miércoles, 4 de diciembre de 2019

Los regalos.


Cuando se va a regalar, se piensa en la persona, sus gustos, sus deseos, lo feliz que se va a sentir al recibir ese regalo. Al mismo tiempo, nuestro deseo consiste, en acercarnos lo más posible a la satisfacción de quien lo recibe. Un regalo es algo que se entrega sin pedir nada a cambio. Por lo general, se trata de algún objeto que una persona le da a otra con la intención de felicitarla, agasajarla u homenajearla.
Las mejores cosas de la vida, son aquellas que se regalan con el alma, se reciben con el corazón y se agradecen con una sonrisa. Pero si no las recibes con el corazón y ni siquiera se agradecen. ¿De qué sirve esas determinadas acciones? Sólo para hacer más daño y evitar que “aquellas” heridas jamás lleguen a cicatrizar a través del tiempo. A veces surge la siguiente pregunta: ¿Era tan grave aquel acto, para provocar tanto desprecio e indiferencia? Si lo meditas bien, aquel “aviso”, sólo sirvió para beneficiarte. Regalar tiene muchos significados, el más importante es que siempre estarás en la vida de esa persona cada vez que recuerdes ese momento tan especial o vuelvas a verlo en cualquier momento a pesar del tiempo en que lo recibiste, por lo que siempre nunca será borrado de tu mente, y siempre estarás presente, lo importante que fuiste para aquella persona.
Independientemente del motivo por el que una persona recibe un regalo, es una regla de buena educación agradecerlo. Si bien es cierto, que puede variar la forma de dar las gracias por un regalo recibido, en función de la cultura y las costumbres de cada lugar. El agradecimiento nos hace sonreír y aceptar todas las bendiciones que nos suceden a diario y que otros pasan por alto. Esta es una de las razones por las que el “ahora” nos alinea, sobre todo, porque nos permite reconocer la luz que hay en todo, y que, a veces no es visible a simple vista, pero sí, ante la mirada de un corazón agradecido. Desgraciadamente vivimos en una sociedad en la que hay el convencimiento o la creencia de que “somos sujetos de derecho” por tanto, nos lo merecemos y tenemos derecho a todo, tanto en lo personal como en lo profesional, lo que implica que no tenemos nada que agradecer. Es como si todo lo que los demás hacen por nosotros fuera su obligación, y por tanto no hay nada que agradecer.
Cuantas veces puede resultar que un simple objeto, pueda ayudar a conseguir una realización personal, consiguiendo un bienestar interno, partiendo de que esa gratitud pueda ser de una importancia excepcional para aquel que la ejerce. Pero ese sentimiento de gratitud, no “llega” ante algunos corazones endurecidos por la sinrazón y el desprecio. Pensemos que la gratitud no es humillante, la gratitud llega a ser amable y a menudo mitiga la culpa, la aflicción, el sufrimiento y las dificultades que estamos pasando. Sólo estimula la sensación de conciencia y el profundo agradecimiento que hace valorar más a las personas.
 Si realmente se tienen fuertes motivos para no perdonar, hay que respetarlos. Pero a la larga, las preocupaciones, las hostilidades y los resentimientos sólo sirven para hacernos daño a nosotros mismo.  Dice un refrán que “es de bien nacidos ser agradecido”, lo que no dice es que, además de ser positivo para los que nos rodean, la gratitud es una herramienta poderosa para sentirnos bien, originando esperanza, amor, compasión, alegría y sobre todo, sentimientos de felicidad.
           
Meditación: A veces la vida nos hace regalos cuando ya no lo esperamos.

miércoles, 27 de noviembre de 2019

Palabras que unen.


Siempre se ha dicho que tener un amigo es tener un tesoro, porque sólo podremos valorarlo si conocemos su alma y su espíritu, aunque personalmente no le conozcamos. En esto consiste la confidencialidad y, cuando esto se alcanza tendremos un verdadero concepto de su persona. Muchas veces creemos y pensamos que quizás algún día, o posiblemente más adelante una conversación sincera pueda efectuarse. Mantengamos siempre la ilusión, ya que es posible a través del diálogo, puedan   resolverse cualquier tipo de conflicto. A pesar de todo, esas palabras expresan nuestros sentimientos de forma escueta, a quienes más apreciamos, apaciguando nuestros corazones y evitando al mismo tiempo, esas lamentables interrogaciones que se nos presentan ante aquellas oportunidades perdidas.
Parece inverosímil, que ante unas sencillas palabras pronunciadas con profundo amor, son suficientes para paliar aquellas heridas que durante tanto tiempo estuvieron sin cicatrizar. Solo al conectar con nuestro interior, harán que se produzca el milagro de remediar ese dolor que durante tiempo hizo que no nos dejara vivir. Pasan días, meses e incluso años y diariamente nos sentimos mal; Pero: ¿A qué es debido? Nos parece que estamos padeciendo unos continuos sentimientos de culpas, que golpean nuestra mente, haciendo que nos mostremos tristes, alicaídos, faltos de esperanza, etc. Llega un momento ante el cual nos vemos envuelto en un profundo dolor emocional, el cual no sabemos gestionar, al no tener la ocasión de que alguien nos proporcione aquellas gratuitas palabras, que seguro remediarán ese profundo malestar.
Todos sabemos que la palabra es el medio de comunicación por excelencia, que se caracteriza y distingue a los seres humanos. Siempre la palabra tiene un poder emocional. Cuántas veces hablamos y opinamos porque “hablar es gratis” aunque a veces no le tomemos en cuenta la enorme importancia de las palabras. Por favor: yo te diría; no te calles, no guardes silencio. Existen palabras que abren puertas.
Si tienes un problema y parece que el mundo se desmorona a tu alrededor, y sientes la necesidad imperiosa de hablar con alguien. ¡No espere! Descuelgas el teléfono, marcas su número y después de unos minutos te sentirás mucho mejor. Así es la amistad, una persona a veces a cientos de kilómetros de distancia que escucha lo que te pasa, que te ha dice lo que opina, siempre te reconforta.
 Muchas veces el olvido es una forma de callar a través del silencio cuando deseamos imponerlo, y deseamos arrinconar ciertos acontecimientos, pero no nos quepa duda que siempre dejará una marca o una huella, que permanecerá con nosotros, por mucho que intentemos que desaparezca. El tratamiento de la palabra es muy útil y a veces llega a parámetros insospechados por medio del entendimiento y la reflexión. Las fórmulas de comunicación son en realidad entendimientos totalmente personales utilizados muy a menudo en nuestra vida, llegando a un convencimiento mutuo.
Una de las palabras más sencillas que podemos usar es el nombre de la persona que tenemos al otro lado, A todos nos gusta que mencionen nuestro nombre. Hacernos sentir invisibles, es lo peor que nos puede pasar. Recuerdas que lo contrario al afecto nos es el odio, sino la indiferencia. En definitiva; todas las personas se sienten más respetadas cuando se les habla amablemente y eso les vuelve más receptivas a lo que se les está diciendo.

Meditación: Trata de no esperar un momento ideal para hacer algo especial.


miércoles, 20 de noviembre de 2019

Resolver los conflictos.


         Siempre hay un momento oportuno para abordar los conflictos, y nunca es el inmediato posterior a cuando estos ocurren. Existe una frase muy común cuando éste surge, ante lo cual decimos: “el tiempo lo cura todo” Es la frase utilizada por antonomasia para aliviar el dolor que podemos llegar a sentir en un determinado momento. Necesitamos tener esa esperanza en los momentos más oscuros. Queremos creer que el día de mañana estaremos mejor. Pero lo cierto es que es una creencia falsa y peligrosa. El tiempo no lo cura todo. El tiempo por sí solo no cura nada.
            Es bueno querer resolver los conflictos, pero primero debemos resolverlos dentro de uno mismo. Cualquier tipo de conflicto que se nos presente debemos pensar que está demasiado “caliente” para al instante ser resuelto.  Como seres sociales que somos, estamos continuamente relacionándonos con otras personas y a partir de esa interacción aparecen frecuentemente conflictos de mayor o menor gravedad. Generalmente, los conflictos no suelen implicar violencia o agresividad, aunque sí provocan malestar o nerviosismo ante la existencia de intereses contrapuestos, bien por diferencias de una persona con otra o bien porque la elección de una decisión u otra puede suponer una serie de ventajas e inconvenientes.
            A veces: ¡Qué difícil es entenderse con los demás! Siempre estamos a la expectativa para reprocharnos de alguna medida que estamos equivocados. Cuántas veces la intención es sólo compartir alguna reflexión o idea que surja de improviso, con el ánimo de analizar, comentar o advertir de “algo” que hemos visto que “eso no es así”. ¡Pues nada! Lo justo para que aparezca la discrepancia, y los malos entendidos, apareciendo el conflicto
En realidad, el principal miedo que surge cuando nos enfrentamos a un conflicto es la discusión, especialmente cuando la otra persona o nosotros mismos somos propensos a dejarnos llevar por la tensión y el estrés, incluso por el rencor y el desprecio. Cuántas veces el hecho de solucionar un conflicto nos puede permitir no solo llegar a un acuerdo, si no a entender aquello que podamos crear una relacione más sólida.
Por lo tanto, al fijarnos en los conflictos de forma negativa, dejamos ver las “cosas” que de alguna manera puedan mejorar la relación, ya que ambos suelen estar empecinados en una sinrazón que les impide llegar a un auténtico entendimiento. La verdad es que lo único que se nos viene a la mente es esa conocida frase: ¡Qué difícil es entenderse! Todos sabemos que la posibilidad de resolver cualquier tipo de problema no pasa precisamente por la recreación constante de la misma, haciéndole ver, que tú sólo llevas la razón. Ello equivale a encerrarse de forma negativa y “tirar la toalla”. Desgraciadamente en muchas ocasiones, a lo largo de nuestra vida, nos vamos a encontrar ante situaciones que, teniendo solución, no sabemos resolver. Bien por su dificultad, bien porque las posturas contrapuestas son aparentemente irreconciliables.
En la mayoría de los casos, los conflictos o discusiones surgen porque no somos capaces de “dar nuestro brazo a torcer” o de ponernos en el lugar del otro. Nos encerramos en nuestro punto de vista y no estamos dispuestos a ceder ni un ápice sobre aquello que pudo beneficiar a tu oponente.

Meditación: Entre las dificultades se esconde la oportunidad.

miércoles, 13 de noviembre de 2019

¿Por qué sufrimos tanto?


A veces ni nosotros mismos respondemos a nuestra actitud. ¿Por qué actuamos de forma predeterminada? Será quizás el efecto de nuestras emociones, que nos causan comportamientos negativos, o es posible que radique en la hipocresía de esta sociedad en la que no deseamos ver nuestro interior, mostrando solo lo que deseamos ver. ¡Cuántas veces la normalidad y la locura la orientamos como situaciones extremas! No obstante, los efectos de algunas emociones, causan en nuestro comportamiento sensaciones de carácter negativos
No miremos a los demás, mirémonos a nosotros mismos y dejemos expulsar lo que tenemos en nuestro interior, aunque corramos riesgos. No existe mayor riesgo que la represión. Si nos reprimimos, perderemos todo entusiasmo por la vida.
            Muchos pensamos en nuestros más íntimos. Pero, ¿a quién consideramos íntimos? Si ni siquiera los amantes muestran su verdadero rostro, puesto que existen momentos en que ninguno saben nada. Hoy puede ser tu amante y al momento siguiente no lo es. Así decimos que cada cual es como una isla cerrada. Cuando hablamos de la famosa fuerza de voluntad para soportar el sufrimiento, nos referimos a “algo” que se tiene o no se tiene, y por eso realizamos afirmaciones de tipo como; “yo no puedo, o no tengo fuerza de voluntad”, es decir, ya estamos padeciendo al no poder conseguir lo que deseamos.  
            Cuando hablamos de personas sufridas nos referimos siempre a aquellas cuya inseguridad proviene de una falta de confianza en sí misma, que se manifiestan a través de unas carencias de forma casi constante, y que persisten continuamente desde hace bastante tiempo, formando parte de los rasgos que integran tu personalidad. Debemos entender que ese sufrimiento es parte de nuestro cerebro y realmente son las emociones las que nos ayudan a saber sobrellevarlos. Esto, tiene diferentes sinónimos y aparece de múltiples formas, como estrés, angustia, ansiedad, etc. Entendiendo esto, deberíamos evitar sufrir por algo que forma parte del cerebro de nosotros mismos.
            Tras pequeños análisis, a veces pensamos o quizás tenemos la sensación de que los demás intentan explotarnos, dañarnos, engañarnos o perjudicarnos. Con frecuencia llegamos a poner en cuestión nuestras relaciones personales, llegando a cuestionar “que nos están engañando” Cualquier acto lo consideramos hiriente, haciendo que continuamente estemos ante un continuo sufrimiento (aunque éste pueda ser figurado).
En definitiva, el ser humano no parece necesitar aprender a sufrir, puesto que está dotado por naturaleza de una enorme capacidad para resistir sin desfallecer los infortunios de la vida. Sin embargo, saber sufrir no consiste solamente en aguantar el dolor, aceptándolo como algo frecuentemente inevitable. Pero pensemos siempre ante cualquier tipo de sufrimiento, que éste pueda ser producido por cualquier emoción que nos afecte, como: tristeza por una pérdida, estrés ante la necesidad de enfrentarnos a un problema, frustración ante la pérdida de una gran amistad, etc., etc.
            Siempre nuestro sufrimiento es debido a una respuesta personal, ya sea ante un dolor físico o ante un dolor de carácter emocional, a pesar de que muchas veces lo mantenemos de forma indefinida, aunque la situación que lo provocó, haya sido solucionada.

Meditación: La recompensa al sufrimiento es tu propia experiencia.

miércoles, 6 de noviembre de 2019

Dale sentido a tu vida.


Cuantas veces la felicidad se manifiesta en determinadas personas, sólo a través de un breve estado de satisfacción y de cierta contención emocional.   Debemos darnos cuentas de revisar nuestro concepto de felicidad a lo largo de nuestra vida, ya que puede ser lo suficientemente relevante e importante reconocer que la única felicidad posible se la debemos solo y exclusivamente a saber afrontar la realidad al darle verdadero sentido a tu vida. Si durante nuestra vida y aunque a través de pequeños momentos de tu existencia has conseguido esos logros de felicidad, ya puedes considerar que tu vida ha sido importante.
A decir verdad, la realidad que vivimos está fuertemente asociada a nuestros propósitos y sobre todo a las explicaciones que generamos de las experiencias vivida. Tu vida es como una cuenta en un banco, ésta requiere tener un propósito de obtener rédito con el fin de saber organizarla ante un enfoque bien dirigido para que en su momento puedas disfrutar de ella. Ese “banco” no admite transferencias. Cada noche se hace balance y se cierra. Si no utilizas tus “depósitos”, las pérdidas se acumulan, y te das cuenta de que no puedes echar marcha atrás. Nadie te puede dar un préstamo, porque solo tú, eres el administrador de esa cuenta que en definitiva es tu propia vida. Cuántas veces decimos “el tiempo pasa volando”. La velocidad con que transcurre nuestras vidas es a veces subjetiva, así observamos que existen personas que desearían seguir viviendo en una adolescencia eterna, porque consideran que ese tiempo fuera los únicos momentos buenos de su vida.
Ese sentido del que hablo es el que todos deseamos, y éste llega relativamente en la edad adulta, o sea en la madurez. En la época de juventud, lo que intentamos es construir una forma o identidad en imitación a lo que nos rodea. En relación a ese sentido me refiero a intensificar una experiencia llena de intenciones, ideales y deseos, que hacen que soñemos con una existencia llena de valores, sin necesidad de vincularnos a todo lo que nos acontece. Aunque la base principal en que vivimos, necesita de unos poderosos cimientos que sostenga el tremendo “peso” que durante toda nuestra vida tenemos que soportar.
¿No has pensado que haya sido posible que la vida, durante un tiempo, te viniera poniendo ante tus ojos un desafío, ante el cual sólo tú deberías tener la exclusiva potestad de resolverlo? Quizás no fuera fácil decidírtelo, pero “deberías pensarlo”, a pesar de que incluye temor, incertidumbre, miedo, etc., para que todo se realice con éxito. Y así es, llega el momento, y ese desafío que la vida te puso por delante fue vencido gracias a tu valentía y a tu fortaleza personal. Siempre he dicho, que la vida no es un remanso de paz; tarde o temprano todos llegamos a encontrarnos con algún desafío, y todo depende de cómo superarlo, y del esfuerzo que hagas para salir adelante.
En la vida son tantos los deseos y tan pocas las realidades, tan grande las injusticias y a veces tan mínimas las justicias, que nos martillean en nuestro interior; todo ello, no es más que la afirmación de: darle sentido a tu vida. Comprendo que es difícil de entender e incluso de vivir, aunque eso no quiere decir que tengamos que optar por el mal entendimiento de la desesperación o el mutismo. Hemos de comprender que errando se aprende, y a veces es necesario equivocarse para saber acertar en determinados momentos.
Para concluir, solo os digo que deberíamos tener en cuenta que a veces podemos pasarnos años “sin vivir en absoluto” y de pronto, toda nuestra vida se concentra en un instante.
Meditación: No dejes que nadie borre nada de tu vida.

jueves, 31 de octubre de 2019

Amistades inolvidables.


La amistad es un tipo de unión afectiva que se basa en la comunicación, el apoyo mutuo, la comprensión, el afecto y la absoluta armonía entre dos personas. Con una amistad se puede ser totalmente sincero, abrirse por completo sin temor y sin reservas, en ello se deposita la confianza y se espera por otra parte, la tolerancia. Debemos estar dispuestos a dar sin reservas todo aquello que se espera de nosotros mismos.
            En la amistad hay dos sentimientos fundamentales que son la confianza y el afecto, como anteriormente decía. El significado de la amistad y el tener una amistad es algo que se instaura e influye en un desarrollo posterior.
            La amistad, es una relación íntima de dar y recibir. Responde a unas necesidades inmediatas, como son la seguridad, la aprobación del otro ante el rechazo de la soledad, aportando gratificaciones como la compañía, tolerancia, transigencia, conformidad, etc. ¡Cuántas veces se abusa de las cualidades de los amigos y no se les valora como debe! En la amistad, la unión entre sentimiento y pensamiento es algo muy importante y complicado. Las amistades hay que cuidarlas. Los amigos deben mantenerse en contacto, hablarse, escribirse, pasar ratos juntos, si no, la amistad se marchita y muere. Hay quienes afirman que una verdadera amistad es incompatible con otras, relaciones. Aunque, es posible que ésta al mismo tiempo sea una sólida y enriquecedora base para el sostenimiento de unos nuevos vínculos. Así la amistad puede tener tantas formas como capacidad para dar lo mejor de nosotros mismos adaptándonos a las circunstancias.
            Al “tener una amistad” debemos sentir certeza completa de que podemos contar con ellos, y a su vez de que ellos pueden contar contigo. Aparte de la relación afectiva en sí, la amistad es siempre una forma de enriquecimiento personal, puesto que de esa amistad se desprende afecto y experiencia personal que conocemos por nosotros mismos y no por lo que nos cuenta otras personas. Cabe preguntarse: ¿es posible tener un verdadero amigo en los tiempos que corren e incluso aunque que esté lejos de ti? La respuesta es sin duda afirmativa, pero no hay que olvidar que la amistad profunda implica el riesgo de abrirse al otro, de forma que nos conozca tal como realmente somos.
            Es justo reconocer, que el amor a veces se acaba; la amistad soporta mejor el tiempo. Con un amigo cooperamos y no competimos, sabemos lo que cada uno siente y piensa del otro teniendo una disponibilidad para escuchar y apoyar en las horas bajas. A un amigo se le aceptan las debilidades y los errores, aunque desgraciadamente no siempre es así. Por eso decimos que, el nivel de amistad es un pacto tácito que debería perdurar sin tener en cuenta el tiempo, ya que en algunos momentos un verdadero amigo resulta el mejor apoyo.
Aun pasando mucho tiempo sin tener relación con esa amistad, no digas nunca “yo tenía una amistad”, realmente la tienes, puesto que las amistades, aunque no se comuniquen nunca se olvidan.

Meditación: Los buenos amigos son difíciles de encontrar, difíciles de dejar e imposibles de olvidar.


viernes, 25 de octubre de 2019

No pierdas la ilusión.


¿Quién no ha estado ilusionado en su vida en alguna ocasión? Siempre en algunos momentos se nos ha presentado ese estado de motivación, por el que a través del cual nos hace sentirnos con sensaciones, pensamientos y actitudes positivas. Sí, es verdad que, para sentirlas, debemos permitirnos “soñar” haciendo necesario deshacernos de excesos de obligaciones y poner en juego el sentido personal del instinto y la fantasía. La ilusión forma parte de la vida y de nuestro comportamiento, incluyendo conductas y actitudes.
            Sé que la vida es tremendamente despiadada y nos hace perder la ilusión a cuantos actos nos propongamos, pero todo es consecuencia de la falta de motivación que nos da como resultado la no consecución de nuestros objetivos. Este hecho puede asociarse con los auténticos problemas personales de ansiedad y de tristeza. Pensemos siempre que cada etapa de la vida viene marcada tanto por una ilusión, como por un reto a superar. Solo se trata de una polaridad en la que todos estamos inmersos, y para poder vencerla es necesario cubrir las necesidades que esos momentos se nos plantea.
            Es muy frecuente decir: “yo he perdido toda ilusión en esta vida” Proponte no llegar a esta situación, dependiendo siempre de tu motivación personal y de las ofertas que se te presenten. La falta de ilusión es causa de ausencia de motivación y sobre todo de la consecución de alcanzar nuestros objetivos. Todo junto, puede asociarse con nuestros problemas emocionales como anteriormente decía a través de la ansiedad y la tristeza. El problema es que algunas ilusiones no son tan genuinas como aparentan ser, sino que vienen inducidas por lo que se esperan de ellas.
            Consideremos siempre que el ser humano por naturaleza no puede vivir sin ilusión porque entonces nuestra existencia se transformaría en un cúmulo de obligaciones sin sentido, de esfuerzos malgastados, de insatisfacciones, que terminarían agotándonos. Por eso, perder la ilusión es como estar desestabilizado, perdiendo la fuerza que nos hace vivir con seguridad. En general las ilusiones en todo momento de nuestra vida, deben construir el eje que nos pueda dar sentido a nuestra existencia.
            Una de la manera más frecuente de perder la ilusión es, prácticamente, llenar nuestro día a día de obligaciones, a veces innecesarias, anteponiendo todo a aquello que nos “obligamos” a realizar. Cuanto más rígidos seamos respecto a cómo tenemos que hacer las cosas, más prisioneros seremos de nuestros actos. A veces deberíamos cerrar los ojos y “ver” las cosas con otro sentido, para poder recuperar esa ilusión y poder llevar a cambio esos momentos que añoramos en la vida, llegando a conseguir nuevos hábitos para conseguirlos.
            Generalmente siempre pensamos que cada persona quiere la máxima ilusión y para ello su destino es gozar de una vida cómoda, sencilla y segura, mientras que otras necesitan ilusionarse constantemente con cosas nuevas y diferentes para sentirse satisfechas. Cada persona tiene una forma de vida y ninguna es mejor que otra. Por eso recuperar la ilusión debe convertirse en una obligación, porque si no nos lo tomamos así, seguiremos sumidos en eso de “debería haber hecho”.

Meditación: No rechaces tus sueños. ¿Sin la ilusión el mundo qué sería?

sábado, 19 de octubre de 2019

¡Intentas cambiar!


¿No piensas cambiar? ¿Por qué? Cambiar no es rendirte, Cambiar es tomar una nueva actitud frente a tu vida, y olvidar los errores liberándote de esas frustraciones que a veces te oprimen. O es que no lo percibes. Sin darnos cuenta nos convertimos en nuestro propio enemigo, actuando de forma distinta a como verdaderamente desearíamos. Todo es como un trato personal contigo mismo, ya que la mayoría de las veces, todo es producto de la rabia y una indignación falta de lógica, hacia aquella persona que consciente o inconsciente creíste que te lastimó.
            La mejor forma de conseguir cambiar, está en desearlo. Siendo así, en algún momento de tu vida sentirás esa inspiración que te hará reflexionar y ver esos problemas con claridad. No lo dudes: Todos tenemos un nivel de tolerancia a esa postura en la cual te crees que es la verdadera. Pero piensas y verás que de nada sirve mantenerte así. La mejor forma de conseguirlo es pensar qué pasaría, admitiendo que es posible que cuando lo intentes, consigas que ese día podría ser cómo un día normal, es decir: igual al día que decidiste tomar esa nueva actitud, aunque hayan pasado muchos años.
            Sé que muchas veces lo intentamos, pero no tenemos la fuerza suficiente de iniciar ese nuevo proceso, que interiormente deseamos, simplemente diciendo: “tengo el derecho a hacer lo que quiera” y nadie debe decidir mi propia iniciativa, aunque mi subconsciente me diga que “debo tomar una nueva actitud” Sólo por la razón de que así no obro bien. Todas esas ideas u opiniones las adaptamos como firme y propias, llegando así a un cúmulo de conceptos preestablecidos, pensando siempre en que forma deberíamos adoptar ante esa nueva decisión.
            Normalmente nos resulta difícil reconocer el problema, y por qué sucedió esa forma de actuar, y así nos preguntamos ¿Quién tuvo la culpa? ¿Qué motivo la provocó? llegando a la conclusión de que aquello que pensamos no es lo que realmente fue, todo es debido a que durante un tiempo nos hemos creado ideas, juicios, creencias y convicciones totalmente irracionales. Piensas, que ante esa actitud eres capaz de atormentarte y martirizarte a veces sin sentido y sin una base que se sostenga. Cuantas veces esa sensación en la que vivimos nos priva de un bienestar, al cual todos tenemos derecho, pero la intolerancia hace que suframos ante la cual, no queremos considerar. En realidad, todos deseamos alcanzar una nueva meta y cambiar y no mantener nuestras vidas llenas de obstáculos.
            Desear cambiar, sólo es querer estar bien contigo mismo, ser feliz, aunque todo ello nos comprometa a la simple decisión de tomarla. Es como si fuera un hábito o una tarea que debemos aprender y a cultivar. Existen ocasiones en que, al intentar el cambio, se apodera de nosotros unas emociones que nos hacen retroceder, pero ¿por qué no piensas, que podría ser como aquellos días, antes de tomar esa actitud, a pesar de haber pasado varios años?
            Cuando una decisión está tomada, piensas con firmeza y no trates que esa idea se te escape; al cambiar todo se transforma, y nada malo puede suceder. Cuando se llega hasta ahí, no pienses en aferrarte a tus pensamientos pensando siempre cómo deberían haber sucedido las cosas, para mediante eso, debes otorgarte la libertad de haber tomado esa nueva decisión de cambiar.



sábado, 12 de octubre de 2019

Decidir, pero sin prisa.


Siempre debemos tomarnos el suficiente tiempo para tomar una decisión, puesto que ésta nos puede presentar una situación definitiva en nuestra vida. Diariamente nos encontramos con situaciones donde debemos optar por algo, pero no siempre resulta sencillo. Tomar buenas decisiones es un auténtico arte y hay muchos factores que nos influyen a la hora de tomar una correcta determinación.
  Algunas personas tienden a decidir “si” casi siempre, mientras que otras optan por el “no”. Esto nos puede llevar el mismo tipo de decisión, pero nunca nos ayudará a crear nuevas posibilidades. En verdad estamos tomando decisiones constantemente, muchas veces sin darnos cuenta, pero muchas otras, enfrentándonos a elecciones que van a determinar nuestro futuro. Vivir significa elegir; pero nunca, inmovilidad y bloqueo. Cada vez que proyectamos nuestro futuro en cualquier ámbito de la vida, se abren ante nosotros un sinfín de posibilidades, y no hacer ninguna elección, supone no progresar… en ninguna dirección.
En la vida pasamos por determinados momentos, en que nuestro corazón influye ante la realidad y nos expone una respuesta que damos por medio de nuestras reacciones. A veces son difíciles de tomar y pueden llevarnos a situarnos ante un serio conflicto, pero en esos momentos creemos que es lo más acertado, no haciéndole caso al análisis premeditado. Nuestras vidas están llenas de momentos en las que es necesario tomar decisiones. Aunque nunca estaremos libres de que nos surja un conflicto, al cual debemos hacerle frente, ya que así nos lo dictó nuestro corazón, pero no por eso deberíamos arrepentirnos. No es una terea sencilla, y deberíamos vivirla con gratitud, desbordando ese afecto, que nos permita liberarnos de los llamados “miedos a equivocarnos”
Así decimos que optar por un camino, implica casi siempre perder otro, es decir, sencillamente, saber renunciar. Es algo que hacemos constantemente cuando procedemos con nuestras rutinas diarias.  Casi siempre estamos acostumbrados a tomar decisiones basadas en la razón, y en datos ya preestablecidos, simplemente por la costumbre de tropezar con las malas decisiones que la vida nos presenta, pero cuántas veces damos gracias por haber tomado esas decisiones que el corazón nos dijo acertadamente en un momento puntual.
También es muy frecuente estar sometido al riego del fracaso. La sociedad en que nos movemos nos enseña que, si nos equivocamos en tomar una decisión, termina siendo un fracaso, ya que no estamos acostumbrados a ver los errores como fuentes de aprendizaje, sino como el origen de algo vergonzoso. Existen momentos o determinadas situaciones en que podemos tener suerte y las cosas se “resuelven solas”, pero el tiempo, no nos suele poner fácil. Es esa situación cuando quedamos desorientados sin saber a qué atenernos. Tengamos en cuenta que tomar decisiones a corto plazo el problema parece estar resuelto, sin embargo, a largo plazo puede tener soluciones más acertadas. Aunque en la vida hay muchas cosas que se escapan a nuestro control, ya que siempre podremos decidir algo sobre ellas. Por lo general, respetamos más a las personas que son capaces de tomar sus propias decisiones, es decir; de asumir errores y de intentar conseguir lo que se proponen. No olvidemos que los errores traen lecciones, y el hecho de decidir algo para luego, que no nos gusta, es también una valiosa lección, ya que todo nos ayudará a superarnos mejor.

Meditación: Las peores decisiones en la vida son las que tomamos basándonos en el miedo.

sábado, 5 de octubre de 2019

¿Por qué no olvidamos?


Es curioso que esto suceda, pero: ¿por qué no olvidamos? Si lo observamos es digno de mención, que esto exista. Conservamos vivencias subjetivas a través de nuestra vida, que, a pesar del paso de los años, son hechos que nuestra mente no los aparta. Indudablemente son aquellos que van asociado a una experiencia emocional importante, o es posible que algo bueno dejaron grabados en nuestro interior, ya sean del carácter que fueran, aunque siempre tienen la posibilidad de ser recordados con facilidad, a pesar del paso de los años.
            Es posible que fueran recuerdos que difícilmente se sostenían, pero “pintaban muy bien” a pesar de que solo era “humo” sobre nuestras cabezas. Pero era ¡tan fácil fantasear! Que, a pesar del tiempo pasado, son imposibles de olvidar. Ni que decir tiene que siempre tuvimos momentos que hoy no quisiéramos recordar; pero apartarlos… nuestra vida no permite hacerlos desaparecer, ya que ellos formaron parte de nuestra existencia. Estas emociones participan de manera directa en nuestra mente, quedando grabadas en el recuerdo. Son de tal intensidad emocional que dichas experiencias, logran renovarse ante cualquier circunstancia, evocando enormes sentimientos.
Si lo analizamos bien, nuestras vidas están llenas verdades y engaños, suertes y desgracias, de amigos y enemigos, de alegrías y desilusiones; todo nos conduce a un cúmulo de sorpresas, que cada vez nos sorprenden más. Cuando en tus momentos de soledad, analizas tu vida, piensas que aquello pudo ser real, y quizás el comienzo de reconstruir un nuevo proyecto, que te hiciera recapacitar para poder ser capaz de emprender un nuevo camino sin dejar olvidar tu pasado.
Todo lo guardamos en distintas partes de nuestro cerebro, algo que es imposible que desaparezcan, llamados “recuerdos emocionales” Los momentos y las situaciones los elegimos nosotros, igual que las amistades. Sin embargo, las oportunidades se trabajan y se conquistan. Alguien dirá que la vida no nos da oportunidades. Lo fácil es quedarse detenido en las quejas, en el silencio, en el dolor, pero debemos reconocer que de esa manera la vida se “desangra”. Cambiar, es una decisión que debemos tomar y nunca es tarde para comenzar una nueva vida, un nuevo amor, un nuevo proyecto. Para ello tenemos que desprendernos de una parte de nosotros; sencillamente todo lo que se aferra al pasado, a lo que ya no existe, a lo que no se tiene, aunque evidentemente no se olvida.
Solo decirte mi estimado amigo, que ese pasado equivale en cierta manera a tus años vividos y “aquello”, jamás podrá ser olvidado. Puesto que tan nefasto es vivir anclado en tu pasado como renegar de esa parte de tu historia personal. Por tanto, no se trata de olvidar aquellos recuerdos, a pesar de que hoy los rechaces.
Mantén siempre tu pasado, y nunca lo olvides. Siempre puede ser un gran acto de fortaleza que te hará sentirte cómodo, alcanzando un alto nivel de autoestima, concentrándote en vivir sanamente el ahora, con la intención de proyectar de que siempre fue un hermoso y grato recuerdo.

Meditación: Querer olvidar a alguien significa pensar en él.


sábado, 28 de septiembre de 2019

¡Consigues tus metas!


Cuantas veces nos decimos: “No soy capaz”, “Es que no puedo”, “No estoy a la altura”; sí, lo reconozco, pero te aconsejo que no pienses así. Esas actitudes negativas que a veces escuchamos sobre nosotros, sobre todo cuando éramos pequeños, calan en nuestra mente, que al final se convierten en barreras, haciendo que todo lo veamos imposible.
            Hay personas que han tenido éxito en sus vidas sin establecer ninguna meta. Sin embargo, estas personas tenían una pasión en sus vidas. Seguro que esa pasión les hizo alcanzar su meta. Si no tienes metas, si todo te da lo mismo, si te dejas llevar por los demás, entonces no llegarás a ninguna parte o seguramente llegues a un lugar que te resulte insatisfactorio y te haga desgraciado. Por tanto, no seas indiferente.
            Pensamos que la vida se compone sólo de caminos y destinos, y es ahí donde nos encontraremos con la felicidad y la adversidad. La felicidad, bien venida sea, pero la adversidad, no tenemos más remedio que superarlas. ¿Cómo? Solo existe una manera haciéndoles frente y sobrellevarla son paciencia y serenidad. Existen muchas personas que padecen de insatisfacción constante; es decir: nada les parece bien, están en una situación admirable y sólo ven problemas y situaciones adversas. Ante la armonía y el equilibrio solo se fijan en lo que no está de acuerdo con ellos mismos, siendo capaces de ver siempre lo negativo en un conjunto de cosas maravillosas. Y en verdad eso es un verdadero lastre que nunca te dejará avanzar.
            Una de las principales cualidades que debemos poseer es la constancia: liberarte de las limitaciones que te imponen los demás, con el fin de realizar cualquier actividad que te propongas. Ante este vértigo sólo nos queda fiarnos de nuestra intuición y sentirnos que realmente somo capaz… Piensas siempre que las metas deben ser tuyas, no de los demás. No dejes que los demás determinen lo que significa tener éxito. Para unos el éxito puede ser el dinero, para otros el tiempo libre y para otros quizás algo muy diferente.
            Si fijamos nuestra mente en la idea de rendirnos, no es una opción, no podemos darnos por vencidos y continuar luchando. Es cierto que podemos tener más o menos éxito a la hora de conseguir esos objetivos que nos hemos planteado, pero lo que está claro, es que tenemos muchísimas más posibilidades de triunfar si seguimos luchando que si nos damos por vencidos, puesto que al rendirnos nuestras posibilidades irán reduciéndose a cero.
            Una vez que tengamos identificado el origen de nuestras barreras, podremos trabajar para extirpar esos pensamientos que al principio citaba, De esa forma lograremos desactivar el influjo de aquellas personas del pasado que nos hacían ver que seríamos incapaces de conseguir nuestras metas. Aprender a vivir, es ser capaz de superar las frustraciones que la vida nos impone, con el único fin de encontrarnos con lo mejor de sí, braceando contra el oleaje, a pesar de que la vida nos impida avanzar.
            Una vez conseguido estos objetivos, llega el momento de confiar plenamente en nosotros mismos y de seguir nuestro auténtico camino, que no es otro, que de conseguir nuestras metas.

Meditación: Siempre hay que tratar de ser el mejor, pero nunca creerse el mejor.

sábado, 21 de septiembre de 2019

¡Cuánto tiempo esperando!


            Actualmente y durante años, nos pasamos la vida esperando una respuesta a aquello que siempre estuvimos aguardando, es decir; encontrarle sentido a aquel problema. En definitiva, es hallar algo que nos pueda dejar zanjada aquella situación.
            Pasan los días, mese, años y surgen nuevas esperanzas, buscamos nuevos sentidos, pero en realidad lo que alimenta nuestra vida no es la razón pura, sino el equilibrio de nuestro cerebro emocional. Así nos permitimos sentir, reflexionar, mirar, reír e incluso llorar, poniendo toda la atención en el momento presente, aunque no estemos conectados personalmente. A veces la mayoría de las razones que nos damos a nosotros mismos solo sirven para justificar nuestra forma de actuar.
No dejemos de pensar que a lo largo de nuestro deambular por nuestra vida, existen dos clases de desafíos: Los que nos ponemos nosotros mismos, considerados como metas, y los que la vida de por sí nos pone; cómo la pérdida de un ser querido, un accidente inesperado, o la pérdida de una amistad muy especial, etc. De todas formas, la elección de afrontarlos, sólo y exclusivamente depende de uno mismo, dependiendo del resultado de como arribarlos.
              No recuerdo dónde, pero en cierta ocasión creo haber citado esta reflexión; “La felicidad en esta vida consiste en tener algo que hacer, alguien a quien amar y algo que esperar” Reconozcamos que a veces somos nosotros mismos los que hemos dejado pasar ese problema que siempre lo hemos considerado como hiriente, encontrándonos ahora como lapidado, por no haberlo atacado a su debido tiempo. En verdad, ¡No es fácil! Ante tal situación, todo requiere tiempo, pero la recompensa que obtenemos es digna de tener en cuenta. Ante estos desafíos, siempre pensamos que nos vemos ante una situación terrible, pero casi nunca llegamos a meditar las múltiples cualidades que tenemos a nuestro alcance para llegar solventar ese problema que diariamente nos hace la vida imposible, sólo pensando que eres incapaz de darle una solución.
               Esperar que nos sucedan las mejores cosas y que nuestra vida siempre tiene un nuevo motivo, es realmente maravilloso, es vivir a la espera de algo que nos parece imposible llegar a conseguir, padeciendo día a día la insatisfacción de sentir que no tenemos lo que merecemos, llegando a veces ser una terrible agonía. Nos caeremos, sufriremos y nos haremos daño, lloraremos y nos cegará el amor, nos traicionará e incluso nos abandonará, aunque nunca perdemos la esperanza. Sólo tenemos que levantarnos, mirar al cielo y volver a empezar, para buscar esa razón que nos haga feliz y que en el fondo ansiamos lograr. Nos pasamos la vida esperando que pase algo, y lo único que pasa es la vida; jamás llegaremos a entender el valor de los momentos, hasta que se han convertido en múltiples recuerdos olvidados.
A veces no son los demás los que deslizan sus uñas sobre nosotros, somos nosotros mismos los que nos infringimos esos arañazos a través de nuestros recuerdos, los cuales nos dejan huellas cargada de un contenido sentimental.
            Conservemos lo que tenemos, olvidando lo que nos duele. Luchemos por lo que queremos, valorando lo que poseemos. No hagamos de nuestra vida un borrador, tal vez no tengamos tiempo de pasarlo a limpio, y pensemos que nunca será tarde para empezar a ser feliz.

Meditación: A veces el secreto de la vida está en gestionar las esperas.


sábado, 14 de septiembre de 2019

Agradecer cosas sencillas.


          De la misma forma que la envidia nos conecta con la insatisfacción, el agradecimiento nos lleva a estar más satisfecho con nuestra vida. Así hablamos en muchas ocasiones de la necesidad de “avanzar ligeros”, es decir: de dejar a un lado esas relaciones complejas que, en lugar de traernos el equilibrio, nos traen la infelicidad.
            Pero: ¿De dónde viene ese sentimiento de crear gratitud?... El sentimiento de gratitud llega al mirar tu mundo de la mejor manera posible: con bondad, paciencia y perdón; sencillamente es un estado de agradecimiento espiritual que llega a valorar a la gente y a todas las cosas en tu vida. El sentimiento de gratitud es algo que podemos aprender y hacer crecer. Sencillamente es valorar lo que ya tenemos: Es algo difícil de entender… Cuando las cosas van bien, es muy fácil estar agradecido. Pero el verdadero agradecimiento surge cuando las cosas no van bien, y es la prueba de fuego de nuestra gratitud.
            A veces somos tan pobres en pensamientos y sentimientos que también somos pobres en gratitud y aumentamos nuestras desgracias. Las personas agradecidas lo son con todo. En primer lugar, con la propia vida, que es el primer y principal valor, y después con los demás y con las cosas. Hay quienes creen que todo lo bueno que tienen lo han conseguido solos. Por orgullo o, a veces, por simple desatención, no saben reconocer el apoyo que les dieron los demás en un momento o circunstancia determinadas.   Esas son las personas desagradecidas. Aunque parezca increíble pueden llegar al extremo de criticar o incluso hacer daño a quienes les ayudaron con la indiferencia. 
Deberíamos agradecer diariamente aquello que tenemos, y tomar cada nuevo día como un regalo, siendo esto la experiencia más rica que podamos tener. Un día más es una oportunidad más para ver los árboles, el cielo, el mar, para salir a pasear, escuchar música, habla con un amigo, etc. Ya seas una persona religiosa o no, simplemente entender la vida como un obsequio que nos otorga una actitud de agradecimiento.
            Ser agradecido tiene una trascendencia que va más allá de lo que objetivamente puede verse.  Gracias, es una palabra tan hermosa y maravillosa que es prácticamente imposible dejar de sentirla al menos un instante en nuestro día, y la verdad es que no todos tenemos idea de su poder. Ya que una persona agradecida es aquella que acepta lo que venga de tal forma que se siente coherente con sus valores sin necesidad de crearse expectativas.
A veces cerramos todas las puertas, creyendo que todo lo bueno que tenemos lo hemos conseguido solos, como anteriormente decía. Una forma de practicar el agradecimiento es hacer un la “lista” con lo bueno que hemos tenido al día, no olvidando nunca de incluir “lo más sencillo”
            Siempre pensamos en todo aquello que nos falta, pero no nos detenemos en fijarnos en lo que ya tenemos; este sentimiento puede motivarnos a ser mejores al despojarnos de esa sensación de culpabilidad y deuda que cargamos en nuestra vida. 

Meditación: Todos los días tengo algo que aprender, algo que olvidar y mucho que agradecer.

domingo, 8 de septiembre de 2019

Siempre hay un momento.


A veces no somos conscientes de la poca o ninguna atención que prestamos a lo que tenemos en nuestro entorno, a las personas con quienes nos relacionamos, incluso ni a nosotros mismos. Vivimos distraidamente sin dar la dimensión adecuada al tiempo que vivimos. Actuamos sin advertir con quienes nos rodeamos ¡Cuántas veces nos ausentamos voluntariamente para no utilizar ese momento, y no comprometernos!
Tan cierto es eso, ya que el tiempo pasa volando, y nuestros días son nuestro máximo tesoro. Muchos se paran a pensar qué quieren hacer con sus vidas, con sus trabajos, qué camino deben elegir, pero mientras están quietos, pasan sus minutos; vuelan y ya no vuelven. Por eso digo que siempre deberíamos tener un momento para reír, para llorar, para trabajar, para descansar, y por qué no: “para recordar” Debemos ser valiente para hacer lo que uno cree que debiera haber hecho y no haber dejado pasar ese momento, que quizás, ya no vuelva más.
Decía que la vida son momentos, que deberíamos disfrutar el presente sin pensar mucho en el futuro o por lo menos sin dejar que este nos aflija demasiado, que debemos arriesgarnos más y preocuparnos menos, al final de cuentas lo que tiene que suceder, sucederá...tarde o temprano. Si de verdad quieres ser feliz, no caigas en la tentación de dejar pasar ese momento, el cual nunca te decidiste hacer uso de él. ¿O es posible que no te atrevas a disfrutar porque creas que no te lo mereces?
No siempre nos gustan los estilos de momentos espectaculares, capaces de improvisar o irrumpir solo buscando momentos apoteósicos. Seguramente aparecen en nuestras vidas momentos en que creemos que esa tristeza la cual nos embarga, suele ser eterna. Ante todo, los buenos momentos ni son fáciles, ni ocurren con cierta prestancia. Son muy exigentes con las situaciones, con las circunstancias, ni se presentan con frecuencias. A veces cuando menos lo espera, pasan los mejores momentos de tu vida, siendo tal, que jamás podrás olvidarlos.
            En algunos momentos de nuestra vida nos surge esta pregunta, ¿Por qué actuamos así? ¿Tenemos justificación para ellos? ¿Cómo puedes permitirte más tiempo? Sin darnos cuenta nos convertimos en nuestro propio enemigo, nos maltratamos con nuestra forma de actuar contra otras personas. Sin darnos cuenta que todo es producto de la rabia, el enfado y el orgullo personal que tenemos hacia el “otro”, a sabiendas de que no se lo merece. Es aquí cuando debemos tomar decisiones, pensando y dándonos cuenta de nuestros errores y de nuestros aciertos; y de que encerrarnos en decir que “no”; no siempre es la mejor opción.  Nunca sabremos si esos seres que tanto nos aprecian estarán toda la vida con nosotros, pero una cosa si es cierta, la soledad siempre nos acompañará y ella siempre nos dirá la verdad. Es por ello, que debemos aprender a disfrutarla, puesto que toda la vida la llevaremos dentro, pensando que ¿por qué no hiciste uso de ese momento? Por tanto, no se trata de olvidar el pasado, hayas tenido razón o no, sino “situarlo” dentro de tú ser, con el fin de que viviendo el presente te haga caminar por esta vida con todo entusiasmo, y poder atreverte con las dificultades, sin necesidad de olvidarte de que siempre tuviste por pequeño que fuera, ese momento.

Meditación: No recuerdes los días, recuerdas los momentos.

lunes, 2 de septiembre de 2019

Afrontar las dificultades


       Desde que somos pequeños, es decir desde nuestra concepción, nuestro cerebro está programado para la supervivencia y, por ello, estamos siempre atento a lo negativo que nos pueda suceder. Verás, no describo la realidad tal como es, sino que valoro todo aquello que no conocemos ni controlamos como un potencial peligroso, de modo que siempre nos anticipamos a lo malo que nos pueda acontecer de una manera automática, para de esa manera siempre estar preparados para evitar el riesgo.
            La aproximación mental y emocional de cualquier situación, nos genera desconfianza ante las dificultades que nos puedan sugerir, ya que éstas nos permiten estar preparados ante cualquier respuesta solvente. Pensar y actuar de modo positivo nos ayuda a afrontar esos momentos eficazmente, venciendo las dificultades de la vida. Por tanto, no es rentable invertir tiempo y esfuerzo en aprender el modo de elegir posibilidades, si no buscar soluciones indagando en los problemas que nos aparecen en nuestro día a día.
            En realidad, la vida resulta bastante diferente a como la soñamos; pensándolo bien no es una “autopista lisa y recta”, sino, es un camino roto y sinuoso, en el que   inevitablemente, tarde o temprano todos nos encontraremos con problemas similares que nos aparecerán para fortalecer nuestra convicción y enriquecernos. Sí, es cierto que, a través de nuestra existencia padeceremos conflictos laborales, sufrimientos de pérdida de algún ser querido o alguna ruptura afectiva, etc.
            Las dificultades son inherentes a la vida, sencillamente porque éstas a su vez, son dinámicas, crecen, se desarrollan, se superan y al mismo tiempo van realizándose desde nuestro interior, abriendo siempre nuevas posibilidades. La tendencia natural es evitarlas y en ocasiones no está mal, que ellas sean parte de nuestra vida, en cuyo caso debemos aceptarlas y asumirlas. Quizás nos imaginamos aquello que deseamos, o la forma que nos gustaría que de alguna manera fueran; en cierta medida, pueden ayudarnos a alcanzar nuestros objetivos, afrontando las dificultades en nuestra vida, a fin de introducir cambios positivos.
            Lo realmente lamentable es ignorarlas, negarlas, o no afrontarlas; aunque haciéndoles frente, dichas dificultades, nos ofrecen nuevos recursos, nos abren posibilidades desconocidas y por tanto nos hacen más fuertes y temperamentales.
            Todas las dificultades que la vida nos presenta, no tienen por qué hacer que nos paremos, ni que nos detengamos en nuestro camino, sino que cada nueva dificultad es un nuevo reto que, de la mano de un justo sentido común, podamos superar y vencer. Solo para terminar, atisbemos una mirada optimista a los duros acontecimientos que diariamente la vida nos presenta, y así con una actitud relajada, debemos afrontar todo tipos de dificultades.
            Pensemos que esas dificultades no son más que “piedras” de apariencias negativas, pero de precioso mineral oculto y, aunque nos “tiznen las manos”, siempre debemos recogerlas con cuidado y no despreciarlas, puesto que es posible que puedas sacar de ellas el oro que acumulan en su interior.

Meditación: Las dificultades de la vida no están para paralizarte, sino para ayudarte a seguir adelante.

martes, 27 de agosto de 2019

El hábito de criticar


Diría que casi diariamente nos enfrentamos a las críticas. Es algo muy habitual entre los seres humanos y, sin embargo, nos cuesta acostumbrarnos. Las críticas son difíciles de encajar, especialmente las que vienen de personas que nos importan. La verdad es que siempre estamos dispuestos a criticar: “ante eso no dudamos”.
Es muy frecuente que alguien cuando quiera decirnos algo y no sepa hacerlo, suele acercarse con mucha diplomacia y decirnos con tono de voz bastante amable: ¿Puedo hacerte una crítica constructiva? ¡Por favor no te moleste! Mira que te lo digo por tu bien.
Aunque es verdad lo que intentas, es criticar aquello que esa persona hizo y tú no te animaste hacer. No cabe duda que el efecto continuo de criticar, refleja un sentimiento de interioridad, puesto que son personas que se siente inferiores a los demás.
            Ten en cuenta que siempre habrá alguien dispuesto a criticar lo que hacemos, o lo que no hacemos, generalmente son personas que están frustradas con su propia vida, y para compensar su disconformidad, critican todo lo que hace los demás.
Existen personas que suelen tener bloqueadas su capacidad de ver las cosas desde un prisma no real y eso les hace percibir diferentes alternativas y posibilidades que se le presentan. Para solucionar dicho problema, suelen criticar la acción que el otro realiza. Otros atraviesan periodos de cambios con facilidad siendo su situación de constantes alternativas. Y por último aquellos que todo lo viven como etapas de terror y sufrimiento. Estos, jamás ven la parte positiva que la otra persona esté realizando, y ante esto, toma la actitud de juzgarle. Todo ello nos da a entender que existen personas que viven una amplia gama de alternativas entre las cuales pueden escoger distintas formas de ver las cosas. En todos estos casos podemos decir; “que se juega a perder” Consideremos siempre que nuestras percepciones a veces son erróneas. Aunque lo que vemos en muchas ocasiones, muchas veces no se corresponde con la realidad.
No nos dejemos intimidar por las críticas sin fundamento y aprendamos a mejorar gracias a las críticas constructivas. A la gente que le gusta criticar siempre te va a criticar, si haces porque haces y sino porque no haces, como anteriormente decía. Así que dejas de lado lo que opinen los demás y ponte en marcha dejando de darle relativa importancia a esas críticas, haciendo realmente lo que te apetece.
Ya nos gustaría a todos estar siempre a la altura de aquellos en lo que creemos ver. Pero no debemos confundirnos. Las cosas son como son y más vale asumirlo más pronto que nunca, porque si no, malgastaremos nuestras energías en intentar cambiar lo que no podemos cambiar y al final no lo lograremos.
Defenderse de los ataques verbales y encajar los reproches no es una labor sencilla; puesto que debemos necesitar grandes dosis de confianza y seguridad para recibir la opinión de los demás, paciencia para dominar nuestro autocontrol, aceptando esas criticas de otros de forma constructiva.

Meditación: Quien habla de la vida ajena, es porque no tiene la suya llena.

viernes, 16 de agosto de 2019

El sufrimiento inútil


Si nos paramos a pensar: en esta vida nos puede pasar de todo, en cualquier momento, pero reconozcamos: ¡cuántas veces sufrimos inútilmente! Nos daremos cuenta que, ante este hecho, nos vemos obligados a imaginarnos que somos frágiles. Por tanto, me pregunto: ¿Qué podemos hacer? ¿Qué podríamos decirnos a nosotros mismos cuando nos vemos en nuestra fragilidad, desde esa imagen de impotencia?
En general, cuando nos sentimos tristes es porque hemos perdido algo, ya sea real o fantaseado. Es decir, que carecemos de aquello que antes tuvimos y ahora es cuando verdaderamente no hay posibilidades de recuperarlo. Es por ello, que ese sufrimiento nos implica la ausencia de energía, dejándonos inactivos para ceder paso a la aceptación, ante esa nueva situación. Al no tener esta fuerza, no nos queda más acción posible que la de aceptar, contribuyendo a dejar de “forzar” la realidad. Es decir: aquello que antes manteníamos, ahora, debido a la ausencia de energía es cuando se apodera esa sensación de sufrimiento inútil, que nos hace imposible sobreponernos.
Vivimos sumidos en el sufrimiento. Pero: ¿por qué hay sufrimiento? ¿No podría ser la vida sin dolor, sin enfermedades, sin violencias, sin desgracias, sin temores, etc.
Siempre diremos que; el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional, siendo esa la conclusión a la que debemos llegar. Una gran verdad desconocida a la que tendríamos que prestar más atención. A veces no podemos escapar a ciertas cosas que sabemos que nos harán daño, pero sí podemos escoger cómo éstas nos afectan. Es difícil, que a nadie le gusta el dolor, no obstante, tan sólo tenemos que evitar algunas actitudes que no nos benefician.
Aunque gran cantidad de cosas no dependen de nosotros, hay algo que sí está en nuestro poder. Y es el modo de reaccionar frente a lo que sucede, incluso cuando debemos optar entre varias alternativas que no hemos elegido. Entonces, ¿cómo aceptar el dolor? Del mismo modo que se habla, se camina, se construye una casa o se maneja un ordenador: aprendiendo.
Es cierto que podríamos pensar que el sufrimiento es una especie de azar en la vida, esto es, le toca a unos más o menos de manera imprevisible. Aunque no es así del todo. A salvo de los casos personales, hay determinadas circunstancias que nos permiten asegurar que unas personas suelen sufrir más que otras. Por si fuera usted una de las que ha acumulado sufrimientos, puede que le consuele comprobar, que sea posible que sus circunstancias personales le llevaron a ese resultado. Lo malo es que no hay ninguna ventanilla ante la que reclamar el exceso de sufrimiento.
Siempre decimos: ¿por qué a mí? Esta es la primera actitud que al pensar nos viene a la mente, justificando que no es justo, puesto que hemos actuado bien y que la suerte debería estar de nuestra parte. En verdad, es una manera de rechazar esa situación que te está provocando dicho sufrimiento.
Un buen principio moral es intentar que los demás, sobre todo los de nuestro círculo más íntimo, sufran lo menos posible. No siempre es fácil. Las alegrías de unos hacen sufrir a los otros. Ésa es la desventura del destino humano. Por lo menos queda el consuelo de que los sufrimientos hacen el carácter y, ante este principio, decimos: frente al error que nos ha causado ese dolor, aprendamos de él, olvidando los detalles y siguiendo adelante. ¡no te tortures más! Perdónate a ti mismo y no sufras inútilmente.

Meditación: Sufrimos inútilmente cuando nos torturamos por nuestros errores.