie de pensamientos positivos, como la alegría, el afecto, la confianza, seguridad y aceptación. Seguro que en tu día no faltarán oportunidades en que puedas ser amable con algún amigo, con alguien de tu trabajo o con alguien de la calle. No es necesario que le conozca personalmente; el hecho de ser amable no cuesta nada.

 Meditación: Intenta ver en cada persona lo mejor de ella. Seguro que lo encontrarás y te sorprenderás.

 

viernes, 15 de mayo de 2015

Nuestros sueños favoritos.


           A lo largo de nuestra vida ¿quién no ha soñado? Y ¿cuántos hemos deseado que ese sueño se hubiese hecho realidad? Es posible que hayamos vivido una fase que a través del sueño, estemos siempre pensando que algún día sea posible que se cumpla. En muchos momentos, recordar esas “imágenes” que nos han quedado de aquel sueño, sólo el recordarlas, nos hacen vivir unos momentos de placer que deseamos buscarle un sentido, diciéndonos; ¿por qué habré soñado esto, con el tiempo que hace que “viví” aquellos momentos? Sí, esos nos pasa con frecuencia, y de alguna manera lo percibimos en forma de enigma, produciéndonos a continuación un deseo de descifrar y desvelar cuanto antes el significado del mismo. 
           Ante el ambiente de crispación y hostilidad en que vivimos, deseamos alejarnos, de esos momentos, es decir: preferimos alejarnos con la mirada perdida y soñamos despiertos. ¿Quién no ha sentido algo así? Sin embargo, ¡Qué tremendo desengaño! Esta actitud suele llevarnos a un desconcierto aún mayor. Debido a que nuestra vida es tremendamente combativa y nos encontramos con enormes desperfectos y continuos desengaños, que nos hacen pensar, que nunca seremos capaces de hacerlos realidad. Sólo soñando “vemos” que pueden cumplirse. Soñando aprendí que unos de los mejores triunfos que uno puede tener en la vida, es llamar a alguien amigo.
           Decimos que los sueños son ilusión, pero la nostalgia nos hace ver que cuando soñamos lo que siempre hemos deseado, nos embarga una incomparable felicidad, no queriendo que nunca llegue el despertar. Al despertar a la viva realidad en mi vida, es cuando comprendo, que aquel sueño solo puedo ser una ilusión. Bueno, parece que el romanticismo me seduce, y me hace ver la identidad de las cosas “soñando”.
           A veces, muchos de esos sueños que experimentamos a través de nuestras vidas, son como reflejos de un viaje al interior de nuestro ser. De hecho, muchos sueños no necesitan interpretación, sólo con disfrutar de su “lenguaje” mientras lo percibimos, hacen que nos emocionen o nos diviertan. Los sueños nos dan la oportunidad de mirar dentro de nuestra mente, logrando un mayor entendimiento creyendo que durante horas e incluso estando despierto, mantengamos la ilusión de que todo aquello es cierto.
           Aunque no lo creamos nuestra vida cotidiana es un auténtico semillero de nuestros sueños, puesto que algunos parecen no querer ser comprendidos, sino el solo hecho de recordarlos ya nos hacemos la idea de la imposibilidad de que se hagan realidad. Sólo se trata de una experiencia vivida, que nos hizo dejar en el fondo de nuestra conciencia, sensaciones agradables y de patrones emocionales. Casi toda las tendencias de los sueños que percibimos nunca nos reflejan una experiencia completa de auténtica veracidad. Es muy habitual decir al levantarnos eso de “me desperté en lo mejor”  A pesar de todo lo dicho anteriormente, sólo deciros que nunca dejemos de soñar, nunca dejemos que el miedo se apodere de nuestras vidas, ya que los años nos pasan factura y nos unen a través de ese  “hilo” que nos atan a los sueños, puesto que parece que a veces, nadie nos quiere comprender.

 Meditación: Los verdaderos sueños importantes, son los que tienes cuando estás despierto.
 

miércoles, 13 de mayo de 2015

El regalo de unas palabras.

           ¡Cuántas cosas se solucionan con unas simples palabras! Mi pregunta es: ¿por qué prescindir de ellas? A veces son tan necesarias, e incluso proporcionan tanto alivio. Es triste pensar que por una sinrazón, nos veamos carente de esas palabras que nos puedan solucionar una situación de paz y sosiego en nuestro corazón. No sabría explicarme; unas veces por miedo, por vergüenza, por pereza, etc. En demasiadas ocasiones dejamos pasar los días pensando que más adelante nos podamos pronunciar.
            Siempre se ha dicho que tener un amigo es tener un tesoro, porque sólo podremos valorarlo si conocemos su alma y su espíritu y porque sólo podremos ser valorados si él nos conoce. En esto consiste la confidencialidad y, cuando esto se alcanza tendremos un verdadero concepto de su persona. Muchas veces creemos y pensamos que quizás algún día, o posiblemente más adelante una conversación sincera pueda efectuarse. Mantengamos siempre, que unas palabras correctas e incluso un diálogo en un determinado momento, puede resolver un conflicto. Aunque creamos que habrá tiempo, sólo expresar nuestros sentimientos de forma escueta, a quienes más apreciamos, apacigua nuestro corazón y nos evita de esas lamentaciones e interrogantes que se nos presentan ante aquellas oportunidades perdidas.
            En nuestro tiempo, es muy frecuente decir, ante cualquier sugerencia o ante el deseo de algún diálogo: “dar la callada por respuesta” cuando no se contesta un sencillo mensaje, una carta, una llamada telefónica, una consulta, un saludo, etc., etc. Todo se ha convertido a una costumbre moderna: no responder nada, o sea ni sí, ni no. Es algo que a simple vista parece no tener sentido, con las facilidades que hoy ofrecen las nuevas tecnologías para la comunicación.
            En nuestros días solemos dejar muchas conversaciones pendientes, cosas no dichas o a veces pequeños conflictos no cerrados, dando por descontado que ya tendremos tiempo de realizar esas conversaciones más adelante, o quizás nunca se  lleguen a realizar. Pasan días, meses, años y es muy frecuente dejar palabras por decir. Reconozco que es lamentable, pero desgraciadamente es así, sobre todo con personas que mutuamente sentimos afecto, no pudiendo evitar que la vida gire en otro sentido. No deberíamos dejar de expresar nuestros sentimientos, porque nunca sabremos cuándo tendremos una próxima ocasión para poder hacerlo. Tampoco pensar que esas son las últimas palabras que dirías, puesto que al mismo tiempo producirían mucho dolor.
            Regalar tiempo, regalar compañía, regalar una sonrisa, siempre es agradecido, pero regalar unas palabras motivadoras a tiempo es el mejor regalo que podemos ofrecer. La palabra espiritualmente hablando es el mejor regalo que podemos ofrecer, siempre trae beneficio sentimental. Es más debemos agradecerlas a quien nos las da, porque de esa manera nos permite desprendernos de ese vacío que a través del tiempo va ahondando en nosotros. Cuando se “regalan” las palabras se dan con alegría, se dan sin esperar nada a cambio, sólo por el simple placer de dar. Pensemos siempre que al regalar las palabras nos estamos proyectando nosotros mismo como regalo.

 Meditación: Cuando alguien se aprecia de verdad y se marcha, también se lleva un pedazo de nosotros.

lunes, 11 de mayo de 2015

Mostrarse agradecido.

           No es la primera vez que hablo de esta virtud, la cual es necesaria para andar por esta vida llena de escollos y barreras, que a veces nos hace imposible caminar por ella. Existen personas que para ellos ese dicho famoso de “es de buen nacido ser agradecido” carece de valor. Cuesta tan poco caminar con una sonrisa y simplemente agradecer el más mínimo gesto que hayan tenido contigo, por simple y sencillo que sea.
           Ser agradecido es una cualidad que todos admiramos, (bueno o casi todos) en el carácter de los demás. Para ello no hay razón ni excusa. Tampoco existen edades, nunca eres demasiado viejo para intentar ser positivo y valorar el sentimiento que los demás tienen hacia tú persona. Es un estado fundamental de las personas, practicar ejercicios de gratitud. Sería de buena actitud, que cada cierto tiempo nos tomáramos breves espacios de tiempo y pensar en lo que debes a otras personas, todo lo que has recibido del prójimo y regocíjate con estos momentos de atención y afecto.
            El agradecimiento surge cuando una determinada persona se siente en deuda con otra, por la sencilla razón de haberle producido algún bien personal o quizás le haya prestado algún servicio, del cual se haya beneficiado. Pero, cuántas veces la vanidad nos impide a muchos reconocer el aporte de esos “logros” que los demás un día le alertaron solo por el simple hecho de entender el concepto de la verdadera amistad.
           Uno de los objetivos más destacado para ser agradecido es el desarrollo de la propia personalidad, ser uno mismo, ser libre llevando a cabo su propio ideal de vida, evitando los rencores y sobre todo hacer uso de la vanidad, como anteriormente decía.
            No es frecuente justificarnos con el olvido de los servicios que nos hayan prestado los demás, simplemente, es producto de nuestra mala costumbre de no querer demostrar nuestra complacencia. Sucede a menudo que, mientras esperamos en vano el agradecimiento de esas personas a la que hemos ayudado, o hecho por ellas algún sacrificio, otros por mucho menos conservan por largo tiempo su reconocimiento.
          ¿No sucede a veces que agradecemos el favor ocasional de un extraño pero no damos la importancia al que merecen  las continuas delicadezas que continuamente recibimos de otros? Podría pensar en maravillosas frases de agradecimiento, pero solo una expresa todo el contenido de una acción determinada. ¡Gracias! Decía un conocido poeta: “A mis amigos les adeudo la atención y sus continuas palabras, al desear compartir conmigo, la factura que la vida nos presenta día a día”
           No nos olvidemos de agradecer todo, de decir gracias al menor servicio prestado por quien sea, pronunciando esta palabra sin ninguna entonación, como si estuviéramos cambiando una simple mirada. Por sí sola, esta palabrita recompensa todos los trabajos; repara la frase acaso un poco dura que habíamos dicho anteriormente; equivale a una sonrisa y, a veces, la provoca; haciendo feliz al que la pronuncia y a aquel a quien va dirigida.

 Meditación: Nunca comprenderé como un corazón tan endurecido junto a un espíritu tan frío, pueda estar dotado para la música.

 

domingo, 10 de mayo de 2015

Conocerse a uno mismo.

             A veces resulta muy difícil llegar a conocernos a nosotros mismos; sin embargo, este conocimiento es fundamental para lograr una cierta estabilidad emocional y sobre todo el equilibrio psicológico. El conocimiento de uno mismo, presupone el de las propias actitudes y limitaciones, el del temperamento personal, el de las principales pautas de conductas, de las tendencias fundamentales, intereses y motivaciones; en definitiva, el saber leer e interpretar nuestros sentimientos.
              En realidad, el conocimiento de uno mismo es más una aspiración que una realidad. A lo largo de toda nuestra vida intentamos conocernos mejor, pero nunca llegamos a un conocimiento absoluto. El hombre puede llegar a conocerse a sí mismo, casi por completo, pero siempre surgen en su interior nuevas facetas, aún desconocidas, ya que, en cierto modo, nuestra propia realidad es extraordinariamente compleja e inabarcable, y por otro lado, la persona está expuesta a las modificaciones propias de un desarrollo evolutivo a través de su vida diaria.
            Para conocerse a sí mismo caben dos opciones fundamentales: volcarse sobre nuestro interior, observarnos, analizarnos o bien considerar nuestra realidad externa
            Muchas veces es necesario acudir a un experto, un psicólogo u otras personas, para que nos ayuden a interpretar lo que nos sucede, o a conocernos mejor. Las opiniones de estas personas son más objetivas y pueden constituir una valiosa fuente de información sobre nuestra propia realidad; pero tampoco hay que intentar conocerse exclusivamente a través de opiniones ajenas, sino que éstas deben ser solamente una información complementaria que sirva de contraste a los datos obtenidos por medio de la valoración de nuestro modo de comportarnos.
            En definitiva, el mejor conocimiento de uno mismo es fundamentalmente para perfilar un proyecto personal de la vida realista, para aceptarnos tal como somos, dentro de un espíritu de superación interna, que favorezca la continuidad biográfica, traduciéndose en un sentirnos a gusto con nosotros mismos, punto clave para lograr una buena adaptación dentro de nuestro entorno y unas relaciones sólidas, creativas y satisfactorias en todos los sentidos.
             Es cierto que existen momentos en la vida donde las personas no saben que dirección tomar, qué decisión será la correcta o para qué sirve cada cosa que hacemos. Pero si una cosa está clara, es que cuanto mayor sea el conocimiento que tengamos de uno mismo, menos lugar habrá para la confusión y mayor significado podremos aportar a nuestra vida. En definitiva el auto conocimiento personal forma parte del aprendizaje de nuestra vida, puesto que éste es un proceso constante, ya que lo principal es conocer las posibilidades de uno mismo.

 Meditación: Que grande es tener a alguien con quien te atrevas a hablar como contigo mismo.

 

jueves, 7 de mayo de 2015

"Encontrase de nuevo".

          ¿Cuántas veces el verdadero encuentro se apoya en la capacidad de valorar cada uno en los aspecto que muchos lo definiríamos como defectos, aunque los podríamos considerar como parte de nuestras propias diferencias. Cuando nuestras habilidades para relacionarnos son deficientes, aumentan las posibilidades de que nos quedemos solos, debido a que este nuevo encuentro es de un escaso entusiasmo. Así pretender encontrar de nuevo aquella persona, es insuficiente para que el nuevo encuentro nunca suceda.
            Hoy en medio de una corriente de optimismo acelerado, parecemos olvidarnos del valor de la tristeza, de la soledad, de la amistad, etc. Valoramos sólo lo que conocemos, lo que materialmente nos interesa, pretendiendo una felicidad acelerada, la cual no es suficiente para entender nuevas situaciones. Por tanto disfrutemos de esa nueva oportunidad, y disfrutemos del calor que perdimos con el frío, valoremos la luz porque hemos conocido la oscuridad y comprendamos la felicidad porque hemos conocido la tristeza. Sí, es complicado aspirar a una relación de amistad; y si agregáramos todo lo que por las malas experiencias, posiblemente dudamos de un nuevo planteamiento. La soledad evolutivamente tiene sentido en cuanto que es un estado de recogimiento que nos permite reflexionar, la cual es necesario para que de nuevo podamos tomar decisiones en una nueva andadura.
            En los vínculos afectivos, el reencuentro se presenta como un viaje interior, como un proceso que se transforma continuamente y, también como un arte: el arte de compartir, de la armonía y de la creación. La verdadera compatibilidad radica en la armonía de las llamadas “diferencias” y en una nueva disposición de emprender aquello que anteriormente “cerramos”. De ahí que uno de los objetivos sea la búsqueda común que nos permita ese nuevo reencuentro como persona y establecer relaciones de paz.
            Los vínculos afectivos son instrumentos imprescindibles para nuestra vida diaria y para nuestro trabajo comunitario. Todo concierne a cualquier persona interesada en su propio desarrollo. De esta manera nos proponemos diariamente preguntas para que cada cual establezca su forma de crecer interiormente y sea posible poder llegar a conocernos mejor. A veces a pesar de tener una determinada relación de amistad con una persona durante años, no se llega a conocer profundamente, y cuando apenas has dejado de acordarte de ella, en cuando dices: “Jamás pensé que esa, fuera su forma de ser”. Por eso, estar preparado es relativamente importante, pues debemos contar con nuestras propias habilidades personales, las cuales nos permiten el afrontamiento de nuevas situaciones y conflictos, así como tomar decisiones. Aunque fundamentalmente, necesitamos capacidad para entender que la vida de por sí “es cambio”. Aunque aparentemente nos parezca complicado luchar contra los mecanismos del cerebro. Siempre existen ciertas claves y formas que ayudan a acelerar ese periodo de tristeza y soledad, al que de forma natural todos nos enfrentamos tras una ruptura inevitable.
             No se puede evitar el dolor cuando alguien te olvida definitivamente. “Es imposible olvidarle” Esa pérdida es una ruptura interior que forma parte real y concreta de nuestro propio ser, haciendo que demos por perdido el presente y el futuro. La soledad está muy relacionada con esa pérdida, acentuando la carencia de compañía y estando todo vinculado con la tristeza y la negatividad a seguir relacionándonos, y llegando a veces a no saber valorar los beneficios que una sencilla amistad ocasional, nos puede reportar.

 Meditación: No hay mayor placer que el de encontrar un viejo amigo.
 

lunes, 4 de mayo de 2015

La vida no es nada fácil.

            Sí, sé que muchos me dirán: vaya, ¡te luciste! con el título. Lo comprendo, la vida no siempre es fácil, pero a veces nos la complicamos con nuestras ambiciones y nuestros deseos. Los vicios vienen como pasajeros, nos visitan como huéspedes y se quedan para siempre. Nos cuesta entender y bastante, que la vida  en sí misma es normal. Ni buena ni mala, ni cuesta arriba ni cuesta abajo, somos nosotros con nuestras acciones, elecciones, caprichos y decisiones desde que empezamos a caminar por ella, la que la hacemos a veces insoportable.
            Por eso no tiene mucho sentido que encima nos la compliquemos con nuestras actitudes. Cuando nos dejamos arrastrar por esa vorágine en que nos vemos envueltos, es cuando nos aturdimos y a veces no sabemos por dónde tirar. Sólo en esos momentos llegamos a comprender porque complicamos las cosas, si todo podría ser más fácil si llegamos a experimentarla de forma profunda.
            La vida podemos llegar a comprenderla sabiendo, que realmente tiene sentido simplemente, cuando te comunicas y no dejas detrás de ti amarguras, incertidumbres, cuando has dejado amigos y sobre todo cuando tus huellas han dejado un grato recuerdo en todo aquel que te ha conocido. Entonces en cuando la vida tiene sentido.
            La solución a nuestra vida está en los problemas que nosotros mismos nos planteamos, en nuestras personales e intransferibles razones y en cómo la vamos desarrollando. No cabe duda que somos el resultado de cómo la vivimos y la afrontamos en cada momento.
            Cuando nos preguntamos; ¿Por qué me encuentro así? ¿Por qué, en esta situación? Es entonces cuando deberíamos reflexionar sobre cómo hemos utilizado nuestros dones y talentos y deberíamos analizar realmente los méritos que hemos hecho en función del aprovechamiento de dichos dones y talentos. Todos acarreamos sobre nuestras espaldas un cargamento de emociones positivas y negativas. Alguna de estas emociones son la frustración, el sentimiento de culpa, la ira, el rencor, el desprecio, el olvido, etc.
             Esta es una de las consecuencias que nos ocurre frecuentemente. Esta ley es de la más dura aceptación por todos nosotros, ya que no hay acción más ingrata que echar la culpa a los demás de “nuestras desgracias”, esta ley nos invita a mirar dentro de nosotros (de donde todo parte y todo se genera) y dejar de mirar hacia afuera. Porque nos guste o no, en cualquier situación de la vida sea cual fuere, nosotros siempre somos los únicos que decidimos como nos afecta y qué hacer con ella.
            Cuando estas experiencias se forman, nuestro pensamiento tiene en cuenta la opinión del entorno además de su actitud, sus habilidades y capacidades, para solucionar y adaptarnos  a los momentos difíciles. Por eso, tener creencias positivas y optimista implica directamente una mejora de nuestra autovaloración.
            Vivir hoy es como ir a la escuela, cada uno de los acontecimientos que vivimos son lecciones que tenemos que aprender teniendo el convencimiento interno de que el caminar por la vida es una acumulación constante de conocimientos, las dificultades se nos aparecerán como lecciones que hemos de aprender.

 Meditación: La vida es eso que pasa mientras hacemos planes para el futuro.

sábado, 2 de mayo de 2015

¡Cómo pasan los años!

           Sea como sea, está claro que cuando llegamos a cierta edad comenzamos a hacer un historial de los acontecimientos pasados o de lo que nos hubiera gustado vivir, y a menudo encontramos insatisfacciones o pesadumbres por aquellas tareas que no pudimos cumplir o por las metas que no llegamos a conseguir.
            A pesar de que vayamos cumpliendo años, nunca es tarde para plantearse un cambio, siempre teniendo en cuenta la posibilidad de perder algo que ya tenemos, para poder ganar algo que no hemos tenido hasta ahora. También deberíamos tener claro que el cambio que vayamos a realizar, nos suponga un beneficio realmente satisfactorio. A menudo las fantasías de una vida ideal nos hacen confundirnos, creyendo que nos gustaría muchísimo tener “tal cosa” y al conseguirla resulta que ya no es tan importante por haberla idealizado demasiado.
            Estas fiestas de cumpleaños se componen de diferentes dimensiones: se trata de una fiesta personal, de una excusa para pasárselo bien, de una manera para consolidar el narcisismo sacudido poco a poco con el paso del tiempo. En realidad ésta es una fiesta para comprobar la solidez de los lazos afectivos que, dada la fragilidad de los vínculos sociales, son cada vez más necesarios.
           Hay quien se obsesiona intentando calcular o saber la edad de los demás para ver que tal llevan los años; al ver que tienen tal cantidad, y comprobarlo observan que lo llevan relativamente bien, eso les da fuerza porque les atisba una esperanza para cuando lleguen a esa edad. Otros se sienten mal, cuando alguien es más joven y hacen comparaciones siendo esto es un gran error, debido a que tarde mucho o poco, todos pasaremos por las mismas etapas.
            En el fondo esto es inmadurez e inseguridad y que el exterior no es lo importante. También soy consciente de que soy muy afortunado por estar vivo y poder seguir disfrutando de más tiempo con salud. Sé que estoy cometiendo un error al intentar imaginarme a mí mismo dentro de diez, veinte  años porque del mismo modo que cuando tenía 20 o 30 no me podía imaginar con los años que ahora tengo.
            Verdaderamente es aterrador, aunque debería reconocer que cumplir años es advertir lo mucho que hay aún para hacer y lo mucho que podemos enseñar. Cumplir años es ayudar, brindar una mano y ejercitar la verdadera solidaridad. Cumplir años es advertir las sillas vacías de los muchos que lamentablemente ya no están, pero también valorar el espacio que ocupan aquellos que sí están.  Por tanto debemos sentir alegría, melancolía, recuerdos y todo lo bueno que te puedas imaginar.
             Cumplir años es, tomar conciencia de quienes somos y del mundo en que vivimos, es meditar sobre lo que aprendimos, es saber que no soy igual, que he cambiado y sigo siendo yo al mismo tiempo, es descubrir nuestra propia realidad y comprender muchas de las cosas que antes no comprendíamos, es crecer, madurar, buscar la verdad, nuestra propia verdad, es alegría, tristeza, melancolía, recuerdos y mucho más, cumplir años es así, la vida misma, puesto que más allá de toda reflexión y todo balance, cumplir años es vivir, simplemente... vivir.

 Meditación: No llenes tu vida de años, sino tus años de vida