sábado, 28 de diciembre de 2013

¿Por qué somos tan susceptibles?

            El susceptible es aquel que primeramente nos dice “yo no engaño a nadie”, suele estar siempre en “sobre aviso”, Los susceptibles casi siempre están ligados a unos sentimientos de imperfección y sobre todo a una falta de confianza  en sí mismo.
            A estos tipos de persona, si se le suelen hacer cualquier género de pregunta, enseguida piensan: “por qué me habrá dicho eso” o “será que me tiene ganas” En general cada persona reacciona de una forma en función de su grado de susceptibilidad.
            Estas, suelen ofenderse con facilidad. Se sienten siempre aludidas ante cualquier situación y por lo general ante algunos comentarios, tienden a actuar como víctimas de lo que piensan los demás, considerándose ante ellos como una mala persona, aunque tienen que hacer un esfuerzo para presentar siempre su lado bueno.
            Frente a estos comportamientos, resulta difícil imaginar que durante su  infancia vivieron momentos de humillación y es cuando aparece la agresividad que sienten en determinadas ocasiones. Es complicado hacerles ver, que nadie va a hacerles daño, tratando de expresar lo que suelen reprimir y no digieren las situaciones que se les presentan.
            Aunque realmente son personas que, como dije anteriormente, en su periodo de juventud, debieron luchar con ese trastorno en su personalidad, la mayoría de esas personas, en especialmente las mujeres, tienen muchos momentos de susceptibilidad, es decir: “están siempre en sobre aviso”
            Son personas que a veces gozan de una baja autoestima y, por esa razón, tienen la necesidad de ser siempre el centro de atención. Les suelen molestar los comentarios y todo tipo de críticas, puesto que siempre creen que van dirigidas hacia ellos. Su carácter suele ser agresivo, aunque ellos traten de no reconocerlo.
            Todos los comentarios de los demás suelen ser muy importante para ellos, ya que tienen una falta de criterio sobre sí mismo. Cuando lo que oyen, siempre creen que son negativo, y que van dirigido hacia su persona. Por tanto no los aceptan porque el enfrentamiento suele ser demasiado doloroso al no reconocer sus carencias y limitaciones.
            Siempre existen en ellos, una parte en la cual no se sienten satisfechos, ya que nunca han podido expresarse… Tratemos de tolerar mejor las diferencias, aunque no todo el mundo piensa ni tiene la misma visión de uno mismo. Tratemos de conocer mejor a ese personaje que vive en su interior, y que es apreciado tanto como él sabe apreciar.
            Ante estas situaciones, se debe dejar de disimular y tratar de encontrar poco a poco respuesta a esa “huída”, y frente a los sutiles comentarios que alcanzan esa susceptibilidad, siempre digo: ¿por qué no aceptarlo con humor?
 
Meditación: Lo falso es susceptible de muchas combinaciones; pero la verdad no tiene más que una forma de ser.

lunes, 23 de diciembre de 2013

Eliminar los resentimientos.

          Todos estamos a lo largo de nuestra vida resentidos por algo o alguien por motivo de alguna acción, la cual nos ha hecho sentirnos en ese estado. El resentimiento y la falta de perdón nos inmovilizan y a veces no nos permite crecer como persona. Superar esta situación debe ser una acción realizada por el bien de quien ha sido ofendido. No quiere decir que esto implique reconciliación, pero al menos nos libera de las consecuencias negativas que significa revivir una y otra vez los recuerdos amargos que a la larga corroen todo lo bueno de nuestra vida.
         Todos llegamos a la edad adulta con más fortalezas que debilidades. Conocerlas nos da el poder necesario para encontrar el verdadero camino de la vida.  Poseemos la gran capacidad de emulación de las conductas de nuestros educadores, con un determinado nivel de inteligencia y de sensibilidad. Nacemos con las maravillosas herramientas de la intuición y la creatividad, pero no todos sacamos provecho de nuestro potencial.
             Por tanto el resentimiento solo sirve para envenenar a quien lo cosecha. Esa actitud negativa va produciendo en nosotros un deterioro paulatinamente, no sólo en la persona a nivel psicológico, sino también a nivel interpersonal. Esto sin duda ocurre tanto a nivel de pareja como en amistades, que ven inundadas sus vidas de sentimientos que muchas veces no expresan, no verbalizan y simplemente acumulan ese resentimiento, provocando una gama impredecible de negatividad dentro de sí mismo.
            Debemos crecer como personas, pero no motivadas por el impulso de la frustración o de las deficiencias, puesto que el resentimiento propiamente significa, volver a experimentar ese sentimiento especialmente doloroso. Aunque se entiende generalmente en el sentido de rencor y sin perdón, a veces inconsciente de envidia u odio, que se manifiesta en críticas, comentarios o insinuaciones que desprestigian a la persona que es objeto del resentimiento.
             En ocasiones nos cuesta trabajo eliminar el resentimiento sin ayuda, pero si recurres a esa persona que de verdad te aprecia podrás conseguir eliminar ese estado que te atormenta. Su explicación está entre las cosas que irremediablemente pasaron y las que no deberían haber pasado. De este modo, siempre estaremos lejos de esos resentimientos que verdaderamente no martiriza a través del recuerdo.
             Seguramente en alguna ocasión, como la mayoría de las personas has sentido esa mezcla de rabia y frustración que se experimenta cuando, a tu juicio, un amigo te ha defraudado en algo, y no quiere o no puede expresarle directamente tu afectividad.
              Sabrás que ese resentimiento a la larga hace daño, y sin embargo no piensas rectificar. Nunca olvides que la calidad no está en los hechos, sino en la persona que hace esos hechos.

 Meditación: Las lágrimas más amargas que se derramarán sobre nuestra tumba serán las de las palabras no dichas y las obras inacabadas.

jueves, 19 de diciembre de 2013

¿Por qué nos enfadamos?

            ¿Cuántas veces al día nos enfadamos? Pues, sinceramente, bastantes. La mayoría de las personas pasamos demasiado tiempo enfadadas, aunque sea sólo explosiones cortas de un grito o dos, pero reiteradas. Desde luego hay personas más predispuestas a enfadarse que otras, pero en general, el enfado es tan consustancial al género humano como comer y andar. Nos enfadamos con los hijos, con los amigos, con la pareja, con el trabajo, con la vida. Y prueba de ello es la cantidad de sinónimos que la palabra tiene; desde ira, indignación o rabia, hasta expresiones familiares como “cabrearse”, “sulfurarse”, “estar hasta el moño” o “estar de mala uva”.
             El enfado es como una batería que se va cargando, y cada vez coloca a las partes en posiciones más enfrentadas, haciendo nuestros esfuerzos más ineficaces.
             Cuando nacemos ya empezamos a desarrollar nuestro repertorio de expresiones disconformes y luego, al hacernos mayores en vez de berrear y patalear insultamos, o nos inventamos nuevas formas más intensas como agredir o difamar. Por suerte algunos también aprenden a dominar las frustraciones.
              Pero: ¿qué es lo que nos enfada? Pues tres razones: los demás, las circunstancias y nosotros mismos. En los tres casos el enfado puede estar más que justificado: si te roban la cartera, o te dicen lo que no quieres escuchar, (aunque sea verdad) o te has olvidado las llaves de tu casa cuando ya está lejos.
              Realmente son muchos los casos que provocan la indignación, pero hay también muchas deformaciones del enfado. Una de ellas radica en los rasgos de nuestra personalidad. Las discusiones conyugales, por ejemplo, que son tan habituales, acaban siendo demoledoras para la pareja, aunque los protagonistas lo sepan, ya es demasiado tarde. Otra razón es ver reveses en todas partes. Sentirse siempre un agredido o una víctima es un “mal rollo”. Un poco de distancia ante las cosas y un poco de aceptación de las dificultades vienen siempre muy bien. La vida está llena de imperfecciones y algunas de ellas nos perjudican, está claro. Cuando el enfado es útil, adelante, pero cuando no lo es, es mejor contar hasta tres.
              Los que se enfadan por cualquier cosa se convierten en profesionales de la hostilidad y eso es, en definitiva un sufrimiento. Saber enfadarse es muy fácil. Ser rotundo en el enfado pero comedido y elegante, es todo un arte. Un arte, por cierto, que solo se aprende en la vida, la cual está llena de circunstancias sin argumentos.

 Meditación: El enfado es la incapacidad que demuestran los humanos para no aceptar una manera de pensar diferente a la suya.
 

viernes, 13 de diciembre de 2013

Una nueva vida.

             A veces la vida cuando menos lo espera y sin pedirnos permiso nos empuja hacia un nuevo comienzo; es como si te quitaran media vida, pero así tienes que sobrevivir y seguir adelante. Todo nuevo comienzo, nos crea una sensación de incertidumbre o miedo, sobre todo cuando ya no tienes a tu lado aquella persona con la que prácticamente has vivido toda la vida.
            Cuando perdemos a un ser querido quizás no sepamos muy bien encontrarnos a nosotros mismo, no sabemos qué decir, ni qué hacer. Esas son mis primeras reacciones. Por ello, debo aprender “el proceso de la muerte” Todo tiene su tiempo y su camino por recorrer; aunque es muy difícil de entender.
               Lo que verdaderamente pesa sobre mi ánimo es una terrible  soledad cargada de tristeza; es como sentirse aislado, deprimido, incapaz de expresar mis sentimientos, desconectado de lo que ocurre a mi alrededor, e incluso aunque esté rodeado de gente.
               Ante estos nuevos comienzos, los cuales la vida me presenta, ni el mejor equipo de planificación me hace sentirme satisfecho, todo son dudas, indecisiones y temores hacia el mañana.  La vida nunca vuelve a ser la misma, por mucho que te digan y te animen a seguir y a decir lo que debes hacer. ¡Mañana será igual! Y así para siempre.
               Cuando alguien a quien hemos amado, decide que ha llegado el momento de cambiar de plano, se nos va la mitad de nuestra forma de vivir. Reconozco que es un reto muy grande en el día a día.
                Pero son justos esos momentos  en los que estoy solo, sin nadie, olvidado, perdido, los que me da tiempo a pensar, recordar todo y cada uno de los momento vivido con ella. Sinceramente no puedo darme una respuesta lógica o al menos que me consuele, puesto que cuando llega la muerte de esa persona con la que has compartido toda tu vida… ¿Cómo se supera esa ausencia?  No existen manuales, ni enciclopedias que me digan las palabras “mágicas” para aliviar ese dolor que invade mi alma.
                 No existe más camino que el que decida yo mismo. Nadie me puede decir que tome esta, o aquella decisión. Me he pasado muchos momentos de mi vida, dando concejos, opiniones, etc., y ahora es el momento de respetar ese espacio vacío que me invade, en el cual se encuentran todos los grandes momentos que pasé junto a ella.
                 En este caso debo asumir y comprender que no se puede eliminar el sufrimiento, que el ser humano no tiene capacidad para ello. Puedo en determinados momentos, escapar de él, pero no eliminarlo. Solo con reflexión y sobre todo con humildad, debo comprender que no puedo hacer nada con respecto a mi propio dolor, solo aceptar que él, de ahora en adelante me va a condicionar mi vida.
                   Todos me acreditan mil comentarios, mil demostraciones de lo que debo hacer, aunque pensándolo bien, lo que realmente necesito es aceptar las “cosas” tal como son y, sobre todo, aprender a vivir una nueva vida, aceptando la voluntad de Dios.

Meditación: Siento un dolor inmenso por haberte ido de este mundo. Tu gran amor y ejemplo hará que permanezca en mi recuerdo.

El Señor es mi pastor... (Salmo 23)


 
Meditación: El Señor es mi pastor; nada me falta. En verdes praderas me hace descansar,…

sábado, 28 de septiembre de 2013

Dos años de reflexiones.

               La vida es quizás lo único que nos pertenece, por ello debemos vivir cada día como si fuera lo último y, de esta manera, aprender a vivir a pesar de que pueda ser lo más  difícil que se nos presente, aunque considerando estas reflexiones, puede que la comprendamos mejor.
                Es cierto que algunos días puedo llegar a sentirme mucho más cabizbajos que otros por diversas situaciones. Pero son esos momentos buenos para recordar algunas situaciones positiva que me ayudarán a darme ánimos. Todo es, un reflejo para llegar a la esperanza y conseguir la reflexión oportuna en ese momento.
            Todo me motiva con tener iniciativa y decisión para seguir en la tarea propuesta, aunque he de comprender que la idea de emprender, surge a consecuencia de la constancia y del trabajo diario.
            Mantener una idea innovadora no es nada fácil, tanto en su fase preliminar, como en su fase continua y creativa, puesto que el desarrollo del prototipo a seguir debe estar marcado siempre por esa idea creadora e innovadora que me hace llegar a un sentido justo y reflexivo al mismo tiempo.
            Por tanto no ha sido nada fácil mantener una permanencia efectiva durante esto dos años, y sobre todo por respeto a los múltiples seguidores, que me hacen seguir en el empeño de mantener dicha continuidad.
            Diariamente nos ponemos a prueba, llegando a alcanzar nuestro mayor potencial  al cabo de un determinado tiempo; esto me ha dado sus frutos, al ver realizado el éxito a través de su seguimiento. Nunca he tratado de elegir temas por el simple hecho de que los mismos me permitan afán de protagonismo, puesto que frecuentemente entraría en lagunas mentales y en estancamientos de los cuales me sería difícil salir a pesar de que con el tiempo estas trabas desaparecen ayudadas por la constancia y la meditación.
            Hace justamente un año decía, que todos tenemos el hábito de sentirnos ofendidos, aunque en realidad jamás fue mi intención ofender a nadie. A pesar de todo, y a través de muchas horas de reflexión, he podido llegar a conclusiones  realmente consecuentes. Mi pretensión, nunca fue ocultar la verdad, sino enfrentarme a la realidad, para no herir a nadie deliberadamente, aceptando en todo caso, los errores de perspectivas que a través de estos dos años, pudiera haber cometido.
            Con esto doy por terminado este periodo de “reflexiones”, dando por ahora concluido el seguimiento de dicho Blog. Aprovecho para dar las gracias a tantísimos seguidores de estos pequeños artículos; sobre todos a países como EE. UU, Rusia, Alemania, Polonia y en general a todos los países Iberoamericanos, ya que por su habla latina me siguen permanentemente.
            No quiero dejar de dar profundamente las gracias a una persona residente en la capital de España, que a través de su permanente silencio, ha tenido la gentileza de ser la que más ha visitado mi Blog.  ¿Lo continuaré algún día? ¡No lo sé! Desgraciadamente en estos momentos tengo un grave problema familiar, (al cual no le veo salida); éste me ocupa todo mi tiempo de sosiego y tranquilidad. En este Blog intenté expresar mis sentimientos, mis pensamientos, mi forma de ser y de ver las cosas. (Lástima que algunos nunca llegaron a entenderme). Escribí sencillamente sobre la vida, sobre el camino que uno realiza día tras día, de los buenos y malos momentos, y sobre todo de la amistad. Espero que no os haya decepcionado.
            La pregunta podría ser la siguiente: ¿Por qué no reanudarlo? ¿Por qué no seguir más adelante? Vuelvo a repetir: ¡No lo sé! Sencillamente, porque a través de dichas reflexiones y, sobre todo  junto a una profunda sinceridad y constancia, he observado con tristeza el comportamiento de algunas personas; comportamientos que me han hecho ver no solo el presente, sino las circunstancias a que durante estos dos años he sentido el rechazo; aprendiendo a valorar y a meditar, analizando el “porqué” de muchas situaciones. Me observé a mí mismo, reflexioné sobre mis sentimientos, emociones y actitudes. Comprendí y llegué a entender cómo me puede afectar determinados problemas y sobre todo a saber “coger la rienda de la vida” puesto que con ella, se puede llegar al control de lo que buscamos y deseamos ser.

¡¡GRACIAS A TODOS LOS QUE ME SIGUIERON!!

Meditación: La amistad no nace por la presencia de las personas, sino por la magia de saber que os llevan en el corazón.

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jueves, 26 de septiembre de 2013

¡A la larga duele!

           Muchos se empeñan en afirmar que “no pasó nada” aunque le lluevan piedras. Todo en la vida tiene algo en común, aunque se viva distorsionando la realidad, para tapar nuestros miedos al fracaso, al arrepentimiento de que “aquello no debió ocurrir”.
            Pero la vida tiene que ir pasando y “lunes tienen que llegar” unos tras otros… no lo podemos detener (aunque a veces guardemos silencio), así que debemos vivir durante nuestra vida y disfrutar de cada uno de los momentos que pasan por ella, de cada pequeño regalo que nos hace el tiempo.
            Nos auto engañamos, creyendo que así podremos mantener bajo control aquella faceta de nuestra vida o de nuestra personalidad que hoy consideramos censurable.
            No siempre se consigue claro, puesto que a veces vamos demasiado de prisa ¿o es que la vida corre demasiado? Por eso nos solemos enfadar con el tiempo y cuantas veces le pedimos el deseo de volver atrás… pero él nunca obedece las órdenes de los mortales, siempre sigue su curso implacable, dueño de sí mismo, cruel a veces y compasivo otras, seguro, directo… mi querido tiempo.
            Las mentiras vitales la construimos en nuestra soledad. Encubrimos temores crónicos, hasta situaciones de maltratos malintencionados, queriendo explicar a través de nuestras tendencias humanas y optando por explicaciones ventajosas e ilusorias para nosotros mismos. Amañamos las “cosas” a nuestro alrededor para evitar sentimientos incongruentes, inadmisibles o desagradables. Además, ese autoengaño nos hace sentirnos invulnerables ante las condiciones con uno mismo.
            Tenemos que reconocer que existen verdades despiadadas, o situaciones extremas, que atentan contra nuestro entusiasmo vital, pero ¿por cuánto tiempo?
            No sabría qué decir. “No hay mentira que prefiera a la verdad” La vida misma que vivimos es una gran mentira, en la cual nos vemos atrapados por las mismas cadenas que ha forjado la sociedad. En verdad son leyes humanas que se sustentan por la simple creencia de una sociedad que las obedece y acata ciegamente porque “las cosas son así” por mansedumbre, miedo o simplemente, por costumbre o conformismo.
            No voy a ponerme a criticar a nadie, porque en realidad el ser humano es un ser social y, lo queramos o no, siempre existirán determinaciones situaciones que dejan “arañazos”. No en el hecho que estos actos existan, sino en el hecho de aceptarlos, y de no luchar contra ellos. 
            Sin embargo la amistad es amor. Otro tipo de amor diferente al que tienes con tu pareja o con tu familia, pero amor al fin y al cabo. Una amistad es una relación donde no hay intereses más que el afecto y el bien de la otra persona. Donde te preocupas por la otra parte, que siempre está ahí. Amistad es que te llamen y que te adviertan de un peligro que no desea que te suceda; es confiar en la otra persona, entregarle un “pedacito” de ti y saber que no les va a herir. Amistad es, a veces, dejar que no te hieran y perdonar…, es querer a alguien y seguir llamándole amigo aunque haya desaparecido de tu vida. (Este artículo se lo recomiendo a aquellos amigos que tanto aprecio, aunque me hayan olvidado).

Meditación: El dolor es ese sentimiento que deja una amistad después de haberla perdido.

martes, 24 de septiembre de 2013

¿Quiénes son tus amigos?

          ¡Vaya pregunta más tonta! Solo tengo que recordar mis compañeros de colegio, de juventud, todos los que tengo en Facebook, Twitter, You Tube, etc. ¡muchísimos! Pero; ¿son de verdad todos esos tu amigos? -Ya te hace pensar y, sueles decir: bueno, al menos me relaciono con ellos habitualmente. Recuerdo a propósito de esto, lo que Pío Baroja  decía: “Sólo los tontos tienen muchos amigos” ¡Cuantos presumimos de esas amistades, que cultivamos como amistades férreas, hasta que un día descubrimos que muchas de ellas no se atienen al verdadero concepto de amistad!
            La verdadera amistad es como la fosforescencia: “resplandece mejor cuando todo ha oscurecido” Muchas veces me pregunto, ¿qué tipo de amigos son aquellos que aparecieron esporádicamente a través de cualquier tipo de Redes Sociales, a la cual me refiero en el principio de este artículo?
            Son amigos verdaderos aquellos cuya amistad fueron puestas a prueba, enganchándolos a tu alma con ganchos de acero. Aunque normalmente, la amistad se va forjando con las pequeñas desgracias y alegrías de la vida misma, mientras el lazo se hace cada vez más indestructible.
            Constatar que se tiene un verdadero amigo suele ser, por tanto, el final de un proceso gradual a través del tiempo. A lo largo de nuestra existencia topamos con decenas de amistades en potencia solo por el hecho que casi diariamente nos comentamos acontecimientos banales y sin importancia. Solo acabaremos tratándolos superficialmente, o al menos no con la profundidad necesaria. Otros se convertirán en unos  diálogos, que durarán un tiempo, pero nunca cristalizarán nada duradero.
            Así nos preguntamos: ¿hemos seleccionado a nuestro círculo más íntimo deliberadamente, a conciencia? En  muchos casos nos damos cuenta al descubrir que el motivo principal por el que unos han acabado fuera y otros dentro tienen que ver con la coincidencia y la casualidad.
            No es frecuente que aparezca ese amigo, que reconoce la llamada “gran amistad” y que está formado, no necesariamente a través de las mieles del amor. Es sencillamente esa persona que jamás se olvida de ti a través de cualquiera fecha importante. Suele ser persona silenciosa, respetuosa, correcta y escueta en sus comunicados, (con tal de no molestar), pero que nunca se olvida,
            Siempre está ahí, solo para recordarte, que jamás se olvidará de ti, por mucho que tú le ignores. Debo decir que no es frecuente, pero afortunadamente existe.
            A estos casos nos podríamos preguntar: ¿por qué no hablar con ellos? Todo es debido a la doble personalidad. Posiblemente en uno de mis artículos titulado “Alteración en la personalidad”  por el cual en ese caso se establece la imposibilidad de realizar ciertas acciones debido a que ese “desdoblamiento de personalidad” te lo impide.
            A todo se acostumbre uno, y nos parece normal, pero posiblemente llegará un día en que no aparezca ese escueto comunicado; es entonces cuando lo echarás de menos con preocupación, preguntándote: ¿qué le habrá pasado? Pues la respuesta es muy sencilla. Ese amigo hace uno días acaba de morir. Es entonces cuando llegará a nuestra mente y sobre todo en nuestra conciencia, en forma de epitafio que diría: “Me parece que porté mal con él” “No se merecía ese desprecio”

Meditación: La mejor manera de valorar una amistad, es saber que mañana la podrás perder.

sábado, 21 de septiembre de 2013

Una de las enfermedades más dura.

      Sí es esa, en la que su término se usa para aquellas enfermedades en las que las células anormales se dividen sin control y pueden invadir otros tejidos. Estas células pueden diseminarse a otras partes del cuerpo por el sistema sanguíneo.
            Asistimos a un momento histórico en el que se han producidos importantes cambios en la concepción de la salud y en la comprensión de las enfermedades. Quizás su término sea una de las palabras más utilizadas y que más asusta cuando se habla de salud y de su reverso. Su término es empleado para un grupo de enfermedades que tienen un denominador común: la transformación de la célula normal en otra  se comporta de forma muy peligrosa para el cuerpo humano.
            Dicha enfermedad (la cual en todo el escrito no mencionaré su nombre), muchas veces nos revela una falta de coherencia entre lo que hacemos, sentimos y pensamos; esto es, como una falta de desacuerdos y contradicciones con nosotros mismos que termina por conducirnos a una pérdida de equilibrio, que nos reclama, como medida urgente, un tiempo de retiro para reordenar nuestros valores y necesidades acordes a nuestro sentir interior.
            Es una de las enfermedades de mayor relevancia en el mundo por su incidencia, prevalencia y mortalidad. Es la segunda causa de muerte en nuestra sociedad y por tanto un problema de salud prioritario.
            La Organización Mundial de la Salud (OMS), la considera como un proceso de crecimiento y diseminación incontrolado de las células, la cual puede aparecer en cualquier parte del cuerpo. Nos suele invadir nuestros tejidos circundantes y poder provocar mediante metástasis, localizarse en puntos distintos del organismo.
            Muchos tipos de esta enfermedad se podrían prevenir evitando la exposición a factores de riesgo comunes como el humo de tabaco. A parte de que un gran número de esta enfermedad puede curarse mediante cirugía, radioterapia o quimioterapia, especialmente si se detectan en fase temprana.
            Esta enfermedad se convierte así en una alerta para que rescatemos nuestra autenticidad abandonada. Por tanto un alto porcentaje de dicha enfermedad se debe a nuestros patrones de comportamientos.
            Es conveniente tener presente que nuestro pensamiento es capaz de producir cambios bioquímicos en nuestro cerebro a favor o en contra de nuestro bienestar, puesto que mente y cuerpo constituyen un todo. Entre lo que sucede en la mente y en el organismo no existe separación, y ambos se influyen mutuamente. Por eso la forma como uno piensa o siente sobre su “mal” influye en la química del cuerpo y en la evolución de dicha enfermedad.
            Debemos por lo tanto lograr que nuestro cerebro funcione a una longitud de onda de muy baja frecuencia, para percibir la realidad de una manera mucho menos amenazadora y más aceptable.
            Siempre tenemos que ser conscientes que existe una sincera esperanza que a través de la cual podamos ampliar nuestro ámbito de actuación, para incluir en él la posibilidad de que dentro de nuestra propia mente exista un poder capaz de desencadenar fuerzas que puedan facilitar el progreso de dicha enfermedad.

Meditación: Los retos son los que hacen la vida interesante: superarlos es lo que hace que tenga sentido.

jueves, 19 de septiembre de 2013

Me atrae, pero no le conozco.

           Este es un tema bastante escabroso. La pregunta es la siguiente: ¿Por qué nos “encaprichamos” de una determinada persona y no de cualquier otra de las miles que encontramos en nuestro camino? Pero la cuestión aún es más difícil, puesto que esa persona no la conocemos personalmente. Unos opinan que es cosa del azar, otros que es cuestión de probabilidades, incluso los hay que dicen que depende de la educación y de su cultura.
            Algunos opinan que pueda ser por su voz; ésta le transmite cierto grado de romanticismo emocional que las neuronas son las culpables de todo. Indudablemente también depende de la aptitud receptiva que se tenga en ese tiempo, pareciendo todo realmente maravilloso.
            A todo esto debemos considerar que hombres y mujeres somos muy diferentes y por tanto reaccionamos de manera distinta ante situaciones similares. Cuando una mujer le interesa un hombre emite una serie de signos (aparte de la situación o distancia  que se encuentre), algunos de los cuales podemos observar también en el hombre.
            Otro de los síntomas que nos seducen son sus palabras, las cuales las percibimos como si estuviera a nuestro lado. Es posible que la atracción sexual derive de la casualidad o es nuestra mente quien selecciona sin pedirnos permiso alguno.
            A pocas personas le suele importar el proceso –tanto físico como orgánico- la verdad es que se desarrolla durante el enamoramiento, que realmente es un ejercicio necesario para aprender o amar sin sufrir. Esta idea mágica de la atracción se torna casi siempre peligrosa, ya que por cualquier motivo se trunca, puesto que nos convertimos en víctimas de nuestros propios sentimiento cuando las cosas salen bien o sufriendo cuando éstas se rompen sin motivo aparente.
            He de decir también que estos tipos de trastornos emocionales no dejan de tener su morbo, al menos para protagonizar un cierto periodo de tiempo posiblemente muy intenso, pero que en definitiva no llega a conducir a ninguna parte.
            En estos casos la conveniencia es más previsible; como la edad, clase social, educación, pero ¿no es más excitante la propia fantasía? Sí lo es, pero la fantasía no hace buenas migas con la emoción y la razón.
            La emoción y la razón son dos caras de la misma moneda y es la única forma de entender porqué sentimos que nuestro corazón se salga del pecho al percibir a una persona entre una muchedumbre.
            No esperemos nunca nada de estas situaciones, ya que no tienen solidez y no pueden sostenerse por sí misma; ahora bien, saquemos de ellas todo lo positivo que nos ofrezca, manteniendo siempre una situación firme y coherente.
           
Meditación: Cuando conozco a alguien no me importa si es blanco o es negro, judío o musulmán, Solo me basta que tiene un gran corazón.

martes, 17 de septiembre de 2013

No deberíamos juzgar.



           ¿Qué hacer cuando te desprecian las personas que durante mucho tiempo te han admirado? Serían tus siguientes palabras: incongruencia, frustración, abismo, soledad, agonía, incapacidad, egoísmo?  Este es un lenguaje creado por el hombre para usar palabras intentando querer hacer mención a determinados actos.
            Por eso a veces me pregunto: ¿Cuál es el vínculo que une una verdadera amistad? y ¿porqué se rompe? Es mejor no hacernos preguntas de este tipo, y os preguntareis, ¿por qué? Existen muchos motivos externos que nunca llegaremos a percibir, lo que hipotéticamente llamamos realidad. Es un caos presente de aquellos momentos pasados, los cuales la lógica trató de poner un orden para nuestra comprensión, transformando esa realidad en una justa medida y abstraernos de algo, aunque no fuera personal, pero si movido por las emociones del momento, no deberíamos adoptar  tensiones, o quizás otros ingredientes que son los ideales para que  no nos deprimamos, ni culpemos de cosas que nunca hicimos e incentivarnos esa inseguridad que emana de nosotros mismos.
            Cuantas veces nuestra historia personal pasa de ser un cuento feliz a un drama al cual nos aferramos toda la vida siendo víctimas de lo absurdo. Por tanto esa desconfianza emana al querer comprender que en la vida suceden momentos agresivos, pero que se pueden tolerar si se analizan desde un profundo punto de vista.
            Todos necesitamos de alguien que nos entienda, y que en determinados momentos cuenten con nosotros. Al hacer que nos sintamos solos, necesitamos a alguien para que podamos compartir felicidad y cultivar las buenas formas, aunque se nos muestre situaciones difíciles. Compartir con esa persona ese vínculo de unión invisible es difícil de mantener, porque puedes pensar que mañana ese amigo, ya no esté, y lo único que nos quedará es el recuerdo de aquella historia personal.          
            Existe un dicho que dice: “siempre es bueno tener un amigo, aunque sea en el infierno” ¡No es éste el caso! Aquí se da las circunstancias, que es un amigo que siempre le admiró, le ayudó, le recordó y le recuerda en momentos difíciles, ni jamás dijo una mala palabra que le ofendiera, e incluso demostró una gran sinceridad al salvar una situación realmente comprometedora ante una momento personal. Ante esto, ¿creen Uds. que puede haber personas que anulen este tipo de amistad? ¡¡Pues sí, existen!! 
            No quisiera mirar ni pensar el tiempo que he analizado, a través del “cristal de la experiencia”, puesto que el mundo es un mercado que se compra amor, voluntad e interés. Amigo… es mentira… no hay amigos, a veces la verdadera amistad es todo ilusión; ¡¡Lamentable!! Hay amistades que continuamente te están adulando, que te dicen: que bueno eres, que bien lo haces, eres único, e incluso “eres lo mejor de lo mejor” etc. Este es el “laberinto de la vida”, donde tanto domina el interés, todo tiene su precio estipulado; amores, afectos, aprecios, necesidades, pasiones, amistades, etc.

Meditación: La amistad es el más perfecto de los sentimientos de las personas, pues es el más puro y el más profundo.

domingo, 15 de septiembre de 2013

Alteraciones en la personalidad.

           Cuantas veces las personas que nos rodean, e incluso aquellas que ni siquiera las conocemos personalmente por no estar cerca de ellas, y a través de sus idiosincrasias y sus actitudes personales sobre su carácter, nos proporcionan un desafío. La familia, los compañeros de trabajo, los amigos con los que tratamos a diario, o esos vecinos siempre dispuestos a ayudarnos. Todos ellos, forman una red protectora que hacen que nuestro día a día sea más agradable.
            El ser humano por naturaleza es un ser sociable, que se siente cómodo y seguro a su grupo, satisfaciendo así su necesidad de convivencia. Por tanto deberíamos comprender que las personas que nos rodean también tienen que afrontar nuestro propio carácter y naturaleza; esto es un proceso muy lógico en que la actitud correcta es aceptar a los demás y aprender  cómo armonizar nuestra propia personalidad.
            A veces se presentan trastornos de personalidad debido a un conjunto de perturbaciones que se dan circunstancialmente a una avanzada edad, y casi siempre a  hechos de mantener el mismo estilo personal de cuando se era joven, queriendo conservar la misma afectividad emocional y pasional de aquellos primeros años de nuestra vida.
            Esta doble personalidad es un diagnóstico controvertido descrito como la existencia de una o más identidades que se experimentan durante las facetas de la vida, coincidiendo casi siempre en la madurez.
            Al menos  estas dos personalidades suelen formar actitudes, de un estilo controlado del comportamiento del individuo, y a través de su forma rutinaria, llegan asociados siempre a una acentuación de grande estímulos de carencias afectivas, terminando en estados de auténticas anormalidades.  
            Es realmente curioso observar cómo actúan estas personas cuando están en reunión; son de lo más compresivas, observándose en ellas una altiva coherencia, fluidez de palabra, conocimiento intelectual sobre distintas materias e incluso muchas veces convenciéndonos de sus propios conocimientos y manifestaciones.
           Pero es curioso estudiarlas en su permanente soledad. ¡Ahí, es cuando se experimenta ese desdoblamiento en su personalidad¡ Todos lo que antes se expuso en reunión, ahora es desdoblado, maquinado, extorsionado de una forma distinta, siempre llevándolo a su propio concepto, que para esa persona siempre es el verdadero, con tal de conseguir su fin preconcebido. Si todos esos conceptos no llegaran a ser conseguidos, esa misma persona, trataría por todos los medios posibles hacerlos desaparecer, sin importarle la forma que fuera; lo único que le interesa es que prevalezca lo que le impulsó a su desdoblamiento.
            Esa alteración en tal, que llegan a un estado de introversión, el cual se niegan a reconocerlo, y por tanto su comportamiento en diversas ocasiones se muestran de formas anómalas; todo debido, cómo anteriormente dije a un largo periodo de “carencia afectiva”. Ese desdoblamiento no suele tener carácter negativo, puesto que son ellos los únicos que lo padecen, ya que todas sus realizaciones son efectuadas con fuerte apasionamiento, como queriendo hacer todo lo que en la vida no tuvieron tiempo de realizar. Aunque parezca una contradicción, estos tipos de personas suelen ser muy atentas, de una esmerada educación y de una total correspondencia con sus amistades, de tal manera que no soportan dejar de corresponder a ningún tipo de comentario.
            En el estado pasional suelen llegar a clasificaciones que se prestan a reflexiones de tipos aclaratorios, llegando a ser emergentes y transitorios, inducidos a veces por condicionamientos externos e imaginativos. En su soledad, es cuando  llegan a reconocerse, puesto que en otro estado son incapaces de mostrase abiertamente, ya que le genera un desasosiego interno que suele llegar a lo que comúnmente se dice: “quiero pero no puedo”.
            Estas personas suelen poseer una inseguridad afectiva, llegando a extremos de irritabilidad, ansiedad e incluso una pasión desmesurada por todo lo que realizan. Generalmente su estado de ánimo es con frecuencia de inestabilidad, provocando con ello una irregularidad debido al descuido de una descontrolada alimentación y sobre todo a algún suceso nefasto acaecido en su juventud, el cual le dejó marcado para la posterioridad. Todo esto conlleva a la formación de esa doble personalidad. No es raro que lleguen a tenerles miedo a las fuertes emociones (por ejemplo, miedo a enamorarse), aunque no se descarta, pero siempre dicha actitud va encaminada a un determinado objetivo. ¡La carencia afectiva!  Suelen ser personas que se vuelcan en determinados quehaceres con tal intensidad, queriendo con ello superar ese estado de anormalidad.

Meditación: Tu mejor amigo es el que con sabios consejos contribuye a pulir tu personalidad, el que goza con tus alegrías, se entristece con tus penas y el que sin herirte te saca del error.

viernes, 13 de septiembre de 2013

¡Cómo has cambiado!

           Cuando en la amistad uno cambia y el otro no, cuando las prioridades de ambos ya no van en la misma dirección, el futuro de la relación se complica. Debemos evolucionar juntos en la misma dirección, adaptándose al cambio antes de darnos cuenta de que compartimos nuestras vidas con un completo desconocido.
            Siempre dije –recuérdalo, que las personas van cambiando con el paso del tiempo y eso hace que éstas se distancien un poco o definitivamente, dejando de haber esas buenas relaciones que antaño existían. Debemos tener presente que encontraremos personas iguales que nosotros, y veremos como todo se aclara. Es entonces cuando no nos preocuparemos de aquella antigua amistad, dejándola “rota” para siempre sin ninguna clase de escrúpulo. Todas las amistades están sometidas a una evolución natural, no son estáticas, sino dinámicas en sí misma, puesto que están vivas. Por eso, en estos casos, uno de los dos deja de pensar en determinados asuntos,  puesto que es justo reconocer que existía una carencia de base y solidez.
            La cuestión es que aquella ya no vas más allá, debido a que está generada por una nueva amistad, que aparece, y ya no es lo que era. Sencillamente es “que nunca existió”. En estos casos se aconseja evitar actitudes como culpabilizar al otro o presionar para que vuelva a ser como antes.
            Por el contrario, siempre debemos pensar que si era una buena relación de amistad, siempre existen oportunidades, (aunque tardías) para volverse a encontrar a través de un diálogo sincero, reconocer el cambio a través de una evolución y adaptarse para reencontrarse de nuevo como esa antigua amistad.
            Deberíamos darnos cuenta que siempre estuvimos ante un desconocido, siendo esto la consecuencia de aquel periodo bastante largo y de pequeñas incompatibilidades.
            Estos cambios no suceden de un día para otro, normalmente es algo gradual y el error está en no darse cuenta anticipadamente. Una señal inequívoca del distanciamiento existente, es la inadaptación a la nueva realidad y al error de aquella supuesta sinceridad. Es entonces cuando el camino de la disolución de la amistad comienza a dibujarse en el horizonte poco a poco o a veces repentinamente, a medida que se vuelve cada vez más alejada, e irremediablemente sin ningún viso de recuperación.
            Existen casos que haciendo un seguimiento muy ajustado y durante un largo periodo de tiempo de la tipología de una determinada persona, le asignamos el dicho de ¡cuánto has cambiado!, pero una vez concluido dichos análisis, y comprobado los parámetros personales durante ese tiempo, resulta que realmente “siempre fué así”.   
            Por eso, resulta que cuando se rompe ese cambio de amistad,  no siempre somos del todo conscientes de nuestros actos, por lo que en lugar de pretender que el otro cambie hacia uno, deberíamos aprovechar ese cambio para el enriquecimiento de ambos y compartir dicha actitud. Cuando los dos evolucionan de forma distintas, nunca hay que evaluar quién de los dos está en el camino correcto, pero nuca cerrarse en el empecinamiento de una “sinrazón” y sin una explicación que pueda llegar a un entendimiento razonado.

Meditación: Casi todas las cosas buenas que suceden en el mundo, nacen de una actitud de aprecio por los demás.

Air on G string BWV 1068 - J.S.Bach


Meditación: El problema de la mayoría de la gente no es tanto su ignorancia como el saber tantas cosas que no son así.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

No seamos pesimistas.

           En la vida abundan momentos de agotamiento, que son como una especie de rendición. Hay épocas en nuestra vida, en la que parece que el cielo se nos pone muy negro. Son esos instantes en que nos sentimos hecho un “trapo” y sin recursos, son los que nos cuesta trabajo mirar con claridad puesto que parece que todo se nos cubre.
            Muchos tenemos problemas enquistados de tiempo, produciéndonos una sensación de fracaso total, llegando a surgir que los pequeños problemas cotidianos, no le encontramos solución.
            La pregunta que nos hacemos es la siguiente; ¿Por qué fracasamos una y otra vez en lograr lo que nos proponemos? ¿Cómo renacer de ese “no puedo más” cuando tenemos un mal día lleno de contrariedades?  Nuestra vida está llena de mensajes para nosotros, ellos se encargan de recordarnos que algo no hemos aprendido, algo que nos falta por entender. La clave está en descubrir las raíces de nuestras angustias y, a partir de ahí, despertar de nuestra “rendición” convirtiéndola en un acelerador de positivismo, al servicio de nuestra paz interior.
            Todos tenemos en algún momento de nuestra vida una situación de derrota. Es como si tuviéramos temor al éxito, a lograr nuestras metas. De esta forma sólo conseguimos castigarnos, puesto que realmente lo que verdaderamente existe son aquellos asuntos que perduran en nuestro interior, y no hemos llegado a resolver.
            Si nos agotamos por comprometernos a determinados compromisos o actividades, que nos resultan apasionantes, sería conveniente si son realmente necesarios para nuestra condición de vida o quizás, si éstos nos lleven a una presión social mayor de nuestras predisposiciones, deberíamos proceder así.
            En estos casos ¿qué hacer?, sería una buena actitud, compatibilizar y no perder las perspectiva de que la familia es como un barco que acabará “haciendo agua” si cada parte no está bien cuidada y bien tratada.
            Disfrutemos del placer de ese descanso reparador cuando llegue la noche. Pero a ser posible, experimentando siempre el descanso como si tuviéramos todo el tiempo del mundo.
            En estos casos es necesario romper con ese tabú que nos hemos creado contra nosotros mismos. Y para hacerlo, tenemos que aceptar lo que hicimos, y que nunca se lo demos achacar a la mala suerte, ni a los demás, sino que es nuestro exclusivo destino.
            Nadie nos dijo que la vida, sería un “camino de rosas” sin espinas. De modo que dejemos de un lado las culpas y los complejos de inseguridades, si no de ese modo podemos acabar entrando en una espiral de negatividad que nos generará más inseguridad y es entonces cuando todo lo que está a nuestro alrededor nos acaba yendo verdaderamente mal.
            Confiemos siempre en nuestra capacidad de cambiar las cosas, encontrando soluciones, sintiéndonos firmes y seguros de que podemos lograrlo. No dejemos de confiar en nuestra capacidad, pensando que si no lo podemos cambiar ahora, lo podremos cambiar más adelante.

Meditación: Pesimismo es amargarte la vida cuando hay mejores cosas por realizar.

lunes, 9 de septiembre de 2013

¿Sabemos perdonar?

           Nada más triste es ir a ver a tu oponente y explicarle nuestros sentimientos, pidiéndole perdón. Pero aún es más doloroso que no te lo conceda al considerarlo con un total desprecio. Para ello es recomendable hacer balance de los actos, reconsiderar la situación y admitir que podemos tener buena parte de error. Pero ¿hemos pensado que quizás el error puede estar en el que te lo ha de conceder?
            Reconocer las disculpas sinceramente, significa admitir que nos equivocamos y que nos hacemos responsables del error cometido, admitiendo la necesidad de un cambio. Muchos pensamos que si pedimos perdón,  admitimos que nos hemos equivocado, actuando en contra de la propia autoestima e imagen que el otro tiene de nosotros. Pero ¿cómo lograrlo? Es cierto que cada una de las partes debe tomar la decisión de disculparse sinceramente, siendo ambas parte capaz de perdonar. Para poder perdonar, hay que ponerse en el lugar del otro y entender que así como a uno le cuesta perdonar, al otro también le cuesta pedir perdón y de esta manera no es necesario seguir recriminándose.
            Desgraciadamente existen personas que por fuera aparentan y fingen ser humildes, pero por dentro siguen  manteniendo ante un recelo imperdonable.
            Aparentan ser sencillos, pero en su interior siempre andan sintiéndose cada vez más en posesión de la verdad. Para esto se necesita humildad, pero no una humildad fingida, ya que ser humilde no es rechazar las cualidades que se tienen. ¡Claro que las tienes! En tus manos está el incrementarlas y usarlas para bien. Es importante reflexionar que ser humilde y reconocer la actitud del otro, tampoco significa conformarse con lo que uno es y decir: “como tengo defectos y lo reconozco, así se quedarán las cosas”.
            Para ello debemos reconocer la verdad, y la verdad está en nosotros, no puede buscarse en ningún otro lugar que no sea nuestro interior, pero para ello debemos escuchar nuestra conciencia y reconocer porqué pedimos perdón.
            Lamentablemente nuestra personalidad a veces está llena de alineaciones exteriores abarrotada de perjuicios, ocultando nuestra voz interior, y para ello es necesario ir desarrollando las virtudes hasta depurarnos y comprender la verdadera realidad con claridad. Nadie tiene la verdad, la verdad es individual. Por eso, observar la  situación sin juzgarla es verdaderamente complicado, hasta que tu conciencia en la más estricta soledad, te diga que, quizás hubiera sido posible, que la otra persona, es la que en realidad necesitaba pedir perdón.
            Personalmente creo que es mejor sacar cuanto antes las cosas, aquello que nos ha ofendido, aquello que nos ha molestado o lo que nos preocupa, reflexionar y analizar si de verdad se hubiera necesitado pedir perdón. Asumir nuestra parte de responsabilidad y partir de una cierta objetividad sobre el “conflicto” debiendo ser consciente de que siempre existen dos versiones de las cosas, y de que, probablemente, es posible que haya una parte incomprendida. Por eso para mi, resolver un conflicto también es importante ser capaz de ponernos en el lugar del otro, y sobre todo estar dispuesto a escuchar. Pero jamás utilizar el silencio como respuesta.

Meditación: No te dejes engañar, perdona. El rencor es el arma de los que no tienen razón ni corazón.

sábado, 7 de septiembre de 2013

Contar con alguien.

           Es realmente genial contar con ese alguien, que sabes que siempre estará “ahí” en los momentos más importante, que nunca se olvida. Pero, ¿le conoces? Es posible que no, pero la verdad es que nunca falla. Es más si algún día no apareciera, con sinceridad, me preocuparía. Ya me acostumbré, y siempre le espero.
            Es como si ya no supiera vivir sin su presencia. Si te sientes fuera de ti, piensas que siempre está presente para aconsejarte y no olvidarte. Sentimos que en cada experiencia, nunca se olvida. Por eso, si algún día no apareciera, sentiría que nos falta algo. Si tus sueños se vienen abajo por alguna razón, yo estaré para recordarte a donde pertenecen.
            No es suficiente decir que algo nos falta o lo requerimos. Se trata de alguien muy especial, que no se agota de ser imprescindible, para compartir afecto. Es como un tipo de elección, la de una preferencia, la de una decisión. No sólo ese algo, siempre lo esperamos, sino incluso cada vez más intenso, más pleno y sobre todo con más sentido.
            Contar con un amigo es una bendición. Aprender a valorar esa amistad, es corresponder de la misma forma, a pesar de no estar presente. Piensas que un conocido te puede mostrar el camino, pero un amigo, está dispuesto a recorrerlo contigo.
            A través de ese “alguien” la situación no sólo es más llevadera, sino incluso más intensa, más plena, con más sentido. Cuando no es preciso ni siquiera recordarle, porque sabes que su presencia es tan contundente que no requiere remitirse a otros tiempos. No hace falta pensar en ese “alguien” porque ya es pura razón que estará ahí.
            Cuando cada detalle viene a ser de su interés, sin precisar ser noticia, cuando todo tiempo se dilata adormecido por la dejadez, no son necesarias más palabras, ya que la manifestación de aquel, a quien apreciamos es permanente en nuestra mente.
            Descubrimos a través del tiempo que esa relación de amistad siempre fue verdadera, no desea  ser posesión ni pertenencia, sino ejercicio de dar, basado en la confianza en el otro, en la paz que nos transmite, y en el enriquecimiento personal que experimentamos.
            La única manera de reconocerlo es correspondiendo y aceptarlo como es. Pero también con la amabilidad y sensibilidad que él nos aporta. Contar con ese “alguien” es una suerte de permanencia que se sostiene en instantes irrepetibles, sin recibir nada a cambio. No siempre es una historia contada, pero sí una travesía, una aventura, con algún paso errante a través del tiempo. Y sólo así se cuida.
            Bastaría la sencillez de unas palabras cordiales, sin ningún compromiso, para abrir espacio en que irrumpa la verdad de lo sucedido. Y si nos hace sentir algo, con quien ya forma parte de nuestra mejor realidad, eso sólo tiene un nombre. Amistad.
            Un nombre que es el mejor de los sentimientos y el mejor de las acciones que coincide con lo que brota cada vez que vivimos.

Meditación: Se necesita de un minuto para que te fijes en alguien, una hora para que te agrade, un día para quererlo, pero necesitas de toda una vida para que los puedas olvidar.