Siempre se ha
dicho que tener un amigo es tener un tesoro, porque sólo podremos
valorarlo si conocemos su alma y su espíritu, aunque personalmente no le
conozcamos. En esto consiste la confidencialidad y, cuando esto se alcanza
tendremos un verdadero concepto de su persona. Muchas veces creemos y pensamos
que quizás algún día, o posiblemente más adelante una conversación sincera
pueda efectuarse. Mantengamos siempre la ilusión, ya que es posible a través del
diálogo, puedan resolverse cualquier tipo
de conflicto. A pesar de todo, esas palabras expresan nuestros
sentimientos de forma escueta, a quienes más apreciamos, apaciguando nuestros
corazones y evitando al mismo tiempo, esas lamentables interrogaciones que se
nos presentan ante aquellas oportunidades perdidas.
Parece
inverosímil, que ante unas sencillas palabras pronunciadas con profundo amor,
son suficientes para paliar aquellas heridas que durante tanto tiempo
estuvieron sin cicatrizar. Solo al conectar con nuestro interior, harán que se
produzca el milagro de remediar ese dolor que durante tiempo hizo que no nos
dejara vivir. Pasan días, meses e incluso años y diariamente nos sentimos mal;
Pero: ¿A qué es debido? Nos parece que estamos padeciendo unos continuos
sentimientos de culpas, que golpean nuestra mente, haciendo que nos mostremos
tristes, alicaídos, faltos de esperanza, etc. Llega un momento ante el cual nos
vemos envuelto en un profundo dolor emocional, el cual no sabemos gestionar, al
no tener la ocasión de que alguien nos proporcione aquellas gratuitas palabras,
que seguro remediarán ese profundo malestar.
Todos sabemos que
la palabra es el medio de comunicación por excelencia, que se caracteriza y
distingue a los seres humanos. Siempre la palabra tiene un poder emocional. Cuántas
veces hablamos y opinamos porque “hablar es gratis” aunque a veces no le
tomemos en cuenta la enorme importancia de las palabras. Por favor: yo te
diría; no te calles, no guardes silencio. Existen palabras que
abren puertas.
Si tienes un
problema y parece que el mundo se desmorona a tu alrededor, y sientes la
necesidad imperiosa de hablar con alguien. ¡No espere! Descuelgas el
teléfono, marcas su número y después de unos minutos te sentirás mucho mejor.
Así es la amistad, una persona a veces a cientos de kilómetros de distancia que
escucha lo que te pasa, que te ha dice lo que opina, siempre te reconforta.
Muchas veces el olvido es una forma de callar
a través del silencio cuando deseamos imponerlo, y deseamos arrinconar
ciertos acontecimientos, pero no nos quepa duda que siempre dejará una marca o
una huella, que permanecerá con nosotros, por mucho que intentemos que
desaparezca. El tratamiento de la palabra es muy útil y a veces llega a
parámetros insospechados por medio del entendimiento y la reflexión. Las
fórmulas de comunicación son en realidad entendimientos totalmente personales
utilizados muy a menudo en nuestra vida, llegando a un convencimiento mutuo.
Una de las
palabras más sencillas que podemos usar es el nombre de la persona que tenemos
al otro lado, A todos nos gusta que mencionen nuestro nombre. Hacernos
sentir invisibles, es lo peor que nos puede pasar. Recuerdas que lo contrario al
afecto nos es el odio, sino la indiferencia. En definitiva; todas las personas
se sienten más respetadas cuando se les habla amablemente y eso les vuelve más
receptivas a lo que se les está diciendo.
Meditación:
Trata de no esperar un momento ideal para hacer algo especial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario