martes, 13 de agosto de 2013

Oir o escuchar.

            Aunque el principio parezca una paradoja, no es lo mismos oír y escuchar. Estas acciones pueden completamente distintas.  Por ejemplo para oír debemos percibir los sonidos sin necesariamente pretenden lo que estamos oyendo. Por ejemplo, te puedo estar oyendo, pero si no te pongo atención, nunca entenderé lo que mes estás diciendo.
            Habitualmente decimos: “hablar es una necesidad, escuchar es un arte” Una gran verdad, puesto que los seres humanos no estamos diseñados para escuchar, pero sí para oír. Oír y escuchar, sólo está en la intención. Escuchar es algo que se hace intencionadamente, mientras que oír es algo que sucede independientemente a nuestra voluntad. Escuchar es más que oír. Es sencillamente prestar atención, involucrar nuestro intelecto para poder captar el mensaje o percibir mejor los sonidos.
            Si sabemos escuchar bien nuestras relaciones humanas, serán afectivas y nuestro trato en el seno del trabajo, más exitoso. Escuchar significa muchas cosas, pero especialmente es seguir abierto a la vida, luchar por una relación. Muchas veces se piensa que oír y escuchar es lo mismo, sin embargo no es así.
            Cuando no nos escuchan, nos sentimos invalidados y frustrados, llegando a la conclusión de que no le importa a nadie lo que estamos diciendo. A veces, cuando escuchamos a un amigo; debemos concentrarnos en la conversación de ante manos, tomarnos el tiempo para que absorber lo que tu amigo te está diciendo y cuando haya terminado, tómate el tiempo, para crear una respuesta meditada y coherente.
            Escuchar no es la única manera de ser un amigo que brinda apoyo. Por ejemplo, cuando has perdido a un amigo, es posible que necesite tiempo o espacio o que simplemente sea testigo de esa situación, a veces incompresible.
            Escuchar a un amigo, es aquel que puede ayudarte a ver y superar tus defectos, no hay secretos, no te juzga, se preocupa u ocupa por tu bien, no permite que andes solo, en la debilidad te fortalece sin aprovecharse de ti, te detiene en la caída, intuye tus sentimientos, tus deseos, tus necesidades, tus dolores y en definitiva procura remediarlos sin que tú te des cuentas.
            De la misma forma que tenemos que quitarnos cera de los oídos y suciedad de los ojos, es nuestra obligación eliminar cualquier tipo o conclusión temprana que nos impida contactar con él. Escuchar y conversar también se hace con la naturaleza, puesto que es una las acciones más profunda de la vida.

Meditación: Lo importante no es escuchar lo que se dice, sino averiguar lo que se piensa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario