lunes, 30 de marzo de 2020

Supérate a ti mismo.


Superarse a sí mismo, consiste en imponerse un tiempo de preparación, para poder pasar a un nuevo nivel de vida, puesto que, en el momento que tenemos un “sueño”, hasta el tiempo de su cumplimiento, debe haber un proceso, un tiempo de preparación como al principio decía. Cuando no pasamos por ese periodo de preparación solemos cometer muchos errores que podrían haberse evitado si nos hubiéramos preparado.
Esta superación puede ser entendida como el vencimiento de un obstáculo o dificultad, o también como obtener una mejora personal ante la actividad en que cada persona se desarrolla. A veces es vital importancia estar a sola con nosotros mismos, con el fin de hacernos ver, quienes somos y hacia dónde vamos. Así cuando estés solo contigo mismo, sabrás que tú eres el único que podrás conseguir ese espíritu de superación.
Si te cree incapaz de enfrentarte a una situación nunca lo harás. Este tipo de incapacidad para lo único que sirven es para desanimarnos e incapacitarnos para enfrentarnos a las dificultades. Igual que nos enseña la vida, al mismo tiempo está llena de pruebas y dificultades. Podríamos llamarlas “tormentas” que pueden consumir tanto nuestra vida, que nos debe llevar a aferrarnos a esa superación y no soltarnos luchando siempre por sobrevivir.
Cuantas vece en ese “desierto” de desesperación comenzamos a quejarnos sin darnos cuenta que eso sólo nos conduce a no poder alcanzar nuestro propósito. A veces todo es como el pasado; siempre está sucediendo. Esto quiere decir que todo lo que hemos vivido permanece en nosotros, de uno u otro modo. Es inevitable. Sin embargo, no debemos dejarlo sumergidos en el ayer, sin la posibilidad de superar el pasado, como si estuviera en el fondo de un abismo.
Sí, la vida son cambios continuos y, como tales, hemos de asumir que, en ocasiones, hay que dejar a un lado el pasado para mirar hacia el futuro. ¡Y eso cuesta, sin duda! Cuesta desprenderse de quien amábamos hasta hace poco. Es difícil dejar atrás los recuerdos para fijarnos en el mañana de otro modo.
Aunque nos parezca una contradicción, es un privilegio haber vivido una vida difícil, y es por mucho que nos duela, las dificultades forman parte de nuestra superación, al fin de sobreponernos acelerando nuestro crecimiento personal, acrecentando de esta manera nuestra auto confianza, al demostrarnos a nosotros mismos que tenemos más recursos de lo que creíamos, ayudándonos de esta manera a ser más sensible con los demás. La capacidad de superarnos, nos hace salir fortalecidos de las circunstancias adversas, no por eso somos seres excepcionales, sino que, al contrario, es común en la mayoría de los seres humanos.
En definitiva, el mejor conocimiento de uno mismo es fundamentalmente perfilar un proyecto personal de tu propia vida, aceptándote tal como eres, dentro de un espíritu de superación interna, que favorezca la continuidad biográfica, con el fin de lograr una buena adaptación dentro de nuestro entorno y unas relaciones sólidas, creativas y satisfactorias en todos los sentidos.

Meditación: No busques los errores, busca un remedio.


lunes, 23 de marzo de 2020

¡Por qué no ser optimista!


Y realmente es verdad, existen personas que todo lo ven de color negro. Auguran de ante manos que todo le saldrá mal; objetivo que se marquen, nunca lo ven claro, e incluso ni siquiera intentan emprender nada nuevo, puesto que ya piensan que no tienen los suficientes recursos para conseguir nada. Son personas predestinadas al pesimismo. Suelen ser seres tremendamente “sufridores”. Para saber entender y al mismo tiempo convencerte de esa situación sólo debemos cambiar el “foco” de atención hacia las cosas que nos rodean y pensar que, si te lo propones, puedes conseguir no sólo eso, si no muchísimo más, sólo con despertar esos sentimientos de nuestro bienestar interno, que todos poseemos. Verás, es como crear un nuevo estado de ánimo general en ti mismo, haciéndote cambiar la realidad en lo que estás inmerso y que tanto nos preocupa. Poco a poco sentiremos una forma de pensar que hará que nuestra mente consiga obtener unas metas optimistas y seguro que iremos convenciéndonos que nuestro bienestar está en nuestro potencial de superación, el cual, ni siquiera le prestamos atención.
Existen personas las cuales no acaban de sentirse satisfechas con nada. Y en vez de alegrarse con lo que han logrado, siguen pensando en el camino que les queda por recorrer y sobre todo en lo que tienen lo demás. Ante esta situación suelen fijarse en objetivos inalcanzables y, con frecuencias les cuesta poner límites a sus metas, no viendo que, en esta vida no se trata de conseguirlo todo. Estos son los llamados eternos insatisfechos; es decir, los grandes inseguros. Quienes viven a su lado sufren al verle permanentemente preocupados, y atrapados en cierta manera por la envidia, o por un sentimiento de incapacidad, ante la búsqueda desesperada, de no encontrar la forma de culminar los objetivos, desesperados siempre por lo mal que la vida les trata.
Cuantas veces la presión nos desafía y no podemos salir de nuestro pesimismo. Siempre se ha dicho que todo aquel que le cuesta salir de su objetivo no debe sentirse abatido ni derrumbado por el pesimismo, piensas siempre lo que cuesta realizar un “sueño” El optimismo es una sensación en la cual percibimos lo bueno de cada circunstancia y quien a partir de esa percepción es capaz de optimizarlo, teniendo un sinfín de posibilidades para cada situación que se plantee. Es como crear un estado de ánimo general para cambiar la realidad en la que estamos y que tanto nos preocupa por un presente que sin necesidad lo vemos inseguro. Por favor no vivamos con “llagas” Las llagas son heridas abiertas, y aunque no las notes siempre tienen su debilidad y siempre habrá alguien que quiera hacer “leña del árbol caído” siendo sólo tú, con tu estado de pesimismo el que te prive alcanzar tus propósitos.
Muchos decimos: “Qué más quisiera yo que ser optimista, pero la vida me ha hecho ser realista”. Esta afirmación casi siempre oculta una renuncia al cambio, que se basa en que las personas son como son y en que es inútil esforzarse por cambiar el carácter y la actitud de la gente. Nada más falso. Por tanto, admitamos siempre nuestros errores. Sólo quien se equivoca está vivo de verdad. Los que nunca se equivocan, cometen la mayor de las equivocaciones, debido a que no asumen riesgos, puesto que   inconscientemente, se han rendido, diciendo “me planto” pensando que sólo ellos están en posesión de la verdad.

Meditación: Nunca dejes pasar una oportunidad que te haga feliz, aunque a los demás no les guste.

lunes, 16 de marzo de 2020

Cada fracaso te enseña.


Antes cualquier situación en nuestra vida, no pensemos nunca que hemos fracasado, pensemos siempre que existen motivos más que suficientes para reconsiderar que todo lo que hicimos fue realizado, con la más absoluta sinceridad y sobre todo contando con los únicos elementos que en esos momentos podríamos contar. Todas estas teorías constituyen un sencillo paradigma, el cual nos hace ver nuestro sistema de auténticos sentimientos, que suelen limitar nuestra mente. Casi siempre, todo fracaso lo interpretamos como objetivos no logrados, por desgracia, todos se presentan   junto a unas vivencias amargas, desagradables y frustrantes, qué con el tiempo, y por derecho propio debemos afrontar.
Decía hace tiempo que, cada uno de nosotros tienen distintos estilos de pensar y es posible que al mismo tiempo reaccionemos de forma diferente ante cualquier adversidad. Sí lo que para alguno es interpretado como un auténtico fracaso, para otros puede casi no implicar ningún problema de gravedad. Es dado con frecuencia, qué al cometer cualquier tipo de error, podamos sentirnos fracasado, pero pensemos siempre que es la única forma de que la vida te enseñe. Nuestra capacidad de cometer errores va siempre unida a la capacidad de los éxitos que podamos obtener.  Cuando después de largo tiempo de reflexionar, pensamos que cada uno tiene su forma muy particular de sentir, simplemente por cuestión de libertad personal, debemos sentirnos seguros.                                
No nos sintamos destrozados ni abatidos para siempre por el hecho de que alguien no sepa interpretar nuestros sentimientos, y pensemos que todo ser humano tiene derecho a tener los suyos propios. Siempre el riesgo está unido al fracaso, pero cuando la decisión está tomada, razona de forma positiva, aunque para conseguirlo no hay que temerle, sino afrontarlo. Las equivocaciones o los errores, como queramos llamarles, forman parte de la vida, pero si dejamos que éstos, los interpreten otros, puede que nos volvamos indecisos, inseguros o con miedo, ya que así estamos perdiendo el poder de aprender unas de las más valiosas lecciones que te puedes llegar a imaginar, puesto que provienen de todos nuestros actos y de todos nuestros fracasos que cometemos a lo largo de nuestra vida.
Ante cualquier situación que podamos realizar, y sobre todo si llegamos a realizarla con auténtico sentido de convencimiento, seguro que saldremos fortalecidos. Este convencimiento adquirido, no nos habilita a intentar hacer razonar a nadie, sólo a obrar de forma inteligente ya que ningún programa de estudio existe una materia que nos prepare a vivir en el fracaso, pero sí a seguir adelante. Desde que nacemos aprendemos a “caminar” sin pensar en lo duro que pueda llegar a ser que te den la razón. Así son también los propósitos que brotan de nuestro interior, los cuales son aquellos que deseamos verlos cumplidos.
La manera de como analizar algunas situaciones que se nos presentan en determinados casos, nos lleva a considerar que cometimos un error; pero si lo razonas detenidamente, “por favor no te sientas fracasado, ya que tu error no fue premeditado”

Meditación: Solo aquellos que se atreven a fracasar, pueden conseguir grandes cosas.


martes, 10 de marzo de 2020

Toda vida es una historia.


Nuestra historia no creas que está escrita en un solo día, se necesita tiempo, o más bien diría necesitamos argumentos para desarrollarla, e incluso habrá pasajes que nunca lo entenderemos, llegando a pensar que esa historia no sea tuya. Pero ¡convéncete!, esa historia es tu propia vida, aunque hoy te parezca que todo aquello fuera imposible que existiera. Claro que tendrás gratos recuerdos, y pronto te vendrán a tu memoria, como: ¿cuántos pasajes no quisiera recordar? ¡Por qué! ¿Te dejaron heridas? ¿Té hicieron daño? o es que quizás no desearía que jamás se volvieran a repetir.
            Toda vida tiene su propia historia, y esa historia está llena de razones: razones que a veces no comprendemos como se pudieron llevar a cabo, pero desgraciadamente así sucedieron y nosotros no somos quienes para poderla cambiar. Por tanto, queramos o no, siempre tenemos que portar esas razones que nos harán reconstruir esa historia, que al fin y al cabo no es más que nuestra propia vida. Como seres humanos que somos debemos llevarla con nuestra existencia, pero no nos desgarremos el corazón pensando en aquellas desdichas. Piensas que aquello que sufriste hoy te hará fuerte y sin a pena darte cuenta, será lo justo y suficiente para superar esas adversidades que hagan que puedas salir adelante.
            Entonces no te preocupes en encontrarle poderosas razones para darle sentido a tu vida, ella sola te las irá poniendo y será entonces cuando a través del tiempo comprenderás, que así tuvo que ser, y así la tendrás que ir desarrollando. Existen personas emotivas que son fáciles de sentirse conmovidas por su pasado, y “arrastran” su dolor sólo recordando los malos momentos que la vida les hizo pasar. Ante esto, no debemos culpabilizarnos de forma injustificada y obrando siempre de forma que veamos que nos dicta nuestra conciencia. Es necesario darnos tiempo para analizar aquellas razones para no atormentarnos y ocuparnos de nosotros mismos. Piensas que la vida está llena de razones, las cuales no vemos o quizás no queremos ver, pero siempre son poderosas, las cuales hacen que nos testifiquen su auténtica verdad.
            Siempre se ha dicho que toda una vida está cargada de creencias y de razonamientos inteligentes. Sólo debemos razonarlos. Por eso cuando se trata de tomar decisiones importantes lo tradicional es razonar ampliamente en lo que debemos hacer, antes de tomar una determinación arbitraria, que haga que podamos arrepentirnos.
Por eso debemos poner esos sentimientos en perspectiva y entender la razón por la cual estamos dolidos. Cuando nos sentimos tristes, llegamos a pensar que la vida es cruel o injusta, así que es fácil entender por qué, en esos momentos, la felicidad nos parece la mejor meta de la vida o el estado “natural” por alcanzarla. Sin embargo, pasaríamos por alto una importante verdad sobre nuestras experiencias. Los momentos de dicha y alegría más profunda de bienestar que a veces nos envuelven, sólo tienen sentido porque representan un contraste con nuestras decepciones, sufrimientos y tristezas, e incluso con esos momentos en que nos sentimos atrapados por esos arañazos que la vida en aquel momento nos puso por delante.
Recordemos siempre que nuestra vida es tu historia personal cargada siempre de razones subjetivas, que nunca podremos eludirlas.

Meditación: En la vida hay algo peor que el fracaso: el no haber intentado nada.

martes, 3 de marzo de 2020

¡Nos duele todo!


           Esta es una frase muy frecuente en el ámbito de nuestra vida. Que de días nos levantamos diciendo: ¡hoy me duele todo! Y nos preguntamos ¿Qué nos pasa? ¿Por qué nos sentimos así? El dolor suele estar asociado a la percepción de un daño que se ha producido en nuestro cuerpo. También es un síntoma complejo que puede ser reflejo de problemas biológicos, psicológicos, sociales o medioambientales.
            A veces es necesario cambiar la visión del dolor para entender qué es lo que debemos buscar cuando se presenta y qué significado tiene cuando nos envuelve. El dolor se introduce en nuestra vida de una forma lenta y pertinaz. Las causas suelen ser múltiples, y para tratarlo es necesario un diagnóstico personalizado que deshaga uno tras otros, es decir; todos los síntomas que lo formaron.
            El dolor tiene la función de avisarnos para que hagamos algo que consiga reparar el daño físico que lo genera. Es realmente una sensación terrible y como indicio de un mal, amenazante. De ahí, que una de las reacciones naturales en el ser humano es el miedo al dolor; un miedo que es adaptativo, puesto que nos implica evitarlo.
            La continuidad de esa sensación nos produce una ansiedad social, llegando a generar un sentimiento de inutilidad al no sentirnos necesarios. Si nos esforzamos en luchar contra ello y que nada cambie, podemos llegar a intentar mantener niveles de actividad similares a los que teníamos cuando no sentíamos dolor, notando una situación muy por encima de nuestras posibilidades actuales.
            De esta forma podemos darnos cuenta de que, además del daño físico, el dolor lleva asociado a una serie de procesos psicológicos desagradables, duros y amenazantes junto al propio dolor físico y una vez unidos, hacen que nos produzca esa situación de permanente malestar.
            Las continuas situaciones de trabajos excesivos, sin periodos de descanso, sin relajación, etc., nos obligan a descender constantemente los niveles de adaptación. Estos niveles aumentan por las mañanas, disminuyen por la tarde teniendo su punto más bajo por la noche, sintiéndonos al terminar el día, verdaderamente agotados. Todo esto nos conduce a alteraciones en el ritmo del corazón, y en ocasiones, un incremento antes las sensaciones de angustia y ansiedad. Con los años, estas situaciones contribuyen de forma directa al “dolor crónico” sin saber responder a que se debe.
            Cuántas veces hemos apreciado que una lucha de fracaso ante un dolor crónico, nos lleva a un estado de depresión que a su vez potencia aún más la sensación de dolor. Todo es debido a que nuestro estado, nos hace más insoportable, por lo que el dolor se apodera de nosotros, haciendo que nos esforcemos más y, de esa manera establecemos un círculo vicioso de carácter rutinario.      

Meditación: Aunque nunca obres mal, no por eso escaparás al dolor alguna vez.