sábado, 28 de septiembre de 2019

¡Consigues tus metas!


Cuantas veces nos decimos: “No soy capaz”, “Es que no puedo”, “No estoy a la altura”; sí, lo reconozco, pero te aconsejo que no pienses así. Esas actitudes negativas que a veces escuchamos sobre nosotros, sobre todo cuando éramos pequeños, calan en nuestra mente, que al final se convierten en barreras, haciendo que todo lo veamos imposible.
            Hay personas que han tenido éxito en sus vidas sin establecer ninguna meta. Sin embargo, estas personas tenían una pasión en sus vidas. Seguro que esa pasión les hizo alcanzar su meta. Si no tienes metas, si todo te da lo mismo, si te dejas llevar por los demás, entonces no llegarás a ninguna parte o seguramente llegues a un lugar que te resulte insatisfactorio y te haga desgraciado. Por tanto, no seas indiferente.
            Pensamos que la vida se compone sólo de caminos y destinos, y es ahí donde nos encontraremos con la felicidad y la adversidad. La felicidad, bien venida sea, pero la adversidad, no tenemos más remedio que superarlas. ¿Cómo? Solo existe una manera haciéndoles frente y sobrellevarla son paciencia y serenidad. Existen muchas personas que padecen de insatisfacción constante; es decir: nada les parece bien, están en una situación admirable y sólo ven problemas y situaciones adversas. Ante la armonía y el equilibrio solo se fijan en lo que no está de acuerdo con ellos mismos, siendo capaces de ver siempre lo negativo en un conjunto de cosas maravillosas. Y en verdad eso es un verdadero lastre que nunca te dejará avanzar.
            Una de las principales cualidades que debemos poseer es la constancia: liberarte de las limitaciones que te imponen los demás, con el fin de realizar cualquier actividad que te propongas. Ante este vértigo sólo nos queda fiarnos de nuestra intuición y sentirnos que realmente somo capaz… Piensas siempre que las metas deben ser tuyas, no de los demás. No dejes que los demás determinen lo que significa tener éxito. Para unos el éxito puede ser el dinero, para otros el tiempo libre y para otros quizás algo muy diferente.
            Si fijamos nuestra mente en la idea de rendirnos, no es una opción, no podemos darnos por vencidos y continuar luchando. Es cierto que podemos tener más o menos éxito a la hora de conseguir esos objetivos que nos hemos planteado, pero lo que está claro, es que tenemos muchísimas más posibilidades de triunfar si seguimos luchando que si nos damos por vencidos, puesto que al rendirnos nuestras posibilidades irán reduciéndose a cero.
            Una vez que tengamos identificado el origen de nuestras barreras, podremos trabajar para extirpar esos pensamientos que al principio citaba, De esa forma lograremos desactivar el influjo de aquellas personas del pasado que nos hacían ver que seríamos incapaces de conseguir nuestras metas. Aprender a vivir, es ser capaz de superar las frustraciones que la vida nos impone, con el único fin de encontrarnos con lo mejor de sí, braceando contra el oleaje, a pesar de que la vida nos impida avanzar.
            Una vez conseguido estos objetivos, llega el momento de confiar plenamente en nosotros mismos y de seguir nuestro auténtico camino, que no es otro, que de conseguir nuestras metas.

Meditación: Siempre hay que tratar de ser el mejor, pero nunca creerse el mejor.

sábado, 21 de septiembre de 2019

¡Cuánto tiempo esperando!


            Actualmente y durante años, nos pasamos la vida esperando una respuesta a aquello que siempre estuvimos aguardando, es decir; encontrarle sentido a aquel problema. En definitiva, es hallar algo que nos pueda dejar zanjada aquella situación.
            Pasan los días, mese, años y surgen nuevas esperanzas, buscamos nuevos sentidos, pero en realidad lo que alimenta nuestra vida no es la razón pura, sino el equilibrio de nuestro cerebro emocional. Así nos permitimos sentir, reflexionar, mirar, reír e incluso llorar, poniendo toda la atención en el momento presente, aunque no estemos conectados personalmente. A veces la mayoría de las razones que nos damos a nosotros mismos solo sirven para justificar nuestra forma de actuar.
No dejemos de pensar que a lo largo de nuestro deambular por nuestra vida, existen dos clases de desafíos: Los que nos ponemos nosotros mismos, considerados como metas, y los que la vida de por sí nos pone; cómo la pérdida de un ser querido, un accidente inesperado, o la pérdida de una amistad muy especial, etc. De todas formas, la elección de afrontarlos, sólo y exclusivamente depende de uno mismo, dependiendo del resultado de como arribarlos.
              No recuerdo dónde, pero en cierta ocasión creo haber citado esta reflexión; “La felicidad en esta vida consiste en tener algo que hacer, alguien a quien amar y algo que esperar” Reconozcamos que a veces somos nosotros mismos los que hemos dejado pasar ese problema que siempre lo hemos considerado como hiriente, encontrándonos ahora como lapidado, por no haberlo atacado a su debido tiempo. En verdad, ¡No es fácil! Ante tal situación, todo requiere tiempo, pero la recompensa que obtenemos es digna de tener en cuenta. Ante estos desafíos, siempre pensamos que nos vemos ante una situación terrible, pero casi nunca llegamos a meditar las múltiples cualidades que tenemos a nuestro alcance para llegar solventar ese problema que diariamente nos hace la vida imposible, sólo pensando que eres incapaz de darle una solución.
               Esperar que nos sucedan las mejores cosas y que nuestra vida siempre tiene un nuevo motivo, es realmente maravilloso, es vivir a la espera de algo que nos parece imposible llegar a conseguir, padeciendo día a día la insatisfacción de sentir que no tenemos lo que merecemos, llegando a veces ser una terrible agonía. Nos caeremos, sufriremos y nos haremos daño, lloraremos y nos cegará el amor, nos traicionará e incluso nos abandonará, aunque nunca perdemos la esperanza. Sólo tenemos que levantarnos, mirar al cielo y volver a empezar, para buscar esa razón que nos haga feliz y que en el fondo ansiamos lograr. Nos pasamos la vida esperando que pase algo, y lo único que pasa es la vida; jamás llegaremos a entender el valor de los momentos, hasta que se han convertido en múltiples recuerdos olvidados.
A veces no son los demás los que deslizan sus uñas sobre nosotros, somos nosotros mismos los que nos infringimos esos arañazos a través de nuestros recuerdos, los cuales nos dejan huellas cargada de un contenido sentimental.
            Conservemos lo que tenemos, olvidando lo que nos duele. Luchemos por lo que queremos, valorando lo que poseemos. No hagamos de nuestra vida un borrador, tal vez no tengamos tiempo de pasarlo a limpio, y pensemos que nunca será tarde para empezar a ser feliz.

Meditación: A veces el secreto de la vida está en gestionar las esperas.


sábado, 14 de septiembre de 2019

Agradecer cosas sencillas.


          De la misma forma que la envidia nos conecta con la insatisfacción, el agradecimiento nos lleva a estar más satisfecho con nuestra vida. Así hablamos en muchas ocasiones de la necesidad de “avanzar ligeros”, es decir: de dejar a un lado esas relaciones complejas que, en lugar de traernos el equilibrio, nos traen la infelicidad.
            Pero: ¿De dónde viene ese sentimiento de crear gratitud?... El sentimiento de gratitud llega al mirar tu mundo de la mejor manera posible: con bondad, paciencia y perdón; sencillamente es un estado de agradecimiento espiritual que llega a valorar a la gente y a todas las cosas en tu vida. El sentimiento de gratitud es algo que podemos aprender y hacer crecer. Sencillamente es valorar lo que ya tenemos: Es algo difícil de entender… Cuando las cosas van bien, es muy fácil estar agradecido. Pero el verdadero agradecimiento surge cuando las cosas no van bien, y es la prueba de fuego de nuestra gratitud.
            A veces somos tan pobres en pensamientos y sentimientos que también somos pobres en gratitud y aumentamos nuestras desgracias. Las personas agradecidas lo son con todo. En primer lugar, con la propia vida, que es el primer y principal valor, y después con los demás y con las cosas. Hay quienes creen que todo lo bueno que tienen lo han conseguido solos. Por orgullo o, a veces, por simple desatención, no saben reconocer el apoyo que les dieron los demás en un momento o circunstancia determinadas.   Esas son las personas desagradecidas. Aunque parezca increíble pueden llegar al extremo de criticar o incluso hacer daño a quienes les ayudaron con la indiferencia. 
Deberíamos agradecer diariamente aquello que tenemos, y tomar cada nuevo día como un regalo, siendo esto la experiencia más rica que podamos tener. Un día más es una oportunidad más para ver los árboles, el cielo, el mar, para salir a pasear, escuchar música, habla con un amigo, etc. Ya seas una persona religiosa o no, simplemente entender la vida como un obsequio que nos otorga una actitud de agradecimiento.
            Ser agradecido tiene una trascendencia que va más allá de lo que objetivamente puede verse.  Gracias, es una palabra tan hermosa y maravillosa que es prácticamente imposible dejar de sentirla al menos un instante en nuestro día, y la verdad es que no todos tenemos idea de su poder. Ya que una persona agradecida es aquella que acepta lo que venga de tal forma que se siente coherente con sus valores sin necesidad de crearse expectativas.
A veces cerramos todas las puertas, creyendo que todo lo bueno que tenemos lo hemos conseguido solos, como anteriormente decía. Una forma de practicar el agradecimiento es hacer un la “lista” con lo bueno que hemos tenido al día, no olvidando nunca de incluir “lo más sencillo”
            Siempre pensamos en todo aquello que nos falta, pero no nos detenemos en fijarnos en lo que ya tenemos; este sentimiento puede motivarnos a ser mejores al despojarnos de esa sensación de culpabilidad y deuda que cargamos en nuestra vida. 

Meditación: Todos los días tengo algo que aprender, algo que olvidar y mucho que agradecer.

domingo, 8 de septiembre de 2019

Siempre hay un momento.


A veces no somos conscientes de la poca o ninguna atención que prestamos a lo que tenemos en nuestro entorno, a las personas con quienes nos relacionamos, incluso ni a nosotros mismos. Vivimos distraidamente sin dar la dimensión adecuada al tiempo que vivimos. Actuamos sin advertir con quienes nos rodeamos ¡Cuántas veces nos ausentamos voluntariamente para no utilizar ese momento, y no comprometernos!
Tan cierto es eso, ya que el tiempo pasa volando, y nuestros días son nuestro máximo tesoro. Muchos se paran a pensar qué quieren hacer con sus vidas, con sus trabajos, qué camino deben elegir, pero mientras están quietos, pasan sus minutos; vuelan y ya no vuelven. Por eso digo que siempre deberíamos tener un momento para reír, para llorar, para trabajar, para descansar, y por qué no: “para recordar” Debemos ser valiente para hacer lo que uno cree que debiera haber hecho y no haber dejado pasar ese momento, que quizás, ya no vuelva más.
Decía que la vida son momentos, que deberíamos disfrutar el presente sin pensar mucho en el futuro o por lo menos sin dejar que este nos aflija demasiado, que debemos arriesgarnos más y preocuparnos menos, al final de cuentas lo que tiene que suceder, sucederá...tarde o temprano. Si de verdad quieres ser feliz, no caigas en la tentación de dejar pasar ese momento, el cual nunca te decidiste hacer uso de él. ¿O es posible que no te atrevas a disfrutar porque creas que no te lo mereces?
No siempre nos gustan los estilos de momentos espectaculares, capaces de improvisar o irrumpir solo buscando momentos apoteósicos. Seguramente aparecen en nuestras vidas momentos en que creemos que esa tristeza la cual nos embarga, suele ser eterna. Ante todo, los buenos momentos ni son fáciles, ni ocurren con cierta prestancia. Son muy exigentes con las situaciones, con las circunstancias, ni se presentan con frecuencias. A veces cuando menos lo espera, pasan los mejores momentos de tu vida, siendo tal, que jamás podrás olvidarlos.
            En algunos momentos de nuestra vida nos surge esta pregunta, ¿Por qué actuamos así? ¿Tenemos justificación para ellos? ¿Cómo puedes permitirte más tiempo? Sin darnos cuenta nos convertimos en nuestro propio enemigo, nos maltratamos con nuestra forma de actuar contra otras personas. Sin darnos cuenta que todo es producto de la rabia, el enfado y el orgullo personal que tenemos hacia el “otro”, a sabiendas de que no se lo merece. Es aquí cuando debemos tomar decisiones, pensando y dándonos cuenta de nuestros errores y de nuestros aciertos; y de que encerrarnos en decir que “no”; no siempre es la mejor opción.  Nunca sabremos si esos seres que tanto nos aprecian estarán toda la vida con nosotros, pero una cosa si es cierta, la soledad siempre nos acompañará y ella siempre nos dirá la verdad. Es por ello, que debemos aprender a disfrutarla, puesto que toda la vida la llevaremos dentro, pensando que ¿por qué no hiciste uso de ese momento? Por tanto, no se trata de olvidar el pasado, hayas tenido razón o no, sino “situarlo” dentro de tú ser, con el fin de que viviendo el presente te haga caminar por esta vida con todo entusiasmo, y poder atreverte con las dificultades, sin necesidad de olvidarte de que siempre tuviste por pequeño que fuera, ese momento.

Meditación: No recuerdes los días, recuerdas los momentos.

lunes, 2 de septiembre de 2019

Afrontar las dificultades


       Desde que somos pequeños, es decir desde nuestra concepción, nuestro cerebro está programado para la supervivencia y, por ello, estamos siempre atento a lo negativo que nos pueda suceder. Verás, no describo la realidad tal como es, sino que valoro todo aquello que no conocemos ni controlamos como un potencial peligroso, de modo que siempre nos anticipamos a lo malo que nos pueda acontecer de una manera automática, para de esa manera siempre estar preparados para evitar el riesgo.
            La aproximación mental y emocional de cualquier situación, nos genera desconfianza ante las dificultades que nos puedan sugerir, ya que éstas nos permiten estar preparados ante cualquier respuesta solvente. Pensar y actuar de modo positivo nos ayuda a afrontar esos momentos eficazmente, venciendo las dificultades de la vida. Por tanto, no es rentable invertir tiempo y esfuerzo en aprender el modo de elegir posibilidades, si no buscar soluciones indagando en los problemas que nos aparecen en nuestro día a día.
            En realidad, la vida resulta bastante diferente a como la soñamos; pensándolo bien no es una “autopista lisa y recta”, sino, es un camino roto y sinuoso, en el que   inevitablemente, tarde o temprano todos nos encontraremos con problemas similares que nos aparecerán para fortalecer nuestra convicción y enriquecernos. Sí, es cierto que, a través de nuestra existencia padeceremos conflictos laborales, sufrimientos de pérdida de algún ser querido o alguna ruptura afectiva, etc.
            Las dificultades son inherentes a la vida, sencillamente porque éstas a su vez, son dinámicas, crecen, se desarrollan, se superan y al mismo tiempo van realizándose desde nuestro interior, abriendo siempre nuevas posibilidades. La tendencia natural es evitarlas y en ocasiones no está mal, que ellas sean parte de nuestra vida, en cuyo caso debemos aceptarlas y asumirlas. Quizás nos imaginamos aquello que deseamos, o la forma que nos gustaría que de alguna manera fueran; en cierta medida, pueden ayudarnos a alcanzar nuestros objetivos, afrontando las dificultades en nuestra vida, a fin de introducir cambios positivos.
            Lo realmente lamentable es ignorarlas, negarlas, o no afrontarlas; aunque haciéndoles frente, dichas dificultades, nos ofrecen nuevos recursos, nos abren posibilidades desconocidas y por tanto nos hacen más fuertes y temperamentales.
            Todas las dificultades que la vida nos presenta, no tienen por qué hacer que nos paremos, ni que nos detengamos en nuestro camino, sino que cada nueva dificultad es un nuevo reto que, de la mano de un justo sentido común, podamos superar y vencer. Solo para terminar, atisbemos una mirada optimista a los duros acontecimientos que diariamente la vida nos presenta, y así con una actitud relajada, debemos afrontar todo tipos de dificultades.
            Pensemos que esas dificultades no son más que “piedras” de apariencias negativas, pero de precioso mineral oculto y, aunque nos “tiznen las manos”, siempre debemos recogerlas con cuidado y no despreciarlas, puesto que es posible que puedas sacar de ellas el oro que acumulan en su interior.

Meditación: Las dificultades de la vida no están para paralizarte, sino para ayudarte a seguir adelante.