Conocer el presente es aprender a
sentir, crear una relación directa con la vida, donde el pensamiento es un
límite que te separa de la experiencia. La presencia es la conciencia inmediata
de los fenómenos que es a la vez física, emocional y mental.
Aprender
a vivir el presente requiere entrenamiento que nos lleva a experimentar la
relación sin límites ni separaciones contigo mismo y con lo otro, pues en esa
relación ilimitada, lo uno y lo otro es lo mismo. En el espacio de conciencia y
de unidad no existe afuera ni dentro, ni arriba ni abajo, todo sucede a la vez
y lo conoces por lo que sientes, sentir esto, te llevará a fundirte y a
penetrar en tu existencia.
Existen
personas que tienen acceso a esta capacidad de manera natural, bien por estar
predispuestas a ella, o bien porque ejercen una actitud en que la presencia es
una cuestión de supervivencia.
La
meditación nos lleva de forma natural a una mayor proximidad con nosotros
mismos y nuestros sentimientos. Pero,
¿qué es la meditación sino pura presencia? Para alcanzar esta presencia, en
principio es indispensable tomar conciencia de nuestra agitación mental,
escuchando el discurso interior, ese comentario incesante hasta los hechos y
gestos más pequeños.
Conocer
el presente es aprender a sentir, crear una relación directa con la vida, donde
el pensamiento es un límite que nos separa de la experiencia, donde si pensamos
de forma profunda, aprendemos a sentir la presencia de esa persona dentro de
nosotros mismos. La sola conciencia del pensamiento interior es suficiente para
hacer emerger el silencio. Y el silencio, a su vez nos permite que el cuerpo se
convierta en ese instrumento tan preciso que nos guía, y nos da las claves
inmediatas a la acción.
Con
todo esto, nos damos cuenta de que hasta qué punto el cuerpo tiene la facultad
de reaccionar inmediatamente a todas las situaciones, ya sea mediante la
apertura, ya sea mediante el cierre. He aprendido que a veces necesitamos años
para construir la confianza de determinadas personas y únicamente segundos para
destruirla. Y también, que lo que cuanta en la vida no son las cosas que tengo
alrededor, sino las personas. He aprendido que no debo compararme con lo mejor
que hacen los demás, sino con lo mejor que puedo hacer yo.
Elegir
a esperar a que la mente nos guíe qué dirección tomar. Y generalmente tras el
fracaso, nos decimos: ¡Lo sabía! Casi nunca me pregunto de dónde viene esa impresión.
¿Nos viene del alma? ¡No lo sé! Soy consciente de que es un paso hacia el
reconocimiento de la capacidad de nuestra propia experiencia.
Por
tanto: Aunque no te haya visto, ni quizás te conozca personalmente. ¿Qué deseo
de ti? Sencillamente, que descubras la serenidad y la tranquilidad en un mundo
imposible de entender. Que los problemas que has experimentado, te den el poder
de caminar por la vida enfrentándote a cada situación con optimismo y valor. No
olvides que existen seres, aún estando lejos, cuyo afecto y comprensión siempre
estarán contigo, a pesar de que nunca le hayas visto.
Intenta
ver las cosas sin nombrarlas, sin describirlas, sin compararlas. Deja el rencor
y el orgullo personal de un lado; sé que es extremadamente difícil, pero al
menos te pueden revelar el hecho de que siempre existe alguien que te tiene presente.
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