domingo, 28 de diciembre de 2014

Las cosas simples que la vida nos da.

              A veces con un simple “no” u otras con un sencillo “sí”, cuantas cosas podrían haber cambiado en nuestra vida. No deberíamos complicarnos con situaciones tremendamente escabrosas, y volver a las cosas simples y sencillas, puesto que ya la vida nos la complica cada vez más. Por tanto deberíamos en manera alguna volver a un retorno del pasado considerando el valor de las cosas simples y sencillas, puesto que en verdad no es otra cosa que recuperar la esencia social de garantizar la supervivencia de nuestra historia.
              Todo esto nos lleva a evaluar los conceptos de todo lo vivido con esfuerzo, constancia, vocación, creación e imaginación, considerando como valor a defender lo sencillo simplemente sin dobleces ni ambigüedades. Realmente sencilla es la persona que se muestra como es, que habla de manera clara, que va directa al punto, sin rodeos, mostrando siempre su posición y sus intenciones.
             Cada día que nos levantamos, deberíamos contemplar, que es como una nueva oportunidad que se nos abre en nuestra vida, simplemente con acceder a considerar la utilidad y la belleza que esas cosas que llamamos “simples” y que la vida nos regala.
             Solo pensar que la vida ya es un regalo que no sabemos de dónde viene, ni a donde nos llevará, sólo debemos procurarnos de no perder la oportunidad de vivirla con la mayor dignidad posible. El mundo nos está resultando tan complicado y sofisticado, que a veces nos alejamos de acceder a lo sencillo, situación ésta que a veces nos irrita y nos atormenta. El simple encanto de una sincera amistad es una puerta que se abre, una sonrisa, un saludo de agradecimiento, etc. Cualquiera de estas cosas, pueden hacer que nos sintamos más felices,  haciendo llegar esa serenidad que a veces nos falta.
            Por eso aprender a disfrutar de esas pequeñas cosas que nos brinda la vida es uno de los mayores regalos que nos podemos hacer a nosotros mismos, prácticamente cada, día, ya que eso nos permitirá vivir cada momento como si fuese único.
             Por eso, volver a lo “simple” es también rescatar los estilos de convivencias llenos de cortesía y de cordialidad. Recuperar la sensación saludable de agradecer el reconocimiento de una persona o un amigo, ya es una de las cosas sencilla que la vida nos ofrece a diario y que realmente no nos cuesta nada, aunque sean desconocidos, sólo por el único motivo de haberse cruzado en nuestro camino, ya merece ser tratado como tal. Desgraciadamente pasamos por la vida llevados por la rapidez y por los intereses, y nos olvidamos de disfrutar de esas cosas “sencillas”. Vivimos sin darnos cuenta que todos estos pequeños placeres contribuyen a nuestro bienestar y sobre todo a nuestra felicidad.
            Cuantas veces el verdadero reto está en dejar de perseguir tanta grandeza y descubrir que el milagro de la felicidad lo tienes ante tus ojos, sólo es cuestión de verlo ante la sencillez de las cosas que nos rodean y no tratar de satisfacer esos grandes deseos que perseguimos, sin entender a veces la raíz del mismo.
             Pensemos siempre que las cosas sencillas regularmente funcionan, siempre que estén acompañadas sobretodo del principio del sentido común.

            Meditación: Por simples que sean las cosas, todas tienen su belleza, pero no todos pueden verla.

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