Podría empezar
así: ¿Por qué nos gustan los besos? Los labios humanos contienen una capa muy
delgada de piel y son una de las partes del cuerpo más densamente pobladas con
neuronas sensoriales. Sé que muchos me tacharían de cursilería, pero es cierto
que saber besar, aunque no lo creáis, es realmente difícil. Es una de las cosas
más importante entre una pareja. En verdad, tiene “su proceso” ¡Cuántos
momentos se han destruidos, por el simple hecho de no saber besar! Es posible
que lo tomen como una estupidez, pero se ha desarrollado una ciencia que se
dedica solo y exclusivamente a saber besar y es llamada Filematología.
En realidad el
beso es un gesto simple y sencillo, pero debemos reconocer que muy poderoso al
mismo tiempo. En el preciso instante que lo realizamos, no hay acto más
importante que su perfecta consumación, llevada de la manera que representan
las “pequeñas cosas”. Aunque aparentemente carezca de importancia, los besos
dejan huellas, siempre que se den con sinceridad, pero sobretodo con alta dosis
de pasión.
Si pudiéramos
ceñirnos por supuesto, de forma hipotética a los labios que ilustran, este
pequeño artículo, veréis que no están pintados, son sencillos, están relajados.
Quizás dormidos. Por su piel no parecen jóvenes. Pues, si sólo se acercasen
otros labios, aunque si se tocaran a través de un simple roce, provocaría una
reacción por medio de una revuelta hormonal que alteraría el estado de
tranquilidad que aparentan. Aunque nos parezca mentira los labios están
compuestos por numerosos nervios sensitivos muy activos que informan de la
llegada de un gesto de cariño. El simple hecho de dar un beso representa una
conducta misteriosa cargada de simbología, mediante la cual expresamos muchas
cosas, como, por ejemplo, respeto, amor, afectividad, sentimiento, etc. En las parejas y en las personas que se
tienen mutuo afecto, todo ello, cumple un papel extremadamente significativo.
Cuando es sincero, el beso tiene un valor comunicativo de gran intensidad.
Y hablando de
sinceridad, nos podíamos preguntar refiriéndome de forma hipotética, a esos mismos labios que ilustra este artículo lo
siguiente: ¿cuántos besos habrán efectuados? Es posible que muchos; pero eso, ¿qué
importancia puede tener? Lo verdaderamente importante es: ¿cuántos habrán
prometido, y nunca llegaron a realizarse? Cientos, miles, millones, o quizás
más. Hoy es muy frecuente terminar cualquier escrito o mensaje diciendo: besos,
miles de besos, etc.
Aunque nos
parezca raro, inverosímil o como queráis llamarlo, actualmente existen
tantas formas de besar, como formas de amar. Sí, sé que os parecerá raro, pero todo es debido a que el beso es el modo de
expresar sin palabras los más profundos sentimientos o los más exigentes
deseos. Aunque nadie sabe cómo ni por qué las personas comenzaron a besarse, es
cierto que a muchas les pueden afectar profundamente, pues como decía
anteriormente un beso siempre deja “huella” en nuestro estado emocional con
respecto a la otra persona, sobre todo si deseamos besarla.
Si preguntáramos
si sabemos besar, todos diríamos que sí; sin ninguna duda, pero desearía
hacerles saber que el beso no es solo la unión de los labios a través de la
boca. El beso comienza dentro de nuestro ser, el cual se transmite a través de
nuestro cuerpo, culminando con la unión de nuestro labios, llegando a un
éxtasis durante el tiempo que sea necesarios. Por eso desearía recomendar que
besar con los ojos abiertos, no es besar.
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