lunes, 2 de septiembre de 2019

Afrontar las dificultades


       Desde que somos pequeños, es decir desde nuestra concepción, nuestro cerebro está programado para la supervivencia y, por ello, estamos siempre atento a lo negativo que nos pueda suceder. Verás, no describo la realidad tal como es, sino que valoro todo aquello que no conocemos ni controlamos como un potencial peligroso, de modo que siempre nos anticipamos a lo malo que nos pueda acontecer de una manera automática, para de esa manera siempre estar preparados para evitar el riesgo.
            La aproximación mental y emocional de cualquier situación, nos genera desconfianza ante las dificultades que nos puedan sugerir, ya que éstas nos permiten estar preparados ante cualquier respuesta solvente. Pensar y actuar de modo positivo nos ayuda a afrontar esos momentos eficazmente, venciendo las dificultades de la vida. Por tanto, no es rentable invertir tiempo y esfuerzo en aprender el modo de elegir posibilidades, si no buscar soluciones indagando en los problemas que nos aparecen en nuestro día a día.
            En realidad, la vida resulta bastante diferente a como la soñamos; pensándolo bien no es una “autopista lisa y recta”, sino, es un camino roto y sinuoso, en el que   inevitablemente, tarde o temprano todos nos encontraremos con problemas similares que nos aparecerán para fortalecer nuestra convicción y enriquecernos. Sí, es cierto que, a través de nuestra existencia padeceremos conflictos laborales, sufrimientos de pérdida de algún ser querido o alguna ruptura afectiva, etc.
            Las dificultades son inherentes a la vida, sencillamente porque éstas a su vez, son dinámicas, crecen, se desarrollan, se superan y al mismo tiempo van realizándose desde nuestro interior, abriendo siempre nuevas posibilidades. La tendencia natural es evitarlas y en ocasiones no está mal, que ellas sean parte de nuestra vida, en cuyo caso debemos aceptarlas y asumirlas. Quizás nos imaginamos aquello que deseamos, o la forma que nos gustaría que de alguna manera fueran; en cierta medida, pueden ayudarnos a alcanzar nuestros objetivos, afrontando las dificultades en nuestra vida, a fin de introducir cambios positivos.
            Lo realmente lamentable es ignorarlas, negarlas, o no afrontarlas; aunque haciéndoles frente, dichas dificultades, nos ofrecen nuevos recursos, nos abren posibilidades desconocidas y por tanto nos hacen más fuertes y temperamentales.
            Todas las dificultades que la vida nos presenta, no tienen por qué hacer que nos paremos, ni que nos detengamos en nuestro camino, sino que cada nueva dificultad es un nuevo reto que, de la mano de un justo sentido común, podamos superar y vencer. Solo para terminar, atisbemos una mirada optimista a los duros acontecimientos que diariamente la vida nos presenta, y así con una actitud relajada, debemos afrontar todo tipos de dificultades.
            Pensemos que esas dificultades no son más que “piedras” de apariencias negativas, pero de precioso mineral oculto y, aunque nos “tiznen las manos”, siempre debemos recogerlas con cuidado y no despreciarlas, puesto que es posible que puedas sacar de ellas el oro que acumulan en su interior.

Meditación: Las dificultades de la vida no están para paralizarte, sino para ayudarte a seguir adelante.

2 comentarios:

  1. me gustas cuando callas y estas como en silencio y tus palabras me tocan y me convierto en verso

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  2. Son de pocas palabras tu comentario, pero muy hermoso, ya que me recuerda a uno de los versos de Pablo Neruda que dice: Me gustas cuando callas porque estás como ausente, y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca. Parece que los ojos se te hubieran volado y parece que un beso te cerrara la boca. Saludos.

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