jueves, 25 de diciembre de 2014

La insatisfacción.

            La insatisfacción es como una actitud que se aprecia sobre todos en  personas inseguras, como señal de estar buscando los mejores resultados. Es como crear un estado de ánimo general para cambiar la realidad en la que estamos y que tanto nos preocupa por un presente seguro, con vista hacia un futuro.
            A medida que maduramos nos volvemos más conscientes de la responsabilidad que tenemos en la repetición de ciertas situaciones en la vida; éstas llegan a veces a ser desagradables o al menos insatisfechas para nuestro criterio personal.
            Estar insatisfecho no significa sentirse frustrado. No equivale a una amargura que nos mata el corazón, es más bien una actitud frente a los esfuerzos por sacar un determinado acto adelante. Es algo que puede ejercerse desde distintas posiciones y desde distintas situaciones, las cuales tienen que ver con el desenvolvimiento de nuestro quehacer diario.  El antagonismo de la insatisfacción es el perfeccionismo; consistente éste en la creencia de que todo lo que hagamos, ha de ser perfecto. No puede existir alrededor del perfeccionista nada que presente una mínima imperfección o no roce lo “absoluto”, puesto que de esa manera es cuando se llega a la insatisfacción.
              Existen personas las cuales no acaban de sentirse satisfechas con nada. En vez de alegrarse con lo que han logrado, siguen pensando en el camino que les queda por recorrer y sobre todo en lo que tienen lo demás. Ante esta situación suelen fijarse objetivos inalcanzables y, con frecuencias, les cuestan poner límites a sus aspiraciones, no considerando que en esta vida, no se trata de conseguir todo. Estos son los llamados eternos insatisfechos; los grandes inseguros. Quienes viven a su lado sufren al verles permanentemente amargados, atrapados en cierta manera por la envidia, por un sentimiento de incapacidad, por la búsqueda desesperada de no encontrar la forma de  culminar las cosas, o rabiando por lo mal que les trata la vida.
             Pensar “anclarse” en el pasado, no nos permite que avancemos en la vida y nos impide disfrutar del momento presente. Determinadas personas se contentan con lo que tienen, otras se bloquean sintiendo que les falla todo o se lanzan a una carrera sin fin en pos de altas metas, sobre todo antes el riesgo de la inseguridad.
             Ese sentimiento hace perder la capacidad de disfrutar del momento presente e impidiendo las aspiraciones de forma realista y aceptando sus limitaciones personales.
           Podemos considerar que siempre que utilicemos un nivel superior de modo artificial, inmediatamente después del placer, sentiremos una verdadera insatisfacción. Mientras que el estado de conformidad es producto de una auténtica situación de nuestro nivel, conseguiremos que ese estado de depresión no se presente. Ante la insatisfacción, el sujeto tiene la necesidad de buscar nuevos estímulos agradables que le compensen del malestar, y así sucesivamente, con lo que va quedando envuelto en un verdadero círculo vicioso de hábitos perjudiciales que les desvían a acciones que le merman de una cantidad de energías considerables.
             La fuerza de todas estas motivaciones, desaparecen instantáneamente, si estas personas se preocupan con seriedad de determinar qué es lo que realmente les hace falta en su vida y de esa manera adoptarán una actitud inteligente.

            Meditación: Muchos hay que, después de haber encontrado la felicidad, buscan todavía más hasta que encuentran la desgracia.
 

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