miércoles, 19 de noviembre de 2014

¿Por qué siempre fallamos?

           Cuando comenzamos cualquiera relación, por supuesto pensamos que todo nos irá bien. Al menos ese es el propósito con la cual la emprendemos. Pero ¿qué nos sucede?  Es que no la hemos elaborado bien, o quizás sea el miedo, considerando éste como la antesala de ese acabado que deseamos. Dominar esta situación nos hará visualizar mejor el objetivo y pensar en un finalizado perfecto. Generalmente las gente que no aspira a tener finales felices, suelen quedarse a medias, puesto que la vida misma les pondrá algún fallo, que les hará que no consigan ese acabado que sueñan.
            Cuantas veces sin tener nada, lo intentamos todo y sin esperar nada seguimos teniendo esperanza. En ocasiones nos damos cuenta de que hemos vaciado nuestra vida por estar con nuestra pareja y a pesar de todo podemos sentirnos mal por ese motivo, puesto que si la pareja se rompe, todo puede ser negativo para nuestros sentimientos.
            Compartimos toda la vida con la misma persona, estando siempre acompañados y lógicamente las relaciones han de ser mucho más amplias, pero a pesar de enriquecer todos esos aspectos no son puramente necesarios para una verdadera relación de pareja.
            Tengamos presente que siempre es fundamental perdonar esos fallos sin ningún tipo de dudas, así podremos ponernos de nuevo en marcha para llegar a buen puerto. El perdonar conlleva la confianza en las personas, consiguiendo ayudarnos el uno al otro, a pesar de reconocer que es una tarea complicada el volver a recuperar la confianza.
            No es nada nuevo que aceptar nuestra pareja tal cual es, con sus defectos y sus virtudes, no es nada fácil. Es posible que tanto uno como otro tengan comportamientos que no sean de nuestro agrado. Comprendo que tenemos todo el derecho a pedirle que cambie, pero si nos empeñamos en que debe cambiar de inmediato, puede que no sea admisible dicha actitud, debido a que consigamos empeorar más la situación.
           Pocas son las parejas que deciden cambiar si de alguna manera se les exige que lo hagan, a la larga todo se convierte en reproches y sobre todo en malos entendidos. Lo más habitual es que esos fallos, consigan llegar a un enfado, estableciéndose entre ambos un comportamiento que al final lo conseguido es llegar a un estado de tensión al no aceptar las diferencias. Es decir podemos aceptar a nuestra pareja aunque fallemos en algunos de nuestros comportamientos, pero no establecer relaciones de dependencia, sólo así llegaremos a conseguir vidas de independencia y egoísmos.
          También ocurre habitualmente que la pareja termina viviendo en la monotonía y lógicamente se va perdiendo la ilusión. Lo bonito de la vida en pareja es que si los dos quieren, no tienen por qué caer en el aburrimiento. Mantener esa ilusión es un "trabajo" que lo único que requiere es pensar en que la pareja merece la pena cuidarla y que como cualquier cosa que nos guste cuidar, la mimaremos y trataremos con cariño. Todo lo que no se cuida, se estropea, y la pareja no es diferente.
          Es posible que no consigamos controlar nuestras emociones o sentimientos, aunque siempre somos libres de elegir la forma de evitar esas discordias, y para ello solo tenemos que decidir qué tipo de relaciones y que persona exigimos tener a nuestro lado para evitar esos fallos.

 Meditación: Plantearse los menos problemas posibles es la única manera de resolverlos.

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