domingo, 28 de agosto de 2016

Todos deberíamos razonar.

               ¿Cuántas veces no razonamos ante una cuestión que lo merece? A veces decimos: “ante esta situación no merece la pena perder el tiempo para entrar en razones, considero que con mi propia opinión es suficiente para tomar una decisión justa”. No pretendo quitarte esa razón de la que hablo, pero todo en la vida se le debe el más mínimo espacio de tiempo, para un sencillo razonamiento. Recuerdo que en mis tiempos de bachiller, nos decían: ¿Qué es un axioma? A lo cual respondíamos: “un axioma es una verdad evidente por sí misma” No pretendo decir que a través de la razón lleguemos a la auténtica verdad, pero es posible que una vez razonada una determinada cuestión, se nos presente un resultado muy distinto al que en principio creíamos justo.
               Razonar es como hacer uso de una “luz natural” por medio de la cual podemos captar, no de inmediato, pero sí, a través de un pequeño tiempo de análisis, un posible error que antes no veíamos. Cuando en mis tiempos de juventud, estudiaba a los clásicos, Descarte nos decía: que la razón es ni más ni menos que la capacidad de juzgar bien y distinguir lo verdadero de lo falso; y esto es igual para todas la personas aludiendo que todos podemos llegar al conocimiento por medio de la razón, aunque para ello sea necesario meditar y dedicarle un poco espacio de tiempo, utilizando la llamada “Teoría del razonamiento”
             Este propósito del deber que tenemos de razonar, es como una indagación personal, para llegar a un conocimiento que nos permita comprender aquellas actitudes ante la cual nos desenvolvemos, sean del carácter que fueran. Caso contrario perderemos la posibilidad de llegar o quizás a no acercarnos a la auténtica verdad. No confiemos en el instinto, a primera vista; éste es una sensación de captar consciente o inconscientemente una pequeña parte nuestros pensamientos. La intuición es como una aptitud espontánea y por supuesto básicamente impensada, siempre acompañada de unos impulsos personales carente de razonamiento.
             Cuando nos enfrentamos a pasiones, emociones o sentimientos, nos sometemos a “conflictos” que siempre suelen estar dirigidos a nuestro propio ser, siendo ese el momento de intentar entrar en el auténtico concepto de la razón, puesto que para poderla controlar es necesario tener muy claras las aptitudes, para superarla. Siempre cuando hablamos de la razón, en realidad estamos hablando de un método, que a través de ella, es necesario conseguir para llegar a la búsqueda de aquellos estímulos que nos conduzca a saber interpretarla.
              Cuántas veces nos encontramos ante personas: “qué son difíciles de llegar a un entendimiento a través de la razón” ante esto, sólo ven determinadas actitudes de la forma que se atienen a su propio convencimiento, siendo inevitable ante esta perspectiva, la llamada “pérdida de confianza”  Cuando ésta se pierde, se rompen todos los vínculos anteriormente contraídos. Pero cuando tu ser consciente llega a desarrollar y dar pasos a nuevas formas de ver “las cosas” a través de la razón, puedes que veas un nuevo estado de conexión, que te añadirá una profundidad en tu vida, que quizás no hayas conocido antes.
 
Meditación: Todos somos tan limitados, que creemos siempre tener razón.

miércoles, 24 de agosto de 2016

¿Por qué arrepentirse?

              Cuánto tiempo nos llevamos a través de nuestra vida, queriendo arrepentirnos de algo que sucedió o quizás de aquello que hicimos. El pasado, desgraciadamente existió y, ya nadie lo puede borrar, sólo tienes dos opciones: “perdonar o rectificar”  Pero por qué luchar con esa “carga” todos tus días. Verás, arrepentirse es un acto espontáneo, que surge de la creencia de que algo hicimos mal. Aunque también digo que a veces no es necesario que ninguna de las dos opciones tenga que ser necesarias, por la sencilla razón  de que puedan darse las circunstancias, que no haya necesidad de perdonar ni rectificar.
            Hay actos que surgen de la propia conciencia, y era necesario hacerlo. Por tanto, no debemos limitarnos. Cuando nuestra mente está abierta, puedes conectar con cualquier persona en cualquier circunstancia y, hacer frente a ese desafío que tu conciencia te dicte. Es cierto que el arrepentimiento es bueno, pero piensas que debe haber siempre una noble causa que lo justifique. Muchas veces tenemos la necesidad de activar “ese” compromiso que en realidad, es entregar lo que nuestro subconsciente nos dicta, y exponerlo con toda sinceridad, aunque nos cueste.
            Piensas siempre que una mente abierta no te permitirá se indiferente, y siempre nos conducirá allá donde las cosas ocurran. ¿Por qué nos exigen que nunca fallemos? ¿Eres tú acaso perfecto, teniendo que exigir el arrepentimiento? La vida nos presenta a veces situaciones muy comprometidas, siendo mejor actuar que callar, a pesar de saber que vas a perder. Dios Nuestro Señor nos concedió la gracia de dialogar, El diálogo desata los nudos, disipa las suspicacias, abre las puertas, engrandece las personas, en definitiva es un vínculo de unidad y de amistad. Una de las cosas más hermosas es mostrar los sentimientos que permanecen durante tiempo en nuestro corazón. De esta forma, repito: ¿Por qué arrepentirnos? Tenemos que  darnos permiso a nosotros mismos  para ser, sentir y al mismo tiempo comportarnos como lo que somos: seres humanos, y que a veces navegamos perdidos llenos de incertidumbres, emociones y sentimientos, que sin saber porque, necesitan aflorar hacia el exterior sin ningún remordimiento.
             El arrepentimiento es una emoción que nos embarga cuando pensamos que una determinada actuación se hizo mal, o no era el momento adecuado para citarla, pero, cuántas veces para disfrutar de la vida y de tu conciencia es imprescindible concedernos “esa” pequeña autorización para equivocarnos. Hay decisiones que se tomaron ante un pasado que ya hoy no nos importa a pesar de haber pasado varios años, pero pensemos que siempre “está ahí”  No nos agobiemos por un pasado que ya está olvidado ni nos condenemos,  ni nos  privemos de  vivir una nueva experiencia, sin ninguna exigencia de arrepentimiento. Nadie nos enseñó a vivir: ese es el error que muchos no comprenderán, a pesar de que continuamente busquemos las formas de entenderlo.
              El arrepentimiento nos coarta la libertad en la planificación de nuestro futuro, porque el pensamiento sigue estando en función de nuestras experiencias pasadas. Pueda que no sepa explicarme con exactitud, pero hay personas que juzgan a los demás de lo que hicieron, no queriendo recordar nada de su pasado, optando por un aislamiento permanente. ¡Nunca lo entenderé! Nadie se va a interponer, ante cualquiera nueva actitud que hayamos tomado, ni por supuesto debemos arrepentirnos de algo que un tiempo hicimos a través de nuestra más sincera convicción. Nadie nos enseñó a ocultar nuestros propios sentimientos y, tener la valentía de expresarlos, es un excelente ejercicio para sentirse feliz.
             Tengamos siempre presente que por mucho tiempo que haya transcurrido, todo no es “olvidar” sino recordar sin rencores ni arrepentimientos, y aceptar una nueva actitud, ante un pasado, el cual fue una triste y sincera experiencia. 

 Meditación: En la vida hay algo peor que el fracaso… y es, no haber intentado nada.

sábado, 20 de agosto de 2016

¿Sómos cada vez más depresivos?

              A decir verdad. ¡No lo sé! No soy médico y no podría llevar cuenta de lo que me rodea. Pero si es fácil notar que cada vez estamos más tensos, más crispados, más molestos por todo lo que nos sucede a nuestro alrededor. Si no tenemos, estamos preocupados, si tenemos, temor a perderlo por cualquier circunstancia que de momento se presente. Si es por la familia. Que pocas son aquellas que mantienen un vínculo de unión afectiva en todo su conjunto. ¿Y los amigos? De esos más vale no hablar, Hoy te adulan y te admiran y mañana te rechazan e incluso te desprecian. Entonces; ¿qué nos pasa? Tendría que ser un gran psiquiatra, pero desgraciadamente mis conocimientos no llegan a tanto.
            Lo cierto es que intentamos “pasar de todo, pero cada día que pasa, estamos más “apuntados” a sufrir esa continua depresión, por muchos propósitos que hagamos para evitarla. Continuamente acuden a nuestra mente tristezas por lo que vemos, falta de energía para realizar nuestro trabajo, dificultad para tener al menos un momento de concentración. Ante un estado de depresión, no es que nos vayamos a morir, pero sí es realmente triste convivir, ante esa alteración anímica permanente. 
            El depresivo mantiene una “queja” continua con uno mismo, creyendo que su problema es único y el más grande que nadie pueda tener. Todos terminan diciendo: “es que tú no me comprende” Y aunque se necesite una gran fuerza de voluntad para hacerle frente, reconozco que a veces la situación es realmente preocupante.
            Cuando nos preguntamos; ¿Por qué nos encontramos así? ¿Por qué, en esta situación? Es entonces cuando deberíamos reflexionar sobre cómo hemos de utilizar nuestros dones y cualidades para analizar de forma positiva los recursos que hemos de emplear para salir airoso de nuestra situación. Todos acarreamos sobre nuestras espaldas un cargamento de preocupaciones negativas. Muchas son de tipo emocionales, como  la frustración, el sentimiento de culpa, la ira, el rencor, el desprecio, el olvido, etc.
             Y así me dirán: ¡No seas negativo! ¡Verdad! La vida es hermosa y merece la pena vivirla. Cierto. Pero no me negarás que “no nos da respiro” Cuando no es una cosa, es otra. Y siempre nos presiona ante alguna incertidumbre. Acepto que me digas: “la vida es así” todos tenemos momentos en lo que sólo vemos lo negativo. Pero cuanta sinceridad hay cuando nos reunimos en intimidad y casi todos nos dicen “es que ya no puedo más”, bueno, y otro te contesta: “anda, pues si yo te contara”. Entonces: ¿Qué nos pasa? Sólo pienso que la depresión nos hace enfocar nuestros pensamientos de forma negativo. Posiblemente tengamos muchos momentos de tristeza, pero pensemos siempre en esas pequeñas cosas que la vida nos da, y hagámoslas presente de forma positiva, haciendo que desaparezcan esos síntomas depresivos   
             Deberíamos asumir que el hecho de estar deprimido, está estrechamente unido a nuestra forma de ser y sobre todo a nuestra personalidad, estando siempre vinculados a nuestra manera de vivir y a como vemos las cosas, desde un determinado punto de vista muy personal.

 Meditación: El más terrible de todos los sentimientos es el sentimiento de tener la esperanza  perdida.

martes, 16 de agosto de 2016

Los desafíos de la vida.

          ¿Quién puede contradecirme de que la vida no es un continuo desafío? A cada “paso” se nos presenta un nuevo reto, que sólo nosotros tenemos la obligación de resolverlo, ¿de qué forma? pues no lo sabemos, pero es cierto que sólo tú debes afrontarlo. No te amedrantes, puesto que si te entregas, estarás perdido. Procuras no encerrarte por considerarte  falto de arrojo, puesto que si así fuera, sólo lograrás quedarte detenido por falta de valor.  Evaluemos esas situaciones ante la cual nos encontramos y, pensemos como nos hubiese gustado actuar en realidad, para intentar de aquello que tanto nos preocupa.
           No dejemos de pensar que a lo largo de nuestro deambular por nuestra vida, existen dos clases de desafíos: Los que nos ponemos nosotros mismos, considerados como metas, y los que la vida de por sí nos pone; cómo la pérdida de un ser querido, un accidente inesperado, o la pérdida de una amistad muy especial, etc. De todas formas, la elección de afrontarlos, sólo y exclusivamente depende uno mismo, dependiendo del resultado de como arribarlos.
            Reconozcamos que a veces somos nosotros mismos los que hemos dejado pasar ese problema que siempre lo hemos considerado como hiriente, encontrándonos ahora como lapidado, por no haberlo atacado a su debido tiempo. En verdad, ¡No es fácil! Ante tal situación, todo requiere tiempo, pero la recompensa que obtenemos es digna de tener en cuenta. Ante estos desafíos siempre pensamos en que nos vemos ante una situación terrible, pero casi nunca llegamos a meditar las múltiples cualidades que tenemos a nuestro alcance para llegar solventar ese problema que diariamente nos hace la vida imposible, sólo pensando que somos incapaces de darle una solución.
            ¿No has pensado que haya sido posible que la vida, durante un tiempo, te viniera poniendo ante tus ojos un desafío, el cual sólo tú deberías tener la exclusiva potestad de resolverlo? Quizás no fuera fácil decidirte, pero “había que hacerlo”, puesto que incluía temor, incertidumbre, miedo, etc. Y por qué no decirlo; (aunque no fueras practicante), alguna plegaria se te escaparía ante el Altísimo, para que todo se realizara con éxito. Y así fue, llega el momento, y ese desafío que la vida te puso por delante fue vencido gracias a tu valentía y a tu fortaleza personal. Siempre he dicho, que la vida no es un remanso de paz; tarde o temprano todos llegamos a encontrarnos con algún desafío, todo depende de cómo superarlo y del esfuerzo que hagamos para salir adelante.
            Cuántas veces todo consiste en poner nuestra vida a funcionar y, pasar de ser actor a espectador de la misma Seamos capaces de coger las riendas de nuestra vida, haciéndonos cargo de aquello que nos sucede, y veremos cómo venceremos esos deseos y aspiraciones. Indudablemente corremos riesgos, puesto que nunca estaremos libres de tropiezos, pero con valentía seguro que venceremos esos desafíos.
             Nuestra vida la tenemos sometida diariamente a movimientos frenéticos, al que tantas veces nos adentramos ante objetivos ocultos, que no sabemos cómo salir, sólo lo autentificamos diciendo: “Vamos a ver cómo voy a salir de esto” Eso no implica que dejemos de planificar esos objetivos, siempre a la medida de nuestras posibilidades.
             Pensemos ante cualquier situación que existen innumerables argumentos lógicos que nos ayudarán a combatir esos desafíos. La mejor estrategia suele empezar por las actitudes más convincentes, ante tú propia forma de ver las cosas, para a continuación ir añadiendo nuevas metas a fin de que uno mismo quede satisfecho y ante esa actitud, puede que quede atajado ese desafío. ¿Quién de nosotros querría vivir muchos años siendo un profundo desgraciado? Por eso tenemos que vivir con los desafíos. ¿De qué nos serviría la salud si no gozamos de la vida?
            Todo ser humano tiene contradicciones internas y no siempre creemos que son como desearíamos que fueran, simplemente son desafíos que la vida nos pone por delante. En verdad son imágenes distintas a la realidad, y desde ese lugar, cada acción  comienza a generar situaciones diferentes que sólo tú debes ser el encargado de tratar de vencer esos desafíos.

 Meditación: Cuando menos lo esperamos, la vida nos coloca delante un desafío, que pone a prueba nuestro coraje y nuestra voluntad de cambio.

viernes, 12 de agosto de 2016

Todo tiene solución.

        Todo tiene solución, y a veces la tenemos tan cerca que no llegamos a verla, aunque desgraciadamente en algunos casos, ni siquiera queremos verla. Pero, ¿por qué?
         Por soberbia, por orgullo personal, por estricta rigidez, por autoritarismo, o por tener una mente cerrada que nunca te permitirá ser una persona abierta a los cambios. ¡No permanezca nunca dentro de una coraza! Puesto que al final te pasará factura, y entonces te “dolerá”. Por otro lado, es recomendable rodearse de buenos amigos y ellos son aquellos que siempre te apreciaron, no ahora sino desde que los conociste. Esos son los llamados “amigos de toda la vida”, puesto que si lo pensamos bien, aunque nos parezca mentira, sólo es conveniente mantener un número limitados de buenos amigos. Cinco o seis quizás. He hablado muchas veces del verdadero concepto de la amistad, por tanto los buenos amigos debemos cuidarlos y eso lleva su tiempo: llamarles, ayudarles, planificar con la más absoluta sinceridad sus actividades, y sobre todo estar para ellos en los que pueda tener alguna dificultad personal.
              No es común permanecer encerrado en esa “coraza” que siempre hará que tu vida esté marcada por algo que siempre tendrás presente y que jamás podrás olvidar. Sí, son situaciones que nunca se olvidan, pero hacen que poco a poco te debiliten, generando siempre una desconfianza ante cualquier adversidad. Pero nunca te desanimes, puesto que todo tiene solución. Diariamente tomamos decisiones, y cuántas de ellas tienen el potencial de impactar en nuestras vidas de una manera o de otra. En la mente de las personas maduras hay una especie de línea imaginaria que a veces se distinguen  entre “deseos y “necesidades” Es cierto que a veces nos confundimos, pero pensándolo bien, todo es natural si analizamos estos conceptos. Es bueno tener deseos. Así de esa manera, vemos que los deseos causan placer. Las necesidades, terminan, y se transforman en insatisfacciones, que nos conducen a ansiedades y depresiones. Lo cierto es que muchas veces no llegamos a cuestionarlas. 
            Pensemos que es muy habitual crearnos problemas donde no los hay, y me pregunto ¿por qué esa actitud? ¿Qué te pueden dañar? Será todo por la desconfianza o pueda ser por tu introversión, es decir por tu forma de ser tan personal, que al final solo te hará daño, y en definitiva todo nos lleva a continuas desconfianzas. Una cosa es tener una reacción emocional momentánea y otra muy distinta es ser víctima de una continua y permanente desconfianza.
            Cuántas veces crearse problemas no sea lo más acertado, más bien deberíamos  aprender a prevenirlos e intentar gestionar soluciones. Es verdad que a lo largo de nuestra vida, todos tenemos desencuentros de alguna manera, ya sea en tipos de parejas o en tipos de amistad. Pero antes estas situaciones deberíamos aplicar la pauta del autocontrol, ya que éstas nos pueden abrir vías de acuerdos. Piensas siempre que todo tiene solución, para ello te hago que recapacites y medites con actitud e intentes solucionar aquello que quizás por tu forma de ser, nunca llegaste a encontrar. La vida es como el agua que cae en tus manos: cuando quieras beber de ella ya se escurrió. Por eso, es de relativa importancia que debemos darnos cuenta. ¿Por qué  aquel, que durante mucho tiempo te habló con toda sinceridad, ahora no encuentras motivos para darles ni unas simples gracias?   Todo problema tiene una o más soluciones, y ninguno carece de ella. Es más,  todos pueden solucionarse. ¿Será acaso que no deseamos que se solucionen? ¡Es posible!

Meditación: No te enojes nunca con aquella persona que te apreció, tarde o temprano te dolerá.

lunes, 8 de agosto de 2016

Tristeza o compasión.

            Aunque parezca el título de una película, es más serio de lo que parece. Sólo deciros que son dos sentimientos muy distintos. Nos dicen los textos que la compasión es la necesidad de querer aliviar el dolor de los demás. ¿Quién no se ha compadecido alguna vez de cualquier situación que la vida nos presenta? Sin duda es así. Muchos dirán. –No me suelo compadecer de nadie. Verás. La compasión es una facultad que podemos adquirir si carecemos de ella, o mejorarla si ya la tenemos. La meditación puede aumentar nuestros sentimientos de compasión ante los demás.
             A veces decir “si” o “gracias” por compasión no es un problema. El que se compadece se crece. Adquiere un puesto de superioridad frente al otro. No es necesario medir situaciones ni tiempo, puesto que el que así se manifiesta, entrega con esa acción los más  profundos de sus sentimientos.
            No pensemos que un acto compasivo nos lleva irremediablemente a consecuencias negativas. Mostrarse compasivo entra en la clasificación de excelencia. No es un papel de superioridad ante los demás, sino un acto que nos hace reconocer los sentimientos de los demás. Muchos acreditan que sentir compasión es tener lástima hacia los demás. Nada más erróneo. Sería poco edificante el creer que el sentimiento de compasión lo podemos confundir con lástima, dirigido hacia nuestros semejantes. El sufrimiento personal es parte de la vida cotidiana y a todos nos toca una porción. Frente a esta conjetura comprendamos que nos queda poco lugar para la lástima.
            La tristeza sin embargo va muy unida a la melancolía y por regla general no significa sentir lástima ni compasión hacia nuestros semejantes. Observemos por un instante y con atención el efecto que produce que una determinada persona nos mire con pena. ¡Lo mal que nos podemos sentir! No lo podemos remediar, ya de por sí, nos embarga un estado de tristeza que se hace notar. Sería poco edificante que ese sentimiento de tristeza lo confundamos con un estado de compasión. Pensemos siempre que la tristeza es parte de la vida misma y a todos nos toca sentirla. 
            ¿Por qué no pensar que cada persona está sometida a continuos desafíos y tremendos cambios que nos hacen provocar sentimientos de tristeza? Estos sentimientos de tristeza, cuantas veces no lo podemos explicar, surgen de la nada, y sin ninguna explicación ni acontecimiento que nos suceda. Sí, suelen desaparecer en poco tiempo, pero a veces permanecen dentro nosotros durante largo tiempo, son situaciones que nos conducen a un triste recuerdo que nos es imposible retirar de nuestro subconsciente. Eso hace que mantengamos continuas emociones, las cuales dan origen a momentos de continuos sentimientos de tristeza.
             Cuando aparece en nuestro estado ese sentimiento de tristeza, reflexionemos sobre aquello que hemos perdido y dándole “vueltas” mentalmente, percibamos lo afortunados que podríamos haber sido ante aquella sensible pérdida. Pero a pesar de no poderlo remediar nos quedamos en esa fase, en que todos son lamentos, llegando a un tremendo estado de total impotencia. Entendamos que ante esta forma de ser, tenemos que ser capaces de enfrentarnos a nuestros próximos retos, con la firme condición de olvidar, haciendo que seamos capaces de sobreponernos a fin de formular todo nuestro potencial que llevamos dentro.

 Meditación: La tristeza es la única emoción, que te muestra lo que realmente te importa.

 

jueves, 4 de agosto de 2016

No apartes tu pasado.

               Es posible que me digas: “yo de mi pasado, ni hablar” Por favor, tú pasado, no lo olvides jamás, piensas que ese pasado eres tú, en todo el sentido de la palabra. Ahí está tu propio ser. Quizás haya muchos o muchísimos momentos de los cuales jamás desearías que se repitieran, pero entre todos también habrá momentos, dignos de no olvidarlos nunca. Sí, me dirás. ¡Oh, son tan pocos que no merecen la pena recordarlos! Te rogarías que no pensaras así. Esos escasos momentos son los únicos que te harán comprender muchas cosas sobre todo aquellos malos momentos que sufriste. Dios quiso que tú vida fuera así, y nosotros no somos quien para “quitar o poner” nada a sus designios.
                No culpes a nadie ni siquiera a ti mismo de todas tus vivencias. Todo sucedió porque así era tu destino. Sentir pena por ti, ¡no por favor! Eso solo es compasión y, no existe nada más triste que sentir compasión por uno mismo, lo que conseguirías con eso, es perder tú propia dignidad. Ese es el motivo por el cual nos cuesta tanto olvidarnos del pasado, debido a que lo llevamos incrustado en nuestro interior, y no nos deja pensar en los pequeños momentos felices que también sucedieron. Y es que cuando realizamos un gran esfuerzo y tratamos de olvidar aquello que tanto nos dolió durante toda nuestra vida, e intentamos olvidar ese pasado, ya sólo nos queda lo desconocido, es decir el futuro, y el futuro es imprevisible.
            Cuando en tus momentos de soledad, analices tu vida, piensas que ese es tu momento y es el comienzo de reconstruir un nuevo proyecto, que te haga recapacitar para que seas capaz de emprender un nuevo camino sin dejar olvidado tu pasado.
            Ten presente que el pasado es muy tuyo y jamás podrás apartarlo de ti, sin él, tú vida sería un completo vacío y tu existencia totalmente nula. Otra cosa es tratar de recomponerlo a fin de vivir un nuevo proyecto. Tampoco consiste de atormentarnos pensando siempre en lo que hicimos o no hicimos, en lo dijimos o dejamos de decir sólo es cuestión de recordarlo como circunstancias que se presentaron en nuestra vida y, así fueron, sin pensar que todo aquello fue un fracaso, sólo fueron actitudes que pasamos y desgraciadamente obstaculizaron nuestro desarrollo personal. 
            Tengamos presente que ante ese futuro del cual hablaba anteriormente, siempre nos aparecerán problema y dificultades ya sea tarde o temprano, de forma más o menos grave, queramos o no, y nada podremos hacer para evitarlos, solo nos queda hacerle frente, con el sólo fin de intentar solucionarlo. Solo decirte que ese pasado equivale en cierta manera a tus años vividos y “esos”, jamás podrás negar que pasaron. Puesto que tan importante es vivir anclado en tu pasado como renegar de esa parte de tu historia personal. Por tanto no se trata de olvidar tú pasado,  haya sido alegra o triste, sino “colocarlo” dentro de tú ser, con el fin de que viviendo el presente nos haga caminar por esta vida con todo entusiasmo, y podamos atrevernos con las dificultades, sin necesidad de olvidarnos de nuestro pasado.

 Meditación: No es necesario destruir el pasado, se ha ido; en cualquier momento, puede volver a aparecer, y ser de nuevo presente.