Quizás puedas advertirme que no podamos compartir todo con todo el mundo, y puedes que tengas razón. Pero ten en cuenta que estoy hablando de la capacidad de hacerlo. Es como querer continuar con aquello que comparten conmigo los verdaderos ideales de la vida misma, aunque luego nos perdamos juntos en algunas situaciones personales.
Conocerse a uno mismo y conocer las opciones entre las que podemos escoger son dos elementos clave para asegurar una buena elección. Por eso conocer nuestras características personales nos permitirá confrontarlas con las alternativas de las alternativas que podemos elegir.
Cuando no existían los Ordenadores, un grupo de personas conocidas, se enviaban cintas de audio conde discutían sobre temas específicos; cada uno agregaba sus comentarios y así las cintas iban recorriendo el mundo a quien las había enviado
Siempre es primordial que para poder compartir una vida o un simple trayecto, hace falta cierta compatibilidad, que es parte de nuestro desafío para poder aceptar que hay otros que, con todo el derecho del mundo, eligen caminos apartados del nuestro , pero hay muchísimos que caminan a nuestro lado y no siempre los vemos.
En nuestro empeño y, a través de las percepciones de lo que vivimos y nos rodea, se va produciendo un proceso de valoración de distintos aspectos que constituyen particularidades de cada persona que al mismo tiempo se derivan de las experiencias vitales, (aspectos personales), así como otras circunstancias que nos circundan, como el contexto del trabajo, entre las cuales se incluyen el verdadero clima laboral.
Todos estos aspectos, condicionan en gran medida las expectativas que podamos crear y la percepción que podamos mostrar.
La verdadera compatibilidad se encuentra en la capacidad de cada uno de valorar en el otro, aspectos esenciales de su persona, apreciando aquellos detalles que a muchas personas podrían parecerles defectos y que al mirarlo desde un punto de vista, nos resulta maravillosos, porque intuimos o sentimos que a la larga serán los que nos permitirán con ellos aprender, crecer y expandirnos en un vínculo auténticamente justo.
Por tanto, cuando hablamos de imagen personal, no solo nos referimos al atuendo que se lleve, sino que es algo más amplio, que abarca desde los rasgos físicos, posturas y movimientos al sentarse, al caminar, al saludar, el tono de voz, la mirada, la sonrisa, la higiene, la cortesía, etc.
La imagen personal es como una foto, es todo lo que los demás ven de nosotros en una rápida y fugaz mirada. Conseguida, enseguida comienza el juicio psicológico: ¿ofrece o no confianza? Evidentemente, cuando se está frente una persona, todo se desarrolla en cuestión de minutos.
Podemos decir que es un estilo de vida, la forma de ser y de actuar y en consecuencia, cada persona tiene su aspecto personal.
Meditación: El paso del tiempo podrá cambiar nuestro aspecto, pero jamás cambiará nuestro corazón.
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