Debo reconocer que la vida actual está en una situación desestabilizadora. Pero a pesar de todo, su interpretación no tiene porque hacerme sentir en clave de amenaza, sino pensar que siempre ésta, puede ofrecerme alguna oportunidad o alguna ocasión para superarme. Aunque en definitiva ni antes estábamos tan bien, ni ahora estamos tan mal. Conocerse, tener paciencia y prever las reacciones a los impulsos de la vida, puede resultar tan útil como conseguir actuar, en cada momento, del modo más eficaz.
Tampoco puedo ir de víctima. Personalmente pretendo estar inmerso en mi proceso personal de entenderme para no decepcionarme. Ya a mi edad, hace tiempo que descubrí mis limitaciones más evidentes, hasta entonces atribuidas a “sacar” de aquí y de allá. La vida me ha hecho aprender, poco a poco, a no buscar detonantes externos para no perder mi ritmo interior.
He de reconocer, que muchas de las situaciones que me han hecho perder la calma, el tiempo y la tranquilidad, fueron generadas por mí, y sólo a través de mi forma de ser, deben tener la configuración y la responsabilidad de cambiarlas.
Intenté siempre seguir un ritmo que fuera fiel a mi naturaleza, y así poder acabar o al menos conseguir que todo salga del modo más deseado. Siempre traté de no errar, aunque “reconocer es de sabio”, os diré que, muchos fueron los errores a lo largo de mi vida, aunque siempre procuré que ellos me sirvieran para rectificar y superarme.
El equilibrio está, como casi siempre, en conseguir nivelar lo que somos y cómo vivirlo, así como en no dejarme llevar por estímulos, aspiraciones o sueños que me aparten de mi propia identidad.
Supongo que hubiera sido más cómodo escoger mi ciudad natal, pero la Providencia me hizo “aterrizar” por circunstancias en ésta ciudad andaluza, por la cual me defino. Es cierto que las letras es una práctica artística, de la cual me siento muy atraído, pero de nuevo el destino hizo que me decantara por las ciencias, por la que estuve vinculado toda mi vida profesional.
Últimamente veo a la mayoría de las personas, atrapadas por la inercia en sus vidas diarias, todo parecen cargas, pesos, obligaciones, quejas, molestias, ansiedades, irritabilidades, aunque yo, sigo haciendo lo mismo de siempre. Parece como si esperaran un milagro para cambiar pero, como éste nunca llega, pues continúan por la vida como “peces muertos”, siguiendo a la corriente del sistema.
Pienso que es ahora cuando me toca economizar las fuerzas, porque cuando se llega a una determinada edad, es cuando más se necesitan. Para conseguirlo, debo empezar por conocer mis limitaciones, (como antes os dije) analizando mis necesidades, tanto físicas como mentales, y de esta forma, si la Providencia me lo permite, procurar no sentirme obligado a llegar a una vida forzada.
Meditación: Conocer y manejar nuestras emociones, es vital para tener una buena calidad de vida.
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