domingo, 31 de marzo de 2013

La seducción II.

             Aunque ya dije algo en el artículo anterior. ¡Hay, qué palabra más emotiva! ¡Cuánto encierra! La seducción es como un juego erótico; algunos lo consideran como un auténtico arte. Sencillamente esto sucede cuando un miembro de la pareja hace las delicias del otro.  Normalmente cuando pensamos en la seducción, nos viene a la cabeza una forma de conquista dirigida a obtener una recompensa sentimental o sexual, lo cierto es que este término es mucho más amplio. Por eso, hay quienes brillan por donde pasan sin proponérselo, sin segundas intenciones. Aunque en su versión positiva, la personalidad seductora es la de alguien encantador, fascinante, atrayente, en definitiva una persona que ilusiona y que te motiva para hacer algo en beneficio mutuo, o incluso sólo en su propio beneficio.
            Debemos de considerar que no es posible seducir a alguien ante quien pasamos desapercibidos. Tenemos necesariamente que captar su atención, haciendo una llamada de atención hacia su persona, de la forma que sea. Esta llamada de atención suele ser más eficaz siempre que funcione precisamente sin que el destinatario sea consciente de ello, siempre utilizando todos los recursos que tengamos a nuestro alcance.
            Uno de los conceptos que debemos tener en cuenta es nuestra autoestima y la valoración que hacemos de la información que podamos transmitir, junto a la confianza que podamos dar, todo ello es fundamental para resultar ser una persona seductora, consiguiendo de esa manera, los mayores resultado de seducción.
            Mantener la pasión y el deseo precisa una seducción consciente y sostenida. Además hay que ofrecer autoestima. Cuando tenemos la necesidad de afecto podemos buscar que nuestra pareja nos satisfaga.
            Uno de los conceptos más importantes es, aceptar al otro; nunca abrir un frente que termine con la relación, y siempre mostrar una seguridad que haga que nuestra pareja, encuentre siempre una completa aceptación en sus deseos.
Considerar las cualidades que hacen brillar al otro como algo positivo, es un bien preciado del que podemos disfrutar en primera persona, siendo imprescindible aceptar y alabar sus cualidades y atractivos. De lo contrario estaremos sometidos a un constante tormento de celos que no conduciría a nada bueno.
            Por último sólo decir que las capacidades de seducción son innatas en cada persona, y a veces también adquiridas fruto éstas últimas del cultivo y el aprendizaje, puesto que cada persona posee una determinada “dote instrumental”, que es inalterable dentro de su personalidad.

Meditación: El poder de seducir no es para todos, hay que saber donde se toca.

Sonata para violín y piano nº 9 Op. 47 - Beethoven


Meditación: El éxito nos está en vencer siempre, sino en no desanimarse nunca.

Este vídeo pertenece a la colección particular de kamngaty

jueves, 28 de marzo de 2013

La seducción I.

            En determinados casos, aunque un hombre y una mujer deseen lo mismo, pueden elegir caminos equivocados. A veces un detalle buscado para intensificar un encuentro lo desbarata
            Así es la vida y así es el juego del amor. Buscamos modos de seducción en cuanto podemos. Y es que la seducción es una conducta refinada, que manejamos consciente o inconscientemente para llevar al otro a nuestro terreno.
            A todas las mujeres les gusta escuchar palabras bonitas susurradas. A veces estamos intrigados con el misterio de esa capacidad invasiva que provoca una cierta alteración sentimental y a la que, precisamente por eso, le va muy bien dicha metáfora: “un seducido es cautivado, sucumbe, se rinde; un seductor ataca, desarma, conquista, arrasa”
            Una seductora es una “bomba” Hay quien seduce sin pretenderlo y otros nunca se atreverían a mostrarse atractivos, pero en general la seducción es intencionada y está al alcance de todos.
            Cualquier persona mentalmente saludable puede resultar atractiva. Ciertamente, los hay guapos y feos, pero lo importante no es lo que el cuerpo es, sino lo que el cuerpo hace.
            De esto se desprende que cualquiera puede seducir si conoce sus puntos fuertes y maneja unas ciertas técnicas que hagan visible su atractivo físico.
            Siempre es una buena estrategia no desvelar del todo lo que uno es, hace o piensa. Guardar un cierto misterio sobre la vida y dejar el otro que imagine lo que se oculta; siempre funciona bien, porque el seducido también acepta el juego y disfruta llenando con su imaginación esos espacios que no se representan.

Meditación: Lo que seduce nunca suele estar donde se piensa.

martes, 26 de marzo de 2013

Los complejos.

            ¿Quién podría negar que durante toda una vida, no haya habido alguna circunstancia con la cual no ha podido estar de acuerdo? Quizás: la estatura, el pelo,  su rostro, aquellas manchitas y como no la edad, etc. etc. Todo ello nos “martiriza” haciendo todo lo posible por evitar esas anomalías a través de medios artificiales, aunque casi siempre son imposibles de  subsanar, quedando en definitiva tal como somos.
            Siempre son los consabidos “complejos”. Aquellos conflictos que permanecen fuera del campo de nuestra conciencia, en el llamado inconsciente, con lo que la persona que lo padece debe saber que durante toda su vida los llevará.
            Cuando se produce un conflicto personal de cierta importancia, hay personas sobre todas aquellas que tienen un yo débil, que no son capaces de asimilarlo de forma adecuada, con lo que tienden a rechazarlo por el denominado mecanismo de represión fuera de la conciencia, hasta el inconsciente. Este mecanismo equivale en cierto modo al no querer ver el conflicto, como el avestruz que esconde la cabeza entre sus alas, con la particularidad de que generalmente la represión se suele llevar de forma involuntaria.
            En estos casos siempre existe una constante: el denominador común de la desvalorización. En este sentimiento volcamos todo el ideal que fabricamos sobre cómo quisiéramos ser, y perdemos en la comparación de cómo somos en realidad. Es como simular un estado para disimular otro. Podríamos interpretarlo como una actitud o serie de actitudes que adoptamos para tapar otras que nos causan dolor, para hacernos sentir distintos. Aunque al final ese “disfraz” de superioridad se convierte en una falsa autoestima. Al final eso provoca una mala relación con el medio que nos rodea y una pésima integración. Es decir, la no aceptación.
            Suele pasar que estas ocasiones se establecen una personalidad perturbadora en la que el conflicto primitivo, se transforma ahora en complejo, cobrando una importancia cada vez mayor, ya que va creciendo progresivamente a costa de nuevos complejos similares que van surgiendo a lo largo de nuestra vida.
            La posesión de un complejo da lugar a afectividad conflictiva, que dificulta las relaciones sanas y sinceras creando problemas de adaptación al ambiente en que nos movemos y una personalidad caracterizada fundamentalmente por la inseguridad, a través de una constante angustia y agresividad.

Meditación: La mejor forma de superar los complejos es; convivir plácidamente con ellos

domingo, 24 de marzo de 2013

Los malos recuerdos.

              Los malos recuerdos siempre nos persiguen y nos acosan. Para escapar, caemos en la tentación de enterrarlos en lo más profundo,  aunque de esta manera aumentan el riesgo de que resurjan a veces con mayor intensidad, cuando menos lo esperamos.
            Cuando recordamos un acontecimiento emocionalmente, tanto si corresponde a un momento de sufrimiento como de felicidad, nuestro cerebro no se limita a registrar solo ese hecho. También imprime todas las señales que lo acompañan.     Suelen haber momentos en que dejan en nosotros una huella indeleble. Generalmente, los recuerdos que permanecen grabados de forma más persistentes corresponden a aquellos que durante los cuales nuestra atención se focalizó en algo, cuando nuestra percepción y nuestras acciones se restringieron o nos confundieron.
            Hoy me preguntaría: ¿cómo se  borrarían de mi memoria? Tal vez un hecho repulsivo o traumático, como una violación de amistad o quizás una asociación de ideas desafortunadamente “trazada” etc. Pero entonces, ¿por qué no cortar por lo sano y borrar todo recuerdo desagradable? ¡Parece que es imposible! Cualquiera acción nos lo recuerda. Por ejemplo; los rechazos, los reveses, los silencios, las decepciones, etc. O tal vez sería mejor borrar los recuerdos de los demás, (de aquel censor irritante, junto a ese momento inoportuno). Aunque siempre podríamos empezar de nuevo.
            Nuestro cerebro sirve, ante todo, a nuestra supervivencia. Es necesario que recordemos perfectamente los indicios que acompañaron a aquellos primeros momentos para así  evitar las consecuencias de un segundo.
           En materia de memoria, están los recuerdos “verdaderamente olvidados” y los “ocultos en vano”. Es preferible no buscar demasiadas afirmaciones sobre los “verdaderamente olvidados” porque podemos arriesgarnos a recomponer recuerdos que ya no existen y no atribuirles importancia, porque, quizás  los buenos olvidados, fueron precisamente de escaso valor.
            Todos hemos experimentado en alguna ocasión esos momentos de descodificación: ellos son cuando tenemos algo, que al verlo nos lo recuerdan. Esos son momentos de zozobra. Siempre tenemos la garantía de que nuestro cerebro pueda “archivar” cierta información durante décadas. Pero no tenemos ningún poder para retirarlo de nuestro archivo mental en el instante preciso.
            A continuación está el hecho de que, para olvidar voluntariamente un episodio desagradablemente vivido, hay que concentrarse en ese recuerdo; lo que ese motivo, le da aún más fuerza para recordarlo Es como cuando alguien quiere borrar un antiguo episodio de nuestra vida; tal vez conseguirá suprimirlo del  lugar de origen, pero no podrá hacer desaparecer las copias que se mantienen en el subconsciente al recordarlo; éstas, habrán ocupado un lugar en nuestra memoria, y actuará siempre como réplica cada vez que se recuerde, acentuando ese… ¿Por qué se actúa de esa manera? ¿Qué razón existe para qué sea así?
            Por mucho que queramos, no podemos cambiar el pasado ni las huellas que dejaron en nosotros. Pero sí podemos cambiar la parte de nuestra historia, que de nuevo comienza ahora. Pensemos siempre, si hemos vividos acontecimientos, que creemos que fueron auténticos, por mucho que los rechacemos; en algún momento es posible que “ellos” nos ayudarán y nos beneficiarán en algunas circunstancias comprometedora.

Meditación: Los recuerdos son los cabellos blancos del corazón.

La migliore offerta - Ennio Morricone.



            Repasando los archivos de MontseAntares (psicóloga madrileña), he encontrado esta joya. Si cerráramos los ojos es posible que estuviéramos pensando en un músico de la época del romanticismo; pero afortunadamente este autor aún nos vive en alguna bella ciudad italiana. Como siempre, esta chica acostumbra, no solo a presentarnos sus vídeos, sino que al mismo tiempo nos lo acompaña con unos extensos comentarios del mismo, haciendo que su Blog se vaya convirtiendo en una auténtica “Enciclopedia de Cinematografía”, dándonos toda clase de datos, efemérides, tributos, etc.
            Esta obra de Ennio Morricone, corresponde a la película de Giuseppe Tornatore, titulada “La Migliore Offerta”. En ella, el violín hace un alarde de virtuosismo, sobre todo en la notas “picadas”, propia de los más complicados estudios de Paganini como ella misma nos dice. Al mismo tiempo se complementa a través de notas “ligadas”, en una sublime sintonía que nos hace sentir la más bella melodía a través de su composición.

Este video pertenece a la colección particular de MontseAntares.

Meditación: Nunca te rindas, a veces la última llave es la que abre la puerta.


viernes, 22 de marzo de 2013

Me gustaría, pero no quiero.

            A lo largo de nuestra vida, cuántas veces nos preguntamos, qué es lo que más nos gusta. Y cierto, que nos ponemos en una situación realmente comprometida. No sólo porque la cuestión no es tan fácil de responder como parece, sino que no estamos seguros de dónde mirar o decidirnos para abordar la cuestión.
            Podríamos comenzar presuponiendo que hemos de fijarnos en lo que inmediatamente nos apetece. Ello dejaría en un lugar de excesivo protagonismo el momento actual, ya que también en esto somos vulnerables. Intentemos fijarnos en lo que sentimos. No es del todo diferente a lo dicho, pero nos añade más perspectivas.
            El gustar quiebra las radicales situaciones entre el cuerpo y el espíritu, y tiene más que ver con un principio de unidad, que en definitiva es la pasión. En efecto, se trataría de atender a lo que sentimos, al considerar hasta qué punto nos vemos atraídos por algo o por alguien. Sin embargo, nos falta lo que nos gusta sin resultarnos atractivo.
            Sencillamente nos gusta la relación, incluso en la distancia. Nos gusta a veces más lo que podría ocurrir, que lo que estamos resignados a que ocurra,  e incluso que  nunca suceda.
            Una buena relación: eso nos gusta, Con algo, o con alguien. Pero, entonces ya no depende exclusivamente de nosotros. Necesitaríamos que fuera también suya para ser nuestra. Y, claro, es importante lo que le gusta al otro, pero eso es tanto como decir que lo que más gusta es gustar. A veces, no solo las personas, sino también las cosas y las situaciones, nos buscan, y a veces se nos declaran. Más adecuado sería reconocer que no nos satisface que alguien nos guste si no le gustamos o si le resultamos diferentes.
            En verdad nos gusta gustar, pero lo que más nos gusta es querer y  también querer gustar. No está mal tampoco ser queridos, y así el gustar es acogido y desbordado.

Meditación: Muchas de las desgracias de las personas provienen de no hablar claro.

martes, 19 de marzo de 2013

Tu intimidad sexual.

            El derecho a la intimidad es el respeto por la vida y los asuntos privados de una persona, evitando su exposición a la opinión pública o que sufran alguna otra intromisión indebida. Por ejemplo: planificar el sexo con tu pareja, de entrada, parece lo menos romántico del mundo. Si en el momento de iniciar nuestra relación, nos hubiésemos imaginado tratando de encontrar un momento para estar a solas con nuestra pareja. –Bueno, no está mal; pero pasa el tiempo, cada día vamos más estresados, priorizando el tiempo dedicado a cosas superfluas, y parece como si dejásemos al azar los encuentros sexuales.
            Al ser encuentros lúdicos, pensamos, “puede esperar”. Hasta que un día la verdad asoma y la pareja se acaban resintiendo como consecuencia de su poca actividad sexual. En realidad, planificar las relaciones, se trata de crear un clima agradable, darse un tiempo para jugar y divertirse. No debe tratarse de querer tener relaciones todos los días, o un número determinado de veces, sino de tenerlas con regularidad.
            La única expectativa es pasárselo bien y, sobre todo “dejarnos llevar”, considerando que lo más importante es, no tomar el sexo como obligación.
            La intimidad te aproxima a causas desconocidas. Tienes que quitarte todas las defensas, porque solo así es posible tenerla. Pero de eso siempre tenemos miedo al quitarnos todas las defensas y todas las máscaras. Todos escondemos mil y algunas cosas, no solo de los demás sino de nosotros mismos, porque nos han educado en una humanidad enferma, con toda clase de represiones, inhibiciones y tabúes, resultando más seguro mantener ciertas distancias, ciertas defensas, para que no se aprovechen de nuestra debilidad, y de nuestra vulnerabilidad. En verdad a todo el mundo le da miedo la intimidad.
            Solemos decir, que la única forma para desarrollarla consiste en ser absolutamente honrados con nosotros mismos, sobre quiénes somos, sin juicios de valor y sin el deseo de cambiarnos para encajar en los ideales de otras personas. Aunque socialmente hay un ideal que corresponde con la edad que poseemos, Es un ideal que mentalmente dura poco tiempo. Sobre todo las personas que se han hecho mayores, o han pasado por una enfermedad, pueden tener relaciones igual o más placenteras que cuando eran jóvenes; solo se trata de ser consciente de que lo deseable, lo divertido, no es necesariamente el “ideal” con el que nos bombardean visualmente los medios de comunicación, la publicidad, la industria del cine, etc.
            Es decir, se refiere al hecho de conocer a la persona con la que estás relacionada a medida que crecen y cambian juntos. Tu compromiso de llevar una vida de intimidad sexual, te permite aprender confiadamente, hasta construir relaciones más profundas. 

Meditación: La pareja no se apoya sobre la permanencia del amor y de la sexualidad, sino sobre la permanencia de la ternura.

sábado, 9 de marzo de 2013

El estrés. II

            Todo el mundo suele sentir estrés en algún momento de su vida. No obstante, aunque en algunos casos es bueno, puesto que nos empuja a hacer más, a estar activos, a no bajar la guardia en situaciones amenazantes, aunque en otros momentos puede suponer un problema de salud. Y es que, a pesar de que se trata de una respuesta normal del organismo, cuando perdura puede transformarse en un factor patológico y causarnos numerosas afecciones.
            Las personas que están atravesando etapas vitales y que comparten cambios en su vida, suelen estar sujetas a esa presión ambiental, siendo las consecuencias las de sufrir un tipo de estrés.
            Hay veces que nuestros pensamientos se manifiestan de la siguiente manera: “Puedo con todo”, ”Soy fuerte”, “Lo voy a conseguir”… todo esto se convierte en: “No me va a dar tiempo”, “Lo hago todo mal”, “No puedo más”… es posible que el estrés se esté convirtiendo en un problema más a tratar. En esos casos hay que poner remedio lo antes posible para evitar males mayores.
            De lo contrario, el estrés puede deteriorar nuestra salud física y alterar nuestra salud psicológica. De la misma manera puede llegar a contagiar y afectar a nuestros seres queridos, ya que existe un hilo conductor que transita del inconsciente a los que te rodea
            El estrés se retroalimenta, y eso es lo que agrava sus efectos. El malestar físico y pensamientos como “No voy a ser capaz” se convierte en un nuevo problema con el que hay que lidiar a diario, añadiendo más presión y preocupación. Además, la situación acaba afectando a toda la familia, lo que genera la aparición de sentimientos de culpa que, a la vez, se convierten en ansiedad.
            Hay momentos en la vida en los que uno debe revisar su actitud y, si es necesario, cambiarla. Para ello, es necesario emprender ciertas conductas. Debemos aprender a confiar, a delegar tareas en personas de confianza y a llegar a acuerdos con la pareja, si se dan las circunstancias. Para ello, es de relativa importancia dedicarle un tiempo diario o semanal para realizar alguna afición, así como para la meditación y la reflexión.

Meditación: El estrés es alimentado por las heridas no curadas.

viernes, 8 de marzo de 2013

El estrés. I

               A veces nos hemos sentido incapaces de recordar  alguna historia dolorosa del pasado? Un trauma de nuestra infancia, una semana en la que todo nos sale al revés, una situación vergonzosa que es imposible olvidar, etc. No es extraño intentar recordar algo que nos ha dolido y al mismo tiempo quedarnos estupefacto, de que nuestra memoria nos falla y somos incapaces de volver atrás y recordar los detalles. El estrés no siempre tiene consecuencias negativas, en ocasiones su presencia representa una excelente oportunidad para poner en marcha nuevos recursos personales, fortaleciendo así la autoestima e incrementando las posibilidades de éxito en ocasiones futuras.
            ¿De qué depende la aparición del estado subjetivo de este malestar? Un mismo 
 hecho no resulta igual de estresante para todas las personas, ni siquiera en todas las circunstancias o momentos de la vida para el mismo sujeto. Varios son los factores que lo determinan.
             Las personas tenemos diferentes estilos de reaccionar ante las circunstancias que demandan un esfuerzo de nuestra parte, éstos son rasgos que si bien no pueden considerarse como definitivos, sí es cierto que se van consolidando con la acumulación de experiencias, como por ejemplo la emotividad o la reactividad al estrés.
            Los resultados debemos estudiarlos con cautela; ciertos estudios creen que  más que probable, es una situación traumática capaz de reactivar recuerdos sin ninguna relación con dicha situación, alterando al mismo tiempo nuestra conducta.
            Por lo tanto será que nuestro cerebro quiere ayudarnos, o que no estamos preparados para sufrir demasiado.

Meditación: Es inútil levantar la voz cuando se tiene razón.

jueves, 7 de marzo de 2013

Un pasado anómalo.

            El pasado ha pasado, “eso es así”, no puede evitarse; sin embargo, sí puede reinventarse. A menudo, refiriéndome a épocas lejanas, ¿cuántas veces hemos dicho: ¡por qué aconteció de esa manera! Y nos quedamos pensativos, añorando aquellos momentos, o trayéndolo a la memoria como una vaga compensación del momento actual. Existe un dicho muy antiguo que dice: “cuando una cosa empieza mal, suele terminar mal” Y es verdad; aquí se puede aplicar el título de este artículo, aquello era “raro”, “anómalo”, “ilógico”, no entraba dentro de las reglas normales de la comunicación, era como un “desborde emocional” tal como cité en anteriores capítulos, (bien que lo advertí) Y así fue, “una verdadera pena” acabó tal como empezó.
            La clave de esa añoranza seguramente no está en el estilo en que se formuló  entonces, sino en lo mal que ha resultado ahora. Cuando aparece en nuestra vida un factor desestabilizador, a menudo volvemos  la vista atrás y recordamos un pasado inexacto. Un pasado como no fue, o al menos, como no era en realidad. El hoy es el verdadero momento de la pura realidad.
            El ayer ya ha resuelto los problemas, y ha aclarado muchas situaciones; nos venció o nos vencieron, pero debemos reconocer que ya está pasado. Es el presente el que, cuando nos dañan, nos lleva a mirar atrás con añoranza, y a creer que el horizonte de entonces estaba despejado.
            Cada época tiene sus preocupaciones, y cada momento sus penas. Seguramente ahora no estemos dando saltos de alegría, pero comprendemos lo irreal de aquellos momentos.     Todo eso lo considerábamos normal, pero, cuidado, el castillo de naipes de la existencia se desbarata, aunque sea con otros condicionantes, y debe servirnos de lección para no ulizar jamás esa "fórmula" ya que hemos visto lo que resultó de aquel pasado sostenido sobre pilares falsos, puesto que nunca nos pareció normal.
            No hay que sufrir por lo que aún no ha sucedido, pero sí hay que vivir con gratitud los días y reconocer el valor de lo actual.
            El pasado es eso mismo; sólo pasado y no debe interferir en el presente, dejando atrás todo lo dañado, la vida es tan corta y tan difícil como para perder el tiempo en lamentaciones. Debemos vivir el presente, puesto que es lo único que tenemos y que al final es lo que importa, aunque jamás se pierden los recuerdos.      
            Es un mal rollo no apreciar lo pasado, siempre lo echaremos de menos, pero debemos aceptarlo. Quien piensa que cualquier tiempo pasado fue mejor, o ha tenido mala suerte, por aquel posible mal encuentro; eso no es cierto. Un pasado falseado, es una triste decepción y una lección para el presente.

Meditación: La esperanza es el único calmante que concede la naturaleza al hombre.

lunes, 4 de marzo de 2013

La timidez.

           Ya en cierta ocasión expuse algo sobre la timidez, creo que fue allá por el mes de Mayo, (La falta de seguridad), pero debido  a que es un tema relativamente importante, sobre todo para ciertas personas, me he visto en la necesidad de ampliarlo un poco más  abiertamente.
            La timidez es una forma social que se caracteriza, entre otras cosas, por un miedo a ser juzgado. Para superarlo y ganar en autoestima, debemos exponernos poco a poco a las situaciones que rehuimos y que condicionan nuestra vida. Todo el  mundo ha evitado una situación social en alguna ocasión, pero en algunos casos esa timidez se presenta de algún modo en nuestra vida, manifestándose en función de miedo.
            Sin embargo la huída no es una fatalidad. Es posible aprender a afrontar con suaves situaciones “temidas”.  ¿Quién no conoce algún amigo o familiar tímido? La timidez  hace al hombre inseguro y dudoso de sí mismo, este se inhibe y disminuye su capacidad de autoestima. Hay que exponerse a las situaciones elegidas y permanecer en ellas hasta que notemos que la incomodidad que nos causa, disminuye.
            Siempre con el condicionante de buscar un cambio profundo no importando que este sea lento. Para animarnos podemos felicitarnos por los éxitos, aunque parezcan pequeños, y recordar lo hecho en comparación con lo que hacíamos antes.
            Otra consecuencia directa de la timidez es la dificultad para afirmarse ante los demás, un problema que se padece durante mucho tiempo.
            La timidez comienza cuando nuestra autoestima se ve resentida de algún modo, queriendo mejorar nuestra calidad de vida social y empezar con nuestra terapia de sociabilidad. En estos casos debemos subir nuestra autoestima, porque si creemos que no valemos o valemos poco, nos será difícil mejorar como persona y eliminar la timidez de nuestra vida, cuando no la queramos en ella.
            Las personas tímidas pueden encontrar graves dificultades a la hora de establecer relaciones sentimentales. Estos problemas comienzan ya desde el mismo momento de la búsqueda de pareja, ya que al ser inseguros y sentirse incómodos al tener que conocer personas nuevas, nos resulta difícil acercarnos a aquella persona con la cual estamos interesados.
            Estas personas tienen un grado de miedo a ser rechazados, lo que dificulta que se atrevan a enfrentarse a estas nuevas situaciones. Los pensamientos negativos les invaden y si finalmente son rechazados, sienten ese rechazo con tal fuerza que hace que crezcan esos pensamientos negativos y que se sientan aún más inseguros de cara al futuro.            De todos modos y ante estas distancias la “montaña” de la timidez, va apareciendo menos abrumadora y a veces empezamos a advertir que ciertos miedos, y ciertas ansiedades, pasan a ser insignificantes y que poco a poco van desapareciendo. Es entonces, cuando aquellas situaciones que en su día fueron un verdadero problema, van siendo más razonables a medida que se van superando. Desde aquí va resultando todo más fácil y todo será posible.

Meditación: La timidez es la desconfianza del amor propio, que deseando agradar temes no conseguirlo.

Monasterios - Magnum Mysterium.


Meditación: No seas demasiado tímido y aprensivo por tus acciones. La vida es una experiencia

Este vídeo pertenece al archivo particular de MiMundoCreativo

viernes, 1 de marzo de 2013

¿Por qué somos como somos?

           Cuando nos comportamos de un modo que entra en conflicto con nuestro criterio sobre lo que es lo  adecuado, es cuando nos surge esta pregunta; ¿por qué actúo de esta manera? Quizás sea, porque nos respetamos menos. Si esa conducta se vuelve habitual, posiblemente sea porque confiamos menos en nosotros mismos o dejamos de confiar por completo.
            Descubrir que realmente somos así, es la primera pista para intentar ser de otra manera. Es una de las formas para no desaprovechar ese estilo de actuar como actualmente venimos haciendo, con la consiguiente posibilidad de cambiar.
            Pero, realmente, ¿eres así? Por mucho que lo he estudiado me cuesta mucho entenderlo. Para comprender por qué los fallos de la integridad personal son perjudiciales para tu autoestima, debo considerar que tu comportamiento no se corresponde con el que habitualmente experimentas.
            Si estás en esa posición única y es sólo para aumentar tu entereza y sinrazón, solo te llevará a la incertidumbre, consiguiendo una situación única para debilitar tu autoestima. Uno de los grandes engaños es decirse: “Yo sé lo que hago” Quizás tu comportamiento no es el adecuado, pero no estás dispuesto a cambiar. Solo deberás saber, que tu comportamiento no es, el de la forma más ética, debido a la confianza que siempre pusieron sobre ti; solo  sabrás que no tienes intención de cumplir tu promesa de cambiar. (Aunque realmente desearía cambiar). Esto implica que tu juicio no es acertado y que lo único que cuanta es tu juicio personal, aunque estés equivocado.
            Ahora me pregunto: ¿debemos admitir que somos quienes hemos cometido esa acción particular, que ha desembocado en esa situación? Debemos admitir y aceptar la plena realidad de nuestro “mutismo” sin desvincularnos ni evitarlo; pero siempre existirá en tu interior ese “resquicio” que constantemente te dirá que “no estoy actuando bien”. Pero debido a esa “doble personalidad” de la cual, ya hablaré en otro posterior capítulo, no te deja actuar, como realmente quisieras.
            Vale la pena reflexionar sobre ello: ¿Qué te impide practicar la verdadera integridad de todos los ámbitos de tu vida? ¿Qué sucedería si viviese eso valores pasados con auténtica congruencia?
            Siempre decirte que la verdadera integridad de la persona está en los verdaderos valores personales que en definitiva son los auténticos pilares de la autoestima.

Meditación: No se puede ser y no ser algo al mismo tiempo, bajo el mismo aspecto.