martes, 25 de febrero de 2020

Tristeza y sentimientos.


En general, cuando sentimos tristeza es porque hemos perdido algo, ya sea real o fantaseado. Es decir, que recordamos aquello que antes tuvimos y ahora es cuando verdaderamente no hay posibilidades de recuperar. Es por ello que la tristeza nos implica la ausencia de energía, dejándonos inactivos, sin saber que pensar ni que decir, ni escribir; para ceder paso a la aceptación, de esa nueva situación. Al no tener esta fuerza, no nos queda más acción posible que la de aceptar, contribuyendo a dejar de “forzar” la realidad. Aquello que antes manteníamos, ahora debido a la ausencia de esa fantasía es cuando se apodera de nosotros esa sensación de tristeza, que nos hace imposible soltarla.
                Se puede estar triste por muchos motivos, pero no es justo ni normal que a través de los años continuemos inmersos en esos sentimientos o infortunios de la vida. Todas esas experiencias no diariamente, pero cuántas veces nos lleva al desamparo, quedan tocados nuestros más profundos sentimientos.
Inmediatamente se nos viene a la mente cosas como “todo fue por mi culpa”, “nunca voy a tener una explicación”, “la culpa siempre fue mía”, o “si yo hubiera…”, etc., quedando de esa manera “estancado” años tras años.  De este modo permanece el foco de atención de aquellas fantasías o aquel “imposible”, renovándose la tristeza una y otra vez en ese sentir que ya es imposible que remediar.
De esta manera, “nuestro yo” se debilita al sentir que nadie nos recuerda. Otro ejemplo en el terreno de la amistad a los que muchos no les damos importancia, llegando a sentirnos como una especie de desperdicio al pensar que hoy por hoy, nuestra presencia a nadie le importa. Recomponer o volver a crear nuevos lazos es tareas muy complicada, en verdad no es nada fácil ya que, en esos momentos, nos sentimos atrapados ante una imagen negativa para los demás.
Siempre deberíamos tener en cuenta que el estado de ánimo es una sensación de fondo que persiste en el tiempo. Normalmente, apenas percibimos nuestro estado de ánimo, pero, algunas veces, puede llegar a ser muy intenso e insoportable. Los estados de tristezas no son lo mismo que los sentimientos, aunque comparten muchos aspectos en común. La mayoría de las veces los estados de tristeza se caracterizan por ser de menor intensidad y mayor duración en el tiempo
Por tanto, deberíamos estar preparado para cuando nos aborda la tristeza, elaborando una lista de recuerdos agradables como: aquellas conversaciones, aquella melodía que nos hacía soñar a través de una profunda amistad proporcionándonos una tremenda ilusión, etc. Cualquier cosa que nos permita sentir la calidez de unas emociones positivas, y que al mismo tiempo generen nuevos sentimientos en nuestro corazón. Mis estimados amigos: intentemos revivir de nuevo aquellos recuerdos felices. Todo bastará para paliarlos, haciendo huir los sentimientos de esa profunda tristeza.
Cuando aparecen en nuestro estado, ese sentimiento de tristeza, reflexionemos sobre aquello que hemos perdido y démosle “vueltas” mentalmente, percibiendo lo afortunados que podríamos haber sido ante aquella sensible pérdida. Pero a pesar de no poderlo remediar nos quedamos en esa fase, en que todos son lamentos, llegando a un tremendo estado de total impotencia. Entendamos que, ante esta forma de ser, tenemos que ser capaces de enfrentarnos a nuestros próximos retos, con la firme condición de olvidar, haciendo que seamos capaces de sobreponernos a fin de formular todo nuestro potencial que llevamos dentro.

Meditación: No hay nada más difícil que olvidar aquello que un día nos hizo feliz.

martes, 18 de febrero de 2020

El vínculo de la amistad.

Independientemente para que exista una verdadera amistad, la palabra debe estar unida a este sentimiento. Si no existe la palabra, jamás podríamos sentir el profundo sentido de la amistad. Sin ellas todo se convertiría en un triste y efímero recuerdo, que con el tiempo haría que todo desapareciera. Siempre que hablamos sin pensar se malogran las propias creencias. Por eso, las cosas mejores y más hermosas, deben comunicarse a través de la palabra, para que éstas lleguen al corazón.
Sé que a veces existen obstáculos ante esa necesaria comunicación, pero el ser humano necesita estar comunicado para poder relacionarse. Cuántas veces hasta los silencios hablan, y allá donde se crucen dos seres humanos, es realmente imposible que no surja el vínculo de la palabra, aunque éstas sean de escasa brevedad. Siempre se ha dicho que la amistad es uno de los sentimientos más noble que las personas pueden realizar, así cuando aceptamos el compromiso de vivirla, no es necesario la cantidad de tiempo que podamos compartirla, si no la calidad que empleamos para utilizarla.
Muchas veces hablamos para ayudar a otros, para demostrar que nos preocupan situaciones que incluso pueden que no nos afecten directamente, pero necesariamente es la única forma de poder establecer el vínculo de una verdadera amistad. Sé que, ante esto, existen lados oscuros que hacen imposible que la palabra fluya, debido al temor o miedo a sentir lo que decimos. Pero nunca deberíamos permanecer en silencio por la sencilla razón de que eso paralizaría el vínculo de la amistad.
Es cierto que todos pasamos por momentos de crisis, desconciertos, dudas, etc. que es posible que nos lleven a encerrarnos en nosotros mismo. Entonces es cuando es necesario acudir a la reflexión y al diálogo, lo cual nos llevará a analizar todo lo ocurrido y a la búsqueda de soluciones o diferentes alternativas.  El silencio nunca es bueno. Comprendo que nos podemos equivocar, pero debemos buscar soluciones reparadoras y, solo a través de la palabra encontraremos aquella solución que haga que podamos entendernos.
Siempre he reconocido que la amistad soporta mejor el tiempo. Con un amigo cooperamos y no competimos, sabemos lo que cada uno siente y piensa del otro, por eso decimos que el nivel de amistad siempre es un pacto tácito que debería perdurar sin tener en cuenta esos rencores que por desgracia permanecen en nuestro interior. Aunque a veces pienso: ¿por qué ese temor a comunicarnos? Sigo diciendo que la única forma de entendernos es a través de la palabra. ¿Por qué resistirse a ella? ¡Es temor a uno mismo!
Una verdadera amistad no entiende de distancia, de horarios, ni tiene fecha de caducidad. Es una relación donde buscamos y ofrecemos apoyo mutuo. Un buen amigo nunca anula al otro, sino que lo ayuda a superarse, estando siempre dispuesto a escuchar y a comunicarse por medio de la palabra. A pesar de todo existen personas reacias a la comunicación. ¡No puedo entenderlo! Es posible que a través del tiempo se hayan ido acumulando versiones erróneas debido a equivocaciones mal interpretadas que no les permita ver el verdadero control de la razón.

Meditación: Es muy difícil encontrar un buen amigo, pero más difícil aún es olvidarle.

martes, 11 de febrero de 2020

Evitar las apariencias.


Es fácil decir que así deberíamos comportarnos, pero siempre estamos con esa tremenda obsesión de “me gustaría ser como… “desearía parecerme a… En definitiva, es como una continua dependencia, ante la cual nos vemos atados, sin remisión, tratando de ser aquello que en realidad nunca fuimos ni seremos. Por lo general los seres humanos somos imperfectos, y a veces decepcionantes, a pesar de que nuestro físico pueda ser atrayente.
Se puede ser feo, mayor de edad, calvo, etc. pero lo realmente importante, es como es su interior, ya que a pesar de esos defectos (por llamarlos de alguna manera), se pueden tener cualidades que “enamoran”, sólo por tu cordialidad, tu sinceridad, tu amabilidad, tu forma de comunicarte con los demás, etc., etc. en definitiva, vayas donde vayas siempre eres admirado, solo con tu presencia. A pesar de todo lo dicho, habrá momentos en nuestra vida en que parece que nada tiene sentido, pensando o creyendo que todo lo que haces, te sale mal. En algún momento aparecerán esas situaciones que te sentirás ganador y es cuando comprenderás que no era necesario martirizarte con emular a esa persona a la que siempre quisiste parecerte.
            No pienses nunca que pueda acabarse el mundo porque alguien ya no te aprecie, sólo necesitamos tiempo, para comprender determinadas “cosas” que es posible que ahora no fueron capaces de apreciarse, pero quizás con el tiempo, esas heridas puedan llegar a cicatrizar sin necesidad de ninguna apariencia artificial. Vivir en una dualidad permanente que nos limita, estando continuamente sometidos, entre medias mentiras y falsas creencias, haciendo que todo se focalice en falsedades y apariencias, que solo nos llevarán a debilidades personales y al terrible y continuo comportamiento de una doble vida. ¿Cuántas veces aquella persona que circunstancialmente tuviste la ocasión de conocer o se presentó ante tu vida, era un regalo de Dios? pero venía “envuelto” ante una desconfianza desagradable y sin pensarlo lo desechaste, sin pensar cuál era su contenido. Por tanto, somos libres de decidir, que apariencias y que reglas deberíamos seguir ante una prematura decisión, puesto que lo más curioso es que, frecuentemente, cuando decidimos no darle importancia a esos juicios que se nos presentan, hace que exista un recelo al rechazo debido al sometimiento que hacemos al juzgar.  
            Las apariencias, siempre crean dependencias, como decía al principio, aunque es curioso estudiarlas debido a una transformación de desdoblamiento de la auténtica personalidad, tomando siempre mostramos actitudes que a veces no podemos controlar, y llegamos situarnos ante una continua evidencia ante los demás. El deseo de estar continuamente aparentando lo que no somos, puede causarnos a la larga verdaderos traumas y hacernos mucho daño, debido a que nunca esas apariencias, por mucho que queramos, son auténticas, sólo nos harán “maquillar” nuestros propios sentimientos, demostrando ante los demás unas intenciones, que jamás pueden representar a nuestra propia identidad. 

Meditación: Las personas son ridículas cuando quieren parecer lo que no son.

martes, 4 de febrero de 2020

Pensar de otra manera.

     
Cuando nos acostumbramos a hacer algo de forma continua, parece que nos cuesta mucho menos. Así podríamos decir, que los seres humanos utilizamos esta forma de hacer las cosas. Es posible que sea por una cuestión de tiempo, o quizás porque de esa forma nos resulte más rápido que estar pensando en un nuevo estilo para realizarlas. A esto podríamos llamarle “nuestras rutinas diarias”. Y es cierto, una rutina es una costumbre arraigada o un hábito adquirido, por la práctica diaria de hacer las cosas.
Sin embargo, cuando intentamos modificar nuestros hábitos diarios, siempre nos produce cierta incertidumbre, pensando que nuestro trabajo se duplica o que lo realizamos con más dificultad. Sencillamente nos anclamos en la rutina, sintiéndonos más cómodos, ya que ésta nos ayuda a encontrarnos más seguros en nuestra zona de equilibrio.
¿Cuántas veces esa rutina se convierte en “corsé”, puesto que lo que realizamos diariamente pierde su verdadero sentido, aunque no nos atrevemos a cambiar, debido a que el miedo nos vence?  Siempre deberíamos intentar incluir en nuestra rutina diaria algo que nos llene y que nos satisfaga personalmente, aunque parezca que estamos actuando egoístamente.
Es un dicho muy antiguo que dice: Si quieres y crees en algo, puedes hacer que suceda. Así te digo; que todo fluye, todo cambia constantemente. No nos quedemos paralizado constantemente, puesto que vamos tan acelerados que no nos fijamos en cómo todo lo que está a nuestro alrededor se modifica con el paso del tiempo. Todo lo podemos realizar mirando hacia nuestro interior, procurando abrir esa puerta a la creatividad.
Pensar de otra manera no es solo un desafío para uno mismo, es un atrevimiento, es intentar ideas novedosas, tener opiniones alternativas y ver el mundo con más matices y colores que luces grises, Quizás nos parezca toda una osadía utilizar esos contextos habilitados para pensar de manera distinta. Siendo de esta una manera aplicar de forma relevante, e intentar proponernos nuevas ideas con el fin de salir de esas rutinas diarias
Pensar de otra manera es como desarrollar otros tipos de capacidades. En verdad   no es sencillo, no es algo que se consiga en dos días. Exige disciplina, voluntad y una dosis de atrevimiento, dejando a un lado el miedo “al qué dirán” para transformarnos en esa persona que de verdad deseamos ser.
Pensar de otra manera, se trata de conseguir que nuestra vida forme parte de un continuo estilo a fin de lograr que el resto de los quehaceres diarios nos resulten más agradables. Tampoco consiste en habituarnos a los cambios permanente, siendo intolerante a las rutinas. De esa manera podremos llegar a conseguir nuevos retos, a fin de conseguir nuevos propósitos en la vida.
Atrevernos a pensar de otra una manera, tiene sus riesgos y es normal equivocarse y fallar, pero si nunca arriesgamos, nos será difícil conseguir algo realmente destacable. No cabe duda que pensar diferente no es solo un desafío para uno mismo, es un atrevimiento. Es proponernos ideas novedosas, tener opiniones y alternativas a fin de ver el mundo con más matices y colores que luces grises; en realidad es toda una osadía en esos contextos de rutinas diarias originado por personas que piensan siempre de la misma manera. Sin embargo, nada es tan relevante para nuestro desarrollo dar paso a una nueva forma de renovación personal.

Meditación: Todo lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado.