domingo, 31 de julio de 2016

Las distancias.

          Muchos ignoran que cada uno puede padecer todo el dolor y el sufrimiento, que se cause así mismo. La solución está en empezar a acercarse a las personas, con mucho aprecio y respeto, para de esa manera valorar y reconocer, que la luz que nos ilumina nos sirva para poder llegar a la libertad de amar y ser amado sin condiciones.
          No siempre es fácil determinar la distancia en que se cifra la cercanía. Ni tampoco es sencillo establecer cuál es en cada caso la distancia adecuada. En determinadas situaciones es decisiva la compañía. Tampoco es fácil caracterizar hasta qué punto y cuándo. Ahora bien, cuando se entabla una relación fuerte, con mucho amor, las palabras no bastan; es cuando viene el deseo de ir más allá de lo permitido. Una pantalla, un teléfono, hacen vivir esos momentos de locura, en que no se piensa, tan solo se vive el momento sin meditar en nada, sólo en compartirlo todo.
           Las diversas formas de cercanía nos permiten distinguir y, tal vez, elegir. Incluso soñar. Quien  ha hecho la experiencia de estar verdaderamente con alguien, de vivir una afectiva proximidad, aquella en la que se confirma una singularidad, aunque ni siquiera la de la posible identificación, sólo percibes una cierta soledad, aunque sea la de la inviable reducción de nuestra propia travesía. Ya no encontrarás reposo hasta la cercanía.
            Las distancias no son nada fáciles, se extraña tanto a esa persona, que a veces te cuesta hasta respirar, no puedes hacer nada, te pasas el tiempo revisando para ver mensajes suyos. Ya no se piensa si vamos a sufrir, o si la distancia, causará cambios en nuestra vida diaria. Llegando a ser posible, que si no se proclama, no hallaremos consuelo. Sólo deseamos sentir el cálido contacto de unas palabras y compartirlas. De esa forma, ese tiempo consumado plenamente, es como un instante con rostro de eternidad. No es el aroma del deseo, es la sequedad de una árida distancia. Si cerca estamos mejor; es mejor que estemos cerca.
            Desear la proximidad de alguien es necesitarla, no menos que preferirla o elegirla, es también disfrutar del privilegio de sentirla, del placer de una experiencia compartida.
           Sí, todos sabemos que es difícil, pero seguimos esperando el momento supremo del encuentro, puesto que tenemos la promesa que esa persona está haciendo lo posible por acortar la distancia  En el romanticismo, esto parece haber sido sustituido por el mundo moderno que nos envuelve. Con la excusa de la soledad, hombres y mujeres se aventuran en la más profunda comunicación, se intercambian rápidamente sentimientos,  ante un ir y venir de palabras hermosas. Todo parece auténtica realidad (así decimos en Psicología) “son auténticos brotes emocionales”
            Por eso es bueno comprender que ninguna soledad es mayor que otra, ni deberíamos desearla, sólo al percibir de alguna forma su ausencia, llega al punto de no encontrarla,  ni sentirla. Incluso en la buena proximidad es imprescindible acertar con la distancia adecuada. Ello nos hace que persigamos esa compañía, y disfrutemos con alguien de esa búsqueda en común. Ya que ir juntos es la mejor de las distancias.

 Meditación: La distancia impide un beso o un abrazo, pero jamás impide un sentimiento.

miércoles, 27 de julio de 2016

¡Reconcíliate!

               ¿Por qué andamos entre un mar de confusiones? Todo es tan fácil. Bueno, para ciertas personas es casi imposible. Si te lo propones, todo es posible. El primer paso tenemos que armarnos de una fuerte dosis de voluntad, y ser capaces de concretar  nuestro interior, sí lo deseamos. Entonces; ¿por qué no dar el paso? Todo depende de ti. ¿En qué te puede perjudicar? Una vez dado ese primer paso, necesariamente lo aceptamos tal cual es, en la medida en que podamos, mientras que esa sería la forma ideal de podernos entender. La reconciliación exige que dos personas que se respeten mutuamente, y se reúnan de nuevo. El perdón es la respuesta moral de una persona a la injusticia que otra ha cometido contra ella.
                Siempre tendríamos que estar dispuesto a una nueva percepción ante el mundo en que vivimos y, si nos vemos envueltos en actitudes completamente injustas, es cuando tendríamos que recapacitar. Siempre deberías comunicarnos con la otra persona, y tratar de dilucidar que pudo pasar. Todo es entenderse y para eso se necesita del diálogo. Sin él, todo es imposible. Siempre estamos dispuestos a rectificar, especialmente si estamos abiertos a reconocer los errores, sabiendo además que camino nos interesa.
                Y si al mismo tiempo reconocemos que estamos pasando por  unos momentos dolorosos y tristes contagiamos nuestro estado de ánimo a todos los que nos rodean.  Pensemos: ¿Qué debo hacer? Es posible que por algún momento de la vida “olvidé” la alegría. Sin embargo pienso que la alegría no se pierde porque sí, simplemente sentimos que la vida en ciertos momentos fue dura, viéndome enfrentado a dichas circunstancias. Es muy frecuente guardar rencores y llevar cuenta permanentemente de aquellos momentos pasados, pero si deseas que esa amistad continúe, debemos dejar a un lado las rencillas y los perjuicios. En otras palabras lo pasado, deberíamos dejarlos “aparcado” y emprender una nueva situación y mejor, no  darle más vueltas al asunto.
            Mientras no seamos capaz de acceder al poder del ahora, cada momento de dolor emocional que experimentemos, siempre dejará tras de sí, un residuo de sufrimiento, que nunca podrás desprenderte de él. Nunca podrás encontrar nada positivo dentro de ti, mientras la otra persona esté sufriendo por una situación que solo tú provocaste, por tanto no es racional hacer “cargar” por algo que tú mismo provocaste.
            Lo peor no es “caerse” sino la rapidez con que debemos ser capaces de levantarnos y no dejar pasar un tiempo innecesario que solo hará producir un continuo desánimo. Sin embargo, una de las mayores habilidades que el ser humano tiene es la capacidad de reconciliarse con su oponente. Por tanto, no lo dudes e inténtalo. ¡Tú puedes! Piensas que la reconciliación, no es ninguna humillación, al contrario es un verdadero acto de valentía ante tu semejante. 
            Nunca te sentirás bien “caminando hacia atrás” ya que siempre existe nuestro día de desahogo, y será en ese momento cuando dejes atrás esos sentimientos que a veces te perturban. Olvidas el pasado y anidas buenos sentimientos, sólo necesitas controlar tus emociones y comprobando que poseemos un don privilegiado que solo es necesario tener un momento de reflexión para poder lograrlo. A veces sólo el recordarlo te sitúas en una actitud triste, al darte cuenta que no hiciste nada por evitarlo.  
             Reconozco que “recomponer” todo el tiempo perdido, no es nada fácil, piensas que sólo existe una actitud positiva: ¡La reconciliación!

 
Meditación: Deja de querer tener siempre la razón, eso te llevará a cometer menos errores.

sábado, 23 de julio de 2016

Nuestra mente.

            A veces decimos: nuestra mente es como un jardín. Cuantas más flores plantemos, menos espacio habrá para las malas hierbas. Cuantos más y mejores pensamientos tengamos, menos espacio habrá para los malos. El que piensa de forma negativa se enreda en procesos destructores. Al activar constantemente mensajes negativos activa negativamente el mundo que le rodea. Sin embargo el pensador de aspecto positivo, emite repetidamente ideas positivas e imágenes  llenas de vida y esperanza.
            Cuantos de los problemas que diariamente nos acucian, radican en nuestra mente o más bien en una errónea identificación con ellos. Todo eso hace que nuestros pensamientos se vuelvan compulsivos y sólo el hecho de pensarlos se convierten en una enfermedad. Así que, cuanto más identifiquemos nuestra mente más sufrimos. Y no olvidemos que lo que no se aprende con conciencia se aprende con sufrimiento.
            A la relación directa de nuestra mente con nuestro cuerpo, es finalmente  lo que pensamos y en aquello en que, de una manera o de otra terminamos realizando. Es decir nuestra mente y a través del mundo en que nos rodeamos es la que activa nuestros actos.
            Por eso, así para muchos, el mundo está totalmente deteriorado, para otros es un edén de oportunidades y bienestar. Sea como sea, lo importante es, detectar cual es nuestra mentalidad y saber realizar los ajustes necesarios  en caso de que ésta se encuentre orientada hacia la escasez o hacia la abundancia. Siempre hay una respuesta correcta, y el pensamiento positivo es el que puede dar con ella.
             Muchos pensarán que una relación de pareja, solamente se crea y se mantiene con besos, abrazos, relaciones sexuales etc. Nada más incierto. Suponen que dejando de lado temas más complejos como la confianza, la honestidad, el compañerismo y demás, se logra llegar a un final feliz en la relación. Todo eso se logra teniendo  una clara y abierta disposición de nuestra mente.
             Una mente insegura puede llegar a enloquecer a su pareja y a enrarecer el clima de la relación, llevándola a una situación insostenible que hará necesario incluso consultar a profesionales, para poder que el camino vuelva de nuevo a replantearse.
              Hay que tener en cuenta que no es bueno obsesionarse con pasar de mentalidad perdedora a ganadora. La idea de cambiar nunca debería ser una obsesión, y además, está por ver, qué se considera una mentalidad perdedora, porque hay gente que vive feliz sin tener grandes aspiraciones y conformándose con poco. En cualquier caso, nunca, y repito, nunca, se debe menospreciar a cualquier persona, que elija el camino que elija. Al fin y al cabo, el objetivo en la vida de cualquier ser humano debería ser alcanzar la máxima felicidad posible, con lo que tenga o haya logrado.
              Es bueno despejar nuestra mente de todas aquellas emociones que nos confundan; como: ira, rencor, resentimiento, etc.  Deberíamos terminar lo más pronto posible y con la mayor claridad con todo aquello que obstruya nuestra mente, buscando una solución estable. No hay nada peor que ser el “dueño” de un problema que no es de uno o para el cual no tenemos posibilidad de contribuir a su desaparición.

Meditación: El desprecio es un lastre, la vida es demasiado corta para estar siempre molesto con alguien”.

martes, 19 de julio de 2016

Los obstàculos nos haràn mejor.

            Sé que muchos me dirán que nada nuevo estoy diciendo. Así desde que nacemos hasta que morimos estamos dentro en una vida llena de obstáculos, Empezamos al nacer por ejemplo: ¿Y cuántos en el primer año de vida, por imprevisibles circunstancias te quedas sin madre? Sé, que me diréis: ¡Si va Ud. a empezar así!  Pues mi estimado, y seguidor de este pequeño artículo Yo soy uno de ellos. Da la triste coincidencia de que mi madre murió cuando sólo tenía un año de vida. Jamás he podido pronunciar la palabra mamá;  Sólo el que está en las mismas circunstancias, puede entender lo que ello significa. ¡Sólo  pensar que he pasado toda mi vida sin haber recibido la caricia ni el beso de una madre! ¡Eso me destroza el alma! Ya no soy ningún jovencito, pero pensándolo detenidamente: ¡¡Es realmente triste!!
              Sólo este hecho, me deja no con una permanente cicatriz, sino con una “enorme herida” en el corazón que jamás la puedo sanar. Esta situación no es que me haga una persona mejor ni peor, sino que permanezco encasillado ante unas connotaciones distintas, durante cualquiera adversidad que la vida me presente. Cualquier situación de tipo emocional, desgraciadamente mis sentimientos son más profundos. A continuación la edad de los estudios, (todo un problema), que si apruebas, que sino no. Terminar la “carrera”; el dilema de encontrar trabajo, pasa el tiempo, viendo que no hay manera de encontrar un “hueco” el mundo laborar. Así podría seguir con lo de encontrar pareja. Sí, sí; aquí me dirás: en eso no hay problema, y te doy la razón, lo difícil es mantenerla durante tiempo. Y durante todo ese tiempo vivido están las amistades. ¡Oh las amistades! de eso no prefiero hablar, ya le he dedicado en este sencillo Blog muchos artículos sobre ellas. Sólo añadir que es lo más gratificante que podemos encontrar, pero al mismo tiempo, lo más cruel y lo que más daño nos puede hacer. Pues así van pasando los años y cuando ves más o menos que todo parece estar estabilizado, el destino hace que pierdas a tú pareja y tus amistades. ¿Por qué? ¡No se admiten preguntas! Sólo nos queda, aceptarlas.
            El tiempo tiene establecido sus planes para cada uno de nosotros, y conforme van pasando, nos lo va mostrando sin ningún tipo de remisión, sean malos o buenos. Afortunadamente en el “lote” van unidos muchos, pero pocos de grandes satisfacciones; y a todos debemos aferrarnos. Es posible que “lo bueno” sea escasos, pero tenemos que hacer que nos compense, tratando de valorarlo a fin de poder sobrellevar los malos momentos.
             Aunque nos parezca una contradicción, es un privilegio haber vivido una vida difícil, y es que, por mucho que nos duela, las dificultades forman parte de nuestra vida, y sobreponernos a ellas acelera nuestro crecimiento personal, acrecentando de esta manera  nuestra auto confianza, al demostrarnos a nosotros mismos que tenemos más recursos de lo que creíamos, y ayudándonos de esta manera a ser más sensibles con los demás. La capacidad de sobreponernos, nos hace salir fortalecidos de las circunstancias adversas; pero no por eso somos seres excepcionales, sino al contrario, somos seres muy  normales y sencillos, como la mayoría de los demás humanos.
             Todos tenemos la capacidad para ser felices incluso en los peores momentos de nuestra vida. El problema es que no nos damos cuenta de que la felicidad es como cualquier otra faceta de nuestra existencia: hay que trabajarla y entrenarla para conseguir ver sus frutos. Lo importante es que valoremos todas nuestras experiencias vividas y sepamos sentirnos cada día más fuertes con el fin de poder aceptar cualquier situación adversa que se nos presente.

 Meditación: Las mejores relaciones se establecen cuando uno quiere que perduren a pesar de conocer los obstáculos.

 

viernes, 15 de julio de 2016

Las manos.

            Es posible que nunca lo hayas pensado, pero: ¡Que importantes son nuestras manos! Desde expresar la más suave y subyugante caricia de amor, hasta apretar el gatillo de un arma de fuego. El tacto de nuestras manos es el elemento primordial para nuestras relaciones amorosas. Si te caes es lo primero que apoyas, si te lanzas al agua las utilizas como remos, sepas o no sepas nadar.
            ¿Existiría la música sin las manos? cómo podríamos recorrer las teclas de un piano o acariciar las notas de un expresivo instrumento de cuerda. ¡No lo sé! Lo verdaderamente cierto es que el solo hecho de convivir diariamente como una parte más de nuestro cuerpo, no las tenemos en cuenta. Sólo cuando por desgracia nos faltan, nos damos cuenta de su importancia. Con ellas podemos enviar mensajes, aunque cada día le resulta al ser humano más difícil hacer uso de sus manos, para poder expresar lo que la mente y el corazón, pueden transmitir entre los seres que se aman.
             En definitiva, las manos a veces nos dicen tanto como la cara, y nos aportan gran parte de la comunicación no verbal. Así decimos que las manos nos dicen claramente lo que las personas se callan u omiten. Recordemos esa frase tan famosa que habitualmente decimos: “estaba tan nervioso, que no sabía qué hacer con las manos”
             Siempre han sido el elemento de comunicación, quizás más eficaz de todos en el lenguaje universal, (aunque debido a las altas tecnología están bastante descuidadas).
              Reconozcamos que nuestras manos, como al principio decía, son como dos remos que se enfrentan a la vida, las cuales brotan del corazón; Sí, es cierto que sirven para trabajar, pero no es solo ese su cometido; éstas irrumpen a través de los brazos, saltan, dan palmas, acarician, etc., desembocando siempre sobre aquellas heridas o alegrías que nos abrazan nuestro corazón.
               Las manos son las herramientas del alma, con ellas emitimos a veces mensajes de sentimientos que  nos transmite el corazón y como casi siempre suelen ser de alegría o de dolor. Estrechar una mano amiga es encontrar una fuerza para hacer realidad muchos sueños, es como encontrar un camino, con la certeza que ellas nos guiarán hacia un sendero seguro. Cuantas veces alisan asperezas, conjuran aquellos desvelos de una mente dormida y olvidada, hacen que esos presagios inquietantes, no lleven cuenta de nuevos desamparos. La misma mano que hoy luce una alianza, mañana es capaz de destruir un amor y la confianza que durante toda una vida estuvieron unidas.
             O a veces cuando esas manos se agitan desesperadamente, en el “andén de la vida” con la intención de una despedida, y jamás son correspondidas ni siquiera volviendo la cara. Observamos que nuestra vista ya no alcanza a divisar nada, pero esa mano sigue agitándose, esperando que esa persona se vuelva y al menos desde lejos, le corresponda con una lejano adiós de esperanza. Pero cuando vemos que es imposible, puesto que ya no le divisamos, nuestra mano tiende a bajarse llena de tristeza, convirtiendo nuestro corazón en un valle de lágrima, cómo diciendo “ni siquiera un adiós me merezco”    
            Entonces juntamos las manos para abrazar la brisa que se escapa con la pasión; notando como nuestro corazón se encoje debido a que aquella despedida irremediablemente nunca se producirá. En cierta ocasión, me preguntaron esto: ¿me gustaría ver tus manos? Mi curiosidad me decía ¿por qué? Posiblemente ¿desearían descubrir algún sentimiento oculto de pasión? ¡No  lo sé!
             Expresando todo estos conceptos de otra forma, ya es tiempo que las apartemos de la vida digital, volviendo a la vida real, para encontrar ese contacto físico que todos necesitamos. Es lo único que nos queda a través de nuestras manos y que afortunadamente poseemos, porque un día esas caricias ya nunca existirán. ¡Puesto que  llegará el momento, que esas manos ya no podrán moverse, ni saludarte, ni decirte adiós! ¡No, ya jamás podrán acariciarte, puesto que estarán iniciado el camino hacia la eternidad!
 
Meditación: A veces callando, nos lavamos las manos, pero nos ensuciamos la conciencia.

lunes, 11 de julio de 2016

El amor, ¿único y eterno?

         ¡Vaya! De nuevo estamos otra vez ante un “callejón sin salida” Cada vez resulta más difícil seguir creyendo ese de, “hasta que la muerte nos separe” Pero en un mundo, donde cuesta más darse de baja de una operadora de telefonía móvil, que acabar con una relación de pareja; a veces no comprendo, lo que decimos, ni a lo que nos prometemos. Así que demos un paso a través de la Historia, y observemos a nuestro alrededor. ¿Cabe pensar que el amor pueda tener fecha de caducidad? No lo sé. Juzguen Uds. ¿El verdadero amor debe ser exclusivo, único y eterno? Pero ante lo que diariamente observo y analizo; Uds. dirán. Sinceramente, yo me pierdo. Muchos dicen que el amor es como una lotería, pero una lotería que todos queremos que nos toque sin comprar ningún billete. Es verdad que la vida nos presenta un panorama para que encontremos un amor incondicional, pero a la hora de la verdad, raro es quien lo consigue sin invertir tiempo, capacidad, dedicación, esfuerzo y sobretodo fidelidad. Mucha “tarea” ¿no? Pensándolo detenidamente el amor es la mejor expresión de nosotros mismos. Cuantas veces el amor nos llena de alegría, de luz, de optimismo, nos hace grandes, generosos y a la vez más humanos. En verdad; ¡queda bonito!
            La terrible pregunta es: ¿Cómo puede ser, entonces que en determinados casos y sólo por el hecho de amar, a veces nos conduzca al desastre y nos lleve al más profundo sentimiento de dolor? Aunque muchos no lo crean, y a una pizca de extrañas circunstancias, irremediablemente esto sucede. Tú que estás leyendo esto, en estos momentos, mira a tu alrededor y comprenderás que cuántas veces somos víctima de un malentendido. Sólo decirte esto: si la desconfianza destruye el amor y el rencor destruye la compasión, es posible que no exista ni amor ni compasión.
           Sí, es difícil de entender, o de explicarme, aunque a pesar de todo, la vida nos demuestra a cada momento que nuestra capacidad de amar no es finita, ni única, y que  en cualquier momento puede agotarse. Nuestros círculos amorosos, están llenos de situaciones y corazones rotos. Entonces, pregunto: ¿es posible otra manera de amar?
           Lo dicen los textos, sobre todo aquellos que hemos “pasado” por los conocimientos de Psicología Experimental. El amor consiste en expresar lo que sentimos con libertad, pero sin presionar a los demás sus propios sentimientos. Pensemos siempre que el amor tiene dos caras, una es la necesidad y la otra la saciedad, no interpretemos erróneamente el amor. Vivimos en un mundo, y permítanme que lo exprese con tristeza: Negamos las emociones hasta el punto de no llegar a comprenderlas.
            Cuando caminas por las avenidas de tu ciudad, observa que todos emprenden un camino que recorren a diario, un camino que posiblemente no sea “sencillo” No tienen mapas trazados y el entorno puede ser muy crítico.  Nos desgarramos pensando que todo el panorama es natural e inevitable, pero quien sabe si muchos están asomados al mismo borde del abismo. 
             Pienso siempre que algunos os quedéis tristes después de haber leído esto; al ver que el amor tiene muchas dimensiones, el amor erótico, el amor compasivo, el amor admirativo o de aprecio, etc. En fin, considéralo como pequeños espacios de tiempo, capaces de experimentar amor de forma fragmentada, en distintos momentos de nuestra vida.

 Meditación: Triste es el cielo sin sol, triste la noche sin luna, pero más triste es el amor sin esperanza alguna.

 

jueves, 7 de julio de 2016

Saber escuchar.

                Es cierto que tenemos la costumbre de estar constantemente interviniendo en casi todas las reuniones en la cuales nos encontramos, ya sea validando o invalidando todas las apelaciones que se presenten.  Lamentablemente, no somos tan buenos oyentes como podríamos serlo, pues pocas veces valoramos con justicia la importancia de saber escuchar, y no solemos estar entrenados en esa habilidad. O cuando intervenimos sin escuchar toda la alocución, como: ¡Qué absurdo! ¡No saben de lo que están hablando! Son situaciones muy corrientes en nuestro vivir diario.
             Para algunos, la cualidad de “saber escuchar” no es nada fácil puesto que  encontrar y desarrollar esa habilidad, va unida a la de  “buen comunicador” aunque proporciona más autoridad e influencia que esta última; eso dicen los especialistas. Si usted es buen comunicador, pero no sabe escuchar, corre el riesgo de expresar en forma elocuente cosas que no les interesan a tu interlocutor. Además, va a privarse de recibir informaciones y conocimientos que por otra vía no recibiría.
              El hecho de querer que sólo presten atención a tu locución, son formas de invalidación que expresan un cierto nivel de intolerancia y rechazo. Por eso interrumpir a los demás es uno de los comportamientos de comunicación más comunes que hoy se nos presentan. La gran mayoría de las gente suele tener poco conciencia de cuán frecuente y groseramente es la acción de interrumpir a los demás cuando están discerniendo sobre algún tema de relativa importancia, convencidos de que tienen que decir algo añadido, con la intención  (a veces) de corregir al interlocutor.
             Saber escuchar a los demás es fundamental, es uno de los primeros pasos hacia el conocimiento mutuo. Y aunque todos queremos explicar cosas, es maravilloso encontrarse con alguien que sabe escuchar, porque sin saber cómo, queremos estar con él, el mayor tiempo posible. Sin embargo, no saber escuchar o hacerlo a medias afecta a nuestras relaciones humanas. En estos casos supone peor que estar en silencio mientras que el otro habla. Después de todo, si no escuchamos a los demás, nos preguntaríamos ¿por qué deberían hacerlo ellos? Y al contrario, cuando estamos en desacuerdo, interrumpimos el flujo de la experiencia de los demás, tratando de intervenir constantemente.
             Reconozcamos que una de las necesidades más importante del ser humano respecto a nuestra necesidad de comunicación, es saber escuchar. Esto no sólo es oír a otra persona, es mucho más. Por un lado se necesita que haya una empatía entre el emisor y receptor, un conocimiento previo de ambos, o que el tema de la conversación sea de interés para ambos. En caso contrario, es mucho más complicado que se quiera escuchar lo que se dice. Una vez que se establece esa relación entre ellos, lo que se expresa es de suma importancia oírlo.  
            Así es cómo decimos que uno puede escuchar a través del sentimiento. Hay todavía algo más profundo que el sentimiento y es esa profundidad llamada “la escucha total con todo tu ser”. El sentimiento es otra parte;  la fuente de acción. Hay muchos componentes en tu existencia y en tu ser. Así que puedes escuchar con el sentimiento mejor que con el intelecto, pero aún sigue siendo sólo con una parte. Cuando escuchas con tus sentimientos y el intelecto piensa al mismo tiempo, ten por cierto, que lo que percibes, es la mente del que te está hablando.

 Meditación: Lo importante no es escuchar lo que se dice, sino averiguar lo que se piensa.

domingo, 3 de julio de 2016

La facultad de decidir.

            Comprendo que poseer esta facultad es realmente difícil, puesto que enseguida se nos viene a la mente innumerables preguntas como: ¿Qué es lo más adecuado en esta ocasión? ¿Qué sería lo más justo? ¿Por qué no hago esto, en lugar de aquello? etc. A lo largo de nuestra vida, siempre estamos comprometidos con alguna decisión que nos hace recapacitar y no es nada fácil optar por tomar un “camino” determinado.
             Si nos concierne a algo material, posiblemente sea algo más sencillo, pero si se trata de cuestiones emocionales, tal vez no sea tan simple, puesto que de esa manera nos comprometemos, y es posible que nos afecten a nuestros propios sentimientos. Todas decisiones son de suprema importancia, siempre y cuando estas influyan sobre nuestra vida personal,  ya que pueden dejarnos huellas, que a la larga sean difíciles de borrar. Ante todo necesitamos claridad para discernir y voluntad para llegar a ponerlas en práctica. En cualquier momento de nuestra vida, ya sea de joven o de mayor, siempre se nos presentará algún momento en que debemos decidirnos por “algo”. A veces, tomar un camino importante es posible que éste nos haga cambiar nuestro destino, y para ello es necesario mantener la cabeza bien fría. Por otro lado, todo aquel que  defienda que las decisiones importantes hay que tomarlas con el corazón es posible que pueda llegar a equivocarse. El problema es que cuando tenemos que tomar decisiones de carácter relevantes, es necesario meditar y analizar la postura más lógica. El problema está en que a veces,  nos dejamos llevar por los sentimientos de nuestras propias emociones.
           Decidir es una facultad que todos tenemos y no siempre utilizamos a diario con sabiduría. A veces nos dejamos influir por sencillos hábitos o tendencias populares. Para no caer en esa rutina sería necesario discernir con claridad, recuperando nuestro poder interior a fin de poder llevar a cabo lo que realmente queremos. En circunstancias de crisis, decidir nos supone dar un paso importante y utilizar todo el tiempo necesario para ponderar alternativas, puesto que el corazón nos va a quitar fuerza en el proceso de tomar nuestras decisiones, debido a que los sentimientos personales  nos “ablandan” el corazón y nos dejamos llevar por tendencias emotivas.
           Cuántas veces la vida se nos convierte en una lucha constante. En vez de saborearla cada instante, estamos a la defensiva, a punto de “atacar” ante un estado de alerta permanente. Así es tremendamente difícil decidir con claridad. Nuestra mente tiene el poder de conectar y hacer cambiar el rumbo para poder decidir con claridad. Decía al principio que tomar una decisión importante no es nada fácil, puesto que debemos considerar que sólo tú eres dueño de tus pensamientos y emociones. Nadie puede decidir por ti. Así cuando las decisiones que puedas tomar repercutan sobre otras personas, la responsabilidad se incrementa de tal manera que es necesario dominar el arte del discernimiento y de la toma de decisiones a través de la comprensión, la observación, la evaluación y el silencio. Practicar la meditación nos proporcionará sosiego al corazón y sobre todo serenidad a nuestra mente. 
             Saber o no, si nuestras decisiones son acertadas, es tarea difícil, puesto que nunca se podrán de acuerdo la mente y el corazón o al menos siempre resultará una terea tremendamente complicada.
 
Meditación: El primer paso indispensable para conseguir las cosas que quieres de la vida es: “decidir lo que deseas”