Cuantas veces la
felicidad se manifiesta en determinadas personas, sólo a través de un breve
estado de satisfacción y de cierta contención emocional. Debemos darnos cuentas de revisar nuestro
concepto de felicidad a lo largo de nuestra vida, ya que puede ser lo
suficientemente relevante e importante reconocer que la única felicidad posible
se la debemos solo y exclusivamente a saber afrontar la realidad al darle
verdadero sentido a tu vida. Si durante nuestra vida y aunque a través de
pequeños momentos de tu existencia has conseguido esos logros de felicidad, ya
puedes considerar que tu vida ha sido importante.
A decir verdad, la
realidad que vivimos está fuertemente asociada a nuestros propósitos y sobre
todo a las explicaciones que generamos de las experiencias vivida. Tu vida
es como una cuenta en un banco, ésta requiere tener un propósito de obtener
rédito con el fin de saber organizarla ante un enfoque bien dirigido para que
en su momento puedas disfrutar de ella. Ese “banco” no admite transferencias. Cada
noche se hace balance y se cierra. Si no utilizas tus “depósitos”, las
pérdidas se acumulan, y te das cuenta de que no puedes echar marcha atrás.
Nadie te puede dar un préstamo, porque solo tú, eres el administrador de esa
cuenta que en definitiva es tu propia vida. Cuántas veces decimos “el tiempo
pasa volando”. La velocidad con que transcurre nuestras vidas es a veces
subjetiva, así observamos que existen personas que desearían seguir viviendo en
una adolescencia eterna, porque consideran que ese tiempo fuera los únicos
momentos buenos de su vida.
Ese sentido del
que hablo es el que todos deseamos, y éste llega relativamente en la edad
adulta, o sea en la madurez. En la época de juventud, lo que intentamos es
construir una forma o identidad en imitación a lo que nos rodea. En relación a
ese sentido me refiero a intensificar una experiencia llena de intenciones,
ideales y deseos, que hacen que soñemos con una existencia llena de valores,
sin necesidad de vincularnos a todo lo que nos acontece. Aunque la base
principal en que vivimos, necesita de unos poderosos cimientos que sostenga el
tremendo “peso” que durante toda nuestra vida tenemos que soportar.
¿No has pensado
que haya sido posible que la vida, durante un tiempo, te viniera poniendo ante
tus ojos un desafío, ante el cual sólo tú deberías tener la exclusiva potestad
de resolverlo? Quizás no fuera fácil decidírtelo, pero “deberías pensarlo”, a
pesar de que incluye temor, incertidumbre, miedo, etc., para que todo se realice
con éxito. Y así es, llega el momento, y ese desafío que la vida te puso por
delante fue vencido gracias a tu valentía y a tu fortaleza personal. Siempre he
dicho, que la vida no es un remanso de paz; tarde o temprano todos llegamos a
encontrarnos con algún desafío, y todo depende de cómo superarlo, y del
esfuerzo que hagas para salir adelante.
En la vida son
tantos los deseos y tan pocas las realidades, tan grande las injusticias y a
veces tan mínimas las justicias, que nos martillean en nuestro interior; todo
ello, no es más que la afirmación de: darle sentido a tu vida. Comprendo
que es difícil de entender e incluso de vivir, aunque eso no quiere decir que
tengamos que optar por el mal entendimiento de la desesperación o el mutismo.
Hemos de comprender que errando se aprende, y a veces es necesario equivocarse
para saber acertar en determinados momentos.
Para concluir,
solo os digo que deberíamos tener en cuenta que a veces podemos pasarnos años “sin
vivir en absoluto” y de pronto, toda nuestra vida se concentra en un
instante.
Meditación:
No dejes que nadie borre nada de tu vida.
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