Dije en cierta ocasión: ¿Quién de
nosotros a lo largo de nuestra vida, no ha acumulado varios episodios de
sufrimientos? Por ejemplo, un caso típico de gran sufrimiento es el no poder
hacer nada por aliviar el dolor de alguna persona querida.
Sí,
es cierto que en determinados momentos nos proponemos grandes ideales, pero si
lo pensamos bien, siempre son costosos y todo a grande dosis de sufrimiento.
Hay que tener, motivos verdaderamente razonables y que merezcan la pena para
emprender lo que realmente deseamos. Y naturalmente, una vida que no sea armoniosa está condenada a
una carga que hay que llevar como se pueda.
Vivimos
sumidos en el sufrimiento. Pero: ¿por qué hay sufrimiento? ¿No podría ser la
vida sin dolor, sin enfermedades, sin violencias, sin desgracias, sin temores,
etc.
Entonces,
¿por qué hay dolor en nuestra vida? Existen factores que contribuyen
enormemente a agudizar nuestro sufrimiento. Uno de ellos es la sorpresa. Por
ejemplo: un ser querido que jamás tuvo dolencia, muere joven de un ataque al
corazón, que nos echen del trabajo, un amigo que nos abandona, etc. En estos casos
el sufrimiento se agudiza con la consternación; ¿qué es ese sentimiento, que se
suma a la sorpresa del dolor? No hay forma de adaptarse al sufrimiento. Pero,
¿existe la posibilidad de librarse por completo de él? Si lo pensamos bien; es
posible, pero el camino, es bastante difícil y un verdadero desafío.
Así
es como la gente se enamora, mata, se suicida y hacen verdaderos actos
inverosímiles. En primer paso es dirigirse a la conciencia prestándole mucha
atención a nuestro cuerpo. Poco a poco, esa persona se va poniendo en estado de
alerta ante cada gesto y cada movimiento. Y a medida que se va haciendo
consciente, empieza a ocurrir ese milagro que consiste en dejar de hacer y
pensar muchas cosas que antes no harías.
Aunque
gran cantidad de cosas no dependen de nosotros, hay algo que sí está en nuestro
poder. Y es el modo de reaccionar frente a lo que sucede, incluso cuando
debemos optar entre varias alternativas que no hemos elegido.
El
bienestar incluye necesariamente el dolor y la existencia del sufrimiento.
Entonces, ¿cómo aceptar el dolor? Del mismo modo que se habla, se camina, se
construye una casa o se maneja un ordenador: aprendiendo. La virtud nos es un
don de la naturaleza: se enseña, se entrena y se aprende.
La
vida nos revela incluso a los más afortunados, la experiencia del sufrimiento.
Qué duda cabe que hay quienes están más protegidos contra el riesgo de padecer
sufrimientos. Sin embargo, nadie está a salvo del dolor. El sufrimiento es un
fenómeno complejo. El dolor físico, el malestar, la sensación de desagrado, no
son desde el principio idénticos al sufrimiento. Existe un grado moderado de
dolor físico que de ningún modo podemos denominar sufrimiento, puesto que
tiene, un sentido total en nuestra vida y es claramente conocido, como nuestra
función bilógica personal.
Meditación:
No se cura un sufrimiento sino a condición de soportarlo plenamente.
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