A veces la vida cuando menos lo espera y
sin pedirnos permiso nos empuja hacia un nuevo comienzo; es como si te quitaran
media vida, pero así tienes que sobrevivir y seguir adelante. Todo nuevo
comienzo, nos crea una sensación de incertidumbre o miedo, sobre todo cuando ya
no tienes a tu lado aquella persona con la que prácticamente has vivido toda la vida.
Cuando
perdemos a un ser querido quizás no sepamos muy bien encontrarnos a nosotros
mismo, no sabemos qué decir, ni qué hacer. Esas son mis primeras reacciones.
Por ello, debo aprender “el proceso de la muerte” Todo tiene su tiempo y su
camino por recorrer; aunque es muy difícil de entender.
Lo
que verdaderamente pesa sobre mi ánimo es una terrible soledad cargada de tristeza; es como sentirse
aislado, deprimido, incapaz de expresar mis sentimientos, desconectado de lo
que ocurre a mi alrededor, e incluso aunque esté rodeado de gente.
Ante
estos nuevos comienzos, los cuales la vida me presenta, ni el mejor equipo de
planificación me hace sentirme satisfecho, todo son dudas, indecisiones y
temores hacia el mañana. La vida nunca
vuelve a ser la misma, por mucho que te digan y te animen a seguir y a decir lo
que debes hacer. ¡Mañana será igual! Y así para siempre.
Cuando
alguien a quien hemos amado, decide que ha llegado el momento de cambiar de
plano, se nos va la mitad de nuestra forma de vivir. Reconozco que es un reto
muy grande en el día a día.
Pero son justos esos momentos en los que estoy solo, sin nadie, olvidado, perdido,
los que me da tiempo a pensar, recordar todo y cada uno de los momento vivido
con ella. Sinceramente no puedo darme una respuesta lógica o al menos que me
consuele, puesto que cuando llega la muerte de esa persona con la que has
compartido toda tu vida… ¿Cómo se supera esa ausencia? No existen manuales, ni enciclopedias que me
digan las palabras “mágicas” para aliviar ese dolor que invade mi alma.
No
existe más camino que el que decida yo mismo. Nadie me puede decir que tome
esta, o aquella decisión. Me he pasado muchos momentos de mi vida, dando
concejos, opiniones, etc., y ahora es el momento de respetar ese espacio vacío
que me invade, en el cual se encuentran todos los grandes momentos que pasé
junto a ella.
En
este caso debo asumir y comprender que no se puede eliminar el sufrimiento, que
el ser humano no tiene capacidad para ello. Puedo en determinados momentos,
escapar de él, pero no eliminarlo. Solo con reflexión y sobre todo con humildad,
debo comprender que no puedo hacer nada con respecto a mi propio dolor, solo
aceptar que él, de ahora en adelante me va a condicionar mi vida.
Todos
me acreditan mil comentarios, mil demostraciones de lo que debo hacer, aunque
pensándolo bien, lo que realmente necesito es aceptar las “cosas” tal como son
y, sobre todo, aprender a vivir una nueva vida, aceptando la voluntad de Dios.
Meditación:
Siento un dolor inmenso por haberte ido de este mundo. Tu gran amor y ejemplo
hará que permanezca en mi recuerdo.
Si María, tienes razón, ¡pero es muy difícil! Todos los días no se tiene el ánimo para comprender lo que el ser humano tiene capacidad para aceptar. Gracias por tu comentario. Un afectuoso saludo.
ResponderEliminar