miércoles, 29 de junio de 2016

Pero: ¿existen las casualidades?

            Francamente no lo sé. Pero cuántas veces decimos: ¡Mira, vaya que casualidad! o ¡Jamás pensé que esto pudiera sucederme! A veces creemos que no tenemos opciones a determinadas cosas, pero si lo pensamos detenidamente, también se nos puede pasar por nuestra mente: ¿y por qué no podía sucederme una cosa así? En fin, todos son conjeturas y al mismo tiempo, formas de ver lo que la vida nos puede presentar, sin que nosotros mismos seamos capaces de intuir lo que el futuro nos depara.
           De hecho nadie es capaz de definir de forma directa qué es la casualidad. Sólo deciros que ésta se presenta cuando no somos capaces de explicar lo que en ese momento se nos presenta. Pensemos siempre que si las oportunidades se nos presentan: ¿por qué no puede existir una casualidad que haga que esas oportunidades se cumplan? Siempre recurrimos a esa forma “casual” a la que atribuimos todo aquello que no sabemos darle una respuesta razonable.
            La casualidad entra en juego cuando las cosas que son importantes para nosotros pero en cierto modo representan algo de forma fortuita, por puro azar. "Importantes" Quiere decir en este contexto; que nos suelen acarrear beneficios o perjuicios. A veces, necesitamos del transcurso del tiempo para saber con certeza si un beneficio es tal. Por ejemplo, no se puede pronosticar el éxito o el fracaso a la simple casualidad de que todo se cumpla tal como hubiésemos pensado que sucediera.
            Es posible que un determinado día, y en cualquier momento, sin que nada esperemos, y a través de un tiempo de no saber nada de esa persona, podamos recibir un “señal” suya. ¿A qué podíamos atribuírselo? ¿A la casualidad? o quizás a que “aquello” estuviera premeditado de ante manos. Nunca lo sabremos. Al utilizar la palabra casualidad, deberíamos tomarla como una señal que probablemente debería estar encubriendo una necesidad de sincronía personal.
             La casualidad, es una de las cuestiones que por muchas noches ha desvelado al ser humano; sin llegar aún a una determinación científica de carácter universal. Esta problemática es la causa de intentar analizar el proyecto por el cual en infinidad de ocasiones tratamos de dar respuesta a esta pregunta: ¿Existe realmente la casualidad? En realidad dicho efecto casual no altera la ley de causa y efecto. Lo verdaderamente cierto es que a menudo nos suceden cosas que sólo son fruto de la casualidad, a pesar de que en lo más profundo de nuestro ser sabemos que la casualidades no existen.
             Lo realmente cierto es que toda existencia tiene un sentido, y ese sentido sólo está en nuestro interior, en las preguntas que diariamente les hacemos a la vida, preguntas que a la larga nos hacen tomar decisiones, adjudicándoselas a una simple casualidad. Pues siempre en algún momento de nuestra vida nos hacemos la pregunta ¿habrá sido casualidad o destino? Es esos momentos es cuando nos planteamos el sentido de su verdadero efecto, siempre guiado a causa de nuestros pensamientos, nuestra conciencia, etc., siempre es utilizada como herramienta de nuestra imaginación.
             Cuántas veces he pensado: ¿por qué la casualidad me ha llevado a conducirme a determinada situación? Es curioso, que por esa “casualidad” o como queramos llamarle, hizo que así fuera. Siempre he pensado que el azar y las casualidades no existen, pero reflexionando profundamente “sus efectos sí que existen”

 Meditación: Nada sucede por casualidad, en el fondo las cosas tienen un plan secreto, aunque nosotros no lo entendamos.

 

sábado, 25 de junio de 2016

Estar de buen ánimo.

             Por mucho que queramos es difícil mantener el buen estado de ánimo todo los días. No es que seamos personas antipáticas o malhumoradas, pero  para que las cosas ocurran de forma aceptable, es necesario convencerse de que todo no está bajo nuestro control. Cuántas veces las palabras son tan sencillas de pronunciar y tan difíciles de cumplir. Son situaciones que se nos escapan a nuestro control y los que sucede es que se nos presentan días que son imposible mantener un buen estado de ánimo. Así nos decimos: ¿cómo es posible que podamos mantener un buen estado de ánimo, si no hay formas de cumplir con los objetivos deseados?
             Tenemos que convencernos que hoy en día todo lo que nos ocurre no es responsabilidad nuestra, no olvidemos que existen elementos que aunque no queramos es imposible poder controlarlos. Deberíamos empezar por entender que todos tenemos la opción de tener un mal día. Aceptando “esta” actitud permanente para todos, y  sin quererlo, nos transformamos más persuasivos al estar nuestro ánimo en estado de “tirantez” De esta manera nuestra capacidad crece dejando de generar empatía, haciendo imposible que surjan esa fuerte capacidad para convencer a las personas, y acepten nuestros puntos de vista.
           Es como decir que son más rigurosos nuestros juicios. Según distintas formas de pensar, nuestro estado de ánimo, puede estar vinculado a determinadas intenciones o deseos de cualquier persona en particular. Por eso solemos decir a menudo: “No tuve ánimo de ofenderte, así que deseo pedirte disculpas puesto que creo que dicha acción pudo causarte ofensa” Aunque no lo creamos son cosas que nos pasan y a veces en determinados casos influyen de forma positiva en nuestro estado de ánimo.
            Es fácil reconocer que todos no somos iguales, y que cada uno tiene un límite, ya sea por paciencia, perseverancia, reflexión, respeto, o como le queramos llamar, pero llega un momento que todo aquello se derrumba, y aparece el agotamiento, el mal carácter, siendo quizás un mal entendido el que acaba con nuestro estado de ánimo. Y es cuando nos preguntamos. Esta forma de ser, ¿De qué depende? No nos molestemos en darle muchas vueltas, el desencadenante puede atribuirse a cualquier circunstancia, puesto que, como decía anteriormente, todos no somos iguales, y a veces lo más mínimo en nuestra vida puede llevarnos a un cambio de nuestro estado de ánimo.
            Aunque nos parezca una utopía, la felicidad está siempre presente en nuestra vida, lo que pasa es que nos “entretenemos” con banalidades y no tratamos de bucear en nuestros sentimientos. Solo ellos nos harán ver si podemos superar ese mal humor que continuamente mantenemos. En los tiempos que corren, vivir con armonía no es fácil, pero es imprescindible para gozar de buena salud física y mental. Muchas veces en el afán de atender los compromisos y sobre todo querer quedar bien con el mundo exterior, nos descuidamos de nuestro mundo interior, haciendo que cada vez se nos haga más perenne nuestro estado de ánimo.
            Pensemos que poco podemos hacer “tragándonos” las angustias y los malos modos de los demás. Si somos capaces de transformarlas y convertirlas en situaciones positivas, habremos conseguido las energías suficientes para modificar nuestro buen estado de ánimo.

 Meditación: Mi buen estado de ánimo me hace que no pierda la esperanza… Los milagros ocurren todos los días.

martes, 21 de junio de 2016

Las lágrimas.

             Nunca pensemos que las lágrimas sean un símbolo de incapacidad, ni de tristeza. Dios las puso en el ser humano sin pensar ni en hombre ni en mujer. Siempre  he manifestado que las lágrimas no lloradas duelen profundamente, por tanto dejémoslas que fluyan; ellas ablandarán nuestro corazón. El acto de llorar es universal no tienen idiomas ni razas, todos deberíamos llorar, no nos empeñemos en callar nuestro corazón. Nuestras lágrimas son las palabras de nuestros sentimientos. Siempre he pensado que llorar en un gran misterio para mí. Pero siempre cuando en momentos de soledad han corrido por mis mejillas algunas lágrimas me siento fortalecido. ¡No sé por qué!  Por eso, nunca intentemos almacenar lágrimas en nuestro corazón, puesto que acabarán llenándonos de desesperanza y de impotencia.
           Todos en mayor o menor grado hemos pasado alguna vez por la sensación de tener el “corazón roto”. Es sencillamente la experiencia de haber perdido algo importante que representaba en nuestra vida. ¿Cuántas veces nuestros ojos se llenan de lágrimas sólo al recordar aquella persona con la cual durante toda tu vida conviviste? Incluso se puede llegar a sentir que se nos parte el corazón con la pérdida de una amistad muy querida. Ante esto, existe ese dicho famoso que nos dice: “la vida está llena de encuentros fortuitos”, aunque nadie nos habla de aquellos desencuentros que a veces nos rompen el alma.
             Lo cierto es, que si por algunas circunstancias nos preguntan: ¿Tú has llorado? ¿Estás llorando?, seguro respondemos. ¡No, no! No lo neguemos. Llorar es una de las acciones que generalmente evitamos mostrar en público. Sin embargo derramar lágrimas a veces ayuda a liberar esos sentimientos que nos atenazan en nuestro interior y no encontramos forma alguna de liberarlos. En cierto modo aquellos que se atreven a mostrar su tristeza y lloran, suele mantener un mayor equilibrio emocional, ante aquel que se reprime y “se tragan sus lágrimas” como suele decirse. Siempre se ha dicho que las personas que no tienen miedo a llorar se sienten mucho más libres, puesto que son capaces de expresar sus propios sentimientos ante los convencionalismo sociales.
            No nos sintamos minimizados al contemplar que se nos escapa alguna lágrima al evocar algún recuerdo emotivo, puesto que es posible que a veces sea necesario para entender algunas emociones que no somos capaces de comprender. Por eso pensemos siempre que el llanto desahoga nuestros sentimientos y al mismo tiempo nos tranquiliza psicológicamente, llegando incluso ante nuestro subconsciente a entender “cosas” que no veíamos antes o que nos resistíamos a ver. No todas las personas pueden llorar profundamente, a éstas les cuesta tener contacto con lo que sienten. Así cuando controlamos demasiado nuestras emociones, decimos que tenemos el “corazón roto” de tristeza, amargura, desilusión, vacío, etc. Comprendamos que la vida no consiste en recordar aquello que vivimos con nostalgia, ni tampoco nos aferremos, pensando que todo lo bueno volverá a llegar, sólo es necesario que nuestras vidas en el momento actual, sepamos vivirla con auténtica pasión, aunque para ello sea necesario derramar alguna lágrima.

 Meditación: Las lágrimas derramadas siempre son amargas, pero más amargas son aquellas que no se derraman.

viernes, 17 de junio de 2016

¿El físico es importante?

            Qué duda cabe que el atractivo físico, siempre es una valía en nuestra vida. Lo consideramos como un poderoso argumento para muchas de las nuestras actividades que diariamente desarrollamos sobre todo desde la juventud, hasta la mediana edad. Si nuestra presencia es agradable, ya tenemos “algo ganado” y si lo acompañamos de alguna valía personal, puede que el éxito esté asegurado.  Pero no todo creamos que sólo consiste en “eso”, al mismo tiempo es necesario poseer una escala de valores, que hace que tú buena presencia física se vea acompañada de ese atractivo.
            Existe mucha diferencia entre el atractivo físico y la conducta personal. El físico es cuestión de “primera impresión” No deseo quitarle importancia a ese atractivo, pero cuando llegamos al trato personal, la cosa puede cambiar. Puede suceder que ese porte que a primera vista tanto nos influenció, quede algo en entredicho ante una conducta y un estilo de manifestarse en momentos determinados. Pensemos que el mundo no nos va a ser complacido sólo por nuestro atractivo, la vida es un continuo aprendizaje, donde debemos presentarnos no sólo con nuestro físico, sino apoyado en una serie de parámetros y condiciones que nos hagan mostrarnos a través de nuestra forma de ser, a fin de despertar emociones ante los demás.
              En algunas personas, esto es innato ante sus formas de ser, y sólo unos pocos afortunados tienen la dicha de manifestarse de una forma agradable, a veces por su presencia, su forma de expresarse y a veces sólo por su forma de hablar implican todo un conjunto de cualidades, llegando a establecer una forma de irremediable atracción, las cuales no son ni más ni menos, sistemas de cortesía que generan ante los demás situaciones  agradables, proporcionando ante sus semejantes un estado de atracción y confianza. Debemos presentarnos ante los demás, de una forma natural, y sin apenas darnos cuenta  nos mostramos con una percepción limpia de perjuicios, situándonos en todo momento acompañado de una actitud liberadora; por tanto, también “eso” es un atractivo físico, el cual siempre estará a nuestro favor, Algo aparentemente sencillo, pero no es tan fácil como parece, debiendo a que siempre debemos actuar de forma natural y nunca ante una actitud fingida.
              Muchos nos preguntamos: ¿Puede una persona con un físico importante, prestar atención? Pues sí, es muy posible. Cuando alguien se considera atractivo siempre asume  todo lo que le rodea, deseando que le presten atención, pero a veces esto no sucede,  y es cuando nos encontramos sumidos en una descalificación, al no recibir esa atención que deseamos ofrecer. A veces creemos que estamos causando estupor, ante nuestro atractivo físico, pero no despertamos esa admiración que creemos ante los demás, más bien lo contrario. Piensas que siempre debes ser apreciado no por tu atractivo físico, sino por tú condición personal, por tu forma de ser y sobre todo, manifestarte con una auténtica sencillez ante los demás, no perdiendo el tiempo en buscar segundas intenciones o significados en actitudes simuladas. Posiblemente, la manifestación y la forma más clara de un buen atractivo físico, es el más claro exponente de tu sencillez, y tú forma de ser, eso sólo lo encontrarás en tu propia condición personal ante los demás.

 Meditación: La gente se arregla todos los días el cabello, ¿por qué no el corazón?

lunes, 13 de junio de 2016

¡No te preocupes!

             Muchos dirán; qué demonio querrá decir con eso de ¡No te preocupes! Pues verás es muy sencillo. Quería citar algo sobre la timidez. Eso que a veces tanto nos preocupa, sobre todo, cuando por ejemplo tenemos una entrevista de trabajo, o intentamos hablar por primera vez con una persona. A muchos le surgen las temidas preguntas como: ¿Qué tal me portaré? ¿Qué pensará de mí? ¿Tendré buena aceptación? etc., etc. En fin, es tal el cúmulo de preguntas que se nos amontonan en la cabeza, las cuales hacen que la situación se haga tremendamente complicada.
              Nada mejor que mostrarse tal como uno es, mostrarse como si estuviese hablando con una persona a la cual siempre la hemos conocido, y convertir esa entrevista en una charla amistosa.  Sí, me dirás, que no es tan fácil; los nervios nos atenazan, y a veces terminamos diciendo lo que no deberíamos decir, haciendo que se destruya aquello a lo cual veníamos predispuestos.
              Pensemos siempre que la timidez sólo es un sentimiento de impotencia que se nos presenta en determinados momentos, ante una acción, delante de una persona. Es como un “miedo” al pensar que no voy a quedar bien, y que procede de una absoluta desconfianza de uno mismo. Siempre es aconsejable tener por costumbre entablar pequeñas conversaciones con personas conocidas, con las cuales te sientas cómodo, para ir pasando a encuentros con aquellas personas desconocidas para ti e incluso que puedan causarte un cierto respeto mantener una conversación con ellas. Practicando estos sencillos actos, harás que poco a poco nos vayamos sintiendo con mayor seguridad.
           La gran mayoría de las personas que padecen de este singular estado, creen que ellas son las únicas que tienen miedo ante esa nueva situación, para relacionarse con los demás No pienses nunca que tu caso de timidez está basado en el hecho de que tu mente queda “anclada” ante unos sentimientos que no consigues dominar. Piensas siempre que todo tiene solución, y por supuesto jamás intentes sentir compasión de ti.
           Recuerdas y ten presente siempre que el hombre tímido no es un hombre falto de inteligencia, su principal característica es la de poseer un profundo conocimiento de las cosas. La timidez tiene la sensación de estar continuamente “dando”. Si das un poco de amor, ese amor empezará a fluir por todas partes, teniendo presente  no esperar nada a cambio, como decía en un artículo ya pasado. La timidez esta atribuida a, el hecho de manifestar un continuo respeto ante los demás, así es el verdadero sentido de esta actitud, que caracteriza esencialmente a los tímidos.
           Así nos podíamos preguntar. ¿Qué pasaría si no gustásemos a los demás? ¿Es quizás tan importante? Seguro que no podemos gustar a todo el mundo. Por tanto, lo que debemos hacer es mostrarnos tal como somos aun a sabiendas de que es posible que no gustemos a los demás.
           Echar siempre una mirada atrás, a la vida pasada y tratar de hacer borrón y cuenta nueva. Intentar comprender y perdonar comportamientos de personas que se portaron mal con nosotros, olvidar los posibles fracasos que se hayan tenido, porque lo hecho, hecho está. ¡Hay que seguir adelante! El mundo no se acaba por ser tímido.  

 Meditación: La timidez es la desconfianza del amor propio, que deseando agradar teme no poderlo conseguir.

jueves, 9 de junio de 2016

Las decisiones del corazón.

              Nunca sabremos cuando el corazón nos manda, pero es bien cierto que muchos de nuestros actos, son originados por esas “sensaciones” que el corazón llama a nuestra conciencia y obramos según nos dicta, sin pensar si es lo más acertado. Solemos tomar muchas decisiones dictadas a veces por el corazón, imponiéndose a las pensadas con la cabeza. Es posible que no sean a veces las más acertadas, pero si es verdad que son más rápidas y en algunos casos más idóneas, si lo pensamos detenidamente.
              En determinados momentos el corazón influye ante la realidad y nos expone una respuesta que damos por medio de nuestras reacciones. A veces son difíciles de tomar y pueden llevarnos a situarnos ante un serio conflicto, pero en esos momentos creemos que es lo más acertado, no haciéndole caso al análisis premeditado. Nuestras vidas están llenas de momentos en las que es necesario tomar decisiones. Aunque nunca estaremos libres de que nos surja un conflicto, al cual debemos hacerle frente, ya que así nos lo dictó nuestro corazón, pero no por eso deberíamos arrepentirnos. No es una terea sencilla, y deberíamos vivirla con gratitud, desbordando ese afecto, que nos permita liberarnos de los llamados “miedos a equivocarnos”
            Todas esas decisiones nos podrán librar de grandes tensiones y dolores de cabeza a través de una búsqueda de “algo” que nuestro corazón nos dice, aunque no  acabemos de erradicar los sentimientos que la desconfianza nos pone por delante. Frecuentemente decimos y actuamos de esas bondades que el corazón nos dicta, bondades que a veces nos tranquilizan mejorando nuestro estrés y optimizando la capacidad que en esos momentos se nos presentan.
            Tomar estas decisiones no es una teoría acertada, pero al menos nos ayuda a seguir unos pasos que nuestra intuición nos dice. No olvidemos que la posibilidad de equivocarnos existe, pero debemos arriesgarnos a ser valientes a pesar de la incertidumbre que toda decisión conlleva. Desgraciadamente la vida es demasiado breve como para esperar que lleguen oportunidades, en realidad es como un tren que has de coger en marcha y atrevernos a subir, puesto que a veces nos arrepentimos de no haber hecho aquello que nos dictó el corazón.
            Casi siempre estamos acostumbrados a tomar decisiones basadas en la razón, y en datos ya preestablecidos, simplemente por la costumbre de tropezar con las malas decisiones que la vida nos presenta, pero cuántas veces damos gracias por haber tomado esas decisiones que el corazón nos dijo acertadamente en un momento puntual.
            Dicen que siempre debemos confiar en el instinto del corazón, puesto que él nunca se equivoca, aunque comprendo que no es tarea fácil y no siempre se puede llevar a la ligera, ya que nunca debemos ignorar que ni la razón ni en la experiencia, a veces pueda ser acertada.  Contemplando siempre todos los aspectos con los que a primera vista poseemos, seguro que seremos totalmente responsables de tomar decisiones, para que podamos asumir un resultado positivo basándonos en el instinto de nuestro corazón.

 Meditación: En cualquier momento de decisión lo mejor es hacer lo correcto, luego lo incorrecto, y lo peor es no hacer nada.

domingo, 5 de junio de 2016

Saber disfrutar.

            No me cabe duda que muchos al mencionar eso de: ¿sabes disfrutar? enseguida se les viene a la mente, aquello que se dice: "yo como hago lo que me la gana" Nada más erróneo; cuando hacemos lo que nos da la gana, es muy posible que esas acciones nos conduzcan a grandes perjuicios, debido a que no fueron pensadas con el debido detenimiento. Por eso cuando realizamos un tarea determinada  y a pesar de que nos costó trabajo culminarla,  es posible que hayamos disfrutado solo al ver que hemos conseguido aquello que tanto esfuerzo nos costó conseguirlo, viéndolo acabado. Así decimos: “sé que me costó un enorme esfuerzo, pero a pesar de todo, disfruté tanto, sólo el hecho de que todo aquel esfuerzo fue satisfecho al ver alcanzado mi propósito”
            Tampoco consiste en una permanente planificación de todos tus actos, haciendo todos los días lo mismo y diciendo las mismas palabras al terminar. Eso hará que el día que no puedas, te encontrarás como si no hubieras culminado satisfactoriamente tus propósitos. En estos casos la planificación nunca debe consistir en un compromiso premeditado de ante manos, ya que siempre debes contar con el futuro y ese siempre lo desconoce. Por tanto dejas que las “cosas” se presenten tal cual y una vez las conozcas, trata de resolverlas siempre con arreglo a tus posibilidades. Si “todo” viene bien, disfruta de ellas al máximo, pero si no, no te desanime. La vida es así.
            Cada uno tiene distintas formas de disfrutar. Muchos no podrán comprender que existan personas que puedan disfrutar durante un par de horas escuchando una Ópera o paseando durante el mismo tiempo por un bello jardín florido. La verdadera cuestión está sólo en tu interior y en la ilusión que le pongas a las cosas y cuando eso se consigue, puedes estar seguro que tus sentimientos están preparados para disfrutar de lo que te propongas. Siempre se ha dicho que para poder disfrutar debemos estar bien con nosotros mismos, es decir; estar conforme con tu forma de actuar, y en segundo lugar no tener problemas que te atosiguen
             Ya saber disfrutar de la vida, es dar un paso de gigante, “no es nada fácil” Cuantas veces la misma vida nos priva de aquello que pensamos que durante un tiempo al menos podemos disfrutar. Por eso siempre he dicho que “la vida es tremendamente cruel” Hoy pensamos: esto es bueno, y voy a gozar de ello. Pero cuando menos te lo esperas, una mala acción te pasa factura y destruye todos tus propósitos. Es como poder  mirar hacia atrás, y sumergirte en un mundo cargado de ilusiones y esperanzas pensando siempre que todas ellas te harán disfrutar durante tiempo, pero a veces eso no es así y ese futuro siempre desconocido hace que se destruya todo lo que pensamos,  llegando a la desesperanza y la más precaria de aquellas ilusiones
             Ten presente que si deseas disfrutar de la vida, debes aprender también a sufrir y sobre todo reconocer que ante todo debemos ser humildes. Eso no es nada nuevo, puesto que muchas veces nos mantenemos en la sinrazón, desechando y apartando a aquellas cosas o personas que por circunstancias impensables pasaron por tu vida, viendo de esa manera condicionada a no poder disfrutar de unas expectativas establecidas de forma que “así se nos pasa la vida”

      Meditación: Disfrutas de la vida, porque es el único regalo que sólo se no da una sola vez.

jueves, 2 de junio de 2016

Sentirse útil.

              Deberíamos tener el convencimiento de que por mucha edad que tengamos, siempre seremos útil para alguien. Siempre habrá alguna persona necesitada de esa ayuda que a pesar de tu edad la necesite. El sentirse útil es una necesidad fundamental del ser humano. El concepto que los demás tienen de nosotros nos afecta para lo bueno y para lo malo. Tú, yo y todos, queremos que nos necesiten.  Por medio de esa actitud, haremos sentir felices a los demás, ganaremos popularidad y, al mismo tiempo los demás siempre contarán contigo, hablando, escribiendo, o simplemente con tu propia presencia; actuando son sinceridad siempre encontrarás el modo de hacer sentir necesario a tu prójimo.
           Para eso hemos de tener seguridad en nosotros mismos. Si una persona posee una autoestima alta, siempre demostrará sus sentimientos con carácter positivos hacia sí mismo y hacia los demás. Una de las preguntas que normalmente nos hacemos es la siguiente: ¿qué puedo hacer para sentirme útil?
              Nunca nos debe importar la situación que vivamos como persona sola, como pareja, como familia, etc., es decir sólo con un sentido de responsabilidad en nuestro interior siempre pensemos que de alguna manera o de otra, seremos útil para alguien. En mi opinión, considero que una persona no se siente plenamente útil solo trabajando en su profesión, ni tampoco ayudando a los demás. Es necesario que los demás encuentren en nosotros un sentido de reconocimiento que al mismo tiempo les sirva como ayuda.
              Cuando por situaciones personales nos percatamos de que ya nadie nos necesita, perdemos las ganas de vivir. Nuestra vida se va apagando poco a poco, y está demostrado que en esta situación, baja nuestras defensas y enfermamos más fácilmente.
                La edad adulta es la mejor actitud para ir esculpiendo cada día, poco a poco, la mejora de nuestra personalidad. Para ello es necesario gozar de una autoestima en buen estado. Si una persona no confía suficientemente en sí misma, repitiendo: “soy apto para todo”, “soy genial” o “soy extremadamente hábil” puede generar una gran personalidad con su auto imagen y disfrutar de un alto grado de superación.
                Las personas mayores no tienen por qué estar sentadas mientras el resto de la familia limpia la casa, trabaja, estudia o hace recados. Para que las personas en la tercera edad se sientan bien es importante que realicen todas las actividades que les encanta: pintar, bailar, hacer la compra o cuidar a los nietos. Una de las cosas más importante para estar en forma es simplemente escribir. Muchos me dirán “es que yo no sé escribir” No se trata de narrar una novela, solamente con plasmar diariamente todo lo que durante el día se ha realizado, es suficiente. Todo eso hará que nuestra mente se mantenga en un estado de agilidad mental.
               En este aspecto mantenemos todo lo relacionado al sentirnos auto realizado, en nuestro desarrollo personal. Si perseveramos y no nos rendimos frente a las dificultades, puede que con el tiempo, consigamos ser lo que en verdad nos gustaría ser.
 
Meditación: El problema de nuestra época es que la gente no quiere ser útil, sino importante.