sábado, 31 de agosto de 2013

El arte de escuchar.

           Saber hablar es un arte que implica a su vez, saber escuchar, Saber articular palabras y estar atento a la que el interlocutor pronuncia, es un ejercicio que exige esfuerzo, sensibilidad y sabiduría.
            Escuchar es oír con atención, curiosidad e interés lo que la otra persona está diciendo, sin hablar de uno mismo ni preparar una determinada respuesta. Únicamente cuando uno es capaz de escuchar al otro, abriendo la “puerta” para que el interlocutor pueda comunicarse con él. Precisamente esta interlocución compuesta de una escucha respetuosa y de un habla adecuada, es la esencia del diálogo.
            Así decimos que el justo equilibrio entre saber escuchar y saber hablar, produce el milagro del diálogo. Considerando al diálogo como un milagro de armonía, de respeto y de sinceridad que posibilita la convivencia pacífica.
            Saber escuchar es el ingrediente clave de la comunicación afectiva. Escuchando logramos mejorar la comunicación, incrementar el nivel de comprensión y conocimiento, acrecentar la productividad y sobre todo desarrollar las habilidades de liderazgo.
            En toda relación existen diferencias, pero cuando no existe comunicación, se acaba teniendo un abultado estado de malestar. A algunas personas les cuesta afrontar los conflictos, mostrar sus desacuerdos y expresar que algo les molesta. Otra cuestión importante es centrare primero en las emociones de una persona y luego en las de la otra. Es entonces cuando se puede escuchar una a una realmente. En esos momentos somos capaces de estar centrados en lo que cada uno tenía que decir, para luego expresar en primera persona lo que les estabas ocurriendo sin juzgar ni criticar.
            Cuando tenemos problemas de comunicación con los demás es más fácil echarle la culpa a la otra persona, y esa actitud realmente no nos ayuda a que la comunicación sea mejor, puesto que en una comunicación debemos hablar, pero sobre todo hay que escuchar.
            Entre las razones principales por las que la mayoría no escuchamos con atención, están éstos distintos conceptos: temor a ser influidos por ellos, pensar que somos los poseedores de la verdad, que el otro está equivocado y sentir que cuando uno habla puede ejercer más influencia que cuando escucha.
            Los conflictos nos dan la oportunidad de conocernos mejor, y cuando los resolvemos, evitamos que ese malestar de fondo que suele distanciar se acumule. Por tanto saber escuchar y sentirse escuchado por la otra persona es una experiencia que nos facilita la apertura, la creencia y la resolución de las diferencias y los desacuerdos.
            Desarrollar esta habilidad requiere, más que ninguna otra, de una gran voluntad y disposición hacia el cambio de enfoques, conductas y formas de ver las cosas. Es algo que debe producirse desde “dentro” de nosotros mismos. Por esa razón, debemos utilizar un pensamiento muy reflexivo sobre todo en el tema del control de nuestras emociones.

Meditación: Nunca es tiempo perdido el que se emplea en escuchar con humildad cosas que no se entienden.

La máquina de escribir - L. Anderson.


Meditación: Entre dos que hablan, el que escucha aprende.

jueves, 29 de agosto de 2013

Las marcas de la vida.

            Me pregunto: ¿merece la pena vivir una vida triste? Una vida dónde todo sale mal, dónde no tenemos ilusión por seguir, dónde no tenemos esperanza. Lo bueno es que la mayoría de las vidas tristes tienen solución. No siempre dejan marcas en el cuerpo, aunque labran arañazos en nuestro corazón y dejan surcos en el alma.
            Esa tristeza es parte de la vida y, no la podemos evitar, pero podemos manejarla para disminuirla o quizás eliminarla. Es la respuesta natural ante las situaciones dolorosas, que todos vivimos.
            Pensar en los buenos recuerdos, si los hemos vivido más de una vez, pueden definitivamente tenerlos de nuevo. Eso es lo hermoso de los recuerdos. Solo porque las cosas parecen ser malas hoy, no significa que mañana serán iguales.
            Sin esos arañazos, la vida no sabe a nada. Ellos vienen solo, sin que nadie los llame. Si, es cierto que nosotros no lo buscamos, pero los avatares en el que vivimos y nuestra fragilidad hacen que aparezcan casi cotidianamente.
            El dolor dura el tiempo que tú quieres que dure, no importa las circunstancias en las que nos encontremos; nunca se nos puede quitar la libertad, la libertad de amar es lo que da sentido a nuestra vida, con sus complementos, y en si la felicidad.
            A veces no son los demás los que deslizan sus uñas sobre nosotros, somos nosotros mismos los que nos infringimos esos arañazos a través de nuestros recuerdos, los cuales nos dejan unas huellas cargada de un contenido sentimental.
            Por eso debemos poner esos sentimientos en perspectiva y entender la razón por la cual estamos dolidos. Cuando nos sentimos tristes, llegamos a pensar que la vida es cruel o injusta, así que es fácil entender por qué, en esos momentos, la felicidad nos parece la mejor meta de la vida o el estado “natural” por alcanzarla. Sin embargo, pasaríamos por alto una importante verdad sobre nuestras experiencias. Los momentos de dicha y alegría más profunda de bienestar que a veces nos envuelven, sólo tienen sentido porque representan un contraste con nuestras decepciones, sufrimientos y tristezas, e incluso con esos momentos en que nos sentimos atrapados por esos arañazos que la vida continuamente nos presenta.
            Al tener presente nuestros sentimientos, nos preguntamos: ¿La razón por la cual estamos realmente molesto, es realmente tan importante como pensamos? ¿Tanto me afectó? Si con sinceridad nos respondemos, comprenderíamos que todos tenemos la capacidad de ser feliz, aunque la mayoría de las veces no parezca ser así. Si destapamos nuestra felicidad interior veremos que tiene que ver en parte con nuestro cuerpo y en parte con nuestra mente. Pues combinando estas dos teorías, nos podríamos encontrar con que el mundo es más maravilloso e indulgente visto desde ese ángulo.
            Querer curarse es recabar en el fondo de aquellas palabras amigas, las cuales fueron compartidas con plena confianza. Pues pensándolo bien casi desearíamos más esos arañazos de la vida, que el duro e insensible sabor del silencio.

Meditación: ¡Qué pequeñas son tus manos en relación con todo lo que la vida ha querido darte!

martes, 27 de agosto de 2013

La seducción III.

               Son muchos los factores que influyen en el arte de seducir, como por ejemplo, la mirada; ¿A quién no le encanta gustar? Pues como decía la mirada es uno de los factores más influyente en la seducción. Saber mirar: ¡qué importante es mirar! Y en lo que toca a la boca, prescindiendo a la configuración física. ¿Quién no disfruta del placer de atraer a otro? La sonrisa tiene una potencialidad insinuadora y expresiva inapreciable.            Todo esto nos gusta a casi todos, porque esa corriente de atracción, aparentemente simple, no sólo es divertida en sí misma, sino que conlleva un valor añadido doble: primero, porque uno se siente más fuerte, algo en su interior  le dice que tiene mucho ganado a la hora de seguir un objetivo, y segundo porque nos sentimos valioso. El atractivo de la sonrisa cuando es enigmática tiene una manifestación en el campo del arte de la seducción.
            Pero el gustar a los demás puede ser el efecto involuntario de un don natural o el resultado de una estrategia intencionada. Unos dientes bien cuidados constituyen un instrumento esencial para configurar una sonrisa atractiva y seductora. Aunque no lo parezca, la voz es también un componente físico de vital importancia para completar el encanto de una persona, se da el caso de personas agraciadas físicamente pueden ver arruinado su atractivo por una voz desagradable.
            La conducta del seductor tiene su “ciencia”. Trabaja con tesón para obtener el halago supremo, pero cuando lo consigue prefiere no prolongar demasiado la conquista, ante el riesgo de exhibir su verdadero ser.
            Existen muchas teorías que en las manos está toda la vida de las personas. Las célebre “manos de pianista” suelen ser hermosas. Pero a veces unas manos endurecidas por el trabajo y ennoblecidas por la edad de un anciano, son a veces capaz de despertar una tierna atracción. Todo es cuestión de saberlas utilizar, de hacerlas “hablar” dotándolas de un sentimiento personal.
            Indudablemente el elemento físico juega un papel importantísimo en la seducción, como por ejemplo el olor, porque aunque no se ve, se siente y en las distancias cortas puede ser decisivo.
            No debemos dejar ni de prestarle atención a la vestimenta; ésta constituye todo un discurso sin palabras que habla de nosotros más allá de las pretensiones mostrativas del interesado. La ropa nos encasilla o nos distingue, nos personaliza o nos manifiesta, nos hace vulgares o nos da prestancia y elegancia. La vestimenta aunque nos parezca mentira, es el signo más directo e inmediato de nuestro buen gusto o mal gusto.
            Los seductores, a pesar de todo lo mencionado, no son fraudulentos, ni claramente mentirosos, como hay otros; ellos son, simplemente, unos inventores de sí mismos, con un halo delatador y en muchos casos, y más en esta sociedad de apariencias, las vivencias más comunes son las de la importancia de despertar el interés de las personas de nuestro entorno.

Meditación; Seducimos valiéndonos de mentir y pretendemos ser amados por nosotros mismos.

sábado, 24 de agosto de 2013

¿Nos creemos inteligentes?

            Si nos preguntaran ¿es usted inteligente?, algunos contestarían un rotundo sí, otros un humilde no, y la mayoría diríamos: “Depende de para qué” En efecto, cada uno sabe para lo que vale y para lo que no; quizás se te den bien las matemáticas y regular los idiomas, o es Ud. Un buen organizador pero un mal padre.
            La inteligencia es una capacidad compleja, tan difícil como fácil de demostrar. O sea que podemos decir: ¿es que acaso tenemos varias inteligencias? Según mi modesto entender, la inteligencia es una teoría, para interpretar una realidad, pero no es una realidad. Porque en realidad no hay varias inteligencias, sino conductas inteligentes, siendo muchos los modelos a responder con determinadas inteligencias en la vida y muchas las situaciones vitales que requieren habilidades bien diferentes.
            La inteligencia no es solo lo que se mide en los “test de inteligencia”. Nuestra inteligencia personal, es nuestra conciencia. Entender lo que hacemos nosotros mismos y valorar nuestras propias acciones
            Los resultados de la medida de las múltiples inteligencias de una persona nos pueden servir para nuestra orientación profesional, pues podría saber cuáles serían las actividades dónde se desenvolvería mejor, o qué inteligencia debería de desarrollar. Y digo yo, ¿la inteligencia de una persona se puede desarrollar? Muchos dicen que no, que una persona nace con una determinada inteligencia, incluso podemos  decir que es hereditaria
            En cambio, otros piensan que la inteligencia se desarrolla durante el nacimiento y muerte de la vida de un ser vivo. Aún así está demostrado que muchos niños aprenden más rápido que otros, aunque pienso que la adquisición de conocimientos y técnicas no es cuestión de inteligencia (aunque esté relacionado).
            Aún así está comprobado que definir la inteligencia es muy complicado, pues existen muchas teorías y muchos puntos de vistas en los que creer, algunos muy dispares.
            En definitiva la inteligencia es la capacidad de comprender a otros y de establecer buenas relaciones, para entenderse a uno mismo, y saber que habilidades se tienen y cómo usarlas para conseguir metas. Hay algunos estudiosos que sostienen que un analfabeto puede ser más inteligente que un ministro.

Meditación: No pienses nunca en el futuro, suele llegar demasiado pronto.

Liebestraum nº 3 - Franz Liszt.


Meditación: La vida es aquello que nos va sucediendo, mientras nos empeñamos en hacer otros planes.

jueves, 22 de agosto de 2013

La importancia de dialogar.

          Si te preguntamos, con quién has mantenido una conversación recientemente, posiblemente te sería fácil de contestar; con tu pareja, tu madre, un amigo, un compañero de trabajo… Las personas hablamos mucho a lo largo del día. Las conversaciones nos rodean, casi como el aire que respiramos. En verdad, cuando no podemos comunicar con los que realmente queremos; eso nos hace sufrir.
            La conversación y lenguaje pueden abrirnos o cerrarnos posibilidades en cuanto a cómo entendernos en nuestro mundo. Por eso mediante las conversaciones, construimos y reconstruimos nuestras realidades y también a nosotros mismos.
            En definitiva, esto nos sugiere que el lenguaje, no es solo un medio para transmitir lo que uno ya tiene claro en su cabeza, como si hablar fuera, básicamente, un intercambio de información. ¿Te ha pasado alguna vez que al hablar con alguien se te ocurren nuevas ideas? Ahora bien, no todas las conversaciones son iguales, hay algunas más útiles y significativas que otras.
            En un diálogo hay lugar para ideas y esa participación, requiere que estemos abiertos a escuchar verdaderamente al otro y entenderse mutuamente. Como dice un famoso dicho: “Bailar un tango es cosa de dos” Y también lo es tener una buena conversación.
            Es fundamental, escuchar al otro y dejarle que cuente lo que tiene que decirnos a su ritmo tomándonos el tiempo necesario, para eso no debemos sacar conclusiones antes de tiempo. Muchas veces queremos ayudar a la otra persona y nos lanzamos a decirle qué debe hacer, actitud que posiblemente no funcione, haciendo que no nos comprenda.
            Pero lo que es realmente triste, cuando existe una amistad consolidada durante años, y por causas incomprensibles, ésta se rompe sin motivo justificable. Entonces se presenta ante nosotros una actitud de “temor”, a través de un comportamiento de indiferencia si tratamos de ponernos en contacto, puesto que siempre existe le existencia al rechazo y el desprecio anidado durante tiempo. ¡Cuánto nos gustaría reiniciar aquella amistad, simplemente con un: ¿Qué tal estás? ¿Cómo te va? ¿Cómo estás de salud? etc. Pero; ¿quién se atreve, ante cualquiera respuesta imprevista, que ahonde más el dolor?
            Muchas veces lo achacamos a: ¿es que no nos conocemos? Es entonces cuando nos preguntamos: ¿Acaso conocemos personalmente a todos los que nos comunicamos a través de  las redes sociales? Puesto que con todos ellos mantenemos un diálogo correcto y llenos de atenciones. Entonces; ¿por qué esa actitud innecesaria e incomprensible? Siempre se ha dicho que un diálogo sensato allana cualquier aspereza y nos hace llegar a un entendimiento locuaz.
            Como anteriormente decía nunca podremos controlar lo que va a hacer o decir nuestro interlocutor, pero pensemos siempre que existen formas y maneras para que podamos hacer que aquella amistad sea productiva, útil y placentera.

Meditación: El diálogo es la base de los problemas y la solución de ellos.

martes, 20 de agosto de 2013

Los souvenirs.

            Es cierto que a todos nos gusta adquirir objetos de todos los países y lugares que visitamos. Seguro que, en más de una ocasión, esos recuerdos de países remotos han acabado guardados en el desván por no saber dónde colocarlos o no atrevernos a tirarlos. Sin embargo esos recuerdos procedentes de lejanos rincones pueden transformar el paisaje de nuestro hogar, llenándolo de color, exotismo y personalidad.
            Antes de comprar esos recuerdos en nuestro destino de vacaciones, debemos tener en cuenta, el espacio y el estilo de nuestro hogar. Aunque a veces se pueden mezclar estilos, y romper con la rigidez de nuestro entorno, debemos hacerlo con armonía y sin ser muy radicales. A la hora de colocar cada objeto debemos tener en cuenta, además del tamaño,  la importancia o carácter del objeto.
             La originalidad de los recuerdo es un factor a tener en cuanta y normalmente, juega un papel positivo en nuestra decoración. Lo mejor según mi opinión es adquirir objetos que complementen nuestra casa sin que ésta se convierta en el centro de todas las miradas.
            Los objetos que adquirimos en nuestros viajes pueden representar también un aspecto cultural de los sitios que visitamos, de manera que  el recuerdo se prolongue más allá del viaje. Pero, ¿por qué nos gusta tanto adquirir recuerdos de nuestro viaje en vacaciones? Llevarnos a casa un objeto que hayamos adquirido en un viaje, de alguna forma, implica transportar a nuestro hogar un trocito de nuestras vacaciones. Además, nos gusta el hecho de tener en casa un poquito de ese lugar al que, probablemente, no regresaremos más.
            También nos hace mucha ilusión revisarlos y comentarlos, porque así nos recuerda las vivencias de nuestro viaje y consideramos que hacerlo es una manera de reflexionar acerca de lo mucho que puede cambiar nuestra vida.

Meditación: El mejor souvenir no lo encontrarás a la venta, lo tendrás en los amigos verdaderos.

domingo, 18 de agosto de 2013

La violencia de género.

        Diariamente nos acosa los medios de comunicación con la enésima víctima mortal por la violencia de género del año. Esta noticia nos recuerda una vez más que los abusos, maltratos y vejaciones machistas suponen en pleno siglo XXI, una de las más terribles lacras de nuestro país.  Al día de hoy ya son un número verdaderamente preocupante de mujeres fallecidas a manos de su pareja.
            Sin embargo, también existe la otra cara de la moneda: las supervivientes de la violencia de género. No son tan mediáticas ni lloradas, pero sus rostros suponen una esperanzadora realidad. Viven. Son todas aquellas mujeres que, en un acto heroico de valentía, consiguieron salir de una pesadilla; son la prueba más contundente de que la violencia de género es posible salir.
            Toda esta violencia hace referencia a aquella que se produce dentro del hogar, tanto del marido a su esposa, como de la madre a sus hijos. La toma de conciencia por parte de la ciudadanía ha dado lugar a un mayor reconocimiento de las situaciones que constituyen violencia de género y, consecuentemente, a un incremento real de mujeres que reconocen ser o haber sido víctimas.
            Analizando el concepto de violencia de género, debemos considerar varios tipos de violencia, las cuales van siempre dirigidas a la desconsideración de la mujer.
            La violencia física: una bofetada, un empujón intencionado, una paliza, heridas, fracturas, quemaduras, hasta la lapidación o el asesinato.
            La violencia estructural: que es la más oculta de todas y la más extendida, como por ejemplo: la imagen sexista de las mujeres, reflejada en los libros de texto, en la historia, en el cine, en la publicidad, etc.
            La violencia psicológica: los insultos, los desprecios, las amenazas, las humillaciones en público, el aislamiento, la descalificación o ridiculizar la propia opinión.
            La violencia sexual: conductas sexuales donde se utiliza la fuerza o la intimidación, desde los tratamientos obscenos, hasta la violación.
            La sociedad debe comprender que la tolerancia, el cariño y el diálogo son básicos para el entendimiento mutuo. En los últimos tiempos, la mujer ha conquistado muchas cosas, pero la representación que tenemos de ellas, es aún “machista”. Una mujer no lo tolera todo, no todo lo vive. Hay casos que son ejemplo de los cientos de miles de mujeres que han sobrevivido a la violencia de género.
            Son mujeres que tuvieron sus parejas, se enamoraron, pero llegó ese día fatídico en que todo se acabó y se convirtió en un verdadero martirio. Debemos considerar que hay una vida hermosa, dulce y encantadora llena de dignidad y libertad. ¡Vale la pena salir! En toda la existencia de una mujer, nunca jamás debería existir esa violencia.

Meditación: La violencia de género es el último recurso del incompetente.

Sonata KV 302 - W.A. Mozart - Anne Sophie Mutter


Meditación: Cuando la sangre es de una mujer maltratada, la herida es de todos.

jueves, 15 de agosto de 2013

¿Tenemos envidia?

           La envidia es un sentimiento (o pasión si es muy intensa) de carácter que surge al considerar lo que se posee o ha conseguido otra persona. Esta palabra procede de invidere, que significa “ver con malos ojos”. El envidioso mira con malos ojos las cualidades, éxitos o posesiones de los demás; que constituyen para él una fuente de sentimientos no placenteros y de profunda insatisfacción.
            La envidia es algo íntimo que no se suele confesar. Resulta que es un tanto vergonzoso admitir que el bien ajeno puede inspirar un profundo malestar interior, cargando, a veces, de hostilidad hacia esa persona. En otras ocasiones se intenta justificar ese sentimiento mediante una larga serie de juicios de valor que a pesar de que tienen cierto fundamento, están tan matizados por el estado afectivo del envidioso.
            Es difícil encontrar una persona que nunca haya sentido envidia a lo largo de su vida, ya que aunque casi nadie reconoce ser envidioso, no hay más que observar que cuando alguien recoge muchos éxitos en poco tiempo, las críticas más duras le acosan continuamente. 
            La soberbia y el egoísmo son dos rasgos de personalidad vinculados íntimamente con la envidia. Por la soberbia una persona no está dispuesta a aceptar a otros, a los que considera iguales o inferiores. Tanto más, cuanto que en la envidia son muy frecuentes las comparaciones con otras personas como fuente de autovaloración.
            Ya decíamos al principio que la envidia es un sentimiento muy popular, y aunque muchas personas tienen un buen estilo de vida y buenos resultados en el trabajo, se consumen al mirar a los otros y querer lo que ellos tienen, pensando que los demás son más ricos y más afortunados que ellos.          Personalmente creo que es un comportamiento estúpido y autodestructivo. Sin embargo, a la sociedad no parece importarle, como si fuera normal envidiar en lugar de ocuparse de uno mismo.
            Si lo pensamos profundamente, vemos que diariamente convivimos con ella, y en algunas circunstancias nos atrapa y en otras luchamos en contra de forma contundente. Cuantas veces quedamos desvalidos frente a las situaciones que nos genera     El egoísmo supone un exagerado afán de poseer todo para sí, dentro de una actitud en la que predomina el estar volcado sobre uno mismo y donde los sentimientos y las preocupaciones de los demás permanecen un tanto al margen, como si no existiesen o no tuviesen importancia.
            No siempre se puede deber esto a una envidia más o menos encubierta, sino que a veces hay razones objetivas para hacer apreciaciones, sobre todo si no se trata de personas próximas a nosotros y su éxito o cargo está encuadrado en un ámbito de actuación distinto al nuestro.
            Por último no hay que confundir la envidia con el disgusto que puede surgir tras conocer el éxito o un golpe de fortuna de una persona hacia la que se mantienen sentimientos de odio o deseos de venganza. Si se desean para ellas el mal o sus fortunas nos producen envidia, no cabe duda que nuestras vidas serán más tristes.

Meditación: Si aspiras a tenerlo todo en la vida, nada será suficiente para ti.

martes, 13 de agosto de 2013

Oir o escuchar.

            Aunque el principio parezca una paradoja, no es lo mismos oír y escuchar. Estas acciones pueden completamente distintas.  Por ejemplo para oír debemos percibir los sonidos sin necesariamente pretenden lo que estamos oyendo. Por ejemplo, te puedo estar oyendo, pero si no te pongo atención, nunca entenderé lo que mes estás diciendo.
            Habitualmente decimos: “hablar es una necesidad, escuchar es un arte” Una gran verdad, puesto que los seres humanos no estamos diseñados para escuchar, pero sí para oír. Oír y escuchar, sólo está en la intención. Escuchar es algo que se hace intencionadamente, mientras que oír es algo que sucede independientemente a nuestra voluntad. Escuchar es más que oír. Es sencillamente prestar atención, involucrar nuestro intelecto para poder captar el mensaje o percibir mejor los sonidos.
            Si sabemos escuchar bien nuestras relaciones humanas, serán afectivas y nuestro trato en el seno del trabajo, más exitoso. Escuchar significa muchas cosas, pero especialmente es seguir abierto a la vida, luchar por una relación. Muchas veces se piensa que oír y escuchar es lo mismo, sin embargo no es así.
            Cuando no nos escuchan, nos sentimos invalidados y frustrados, llegando a la conclusión de que no le importa a nadie lo que estamos diciendo. A veces, cuando escuchamos a un amigo; debemos concentrarnos en la conversación de ante manos, tomarnos el tiempo para que absorber lo que tu amigo te está diciendo y cuando haya terminado, tómate el tiempo, para crear una respuesta meditada y coherente.
            Escuchar no es la única manera de ser un amigo que brinda apoyo. Por ejemplo, cuando has perdido a un amigo, es posible que necesite tiempo o espacio o que simplemente sea testigo de esa situación, a veces incompresible.
            Escuchar a un amigo, es aquel que puede ayudarte a ver y superar tus defectos, no hay secretos, no te juzga, se preocupa u ocupa por tu bien, no permite que andes solo, en la debilidad te fortalece sin aprovecharse de ti, te detiene en la caída, intuye tus sentimientos, tus deseos, tus necesidades, tus dolores y en definitiva procura remediarlos sin que tú te des cuentas.
            De la misma forma que tenemos que quitarnos cera de los oídos y suciedad de los ojos, es nuestra obligación eliminar cualquier tipo o conclusión temprana que nos impida contactar con él. Escuchar y conversar también se hace con la naturaleza, puesto que es una las acciones más profunda de la vida.

Meditación: Lo importante no es escuchar lo que se dice, sino averiguar lo que se piensa.

domingo, 11 de agosto de 2013

Alguien entrañable.

            Cuando hablamos de algo entrañable, podemos aplicarlo a personas, objetos o simplemente elementos simbólicos, por tanto, cuando alguna de estas categorías se habla de “entrañable”, será porque constituyen y representan al muy, querido, o porque disparan recuerdos emotivos, lo que popularmente denominamos como nostálgicos.
            La delicadeza y la sensibilidad de determinados seres entrañables a veces nos admiran y nos deslumbran Y estando a su lado tiritamos al vernos envueltos o reducidos por una desbordante entereza, la de quien es capaz de volcarse en  nosotros, hasta más allá de lo pensable.
            Amigos que se nos van y no vuelven. Seres, que nos rasgan el alma. Y hoy nos hacen falta “por sus concejos” y “porque nunca se olvidan de nosotros”, a pesar de que a veces no le correspondemos como se merecen. Es como si fuera un pedazo del paisaje de nuestra alma, que constantemente nos recuerda la “puerta” del recuerdo.
            Si la vida nos regala la cercanía de alguien entrañable, comprobaremos hasta qué punto nos sentimos próximos a él o a ella. El encuentro con quien es entrañable nos hace ser diferentes. Y privilegiados. A su lado nos sentimos al alcance de una intimidad que no se reduce a un estado interior, ni a lo confidencial e incomunicable, sino a algo que siempre necesitamos recordarlo.
            Aunque resultar se entrañable no es simplemente comportarse de modo afectuoso y delicado. Siempre existen formas de serlo, y algunos muy austeros. Tal vez hoy ese ser entrañable no haya aparecido aun y esté en algún y último desesperado combate frente a la muerte. La ayuda que le podemos brindar es solo decirle lo que él representa para nosotros.
            Entrañables son amigos de cosas compartidas. Partidas que no se demoran, vidas que van pasando. Lo traumático es la sorpresa. La falta de su comunicación. La ausencia y lo irremplazable. Pero no basta con subrayar esa actitud. En realidad es un comportamiento y una sensibilidad que no se refugia en la empalagosa adulación, ni en la indiferencia. No es una insistencia en advertir, en recriminar, en calificar, ni siquiera en descalificar. Quien es entrañable deja ser, lo que no supone que no prefiera o desee.
            El que consideramos como entrañable, nos da permanentemente lecciones, consejos, indicaciones, sino también “signos” para escuchar, para acariciar, para aceptar o asumir la singularidad del otro.
            Los dos acordamos desde hace mucho tiempo, que nos encontraremos en el otro mundo, en otro espacio, en otro tiempo, y es allí será donde nos daremos una oportunidad a una historia diferente, pero por lo pronto, hoy por hoy mi amistad, está vigente, a pesar de todo.
            Sencillamente para apreciarle sin que para ello haya de carecer de defectos. Ser entrañable es la máxima de las bellezas y de la inteligencia del ser humano.

Meditación: Muy difícil es encontrar un buen amigo, pero  más difícil todavía es dejarlo e imposible olvidarlo.

Vals de las Flores - Tchaikovsky


Meditación: Los amigos siempre están ahí para decirte que errores cometes para no volverlos a sufrir.

sábado, 10 de agosto de 2013

Comunicación y lenguaje.

        La comunicación humana consiste, fundamentalmente, en transmitir cierta información de una persona a otras. Esto se lleva a cabo principalmente a través del lenguaje verbal en todas sus formas: oral es decir de palabra, escrito o a través de otros símbolos (jeroglíficos), etc. Además el lenguaje entendido en un concepto amplio, abarca un campo más extenso, como los gestos y otras formas de expresión, que también constituyen un lenguaje y que sirven para lograr una mayor comunicación.
            La conducta verbal es una de las principales características que diferencian al hombre del resto de los seres vivos, tanto más si tenemos en cuenta la estrecha relación de dependencia que mantiene con el pensamiento.
            La adquisición del lenguaje parece permitirnos una mayor profundidad en nuestros pensamientos, y a su vez, sirve para que podamos expresarlos. La meta del lenguaje es la comunicación, con lo que secundariamente contribuye al enriquecimiento de las relaciones humanas, favoreciendo la integración social de la persona y la vida en comunidad. Debemos tener presente que hay dos aspectos fundamentales que se unen en el lenguaje desde el punto de vista de la comunicación: lo que decimos y como lo decimos. A un determinado relato parece corresponderle una forma especial de hablar, y sobre todo, determinados gestos.
            A veces nos sucede, que nos llama la atención la escasez de gestos de la persona que nos habla, y esto puede deberse, simplemente, a la personalidad de esa persona, aunque muchas veces es un síntoma más de una depresión inhibida, sobre todo si se asocian a enfermedades en las que la pobreza de gestos puede ser tan exagerada, que éstos están completamente ausentes.
            También la forma de hablar nos puede revelar muchos datos sobre la psicología de la persona que tenemos ante nosotros, a veces por el mero estilo, que puede resultar pedante o afectado. En otras ocasiones, lo que nos llama la atención es la pobreza del vocabulario, ya que se utilizan las mismas palabras para designar conceptos distintos.
            Estas alteraciones del lenguaje oral se pueden ver también reflejadas en el lenguaje escrito, utilizando formas “extravagantes”, como aquellas personas que no utilizan, comas, puntos, acentos, punto y coma, dos puntos, etc., solo una misma uniformidad. Si esas personas pudieran oír lo que han escrito, de una forma correctamente pronunciada, comprenderían que su forma de escribir es totalmente incorrecta, comprendiendo de esa manera que al exponerla ante una audiencia totalmente desconocida, experimentan un cierto grado de trastorno de personalidad.            
            Cabe preguntarse también: ¿cómo una persona que dice tener una carrera universitaria se expresa de esa manera? ¿Es que no hubo nadie durante su época de estudio que le dijera, que esa no son las formas correctas de comunicarse literalmente? ¿Cómo efectuaba sus tesis?
            Sin embargo en determinadas ocasiones, observamos comentarios escritos de esas mismas personas, en la cual  se utilizan dos formas completamente distintas de expresión en un mismo texto. ¿Cómo es posible esto? Sencillamente, se está utilizando el consabido tipo de “aplicación”,  “copiar y pegar”. Esto nos refleja que en muchas ocasiones no nos expresamos tal como auténticamente somos.

Meditación: La escritura es el reflejo de la personalidad.

viernes, 9 de agosto de 2013

Decidir ser feliz.

               Hoy en día la felicidad se ha convertido en la meta a la que, se supone, todos debemos aspirar. Pero, ¿qué es exactamente la felicidad? ¿Lograr todos nuestros objetivos o, al contrario, aprender a aceptar que no siempre podemos ganar?
             Debemos darnos cuentas de revisar nuestro concepto de felicidad para reconocer que la única felicidad posible se la debemos a afrontar la realidad.
            Pero aunque evidentemente, no existen recetas ni trucos infalibles, tenemos que reconocer que la experiencia de la felicidad depende, en gran medida, de nosotros mismos, de la manera en que gestionemos nuestras emociones y enfoquemos la realidad. ¿Ser felices es, entonces, una simple cuestión de voluntad? Depende de lo que entendamos por felicidad.
            Muchos nos dicen que “la felicidad es la ausencia del dolor” Si vamos buscando esa felicidad no la vamos a encontrar nunca. Porque de hecho, el sufrimiento está siempre presente en la vida. Hay momentos en que el sufrimos se presenta con más o menos intensidad, pero siempre está presente de alguna forma.  Incluso cuando estamos más enamorados, en el fondo también tenemos algo de sufrimiento.
            La diferencia entre las personas felices y las que no lo son, es que las primeras se ponen ese sufrimiento en una mochila y siguen mirando hacia adelante, y las gentes que son felices, ese sufrimiento les invade plenamente, inundando toda su vida.
            Desafortunadamente en la medida en que pasan los años la sociedad nos vuelve desdichado. Nos predispone desde joven a una vida de competencia y durante toda la vida, nos convierte en seres ambiciosos.
            La felicidad no tiene nada que ver con esas cosas. La felicidad no es algo que se consiga, la felicidad no se compra. La felicidad es gratis y está dentro de nosotros, pero pasamos tanto tiempo buscándola por fuera que tardamos años en encontrarla e incluso nunca la llegamos a encontrarla ni a disfrutarla.
            Horrible paradoja: el hombre es infeliz porque vive en medio de la ambición, procurando conseguir dinero para obtener placer. Y cuanto más dinero tiene, más dinero quiere, y cuanto más tiene, más miedo tiene a perderlo, incrementando de esta forma la infelicidad. Sin saber que la felicidad siempre estuvo dentro de nosotros.
            Entonces: ¿cuál sería la solución? Observar el presente hasta alcanzar la sensación de vivirla verdaderamente. Para la felicidad el presente es el único tiempo que existe y que cuenta. Pensemos que es más fácil y rápido alcanzar lo que deseas si eres feliz y mostramos nuestra felicidad el mundo en que vivimos.

Meditación: Ponemos más interés en hacer creer a los demás que somos felices que en tratar de serlo.

lunes, 5 de agosto de 2013

La rutina sexual.

           Mantener el deseo después de los años requiere imaginación y reinvención. La clave para mantener el interés sexual en una pareja estable pasa por practicar la sexualidad siempre desde “la regla de oro”. Haz todo lo que quieras, no hagas nada que no quieras, hazlo siempre desde el deseo compartido y de acuerdo con tu escala de valores sexuales.
            No existen fórmulas mágicas para aniquilar la rutina sexual, pero sí aliados. Esta rutina puede instalarse no sólo porque siempre se realice o se haga lo mismo y a la misma hora y circunstancias. Con frecuencia deben existir factores que contribuyan a la variedad, para satisfacer dicho acto.
            En esa búsqueda entran los “patrones” de conductas sexuales, aunque siempre desde un punto de vista estadístico. Estas son prácticas auto decididas y auto gestionadas  y por supuesto recíprocamente consentidas, las cuales enriquecen la vida sexual de la pareja.
            La mujer ha jugado un papel primordial en el avance sexual de la pareja. El primer peldaño en la liberación de la mujer fue el sexual, cuando disoció en los años 60, la procreación de sexualidad, para a partir de ahí desarrollar su libertad sexual.
            En el mundo del placer juegan mucho las palabras, los gestos o las insinuaciones, por tanto el inicio de una relación con garantía de éxito, siempre debería empezar con la comunicación. Así empieza la seducción, con unas miradas, caricias sensuales, susurros, para terminar culminando con el verdadero deseo entre ambos.
            Definitivamente podemos decir que una misma mujer puede tener códigos de comportamientos sexuales muy distintos, en función de la pareja que tenga, sin dejar de ser ella. Los rituales como “lo que te gusta hacer y cómo te gusta hacerlo” son difíciles de armonizar. Se trata de la personalidad sexual, y cada uno tiene derecho a expresarla a su manera, solo que todas las maneras no son compatibles. Igual que hay incompatibilidad de caracteres, hay incompatibilidad de códigos sexuales.         
            A todo lo anteriormente dicho, nos formulamos esta pregunta: ¿Qué podemos hacer para solucionar esta situación? Lo primero es fomentar el acercamiento. La comunicación es la clave de cualquier relación humana. Y en la pareja es esencial. La sexualidad es un espacio sagrado en el que nos comunicamos a través de nuestro cuerpo. Gracias a ello, nos mostramos a nosotros mismos, sin “velos” que tapen nuestras propias esencias. Aunque debemos percatarnos, que para que se de una verdadera comunicación sexual, el diálogo dentro de la pareja es una pieza fundamental.
            Indudablemente la mujer es el sexo fuerte, y el hombre debe aceptarlo. Así que una buena relación sexual es aquella en las que los dos de manera cómoda, queden satisfecho de acuerdo a sus necesidades.

Meditación: En todo encuentro erótico hay un personaje invisible y siempre activo: la imaginación.

jueves, 1 de agosto de 2013

La amabilidad II.

          La amabilidad puede definirse como un comportamiento o acto que resulta caritativo, solidario o afectuoso con otras personas. Por eso engloba diversas actitudes, como la simpatía, la generosidad, la compasión y el altruismo. Decía en el primer capítulo de la amabilidad, que ésta era siempre un claro concepto de madurez y grandeza de espíritu y de un cálido acercamiento a los demás seres de la creación por lo que se sienten hermanados todas las personas amables.
            Por eso debemos recuperar esa amabilidad y relaciones cordiales, que todos necesitamos. Recuperarla es una cuestión de ética y satisfacción personal. La vida de muchas personas está siendo hoy precarizada, y al mismo tiempo se produce un fenómeno de insolidaridad, un aumento de egoísmo que, paradójicamente, no se dirige a las necesidades de supervivencias sino un aumento del deseo de objetos que simboliza sensaciones de poder, como buscando en ellos una satisfacción que hace una unión con los verdaderos lazos sociales.
            Si falta la amabilidad y la cortesía en el trato social, nos queda el refugio en la intimidad, pero desprovisto de alegría y susceptible de buscar compensación en contactos instantáneos, como los que permiten las redes de Internet. Si todo esto pudiésemos remediarlo, seríamos más amables en el trato social.
            Tenemos que recuperar por todos los medios, un mundo más cálido. Sería una buena manera de combatir la indiferencia que se ha colocado como valor predominante en las relaciones sociales, donde la compostura y el autocontrol, dan un toque elegante de distinción.
            La suspensión de la actitud amable tiene como efecto una sensación de soledad aumentada y un despliegue espontáneo de nuestro buen talante que se reserva a un círculo cada vez más reducido de personas.
            Esa falta de amabilidad nos genera una percepción de los demás como personas hostiles, lo que nos mueve a defendernos, bien con una evitación fría, bien mediante una actitud agresiva. De este modo, se potenciaría asimismo las actitudes de amabilidad.
            La era de Internet permite la dispersión y el anonimato. Esto también puede limitar, suplir los encuentros reales con los demás y debilitarnos para afrontar la soledad. Además la promesa de un contacto ilusorio es el espejismo de una compañía que pocas veces lo es. El uso que se hace de las redes sociales quienes buscan cariño, sexo, amistad, sería menor si nuestro mundo social ofreciera más dosis de amabilidad.
            Vivimos en una sociedad que parece gozar a veces a través del conflicto y la crispación. Eso es lo que nos presenta los medios de comunicación, que se nutren tan a menudo de agresiones violentas, insultos y crueles situaciones.
            Ni la verdad está reñida con la amabilidad, ni el entendimiento con la razón. La verdad tiene siempre buenos modales, así que, a través de ser amable, podemos encontrar siempre las mejores razones para nuestro entendimiento personal.

Meditación: Cuando hables, procura que tus palabras sean mejores que tú silencio.

Decálogo de la amabilidad.


Meditación: La amabilidad es el lenguaje con el que el sordo puede escuchar y el ciego puede leer.