Cuando no queremos hablar con alguien, solemos guardar “silencio eterno”; aunque diariamente le recordamos; por eso me pregunto: ¿no os da miedo ese falso silencio? Esa actitud la personalizamos porque algo nos duele dentro, aunque nuestra conciencia nos demuestra, que diariamente nos acordamos de esa persona. Por eso es muy importante detenernos y reflexionar; no nos engañemos a nosotros mismos y pensemos que no llevamos razón. Lo que pienses diariamente será tu vida, y las ideas se forman cuando piensas.
A veces lo que en principio parece una barrera, un obstáculo, puede llegar a convertirse en el más apreciado y deseado modo de expresión, que puede transcender más allá de las palabras, y a través de ellas, quizás podamos comunicarnos de una forma directa, sin las limitaciones de una situación absurda, manteniendo ese silencio que realmente no deseamos y no conduce a nada.
La casa donde vivimos está llena de espacios vacíos, y esos espacios son nuestras palabras, nuestras sonrisas, nuestros pensamientos que la ocupan diariamente, ¡no la dejemos así!, si la dejas así para siempre, llegará un día que esa persona haya muerto y entonces dirás; últimamente que mal me porté, ¡no se merecía eso¡ Es cuando sentirás un gran vacío en tu corazón, porque la vida se cumple en cada instante; lo que cuenta es el pasado. Y a veces pesa tanto. El silencio no es pasado, no es tradición, solo es la oportunidad de haber vivido, dejando aparte el orgullo y los rencores. La vida solo es lo que producimos nosotros, nunca podremos buscar fórmulas preparadas para auto convencernos nosotros mismos.
Si en verdad empezamos por conocernos a nosotros mismos, sin lugar a dudas llegaremos a aceptar nuestras reacciones, y al final comprenderemos que el silencio no es lo correcto y, de esa forma daremos el primer paso para comprender a esa persona.
Guardar silencio durante un largo periodo de tiempo, aplaca las iras, soluciona el orgullo, esclarece la mente y enfoca con mayor lucidez las consecuencias de nuestros actos. Sí; el silencio es el elemento fundamental para que nuestra mente analice esos problemas y les demos soluciones a ellos, pero no lo inmovilicemos eternamente, porque puede que algún día esa persona ya no exista, y entonces puede que lleguemos a reconocer que la vida, incluso a los más afortunados nos hace pasar por la experiencia de tener que aceptar que aquella actitud no era la más razonable.
Igual que somos dueños de nuestras palabras, y de nuestros actos, también lo somos de nuestros silencios, pero nunca nos engañemos a nosotros mismos ni nos comparemos con el olvido; puesto que muchas veces, éstos pueden decir más que las palabras.
El silencio, junto con el tiempo es una excelente cura para las heridas del alma. Allí donde ese sufrimiento parece interminable, ¡no lo es!, pero ¿porque todo los días le recuerdas? ¡Y no puedes negarlo! (Puesto que es demostrable) De esta forma podríamos preparar el camino a la reflexión, haciendo un análisis inteligente y meditando correctamente, podíamos llegar a través del diálogo a una lógica situación de paz y entendimiento.
Meditación: No deberíamos de engañarnos demostrando que por el hecho de no comunicarnos con determinadas personas le hayamos olvidado; cuando diariamente nos levantamos, sólo pensando. ¡Qué es lo que ha dicho hoy!
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