jueves, 31 de enero de 2019

Cuidar las amistades II.


Por regla general las amistades deberíamos cuidarlas, piensas que merece la pena por la sencilla razón de que somos seres sociales, y nadie quita que en alguna ocasión necesites de su apoyo o de su consejo. Mantener un estado satisfactorio en nuestra vida es necesario gozar de buenas amistades, y no estar siempre ante un comportamiento de lucha y tensión. Comprendo que no es nada fácil, pero tampoco es cuestión de estar pensando continuamente que nos están “atropellando” Por tanto deberíamos controlar esos arrebatos de desconfianza y reaccionar de forma “razonada” pensando que los humanos estamos vinculados con los demás; sólo el amor y la confianza en ti mismo harán que te lleven a sensaciones agradables. Pero no nos ahoguemos en un mar de impresiones que sólo pueden llegar a la culpabilidad, la frustración, y el rencor; piensas que todo este cúmulo de desequilibrios se puede volver contra ti mismo.
Siempre deberías pensar, si es que hubo alguna desavenencia, que no es lo más grave que ha sucedido en el mundo, por tanto, tratas de equilibrar la situación y no te dejes llevar por la desventaja y la rabia contenida, negando un perdón a perpetuidad si es que te lo piden. Quedarse de esa manera pensando que es una situación drástica, al final sólo nos traerá en el fondo tristeza, ya que pudo haber otra manera de entendimiento, puesto que el dar y tomar, siempre debe ser equitativo.
La mayoría de nosotros, no tenemos voluntad de ir probando error por error, vivimos una sola vez y cuando vemos los errores nos desesperemos por haberlo realizado. Si mil veces te pidieron perdón junto a mil razones. ¿Por qué negárselo? Aceptas que todo el mundo “falla” si es que así lo consideras, pero analizas que desde ahí se puede construir una mejor amistad basada en el respeto mutuo y que de alguna manera responda al justo reconocimiento de saber interpretar de que a veces nada de lo que hacen los demás es contra ti, por eso es importante que no lo tomes como una afrenta personal. Es posible que sea una manera de demostrar el afecto que ante una amistad lo merece.
Creo que en algunos de mis artículos he mencionado dicha frase; “siempre tu conciencia te dictará tu deber”, Por tanto, si crees que algo debes hacerlo; ¡hazlo! Y no te crees problemas. Puede que algún día se sepas porqué hicieron determinado acto. Quien para hacer cualquier acto tiene que mirar de reojo y pensar “en el que dirán”, suele ser personas inseguras de sí misma y procura mantener tu propia libertad de poder realizar lo que tu conciencia te dicte.
Es cierto que crear un clima de confianza a distancia es tarea difícil de conceder, pero cuando tu principal objetivo es respetar esa amistad a costa de tu propia integridad. ¡Bien merece la pena! En los casos en que tú puedas escoger tus amistades, busca siempre una sincera relación, aunque te cueste, no nos quedemos pegados a aquellos que con sus buenas palabras y buenos elogios te estén engañando, con su pertinaz silencio. Lo más probable es que el otro se haya percatado de algo, pero por tu ignorarlo, posiblemente te hubiera hecho mucho daño.

Meditación: Casi siempre comprendemos tarde lo que debíamos comprender a tiempo.


sábado, 26 de enero de 2019

Lo primero que soñamos.


A veces existen épocas en nuestra vida, ante las cuales nuestro subconsciente nos hace llegar a momentos en que dudamos sin fueron soñados o reales. Lo cierto es que no llegamos a darle una cierta credibilidad. ¿Lo soñamos o lo vivimos? Lo cierto es que fueron realidad, aunque hoy nos parezca pura ficción. Esto es soñar, con esa persona que admiramos; ¡la consideramos única! Es aquella que siempre la echamos de menos cuando ya no está… Aquella que nos “llenaba el corazón” solo con pensar en ella. Y quizás lo más importante, es “soñar” con llegar a compartir “algo” con esa persona, sintiendo exactamente lo mismo que ella. ¡Aprecio y amistad! No podremos negar nunca lo que se percibe al soñar con esa persona que tanto aprecias. Pues, así son las primeras reacciones con lo que primeramente todos soñamos. Las físicas. En realidad, es la sensación más normal.
            Así cuando conocemos a una nueva persona, los primeros instantes resultan clave, todo son parabienes y condiciones abiertas y afectivas. Es esa la primera impresión que durante unos instantes nos dejan una impronta sensación que jamás puedas pensar, pero nunca piensas, ¡que todo pueda acabar! Todo parecía que aquello tenía sentido, podría realizarse normalmente y a través del tiempo podía llegar a prevalecer.
No es que nos asombremos por el gran desborde de apelativos, y exclamaciones que tan pronto se intercambian. No, no es eso. Sólo es que nos sorprende, que eso no es posible. Sencillamente que no es normal. Pero, asustarte, ¡jamás! asombrarte, ¡nunca! Eso le gusta a todo el mundo que se lo digan. Lo que sí es cierto, es que cuando te paras y reflexionas meditando detenidamente, llegas a la conclusión diciendo para tú interior: ¡ojo! “aquí pasa algo” “esto no puede ser” Desgraciadamente vemos que todo se derrumba. Pero a pesar de todo, nunca nos damos por vencidos y recurrimos a todo lo que tenemos a nuestro alcance, y armado de una gran dosis de paciencia y constancia, a pesar de los rechazos e incesantes desprecios, intentamos, ¡lo imposible! No lo podemos creer, pero cuando agotados todos los recursos, y a pesar de haber puesto todo nuestro empeño, ves que todo es en vano.
Nunca llegas a creértelo, pero sucede. Todo aquello que habías imaginado se viene abajo, quedándote abatido y al mismo tiempo obsesionado, cuando más lo necesitas y sobre todo en los peores momentos de tú vida, pensado en lo que podría haber sido. Sin embargo, a través del tiempo, nuestra mente se va haciendo cargo de nuestros propios sentimientos, y se va organizando, plateando nuevas actitudes, a fin de crear situaciones, que uno mismo pueda quedar convencido, de que las cosas no son como al principio nos las hacían ver. Si lo analizamos bien, nuestras vidas están llenas de suertes y desgracias, de amigos y enemigos, de alegrías y desilusiones; todo nos conduce a un cúmulo de sorpresas, que cada vez nos sorprende más, y que jamás llegaremos a entender, por mucho que lo intentemos.
Pensemos que casos como este ocurren muy frecuentemente, aunque nos parezca que puedan ser imposibles. Por tanto, deberíamos acostumbrarnos a todo tipo de situaciones. Pensemos que todo puede surgir, por tanto, no hay que preocuparse. No nos hagamos heridas a nosotros mismo; al contrario, esas heridas sólo se convertirán en cicatrices y con el tiempo, éstas ya no dolerán, sólo quedará unas marcas que te harán recordar, lo que pudo ser y no fue.  Si recapacitas, aprovéchalas y piensas que siempre tenemos a mano un sinfín de inmensos recursos, con la garantía de que nuestras “puertas” siempre las mantendremos abiertas, a la espera de nuevas esperanzas

Meditación: ¡Gracias por tan poco, pero “nada” sería muy triste!

lunes, 21 de enero de 2019

Compasión o lástima.


 Es cierto que cuando hablamos de compasión hacia nuestros semejantes, es posible que se nos venga a la mente eso de: “pobrecillo”, “me das pena” Nada más incierto; la compasión es un proceso que se compone de tres partes: afectiva, (siento lo que tú sientes), cognitiva, (te comprendo) y de motivación, (quiero ayudarte). La compasión es algo más que la empatía; es la capacidad de entender la conducta y los sentimientos de los demás. La empatía consiste en una reacción cognitiva, y se trata de entender intelectualmente el sufrimiento del otro.
            Aunque reconozco que suele utilizarse muy habitualmente hacia un sentido de lástima, siempre considerando un matiz de inferioridad hacia el que sufre; el significado es muy distinto: se trata de un sentimiento entre iguales. Tendríamos que considerarlo como un estado emocional a la contemplación del sufrimiento de nuestros semejantes, el cual puede contemplarse como un motivo activo, capaz de orientarnos en la vida.
            Nuestra conciencia, cuantas veces nos permite percibir el sufrimiento ajeno, acercarnos a él y aceptarlo con sentimiento propio. Existen momentos que participamos de las virtudes y de las debilidades de cualquier ser humano, el cual nos pone en antecedente de un sufrimiento “compartido” considerando una cierta participación que tenemos hacia él, que es el mismo que cualquier otra persona tendría en nuestro caso. Es como un “afecto” que sentimos hacia nosotros mismos, el cual no lo deberíamos considerar como egoísmo, ya que nos permite tratar con el mismo afecto o cariño como podríamos tratar a cualquier persona que la consideremos querida.
Tener compasión y sentir lástima no es lo mismo, como anteriormente decía, Muchas veces contemplamos la desgracia como algo sin remedio y sentimos escalofrío al pensar “¡qué sería de nosotros en esa situación!”, pero no hacemos nada por cambiarla. En este caso, debemos sentir compasión por nosotros mismos. En estos casos es cuando debemos poseer una buena dosis de sensibilidad, la cual está considerada de percibir no sólo ese sufrimiento ajeno, sino de compartir dicho sufrimiento desde su origen. A veces experimentamos esto, de forma inadecuada, incluso cruel, puesto que utilizamos su fin de forma que nos alejamos del principio de empatía y lo manipulamos de forma que puede llegar al caso de torturar.
Con el valor de la compasión reafirmamos y perfeccionamos otros valores como la generosidad y el servicio hacia los demás, puesto que al mismo tiempo ponemos a disposición de ellos, nuestro tiempo y nuestros recursos. Siempre esa compasión de que hablaba al principio, es sencillamente darnos a nosotros mismo la satisfacción del consuelo y la serenidad de compartir de forma natural lo que realmente desearíamos que hicieran con nosotros en esa misma circunstancia.
Para practicar la compasión debemos intentar ser comprensivos con los demás, todos nos equivocamos alguna vez. Piensa en alguna ocasión en que te hayas equivocado y recuerda si alguien fue compasivo contigo, “quizás te hizo ver tu error, pero no te juzgó” No olvides que: “Nada se acaba, lo que siempre se recuerda”

Meditación: La compasión nos mueve a ayudar a los demás, la lástima a entristecernos.

miércoles, 16 de enero de 2019

Sanar nuestras "heridas"

       En ocasiones, las “heridas” conducen a quien desea manipular con   nuestras   creencias   a  su  antojo  y  a desatender   lo   que   realmente   nos   incumbe.    Las situaciones   límites   son   una  gran oportunidad  para nuestro  crecimiento interior. Siempre debemos analizar las situaciones y ver cómo podríamos  hacerlo mejor la próxima vez. Por supuesto buscando las situaciones que nos han apoyado en el comportamiento equivocado y de esa manera dejarlo marchar.
            Cuando tomo conciencia de que me estoy reprendiendo por algo, puedo detener esa castigadora forma de pensar. Interiormente me digo que cuando cualquier persona está debidamente informada y debidamente entrenada para afrontar una enfermedad y sus consecuencias emocionales, su capacidad de resistencia marca las diferencias en cualquier tratamiento al que se someta.
            Cada día suele ser como una experiencia de aprendizaje, y por medio de nosotros errores podemos aprender hacer las cosas de otra manera la próxima vez. A esto le podemos llamar “prescribir un tratamiento del alma”. Son únicamente nuestros pensamientos los que nos causan dolor. Nada externo a nuestra mente puede herirnos o hacernos daño en modo alguno. Hoy existen causas más allá de nosotros mismos, que pueden abatirnos y oprimirnos.
            Nada, excepto a nosotros mismos nos puede afectar. No hay nada en el mundo capaz de hacernos enfermar, entristecernos o debilitarnos. Eres tú el que tienes el poder de dominar las cosas que vas reconociendo simplemente lo que eres.
            Afortunadamente todos contamos con un grandioso potencial para sanar nuestras heridas de cuerpo y alma. Por eso resulta imprescindible trabajar y modificar actitudes, creencias, hábitos, estados emocionales y formas de vincularnos a fin de optimizar una respuesta auto sanadora.
            No existen fórmulas que garanticen el éxito en la vida, pero si de una cosa estoy seguro y es que todo fluye o se estanca de acuerdo a las formas en que tomemos los acontecimientos, y estos los decides tú. Siempre, existirán heridas, pero lo importante de las mismas, es encontrar la medicina que te cure de la monotonía o de la propia desvalorización. De vez en cuando, parece que nos hace falta un mal para llegar a un mejor destino. Es posible que hagan falta las incomprensiones de un amigo sentimental, para que nos demos cuenta que nos hieren, comprobando que a pesar del dolor la amistad es tan fuerte que podemos sobrevivir a los malentendidos y fortalecernos después de lo pasado.
            Para avanzar es necesario dejar atrás el camino que ya hemos recorrido. Si intentamos avanzar mirando hacia atrás, al final tropezaremos irremediablemente. Necesitamos no volver la vista atrás y mirar hacia adelante para seguir en el camino que conforma nuestra propia vida. Para ello debemos sanar las heridas emocionales que suframos. Así, cada día es una experiencia nueva y por medio de nuestros errores, podremos aprender a realizar las cosas de otra manera la próxima vez.

Meditación: El amor que niegas, es el dolor que llevas dentro.

viernes, 11 de enero de 2019

¿Por qué no intentas cambiar?

Es posible que me digas: “cambiar yo, porqué” Jamás se me ha pasado por la mente que mi forma de actuar sea motivo de ningún tipo de reproche, y considero que mi actitud siempre fue la correcta. Sí, pero eso sólo lo piensas tú. ¿Y si pensaras en referencia a otra persona, como pueda ser un compañero de trabajo, un amigo, etc. ¿sería igual tu forma de comportarte? Deberíamos ser conscientes que las emociones no son para todos iguales y cuantas veces ese comportamiento que tú consideras correcto, rompe los esquemas de cualquiera otra persona haciéndoles un daño irreparable.
            Todos estos problemas se presentan cuando las emociones aplastan a los que te rodean, sin pensar en visualizar que esa actitud a la cual consideras justa y perfecta, destrozan aquellos sentimientos que otra persona puedan ser muy diferente a ti.
            Normalmente hablo de sentimientos, porque son los que expresan nuestro auténtico ser y afortunadamente no son para todos iguales. Deberíamos poseer una cierta habilidad para reconocer a cada uno de nuestros semejantes y actuar de la forma que cada uno merezca. Eso es lo que realmente no hace inteligentes.
            Comprendo que no es cuestión de discutir qué tipo de opinión es la correcta,  acerca de las formas personales de cada uno, pero sí meditar si antes determinadas personas obramos en consecuencias y sobre todo, si nuestro comportamiento debería ser el correcto y modificar algunos cambios. Ante este tipo de postura es realmente difícil optar hacia cualquier tipo de cambio, puesto que en nuestro interior opera una especie de actitud, de carácter perceptivo que difícilmente nos hará recapacitar para intentar cambiar.
Es muy cierto que estamos ante una tarea complicada; pero posible. Ante esto debemos tener en cuenta que muchos de nuestros comportamientos habituales y manera de reaccionar lo son debido a que venimos repitiendo durante mucho tiempo esa manera de reaccionar, frente a diversas situaciones. Aunque si lo piensas con detenimiento, seguro que diría; no es justo mi comportamiento. No se merece mi actitud. A menudo existen personas que por el sólo acto de “leerlas” ya nos atraen o experimentan una "química" la cual no estamos acostumbrados. Aunque al mismo tiempo no somos capaces de reconocerlo.  Por eso aprovechemos lo que si está bien hacer, no te preocupes; eso no te desvaloriza, sino todo lo contrario, si lo has pensado; ¡inténtalos! Te sentirás bien y al mismo tiempo te harás un bien a ti mismo. Todo ello, son oportunidades que la vida nos presenta, y jamás deberíamos dejarlas pasar, puesto que a la larga no te arrepentirás.
Piensas que esa “historia” la has fabricado tú, por tanto, tú eres la única persona que debes recapacitar; no la trunque, te sentirás decepcionado y a la larga sólo lograrás un sentimiento de culpa que nunca podrás evitar, por mucho tiempo que pase. Lo más hermoso que a un ser puede darle es, compartir una auténtica amistad, pero también es justo reconocer que es realmente triste, que sin saber por qué, a un determinado tiempo se la arrebates, sin motivo que lo justifique y sin que jamás puedas tener la esperanza de saber qué causas existieron para que se la arrebatara.  Esa es la mayor actitud para intentar cambiar y responsabilizarte de que todo fue obra tuya, prueba evidente de que las personas no se encuentran por casualidad.

Meditación: El cambio es ley de vida. Cualquiera que sólo mire al pasado, se perderá el futuro.

domingo, 6 de enero de 2019

Confundidos con el amor.

¿Te han dicho alguna vez: te quiero? Es posible ¿verdad?, Y yo me pregunto: Eso que quiere decir: un cuento, un mito, un quedar bien de forma romántica. Es posible que no sepas contestar. La verdad es que te lo tomes como un “arte” y como tal, algunos lo interpretan a su manera; es decir a su forma de ver las cosas. Existen situaciones en que no deberíamos tomarle demasiado interés, es un asunto demasiado serio para tomarlo de forma trivial.
            En ocasiones nos sentimos atrapados en el mito del “amor romántico” y nos vemos acogidos en contradicciones que no se ajustan al verdadero sentido de la palabra amor. Si lo vemos como “arte” no deberíamos preocuparnos por lo superficial de las personas, puesto que la condición de amar va más adentro de la persona a quien va dirigida. La vida es una tremenda consumidora de historias de amor, debido que para muchos el amor romántico lo convierten en una vía para liberarse del control y la vigilancia. Sólo con auto convencerse diciendo; “es que te amo”, ya nos liberamos de muchos malos entendidos y de esa manera superamos las innumerables contradicciones que el hecho acarrea. 
Para llegar a amar hay dos bases primordiales: el dominio de la teoría y el dominio de la práctica. ¡Cuántas historias nos llegan que idealizan las típicas parejas que se auto convencen o se prometen resolver situaciones realmente difíciles! Siempre con la intención de escapar de una realidad que no les gusta; aunque de momento se prometen y se aseguran una fuente de recursos, para alcanzar la felicidad eterna. Sin embargo, las promesas del amor son solo eso, promesas.
Hablaba anteriormente de las bases primordiales del amor; la teórica y la práctica, de ahí esa frase tan elocuente que a veces pronunciamos: “el amor duele” y muchos diréis ¿por qué? Verás: el amor tal como su término es utilizado habitualmente, no es amor; es deseo, Y el deseo por regla general, siempre hace daño, puesto que desear a alguien, es como obtener a una persona, solo por el placer de hacerla tuya. En ese caso la tratamos como un objeto y eso supone literalmente ofender. Es sencillamente un insulto. Si lo piensas bien; si te diriges a otra persona solo por el capricho de poseerla, eso es llanamente “deseo” A eso le sigue lo siguiente: ¿durante cuánto tiempo podrás fingir que ese “te quiero” o ese “amor” lo podrás mantener? La “cosa” se complica, ¿no es verdad? Nadie quiere ser utilizado, es lo peor que podemos hacerle a alguien, puesto que nadie desea ser un objeto, para prestarse a un juego con la intención de que otro alcance su fin.
Aprender a amar no es nada fácil, es una tarea pendiente para muchas personas, y a veces muchos jamás llegan a conseguirlo, por mucho que se empeñen. Puesto que, histórica y culturalmente se nos han inculcado una serie de valores distorsionados, fundamentados en forma de romanticismo que se caracterizan por grandes dosis de adicción. Sin embargo, la dependencia, la permanente obsesión con que insistimos, deseamos ver que es pura realidad, pero desgraciadamente solo nos refleja que esas palabras, no son nada saludables y mucho menos duraderas.

Meditación: Nunca podrás olvidar a la persona que un día le dijiste “te quiero”, sólo podrás aprender a vivir sin él. (Amar es un placer que muchos desconocen)