viernes, 27 de febrero de 2015

Formas de ver las cosas.

                No todos vemos las cosas de la misma manera, hay quien a nada le da importancia, otros son catastrofistas, y otros es el “pasotismo” el carácter que les da a todo lo que sucede a su alrededor. Si observamos bien el sistema en que vivimos está hecho para que nos rindamos ante el miedo y de las apariencias de la doble moral, donde la mentira es lo políticamente correcto y la verdad es un peligro que no interesa que sea revelado. Podríamos decir, que el miedo nos encarcela dentro de nosotros mismos. A menudo no somos conscientes de estos elementos dentro de nuestro sentir personal, que, sin embargo, determinan lo que somos, lo que pensamos, lo que sentimos y lo que hacemos. Sencillamente son las “gafas” con las que miramos el mundo y a nosotros mismos. Nuestro criterio personal es la norma o regla que nos sirve para distinguir un conocimiento verdadero de uno falso. Es la única prueba por la cual distinguimos la verdad del error. Un juicio no puede admitirse como verdadero por el solo hecho de ser formulado por cierto tipo de persona, por mucha credibilidad que nos formule. La verdad no siempre es absoluta, a veces es relativa, dependiendo del entendimiento humano, y estando siempre sometida a las variaciones de éste.
            Por eso no dudemos en preguntar, cuando las cosas no las admitimos si son creíbles o no. Haz todas las preguntas que consideres oportunas, siempre habrá alguien para ayudarnos. Posiblemente si acudes a un profesional, sabrá aclarar nuestras dudas o discrepancias, sean las que sean para encontrar una posible respuesta.
            En determinados momentos nos asalta la duda de cómo deberían ser las cosas, a pesar de que se nos muestran  en forma de paradigmas, verdades o creíbles. Los paradigmas son términos que nos define un tipo de esquema, y nos  aportan un modelo concreto de realidad social y cultural, pero siempre en un tiempo determinado.
            Hay personas que suelen tener bloqueadas su capacidad de ver las cosas desde un prisma no real y eso les hace percibir diferentes alternativas y posibilidades que se le presentan para solucionar sus problemas. Otros atraviesan periodos de cambios con facilidad siendo su situación de constantes alternativas. Y por último aquellos que todo lo viven como etapas de terror y sufrimiento. Todo ello nos da a entender que existen personas que viven una amplia gama de alternativas entre las cuales pueden escoger distintas formas de ver las cosas. En todos estos casos podemos decir; “que se juega a perder” Consideremos siempre que nuestras percepciones a veces son erróneas. Lo que vemos en muchas ocasiones, muchas veces no corresponde con la realidad.
            Algunos opinan que el ser humano es la “medida” de todas las cosas, y por esto las cosas son para cada cual lo que cada cual quiera pensar de ellas. Sin embargo otros piensan que las cosas no son como son, sino como cada uno las percibe.
            Ya nos gustaría a todos estar siempre a la altura de aquello en lo que creemos ver. Pero no debemos  confundirnos. Las cosas son como son y más vale asumirlo más pronto que nunca, porque si no, malgastaremos nuestras energías en intentar cambiar lo que no podemos cambiar y al final no lo lograremos.

 Meditación: No hay nada que desespere tanto, como ver mal interpretados nuestros sentimientos.

martes, 24 de febrero de 2015

Cuando el amor hace daño.

               El amor a veces, tal como se utiliza actualmente el término, no es amor; es solo deseo. Y el deseo sin duda a la larga nos hará daño, porque desear a alguien como si fuera un objeto supone ofender a esa persona. Es un insulto. Si te diriges a otra persona con un simple deseo: ¿durante, cuánto tiempo podrás fingir que es amor? Superficialmente parecerá que es amor, pero si ahonda un poco, verás cómo debajo se oculta el mero deseo. Contemplar a alguien con simple deseo supone insultarle, humillarle. Es reducir a la otra persona a una cosa, o a un simple objeto. No existe nadie al que deberíamos considerarle como un objeto, por eso nunca se debe utilizar ese medio para alcanzar un fin determinado.
              Para el amor, el sexo es el lugar de la comunión entre los amantes. La plenitud de la realización del amor, es imprescindible como prueba definitiva. Es una relación que carece de plan y cuya fuente de sentido es solo la gratificación para el futuro, convirtiéndose de esa forma es un territorio intranscendente.
            Esta es la diferencia entre el deseo y el amor. El deseo utiliza a la otra persona para solo colmar su apetito. Solo se limita a utilizarla y cuando ya has terminado o circunstancialmente te es imposible mantenerla, “la tiras”.
             Dado que nuestra cultura no reivindica un propio fundamento histórico, sino que a través del tiempo desarrolla un nivel popular de profundos sentimientos hacia el amor,  nuestro carácter comunicativo se ve eclipsado a través de sus componentes emocionales. Éstas emociones sin contenido y, por consiguiente, sin comunicación, deja de ser un acto común. El sexo sin amor es una sugestión “mecánica” que hace las veces de simple encuentro circunstancial. Su eficacia estriba precisamente en su naturaleza sensual. La capacidad del sexo para generar sensaciones poderosas, permite convertirla en emociones tratadas mediante las interpretaciones pertinentes puesto que ya el amor por sí mismo, nos compromete a una cierta disposición. El amor siempre nos dirá que emoción cabe esperar de la relación sexual satisfactoria, y dicha relación nos proporcionará unas constantes sensaciones que las convertiremos en emociones gratificantes, gracias precisamente a esas expectativas.
              Por último, el amor en la cumbre nos conduce a la autoestima, la tentación de dar sentido a la vida, no sólo en tanto como amor, sino también como meta a la misma vida. La confusión entre el negocio de la pareja perfecta, genera una adicción a la condición de modelo no acorde con la satisfacción que dicha experiencia proporciona. Así, los individuos que habitan en esa cumbre de la pirámide del amor encuentran en su triunfo amoroso un refugio afectivo distinto al que el sexo en teoría nos puede ofrecer, consistente en la admiración de los sometidos, por el simple hecho del deseo, conduciendo ese refugio a diversas formas de entendimientos, como un sainete amoroso de una novela rosa. El amor es un fenómeno espiritual; el deseo es un fenómeno físico. De ese modo, uno puede “desear” desde miles de kilómetros de distancia, no haciendo falta estar físicamente presente.

 Meditación: Si alguien no te quiso, no dudes en pensar que existe alguien que sí te querrá.

sábado, 21 de febrero de 2015

¿Qué limita nuestras vidas?

            Siempre nuestras vidas están limitadas por acontecimientos: ya sea por amor, despecho, pérdida de un ser querido, fracasos, soledad, o cualquiera situación que nos la doblegue de forma que nos sintamos preocupados. Todas las pérdidas tienen un significado importante en nuestro desarrollo vital, puesto que cada beneficio requiere un sacrificio y toda ganancia de alguna forma, llega a tener un costo.
            Así decimos que la fragmentación en la que vivimos actualmente tienen unos lazos sociales que fomentan unos sentimientos de soledad. Pensemos, que no estamos solos, sino que nos sentimos solos. Mirándolo desde un punto de vista social, cada cosa que pasa, pasará y es bueno que pase, pues al fin y al cabo aprenderemos de ella. De este modo mientras transcurre, nos confirma lo transitorio de la vida, así como todo lo que en ella acontece. Pensemos que nada es eterno, y es bueno que así sea, pues la comodidad, paraliza la creatividad y los mecanismos de supervivencia.
             El resultado más importante de esta fragmentación, son los lazos sociales relativos a nuestros sentimientos de soledad. Si, a veces se trata de una soledad forzada que actualmente cada individuo es el responsable directo de sus lazos sociales. Por tanto si aceptamos el cambio que limita nuestras vidas, también debemos aceptar que es adecuado perder para ganar.
           ”Estar solo” es algo que se aprende. Como sabemos, uno aprende a estar solo, a soportar ese sentimiento de soledad y también a aprovecharlo de buena manera. La capacidad de estar solo constituye un síntoma de madurez de por sí, aunque esta capacidad tiene por fundamento la experiencia de estar a solas en presencia de alguien.
            Pensemos que nuestros límites de soledad no suelen ser absolutos, casi siempre se manifiestan de forma parcial o temporal. Casi todo el mundo tiene su pequeña soledad, sólo que unos luchan por vencerla, otros la ignoran y unos pocos se hunden en ella. Cualquiera puede soportar limitar su experiencia vivida a través de la soledad en un momento dado, aunque lo más frecuente es que uno se resista a ella. ¡Intentemos vencerla y sobrepasarla!
           En general adquirir ese límite de soledad implica haber salido de los requerimientos del mundo de las fantasías. Por otra parte, hay personas que tienen muchas relaciones sociales, que frecuentan a sus semejantes, pero, sin embargo, se sienten terriblemente solas. Lo que produce ese tipo de aislamiento consiste en estar en compañía de uno mismo. Por tanto todos necesitamos comunicarnos, abrirnos a los demás, sentirnos acompañados de otros, querer y ser querido. Cuando la soledad se apodera de uno, se suma a un aislamiento que genera tristeza. Pensemos siempre, que uno no puede escaparse de su soledad, no puede salir de sí mismo, ni de su situación.
          Todo ello puede acarrearnos depresiones graves. Y si las fuerzas decaen y se pierde toda esperanza, a veces adoptamos soluciones extremas como el suicidio, siendo esta la forma más trágica que la vida nos pone sus límites.            

 Meditación: La peor parte de mantener recuerdos no es el dolor. Es la soledad. Los recuerdos necesitan ser compartidos.

miércoles, 18 de febrero de 2015

Siempre alguien te recuerda.

           En cuantos momentos de nuestra vida hemos dicho: “solo somos amigos”, en realidad es una frase aclaratoria, para desmentir una relación que suponíamos de pareja, o bien como resultado final de un proceso de separación de dos personas que sí lo habían sido. “Nada más que amigos”, la simplicidad de la frase es engañosa porque parece expresar que la amistad no tiene un carácter vinculado como el de la pareja o que tiene una menor importancia sentimental.
           El amor es la forma más plena de comunicación y de relación humana. Es fundamental para todas las personas. Todos necesitamos recibir y dar amor. Pero estas palabras están tan manipuladas y son tan complejas que a veces son necesarias aclararlas para entender bien qué es el amor.
           Sin embargo la amistad, comienza por la simpatía y el agrado que se siente al encontrarse personas que tienen cosas en común con nosotros. Te empieza a interesar las cosas del amigo y tú encuentras con gusto que a él también le interesan tus cosas. Es muy agradable saber que cuentas con alguien que te aprecie, te comprenda y que comparte muchos de tus gustos y de tus ideas. Sin embargo, no se limita con esto la verdadera amistad, pues ésta tiene ciertas características y exigencias. El amor de amistad se convierte en amor incondicional cuando buscas el bien de tu amigo. Cuando respetas sus ideas. Cuando lo aceptas tal y como es, pero le ayudas a crecer y superarse.
            En estos casos ya no es tan fácil sentir la libertad del amigo como un bien. Le queremos, entonces para que respondas a nuestras necesidades; lo cierto es que la amistad no es un sentimiento fácil, ni simple.
            La amistad suele ser un sentimiento generoso, y no siempre estamos preparados para ser buenos amigos, si somos posesivos, rencorosos o dejamos que nuestro corazón se deje invadir por el odio y el desprecio, es difícil que exista amistad.
           Hay amistades, a las que suelen denominarse con derecho a “roce”, que también pueden utilizarse como estrategia para no dejar que la tormenta rompa lo que parece precario en la relación.
            La profundidad de la amistad se nota cuando nos sentimos igual de relajados con aquella amistad que no vemos desde hace mucho tiempo y parece que las hubiéramos visto ayer, o cuando en momentos importantes para nosotros, felices o no, nos hacen sentir su presencia y su apoyo incondicional. Por eso decimos; nada más que amigos, sí, pero ¡¡nada más y nada menos!!

 Meditación: Los mejores amigos son como las estrellas, aunque no siempre se ven, sabes que están ahí.

domingo, 15 de febrero de 2015

Tener, no da la felicidad.

            No voy a descubrir nada diciendo esto de: “no es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita”. Aunque existe un mínimo de bienestar económico para poder vivir en comunidad. Nuestra mente debe tener  suficiente poder para construir esquemas de vida saludable. De nosotros depende alimentarla con creencias estimulantes.  La persecución de los bienes, puede nunca encontrar su final, cuando el deseo es acumular más y más.
            La sociedad actual nos inculca la idea de triunfo de una manera absolutamente materialista; triunfar significa básicamente tener; dinero, posesiones, poder, etc. Hay muchas cosas que consiguen acercarnos a la felicidad, que provienen del exterior como: la vida en pareja, tener una familia con quien compartir buenos momentos y por qué no decirlos, tus amigos; sí, esos amigos que siempre están ahí, y que nunca te olvidan… y por supuesto muchas cosas más, que no citaré ahora.
           Entonces, ¿debemos deshacernos de todo lo material que poseemos? No, para vivir con plenitud, basta con darle solo el valor a lo que tienes y no más. Todos podemos ser felices, si así lo deseamos, existen innumerables casos de personas que poseen todo lo que el dinero puede comprar y no se sienten felices, y por el contrario, existen quienes carecen de muchas cosas, y sin embargo encuentran el contento en su forma de ver la vida.
              La vida es ganar… y también perder. La sociedad nos hace querer entender que solo el éxito puede conducirnos a la felicidad. No nos dejemos engañar. A veces la derrota es necesaria para avanzar y ver las cosas desde otro punto de vista. De esa manera, aceptarla y reconocerla es una de las formas inequívocas de nuestra sabiduría.
             Nacemos para luchar por la felicidad, es decir para crearla, para hacerla a pesar de las tristezas, los desencantos, los errores y las malas jugadas que muchas veces padecemos. No nos pasemos la vida agitando nuestras desgracias o pronosticando tragedias imaginarias, puesto que es posible que no lleguen nunca.
              Una de las cosas fundamentales para ser feliz, es sencillamente saber perdonar. Pero ¿sabemos qué significa perdonar? Perdonar no es “absolver”, puesto que no implica borrar las faltas. Tampoco “olvidar” ya que debemos considerarla como amnesia reparadora, ni por supuesto, “otorgar clemencia” Perdonar es arrancar el resentimiento que a veces llevamos dentro, dejando de lado el odio, eliminando el deseo de venganza.  Cierto es, que pasamos por la vida sin llegar a decir ¡soy feliz!, pero, ¿por qué? Quizás no sepamos dar a nuestra vida un máximo de calidad y rendimiento, que nos haga conseguir ese ideal que nos es imposible alcanzar.
              Si deseas ser feliz, es decir, superarte como persona y darte cuenta de que lo que tú quieres está en realidad dentro de ti, entonces es el momento de hacerlo.
              Así pues, el secreto para ser felices reside en nuestro interior, en la forma en cómo afrontamos cada nuevo día, en cuidar con esmero nuestras conexiones con nuestros familiares, amigos, compañeros y con el mundo en general.

 Meditación: Tres cosas necesita el hombre para ser feliz: la bendición de Dios, libros y un amigo

 

jueves, 12 de febrero de 2015

¿Por qué nos comportamos así?

             Al tomar una actitud determinada nos hace cerrar los ojos a la realidad, por ser más grato y cómodo que aceptar la auténtica verdad.  Esto casos, suelen ocurrir ante una amistad a quien profesamos un gran afecto. El dolor que nos causa es porque normalmente no podemos concebir que alguien que nos haya tenido una gran estima tome una actitud de desprecio. Si un desconocido nos engaña simplemente le llamamos estafador o mentiroso pero si nos engaña un amigo nos sentimos desolados.
            Este comportamiento es un recurso al que en situaciones puntuales muchos acuden para afrontar desentenderse. A menudo estos condicionamientos, es parte normal de una relación o una amistad; pero cuando se presenta algún malentendido, se convierte en un estado de constante culpabilidad, siendo  entonces muy difícil de controlar. En ocasiones lo hacemos de forma consciente, pero otras, es el cerebro el que altera ligeramente nuestra percepción para así salvaguardar su integridad.
            Cuando alguien se muestra de esa manera, enfrentarse a esa persona y mostrarle que su actitud no es la correcta, hace que la situación empeore. Para enfrentarse con propiedad a alguien que su comportamiento es irregular, debemos prepararnos a encarar la situación de una manera inconsciente, haciéndole ver, que su forma de obrar, está produciendo constantes sensaciones de culpabilidad.
            Reconocer que una amistad o un proceso amigable llega a un estado de no admitir la razón, el futuro es inviable, llegando a presentar una situación realmente imposible, ya que esto implica admitir el fracaso de una acumulación importante de esfuerzos anteriores. Practicar un acercamiento, resulta aumentar el rechazo, puesto que acercarse a una persona que no se viene a razones, resulta un acto volátil, si esa persona no está preparada. A veces las personas que rechazan el diálogo, se vuelve extremadamente defensiva y ofendida. Para evitar estas reacciones es conveniente practicar lo que se llama “diálogo moderado” de manera controlado, sin actuar con demasiadas emociones. En la mayoría de los casos estas personas optan por rehuir, evitando el encuentro personal y amparándose en el silencio. En estos casos debemos admitir claramente que  la persona a la cual  nos enfrentamos no está dispuesta a muchas oportunidades, empleando  tácticas de ignorancia y sobre todo el mutismo.
            Estos procesos de silencios tienen un mecanismo evolutivo, puesto que nos hacen situarnos en momentos de situaciones difíciles, dejando de reconocer los aspectos de pura realidad que les son insoportables, permitiéndonos continuar nuestra vida de una forma altruista e irreal. Estos comportamientos siempre tienen aspectos negativos, ya que de una manera inconsciente van orientados a una falsa conducta.
           Muchas veces el problema consiste en saber demostrar claramente el motivo del verdadero problema, que por lo general está oculto a los ojos del que así se comporta. En multitud de ocasiones, es preferible disimular ante estas personas, callando o haciendo comentarios sesgados que no tengan nada que ver con su pertinaz comportamiento, pero nunca mostrarle la verdad desnuda, unas veces por no herir la sensibilidad de esa persona u otras por mera educación. Sin embargo pensemos que la función de estas apariencias siempre juegan un papel sustancial no sólo anecdótico, sino a su vez convincente.
           
 Meditación: Hay tres cosas que nunca vuelven atrás: la palabra pronunciada, la flecha lanzada y la oportunidad perdida.

lunes, 9 de febrero de 2015

Altibajos emocionales.

             La agitación a que diariamente nos somete la vida  hace que nos encontremos en determinados momentos en situaciones emocionales que nos lleva a trastornos bipolares
            Estos trastornos, también conocido como “depresión maníaca” son como una enfermedad mental que incluye episodios serios, que nos someten a cambios drásticos, como sentirnos deprimidos y sin esperanza con periodos normales entre los cambios.
            Curiosamente, frente a las exigencias sociales, el número de personas que padecen estos altibajos emocionales, no ha dejado de crecer en los últimos años. Durante el tiempo que estas personas padecen estos periodos de inestabilidad suelen mostrarse extremadamente infelices o irritables. Los cambios de humor pueden durar horas, días o meses, poniendo a veces en peligro la vida emocional con el condicionante de una merma en las funciones normales para desarrollar una vida sana.
              Los síntomas depresivos a que son sometidos, hacen descender su estado emocional a un “infierno” en el que se sienten aislados porque su padecimiento no es comprendido por el entorno en que viven. Cuando vivimos juntos a personas que padecen estos “altibajos emocionales” de alguna manera también nos afectan a nosotros, ya que debido a su estado nos transmiten ese estrés a que están sometidas. Por eso es muy importante que tengamos en cuenta sus necesidades buscando espacios de calma y tranquilidad. Es de vital importancia evitar discusiones absurdas cuando tratamos con persona con estos problemas, ya que pueden ocurrir grandes peleas a no ser evitadas.
              Al más mínimo incidente nunca debemos tratar de corregir a una persona con estos síntomas, ya que puede provocar una discusión a toda regla que no es necesaria ni constructiva en una relación. Hablarle con calma es fundamental, sobre todo en esos periodos de bipolaridad, evitando que se encuentren en situaciones peligrosas. Esto sólo hará que esa persona se salga de control haciendo que se rebele contra todo y con todas sus fuerzas. Puede que en determinadas situaciones sea necesario hablarle con suma paciencia a fin de sacarle de cualquier idea peligrosa.           
             Una buena forma es la de aprovechar las oscilaciones de estas personas para desarrollar entre otras cosas, su capacidad creativa, las cuales muestran una conexión íntima entre esos momentos de alteración. Estos altibajos emocionales o estados de ánimo dependen de múltiples factores, dependiendo muchas veces de la estación del año en la que estemos, otro factor muy influyente es el clima, al que muchas veces se le ha hecho responsable del carácter, y como no, pocos son los que no sufren el “síndrome del domingo por la tarde”
           Todos estos desórdenes de tipo emocionales, a veces son difíciles de controlar, pero nunca debemos desistir de ello, puesto que sus aspectos externos son muy detectables. Siempre decimos que el mundo de las emociones ha sido considerado de una forma conflictiva, puesto que son dos tipo de problemas; el conflicto del predominio y las discordancias de ellos a través de la razón. Mantengamos siempre una apariencia tranquila ante esto altibajos emocionales, no provocando temor y procurar que esas emociones nos condicionen ciertas intolerancias a las personas que lo sufren.
 
Meditación: Cuando el corazón y las emociones dominan al cerebro muy pocas decisiones se toman correctamente.

viernes, 6 de febrero de 2015

El valor del tiempo.

              El tiempo no es una medida fija ni inmutable, pues el verdadero valor del tiempo se fija con el corazón. Todos nosotros somos clientes de ese Banco que se llama Vida, y la cuenta de inversión Tiempo. En el primer instante de cada día, ese Banco nos ingresa en nuestra cuenta 86.400 segundos que podemos gastarlos solo en ese día, y todas la noches, cualquier cantidad que no hayamos invertido en algo productivo, lo tendremos que dar como pérdida y borrarlo de nuestra cuenta. No se nos permite acumular ese saldo para el día siguiente. Todas las mañanas, nuestra cuenta es reiniciada y todas las noches perdemos el saldo no aprovechado, sin poder dar marcha atrás. 
            Detenernos a saborear los minutos y llenarlos de vida, nos dará la auténtica medida y sentido del tiempo. Cuántas veces nos hacemos esta reflexión: “Me siento que durante el día he desperdiciado en acciones de las cuales no tengo conciencia de haber aprovechado bien el tiempo” Es por ello que mi  intención es hacer ver una estrategia que nos ayudará a aprovechar mejor nuestro tiempo para que podamos establecer un orden y podamos fijar nuestras prioridades sobres esas acciones que realizamos durante el día y en la semana.
            Con la organización semanal de nuestras metas prioritarias, la planificación se convierte en una función de adaptación diaria. Así, podremos dar relevancia a actividades originales y responder a acontecimientos y experiencias imprevistas de situaciones las cuales tenemos que vivir. Simplemente echando un vistazo a nuestros roles, podremos priorizar diariamente nuestras actividades, guiándonos por una especie de intuición interna, donde siempre pondremos “primero lo primero”.
           Intentemos concebir el tiempo como un recurso y no como una limitación; planificarlo y adaptarlo a nuestras necesidades es el objetivo de nuestro programa diario. Cuando la organización de nuestro propio tiempo se convierte en una actividad fluida, descubrimos como aumenta nuestra capacidad de reacción ante los imprevistos, y encontraremos el equilibrio que buscamos. Para ello hay que comprender su naturaleza, asimilarlo como algo que está de nuestro lado y al que tenemos que adaptarnos con la máxima eficacia y confianza. Cuando nuestra relación con el tiempo no es buena, somos capaces de generarnos angustias, ansiedades, estrés y muchos otros problemas de salud. Una gran parte de los estilos de cómo emplear nuestro tiempo en nuestra vida, tiene cada vez más en común, su utilización diaria.  Estos factores dan la sensación de falta de tiempo para todo lo que queremos o tenemos que hacer, vivir, disfrutar, etc. Las prisas, el llegar tarde, la aceleración, son elementos de nuestra forma de vivir. Las implicaciones que se derivan de ello a nivel de calidad de vida, son tales que creemos interesante parar y ser conscientes por unos momentos de reflexionar sobre nuestro tiempo. De cómo empleemos el tiempo depende en gran medida nuestra satisfacción, felicidad y relación con nuestro entorno. Existe una frase muy conocida que dice: “El tiempo es oro” o ¿Tienes un minuto? A las cuales respondemos: “Para mí son pocas las horas del día” Normalmente vivimos como millonarios de tiempo, aunque desgraciadamente no sabemos cuidarlo ni aprovecharlo, sin embargo, si el tiempo fuese oro, podríamos perderlo, puesto que el tiempo es vida y nunca sabremos cuanto nos queda.

Meditación: Las tres cosas más difíciles de esta vida son: guardar un secreto, perdonar un agravio y aprovechar el tiempo.

martes, 3 de febrero de 2015

Envuelto en el silencio.

           Cuando se nos detecta una grave situación en nuestra vida, los amigos ya no están y nos vemos encerrados solo exclusivamente en nuestro entorno familiar Sí, nos aislamos en lo que es una soledad personal, haciendo que las gente se nos alejen.
            Eso último les sucede a muchos. Pero debemos reconocer que la mente no es una ciencia exacta, y a veces cuesta hallar la dosis justa de medicación. Por ejemplo, la depresión es una enfermedad del alma, es como una respuesta que da nuestro cuerpo a lo que se siente por dentro. Los sentimientos nos bloquean y la tristeza inhibe nuestros pensamientos. La soledad y el silencio hacen que la acumulación de malestar nos lleve a un sufrimiento silencioso que nos corroe por dentro.
              Deberíamos esconder “etiquetas”. Si las personas a las que les va bien no se esconden, ¿por qué guardar silencio? Esto nos llevará a una visión negativa de la propia situación. El hecho de callar y el hecho de no consultar, de no recibir consejos, de no saber lo que opinan de lo que hacemos o de mis decisiones, etc., todo hace que nos traguemos el no ser asertivo con los demás, llegando a convertirse en una depresión, causada por la alteración en el procesamiento de nuestros pensamientos y por tanto la conducta se verá afectada a tal punto de no querer vivir.
             ¿Cuántas personas viven una situación de silencio por el rechazo social a que se ven sometidas? El mundo nos empuja a momentos críticos, pero en medio de toda esta situación aparecen luces en el trayecto de la vida, hombres y mujeres de fe, capaces de detenerse en el camino para escucharnos.
             A lo largo de nuestra vida y sobre todo en los momentos de dolor, solemos experimentar abandono y lejanía, parece que Dios no interviene en nuestro drama humano y a menudo surge la pregunta ¿por qué a mí? Es entonces cuando el que sufre llega incluso a reprocharle a la Providencia su abandono, y es justo cuando las fuerzas más fallan.
            ¿Cómo podemos sobreponernos? Enseguida decimos: “no lo sé, pero me sentía más a gusto así” y admitimos con una pasmosa naturalidad, que esa es una receta para afrontar esa situación. A veces la sociedad nos pone más barreras que el propio estado en que vivimos. Siempre el mayor impacto que sufre la persona es el social.
             El objetivo principal es volver a establecer lazos con la comunidad, que no se esté concentrado en casa, y siempre procurar estar dotado de las habilidades comunicativas necesarias para recuperar nuestro proyecto de vida.           
              Siempre deberíamos pensar que cuando hemos estado en una etapa tan oscura, valoremos mucho más la luz, y nos damos cuenta de que cuando estás en tu peor momento tienes más recursos de los que crees.

 Meditación: Hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces; pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir como hermanos.”