miércoles, 28 de septiembre de 2016

Cinco años de reflexiones.

           Cumplir un años más en cualquier aspecto de nuestra vida, siempre es digno de  gran satisfacción. Es señal de constancia, voluntad, tesón, etc., y por qué no decirlo ganas de vivir, y al mismo tiempo desear con anhelos que algún día se cumpla aquello que tanto deseamos. Aunque los destinos por mucho que queramos que pasen los años, a veces no llegan a cumplirse. Nunca entenderemos “por qué”, aunque si os deseo que nunca perdamos la esperanza. Siempre nos sentiremos colmados de frustraciones y de culpas. Y no exclusivamente por haber hecho mal las cosas, sino;  porque. ¿Cuántas veces el ser humano es incomprendido? Tampoco es cuestión de resignarse, ni de castigarse, ni siquiera de compadecerse de uno mismo, como si fuéramos víctima de una injusticia cometida.
              Escribir “cosas” sólo es cuestión de plasmar aquellas vivencias que hemos pasado a través de nuestra vida. Esos momentos posiblemente a muchos se nos presentaron en formas de fantasías, o en formas de ilusión,  pero hoy solo nos interesa  dejarlas pasar, sin tener en cuenta que la vida nos lleva un “libro de registro” en el cual queda todo anotado, a pesar de que todo nuestro interés es olvidar, pero desgraciadamente eso no sucede, puesto que ya sean malas o buenas, siempre las tendremos en nuestro subconsciente, y en cualquier momento las recordamos. Algunas de estas “cosas” son producidas por el resentimiento de alguna ofensa personal, (a  veces imaginaria), pero ahí están, otras con bellísimas palabras, que por circunstancias se pronunciaron, aún sin saber “porqué” ¡pero se dijeron! Entonces: ¿por qué olvidarlas? Ante esto, lo mejor es dejarlas escritas, aunque sean de forma “subliminal”
              Escribir durante 5 años de forma continuada, no es nada fácil, hay que estar dotado, como decía al principio, de una gran constancia, de una fuerte voluntad y sobre todo, ganas de decir las “cosas” al menos tal como uno las ve.  Es posible que algunos no estéis de acuerdo conmigo, de mis criterios personales, de mi forma de expresarme o porque no decirlo, también puedo estar equivocado al exponer mis reflexiones. Siempre estaré dispuesto a pedir las más sinceras disculpas, si en algo me equivoqué.
               Siempre he dicho que la vida, sólo tiene un final que, afortunadamente, no conocemos, por tanto vivimos del pasado y lo importante es dejar una pequeña huella de cómo somos. El “oficio” de vivir es una tarea tremendamente difícil, pudiéndola considerar como realquilados por un tiempo, y deberíamos aferrarnos a ser cada día mejor persona, siendo así, es la única razón por la que merece la pena vivir.
              El verdadero hábito de escribir surge de la idealización de nuestros propios sentimientos, los cuales deseamos revivir, sólo es necesario profundizar en general en la vida, e ir tratando de plasmar aquellos acontecimientos que por su belleza o por su fatalidad se nos presentaron. Sólo deciros que haber llegado hasta aquí, no ha sido tarea fácil, es simplemente haber conseguido cumplir con aquello  que me impuse, sólo por afición. Pero eso, me pertenece como una credencial, y de que todos somos capaces de realizar aquello que nos proponemos.
             Cuando se realiza algo, siempre se tiene un fin, un motivo, una razón, etc., ¡no lo sé! Pero así es. Lo realizamos con tesón, con paciencia, sin precipitarnos y sin temor al tiempo, pensando que con el paso de los días, los meses, e incluso los años pueda llegar a consumarse nuestra idealización.  En la vida es de buen hacer, utilizar las formas los estilos, los análisis, las reflexiones, pero siempre con el debido respeto. He pretendido dejarlo aquí, y terminar con mis reflexiones escribiendo éste artículo como despedida al cumplirse este 5º aniversario.
          ¿Volver? ¡Ahora mismo no lo sé! Hoy es difícil deciros si continuaré. Son muchos los acontecimientos que se han producido en mi vida privada y, si añadimos las continuas decepciones que durante este tiempo he sufrido hacen que las esperanzas en estos momentos de retornar no alcancen una nueva ilusión para comenzar un nuevo ciclo, al menos por ahora.
           Aunque reconozco que no debo encerrarme en un “no” rotundo, puesto que opinar hoy puede ser fácil, pero las cosas no se perciben igual pensando en lo que “mañana” pueda suceder. Emprender un nuevo proyecto de doce meses más escribiendo es todo una temeridad, lo cual, os lo puedo asegurar, pero a través de estos últimos renglones, desearía daros las gracias a todas aquellas miles de persona que me leyeron.

 Meditación: Las decepciones no matan… ¡Pero enseñan!, aunque siempre  dejan cicatrices.


 

                     
 

domingo, 25 de septiembre de 2016

¡Cuándo tenemos intención!

             Cuando en algún momentos de nuestra vida se nos presenta cualquier situación  de difícil estrategia, hace que lo relacionemos siempre con algo desconocido, con algo que no sabemos cuál será su resultados, es decir; “lleva una intención” Ante estos casos debemos o creemos encontrar una estrategia, ante lo cual nos dé un convencimiento.
          Aquí podemos aplicar la teoría de la motivación, la cual sostiene siempre la probabilidad de que aquello que hemos pensado tenga el “peso” de una intención, haciendo expresar su veracidad. Así decimos que la propia intención ya tiene  diversos significados, como es el de la comunicación, entendiéndose ésta como la propiedad de una acción liberadora y voluntaria que nos hace llegar al propósito de alcanzar un objetivo determinado. Cuántas veces preguntamos; ¿tú no tienes intención de dar? A lo cual casi siempre respondemos: ¡Y a mí quién me da! Nunca pensaste cuantas cosas puedes dar. Siempre pensamos en cosas materiales, pero casi nunca tenemos presente la intención de la generosidad. Muchos de Uds. habrán leído aquello de que: “Cuanto más des de ti mismo, por poco que sea, más se abrirán las puertas para que la felicidad entre dentro de ti”
           Muchos diréis que no estoy dando ninguna respuesta o quizás entiendas que no aplico ninguna intención en darte una solución a tu problema. Verás, cuantas veces la intención de generosidad no la debemos aplicar a la atención de dar algo material, como decía anteriormente. Entonces: ¿qué intención tienes eso de “dar”? Muy sencillo: lo mejor que puedes dar a tu enemigo es el perdón; a tu adversario, la tolerancia; y a un amigo, tu corazón. Como podrás apreciar, eres poseedor de una cantidad de dones que no te cuestan nada, o es que quizás no tengas nunca la intención de desprenderte de ninguno de ellos.
           Cuando un proyecto o un sueño se frustra, intentamos gritar, golpear, insultar, etc., pero casi siempre decimos “no lo olvidaré jamás” En general vamos por la vida sin prestar atención a lo que nos pasa, aunque siempre lo justificamos diciendo: “esa nunca fue mi intención” Lógicamente la única norma que prestamos atención es la de nuestra propia opinión, haciéndola siempre la más valiosa de nuestras intenciones. Lo único que prevalece es hacer creer que nuestra opinión en la correcta y que siempre llevaremos la razón. Si has tenido la capacidad de soñar, ese sueño es porque estás diseñado para abocar las fuerzas y derribar cualquier obstáculo, pero piensas que tú debes poner buenas intenciones para que aquello prevalezca a pesar de los contratiempos.
            La intención no tiene porqué ser secreta. Al comunicar nuestra intención, estamos informando a la otra persona de lo que deseamos y la hacemos participe de ella.
            Nunca esperes que los demás te hagan feliz. No son las cosas ni los otros los que nos hacen felices, sino nuestra esperanza de todo aquello que estamos proyectando alcanzar.
           Nada es más desalentador  considerar que no esperamos expectativas de novedad alguna, puesto que sabemos quiénes somos y conocemos hasta el último detalle de nuestro prójimo. Pero a pesar de todo un silencio une nuestros más íntimos sentimientos. Es como un hilo secreto que nos vincula indiferencia, y al mismo tiempo les apreciamos. Si fuéramos capaces de mostrar todo el afecto que le profesamos, es cuando podríamos entender que “solo es cuestión de intención”

 Meditación: La primera intención de todo ser humano es intentar ser feliz, la segunda, es hacer feliz a los demás.

miércoles, 21 de septiembre de 2016

¿El amor tambien se derrumba?

            Si, por desgracia es así. Entonces, ¿ya que nos queda? Es que quizás le pedimos demasiado. Muchas veces consideramos que el amor es la más importante relación de afecto, y es posible que sin darnos cuenta lo sobre cargamos demasiado durante la vida, pidiéndole con exceso y volcando demasiadas ilusiones y expectativas que a veces no llegan a lograrse. El amor se nos presenta en la vida en distintas etapas y en distintas facetas muy diferente, según nuestro tiempo vivido.
          Muchos dicen que el amor son los sentimientos del alma, pero en definitiva no son más que modulaciones del deseo, de unas facetas que durante toda una vida se nos manifiesta de distintos estilos. El amor tiene sus formas, no es el mismo en la adolescencia, que en la madurez; en cualquier tiempo debemos saber comprenderlo. Solo a través de un estudio de tus propias posibilidades, el amor empezará a tomar nuevas estructuras según el tiempo en que vivas. Él siempre nos dará con perfecta sincronía, la forma para entenderlo y saber sobre llevarlo a través del tiempo, procurando que siempre desaparezcan los conflictos.
            El amor puede convertir nuestra vida en una auténtica celebración, pero solo el amor; o sea, ni el deseo, ni la posesión ni la dependencia. Cuantas veces pretendemos que llene demasiados huecos, muchos de los cuales, ni siquiera nos pertenecen. El amor tiene su “momento” No creamos que es sencillo caminar juntos durante toda una vida, por eso “dejémosle respirar” y consigamos el equilibrio necesario, que nos permita a través de la intimidad y la complicidad, poder compartir la proyección necesaria para que no se nos derrumbe.
            El amor tiene dos caras, una es el hambre y la otra la saciedad. No deberíamos interpretar estas cuestiones de forma erróneas. El sexo y el amor son conceptos diferentes, pueden ser complementarios y, también, participar en la vida de las personas de manera independiente. Los encuentros fortuitos son más excitantes que el sexo estable, por eso ambas experiencias tienen su encanto. Pero siempre consideremos que éste se sostiene sobre “pilares” muy sensible y tremendamente expuesto al derrumbe. El sexo sin amor puede ser una buena opción, siempre y cuando seas libre, responsable, placentero y seguro.
            Aparte de todo lo dicho anteriormente, debemos tener presente: que el amor es un fenómeno espiritual; el deseo, un fenómeno físico. El amor, en su forma más pura, consiste en compartir una alegría interna. Nunca pide nada a cambio, ni espera nada. Entonces: ¿Por qué pensamos que se pueda derrumbar? ¿Por qué sentirnos heridos?
            Nunca olvidemos que a través del tiempo, cada miembro de una pareja ha de crecer, y alcanzar de esa manera su propia plenitud, para de esa forma lograr un equilibrio y una armonía, para conseguir que juntos consigan que no se derrumbe.

 Meditación: Cuando sientas que tus fuerzas se agotan… piensas en todo lo maravilloso que una vez te sucedió.

sábado, 17 de septiembre de 2016

Los denominados sensibles.

          Sé que muchos me dirán: ¿qué tiene una persona sensible distinta a otra que no lo sea?  Este es un apartado muy a tener en cuenta en Psicología. Debido al poco espacio del que dispongo, intentaré hacer un breve comentario, siempre bajo mi propio criterio. No intento convencer a nadie de mis ideas personales. Las personas altamente sensibles tienen un sistema nervioso muy afectivo por lo común y, por lo general  susceptible a cualquier alteración en su vida. Todo lo ven desde un punto de vista muy auténtico. No, no es ningún defecto personal, pero si les puedo asegurar que son personas que sufren muchísimo, debido a su estado emotivo, creativo y solidario.
            Estos tipos de personas suelen ser altamente conscientes, están dotados al mismo tiempo de gran inteligencia, un gran poder de intuición y sobre todo de gran imaginación. Todo debido a una gran capacidad sensorial que los hacen únicos en sus formas de actuar y de pensar. Si reconoces estas actitudes entre algunas de tus amistades, puedes estar satisfecho de canalizar sus estímulos, y seguro que te harán vivir  formas muy distintas a como tú puedas percibir las emociones, aunque siempre existan incompatibilidades.
            Este tipo de personas suelen pasar inadvertidas para los demás, pero si te relacionas con ellas observarás que manejan un gran “abanico” de información debido a que todo lo analizan y lo reflexionan con sumo interés. Son tipos que no desesperan ante las adversidades, aunque su estado de introversión les hace de un carácter insistente. Es decir para ellos el “razonamiento” es la principal virtud para sentirse sensibles. Unos de los principales condicionantes de estos tipos de personas es su enorme adición a la música, lo cual hace que se explique de un poder de sensibilidad  atribuido a su alto nivel intuitivo, siendo capaces de fijarse y analizar los detalles más sutiles, que a veces muchos no perciben. Como decía al principio, no es ningún defecto pero lo suelen pasar mal, ya que viven expuestos a una “radiaciones” emocionales sin filtros que les proteja, pero sus rasgos les caracteriza por una fuerte personalidad, que bien canalizada, pueden convertirse en un don para ellos mismos y para los que les rodean.
            Toda esta condición de sensibilidad no les excluye, ni les desconecta de nada. El problema a veces surge a partir de pequeños desengaños cotidianos que se van agravando con el tiempo, dejando paso a la desilusión y a la frustración. Por otra parte, su condición de sensibilidad les lleva a sufrir preocupaciones mucho más de lo habitual, ocasionándoles problemas que lo demás no entienden. De hecho las personas extremadamente sensibles pueden reaccionar de manera muy emocional ante las injusticias o la incomprensiones de lo que les ocurre, llegando a sentirse verdaderamente “heridas”. 
            Siempre dije que amar la vida es comenzar a sensibilizarse y aceptarla tal como es. No siempre es de color de rosa. Esta aceptación está en el centro de las personas con alta dosis de sensibilidad. Toda aceptación nos lleva finalmente a una decisión paradójica: la de no elegir, no rechazar, ni eliminar nada. Todos los considerados sensibles ante el evento de su vida, activan y traducen su capacidad para intentar ofrecer siempre una respuesta adecuada al estricto sentido de la razón.  Esta sensibilidad de la que hablo, nos lleva a crear un vínculo afectivo que con el tiempo contribuye a una estabilidad muy sólida como adulto.

 Meditación: Con el tiempo no nos volvemos menos sensibles, sino más resistente al dolor.

martes, 13 de septiembre de 2016

Los malentendidos II.

             Es necesario que para evitar malos entendidos, es de vital importancia la comunicación. Esta es una de las necesidades que de por sí implica una sensibilidad especial para ponerse en el lugar del otro, e incluso poder experimentar determinadas opiniones. Todos estos intercambios de funciones nos permiten que a través de una locuaz comunicación se reflejen todos los aspectos de carácter emocional que puedan llevar ese mensaje. Necesitamos comprender que muchos de esos malos entendidos podrían evitarse, pero Uds. me dirán ¿cómo llevarlo a cabo?  No desearía entrar en conceptos filosóficos, puesto que ello nos llevaría a teorías muy complejas y es posible que yo no sea capaz de explicarme con la debida claridad.
            Cada ser humano es de una personalidad propia e individual de por sí. Eso hace que cada uno de nosotros seamos distinto respecto a los demás con los que convivimos en nuestro entorno. La pregunta que anteriormente formulé, queda muy identificada a través del tiempo, aunque en nuestros días se presente con mayor frecuencia, debido a que cada vez  deseamos pertenecer más a un  mundo muy individual y personal.
          Todo entendimiento necesita de un intercambio de comunicación; es decir de hablar y escuchar, jamás silenciar obstinadamente, tratando de eliminar u olvidar las propias opiniones que todo buen entendimiento es el fin que perseguimos. Todos, afortunadamente tenemos la capacidad de entendernos siempre y cuando apliquemos el afortunado valor de la comunicación. Pensemos que cada uno de nosotros es un mundo diferente y como tal, estamos sujeto a percibir la realidad de maneras diferentes. 
            Entonces, me pregunto; ¿por qué cada vez nos entendemos peor, será porque no sabemos explicarnos, o quizás hacemos “oídos sordos” a lo que nos dicen? Es posible que pueda que no llevemos la razón y “aquello” nos cueste reconocerlo. Comprendo que debemos preocuparnos no sólo de decir siempre lo correcto, sino también de como se dice. ¿Cuántas veces unas palabras inadecuadas pueden desencadenar un mal entendido? Reconozco que a veces no es fácil o no queremos escuchar, puesto que ésta es sin duda, la parte más difícil de la comunicación.
             Lo cierto es que; ¿cuántas veces hablamos una y mil veces y ni siquiera se dignan contestar. Me pregunto: ¿es eso correcto? ¿Temen que se descubra su verdadera personalidad? De esa forma lo que se consigue es una intolerable tensión ante una situación social frente a esa persona, limitando su propia forma de ser.  ¡Reflexiona!
            Es posible que detrás de cada emoción que nos desagrade, haya una necesidad que queda al descubierto. Es entonces cuando puedes cambiar el mal entendido por una explicación directa y acertada. La comunicación en estos caso se convierte en un proceso dinámico que implica informar, compartir, dialogar, etc. para al mismo tiempo transformar las relaciones personales en un clima satisfactorio evitando de esa manera los malos entendidos.

 Meditación: Sólo decirte: cuando pierdas a un amigo, pregúntate a ti mismo, de quien fue la culpa.

 

viernes, 9 de septiembre de 2016

Palabras afectivas.

          Siempre hemos entendido que el dolor se alivia, o se reduce con determinados fármacos que los galenos nos proporcionan. Pero existen dolores que suelen remediarse con unas simples palabras. Esos dolores no son físicos, son más bien emocionales, y que desgraciadamente todos padecemos, tanto o más como los otros. Es posible que nunca te hayas parado a pensar cuanta intensidad puede producir un dolor emocional y, cuánto nos puede durar. Es difícil de pronosticar. Aquí no depende de tu fortaleza física, sino de tu preparación anímica. Ante este dolor no todo el mundo lo soporta de igual manera, existen personas, que ante este tipo de dolor, nunca llegan a sanar, llegando a convertirse en un permanente y crónico padecimiento durante toda su vida.
             Aunque os parezca inverosímil, ante unas sencillas palabras pronunciadas con profundo amor, son suficientes para paliar aquellas heridas que durante tanto tiempo estuvieron sin cicatrizar. Solo al conectar con nuestro interior, harán que se produzca el milagro de remediar ese dolor que durante tiempo hizo que no nos dejara vivir. Pasan días, meses e incluso años y diariamente nos sentimos mal; Pero: ¿A qué es debido? No nos paramos a pensar que estamos padeciendo unos continuos sentimientos de culpas, que golpean nuestra mente, haciendo que nos mostremos tristes, alicaídos, faltos de esperanza, etc. Llega un momento ante el cual nos vemos envuelto en un profundo dolor emocional, el cual no sabemos gestionar,  al no tener la ocasión de que alguien nos proporcione aquellas gratuitas palabras, que seguro remediarán ese profundo malestar.
            Nadie está libre de padecer este tipo de dolor; si es cierto que hay personas a las cuales se les agudizan con mayor intensidad, debido a su condición de sensibilidad, ante los problemas que ellos nos proporcionan. Aliviar ese tipo de padecimiento, sí que es posible, sólo con ver el objetivo ante el cual debemos abordar, y sobre todo tener conciencia de llegar a un razonamiento, digamos: ni bueno ni malo, ni justo ni injusto, pero si lo suficientemente coherente para comprender que a través de la palabra podemos llegar a un convencimiento mutuo que nos haga llegar a ver aquellas “cosas” que jamás quisimos ver.
            También es justo reconocer hasta cuando esa etapa de nuestra vida concluye, llegando el momento de remediar esos males que nos atosigan. Insistir en quedarnos en esa faceta, sólo nos conducirá a vivir ante unos sentimientos negativos, que nos conducirán a sufrir daños emocionales irreversibles. De hecho tenemos que a prender a cerrar los ciclos de dolor y no mantenerlos durante tiempo indeterminado, puesto que el sufrimiento puede durar indefinidamente, aunque la situación que lo provocó ya se haya solucionado. Debemos entender y no nos será fácil comprobar que quien nos ha hecho sufrir, no sabe lo que es vida, puesto que en alguna ocasión ya lo dejé dicho que la vida está compuesta de pequeñas satisfacciones y de grandes sufrimientos.   
            Así cuando un problema emocional nos supera, todo nuestro organismo sufre las consecuencias hasta el punto de sufrir varias dolencias. Por eso decimos que el dolor emocional es uno de los dolores más comunes. Vivimos rodeados de gentes y nadie está libre de que en cualquier momento nos hagan daño, puesto que todos somos vulnerables y no digamos aquellos que están sometidos a la más continua y permanente soledad.
             Para terminar ese famoso refrán que nos dice: “Es tan grande mi dolor y tan grande mi fatiga, que no lloro por la calle, para la gente no digan”
 
Meditación: El dolor emocional es un estado de ánimo, que nos permite estar a solas contigo mismo.

lunes, 5 de septiembre de 2016

La importancia de tu vida.

            Muchos me diréis. ¿Mi vida importante? No lo creo. Aunque no lo creamos, nuestra vida está llena de valores. Te equivocaste muchas veces, no te preocupes seguro que aprendiste muchos de esos errores. Piensas detenidamente e intentas hacer un recorrido a través de ella, seguro que encontrarás “cosas” maravillosas. Por ejemplo: ¿amaste alguna vez? ¿Te amaron en algún momento? Aunque fuera por poco tiempo, ya puedes considerar tu vida de una tremenda importancia. Piensas que amar es una de las cosas más importante de nuestra vida, puesto que sin amor la vida carece de importancia. Otros dirán que nunca fueron felices, pero pensemos que todos no somos igualmente de entusiastas cuando estamos felices.
            Cuantas veces la felicidad se manifiesta en determinadas personas, sólo a través de un breve estado de satisfacción y de cierta contención emocional.   Debemos darnos cuentas de revisar nuestro concepto de felicidad a lo largo de nuestra vida, puede ser lo suficientemente relevante e importancia, y reconocer que la única felicidad posible se la debemos solo y exclusivamente a saber afrontar la realidad. Si durante nuestra vida y aunque a través de pequeños momentos de tu existencia has conseguido esos logros de felicidad, ya puedes considerar que tu vida ha sido importante.
           A veces para percibir esos pequeños momentos debemos tener las cosas muy claras y tener muy claro lo que de verdad deseamos. Cuando las cosas se sienten de verdad es porque se desean fuertemente, y ya de por sí contienen un una gran dosis de importancia. Nunca le quites importancia a tu vida por muy efímera que sea, considerando que nada tiene sentido, intentas darle sentido a todo lo que haces, aunque es posible que te salga mal, pero no dejes de intentarlo de nuevo.
            Cuantas veces sentimos la imperiosa necesidad de querer a alguien que no nos quiere en algún momento; todo eso demuestra la capacidad que tenemos y la enorme importancia de nuestras vidas, para terminar diciendo: “por mí no ha sido, yo puse todo mi empeño en valorar la importancia de las cosas” Incluso nos apartamos de aquellas situaciones, creyendo que nuestra vida ya no le importa a nadie, llegando a dolernos a nosotros mismos, cuando en verdad no nos duele nada, sólo es un considerado desprecio generado ante la creencia de que para ellos, nuestra vida carece de importancia.
             Esa rutina a la que estuvimos acostumbrados son las que nos personalizan y a las que debemos toda la importancia que tienen. En el fondo, cuando conocemos a alguien y nos acordamos de él, es posible que ya no esté, o haya muerto, pero solo su recuerdo te dará un enorme valor a tu vida. Es cierto que esos, son los momentos que debemos salvar para no decaer y hacer de esas situaciones por muy pequeñas que sean, que tuvimos a lo largo de nuestra vida, un gran reconocimiento, a través del cual no deberíamos desvalorizar nuestra vida.
            Todos esos “placeres” por llamarlos de alguna manera, es posible que hubiesen durados muy poco tiempo, pero haciendo un cómputo de todos ellos, harán que nuestras vidas merezcan toda la importancia que se merece, a pesar que la consideremos hoy de un insignificante valor
 
Meditación: El mayor fallo que puedes cometer en la vida es el error de no intentarlo.

 

jueves, 1 de septiembre de 2016

Recuperar lo perdido.

                 Y es verdad, ¿cuantas veces decimos; ya eso no lo puedo recuperar? Quizás es que hayamos perdido la confianza en nosotros mismos o es posible que no encontramos la habilidad necesaria para llegar a conseguir aquello que nunca debimos perder. Sea lo que sea, todo es cuestión de esfuerzo y sacrificio, para alcanzar de nuevo lo que tanto nos costó conseguir y jamás debimos dejar escapar. Ante esto: ¿Qué podemos hacer? En primer lugar, registrar nuestro nivel de habilidades, haciendo fuerte nuestras esperanzas para que aquellas fantasías y anhelos, consigan convencernos, de que todo se puede recuperar. De momento, reflexionar si la situación lo requiere a no exponernos a situaciones arriesgadas, pensando que aún nos quedan muchos recursos.
                  Recordemos siempre que las emociones ante un miedo imaginario, intentarán retenernos, y sólo ese miedo hará que no salgamos airoso ante situaciones que, hasta ese momento, solo pensamos que de nuevo nos haríamos con ellas. Simplemente tenemos que estar dispuestos a pensar que existen deseos e ilusiones, que podemos desplegar sin grandes obstáculos. Una vez que seamos conscientes de nuestras habilidades y ante un férreo sentido de la situación en que la vida nos ha puesto por delante, no nos detengamos definitivamente, dejando que el destino nos pase ante nosotros.
            Recordemos que una vez que hayamos vencido ese miedo, no debemos detenernos, para así poder conseguir a identificar qué es lo que nuestro subconsciente necesita para poder alcanzar aquello que nunca debimos dejar escapar.  A veces una palabra amable, un gesto, una mano tendida, un reconocimiento mínimo, o incluso la consideración de lo que podría ser diferente, alientan nuestras ideas y nos ofrecen aires de seguridad para inhabilitar las dudas.  
           Siempre debemos tener presente que para recuperar un episodio vivido, debemos centrarnos en el recuerdo que lo motivó y, estar convencido de que jamás puede borrarse por mucho que lo intentemos. Tal vez consigamos suprimirlo del lugar de origen, pero nunca desaparecerá, ya que esté alojado en la “memoria a largo plazo” y actuará siempre como réplica de aquel recuerdo.
           Cuantas veces pensamos que el perdón es una necesidad en nuestros tiempos. Pero, ¡Qué difícil es aceptarlo! Todos pensamos, que siempre puede existir un resquicio ante una  imperiosa necesidad de que aparezca, a pesar de que nadie está libre de que esas heridas surjan en nuestra vida, como frustraciones, decepciones o penas, cómo consecuencia de la pérdida de aquello que hoy deseamos recuperar.
           Como ocurre con frecuencia, hasta la moneda más valiosa tiene su cruz En este caso, es cuando debemos tomar una decisión y hacer valer, como decía al principio, esas habilidades que todos poseemos y ponerlas en práctica. Así decimos que una vida libre de riesgo está lejos de ser una vida sana. Por eso no te preguntes si eres realista o no. A veces tomar opción puede hacer que nos sintamos herido, pero es de vital importancia no llegar a “desangrarse” para así evitar males mayores. Males que nos conducirán a tremendas frustraciones, que desgraciadamente harán que nunca podamos recuperar aquello que un día perdimos.

 Meditación: Todas las batallas en la vida sirven para enseñarnos algo, inclusive aquellas que perdemos.