miércoles, 20 de noviembre de 2019

Resolver los conflictos.


         Siempre hay un momento oportuno para abordar los conflictos, y nunca es el inmediato posterior a cuando estos ocurren. Existe una frase muy común cuando éste surge, ante lo cual decimos: “el tiempo lo cura todo” Es la frase utilizada por antonomasia para aliviar el dolor que podemos llegar a sentir en un determinado momento. Necesitamos tener esa esperanza en los momentos más oscuros. Queremos creer que el día de mañana estaremos mejor. Pero lo cierto es que es una creencia falsa y peligrosa. El tiempo no lo cura todo. El tiempo por sí solo no cura nada.
            Es bueno querer resolver los conflictos, pero primero debemos resolverlos dentro de uno mismo. Cualquier tipo de conflicto que se nos presente debemos pensar que está demasiado “caliente” para al instante ser resuelto.  Como seres sociales que somos, estamos continuamente relacionándonos con otras personas y a partir de esa interacción aparecen frecuentemente conflictos de mayor o menor gravedad. Generalmente, los conflictos no suelen implicar violencia o agresividad, aunque sí provocan malestar o nerviosismo ante la existencia de intereses contrapuestos, bien por diferencias de una persona con otra o bien porque la elección de una decisión u otra puede suponer una serie de ventajas e inconvenientes.
            A veces: ¡Qué difícil es entenderse con los demás! Siempre estamos a la expectativa para reprocharnos de alguna medida que estamos equivocados. Cuántas veces la intención es sólo compartir alguna reflexión o idea que surja de improviso, con el ánimo de analizar, comentar o advertir de “algo” que hemos visto que “eso no es así”. ¡Pues nada! Lo justo para que aparezca la discrepancia, y los malos entendidos, apareciendo el conflicto
En realidad, el principal miedo que surge cuando nos enfrentamos a un conflicto es la discusión, especialmente cuando la otra persona o nosotros mismos somos propensos a dejarnos llevar por la tensión y el estrés, incluso por el rencor y el desprecio. Cuántas veces el hecho de solucionar un conflicto nos puede permitir no solo llegar a un acuerdo, si no a entender aquello que podamos crear una relacione más sólida.
Por lo tanto, al fijarnos en los conflictos de forma negativa, dejamos ver las “cosas” que de alguna manera puedan mejorar la relación, ya que ambos suelen estar empecinados en una sinrazón que les impide llegar a un auténtico entendimiento. La verdad es que lo único que se nos viene a la mente es esa conocida frase: ¡Qué difícil es entenderse! Todos sabemos que la posibilidad de resolver cualquier tipo de problema no pasa precisamente por la recreación constante de la misma, haciéndole ver, que tú sólo llevas la razón. Ello equivale a encerrarse de forma negativa y “tirar la toalla”. Desgraciadamente en muchas ocasiones, a lo largo de nuestra vida, nos vamos a encontrar ante situaciones que, teniendo solución, no sabemos resolver. Bien por su dificultad, bien porque las posturas contrapuestas son aparentemente irreconciliables.
En la mayoría de los casos, los conflictos o discusiones surgen porque no somos capaces de “dar nuestro brazo a torcer” o de ponernos en el lugar del otro. Nos encerramos en nuestro punto de vista y no estamos dispuestos a ceder ni un ápice sobre aquello que pudo beneficiar a tu oponente.

Meditación: Entre las dificultades se esconde la oportunidad.

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