A veces con un simple “no” u otras con
un sencillo “sí”, cuantas cosas podrían haber cambiado en nuestra vida. No
deberíamos complicarnos con situaciones tremendamente escabrosas, y volver a
las cosas simples y sencillas, puesto que ya la vida nos la complica cada vez
más. Por tanto deberíamos en manera alguna volver a un retorno del pasado
considerando el valor de las cosas simples y sencillas, puesto que en verdad no
es otra cosa que recuperar la esencia social de garantizar la supervivencia de
nuestra historia.
Todo esto nos lleva a evaluar los conceptos de
todo lo vivido con esfuerzo, constancia, vocación, creación e imaginación,
considerando como valor a defender lo sencillo simplemente sin dobleces ni
ambigüedades. Realmente sencilla es la persona que se muestra como es, que
habla de manera clara, que va directa al punto, sin rodeos, mostrando siempre
su posición y sus intenciones.
Cada
día que nos levantamos, deberíamos contemplar, que es como una nueva
oportunidad que se nos abre en nuestra vida, simplemente con acceder a
considerar la utilidad y la belleza que esas cosas que llamamos “simples” y que
la vida nos regala.
Solo
pensar que la vida ya es un regalo que no sabemos de dónde viene, ni a donde
nos llevará, sólo debemos procurarnos de no perder la oportunidad de vivirla
con la mayor dignidad posible. El mundo nos está resultando tan complicado y
sofisticado, que a veces nos alejamos de acceder a lo sencillo, situación ésta
que a veces nos irrita y nos atormenta. El simple encanto de una sincera
amistad es una puerta que se abre, una sonrisa, un saludo de agradecimiento,
etc. Cualquiera de estas cosas, pueden hacer que nos sintamos más felices, haciendo llegar esa serenidad que a veces nos
falta.
Por
eso aprender a disfrutar de esas pequeñas cosas que nos brinda la vida es uno
de los mayores regalos que nos podemos hacer a nosotros mismos, prácticamente
cada, día, ya que eso nos permitirá vivir cada momento como si fuese único.
Por
eso, volver a lo “simple” es también rescatar los estilos de convivencias
llenos de cortesía y de cordialidad. Recuperar la sensación saludable de
agradecer el reconocimiento de una persona o un amigo, ya es una de las cosas
sencilla que la vida nos ofrece a diario y que realmente no nos cuesta nada,
aunque sean desconocidos, sólo por el único motivo de haberse cruzado en
nuestro camino, ya merece ser tratado como tal. Desgraciadamente pasamos por la
vida llevados por la rapidez y por los intereses, y nos olvidamos de disfrutar
de esas cosas “sencillas”. Vivimos sin darnos cuenta que todos estos pequeños
placeres contribuyen a nuestro bienestar y sobre todo a nuestra felicidad.
Cuantas
veces el verdadero reto está en dejar de perseguir tanta grandeza y descubrir
que el milagro de la felicidad lo tienes ante tus ojos, sólo es cuestión de
verlo ante la sencillez de las cosas que nos rodean y no tratar de satisfacer
esos grandes deseos que perseguimos, sin entender a veces la raíz del mismo.
Pensemos
siempre que las cosas sencillas regularmente funcionan, siempre que estén acompañadas
sobretodo del principio del sentido común.
Meditación:
Por simples que sean las cosas, todas tienen su belleza, pero no todos pueden
verla.
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