Si te preguntamos, con quién has mantenido una conversación recientemente, posiblemente te sería fácil de contestar; con tu pareja, tu madre, un amigo, un compañero de trabajo… Las personas hablamos mucho a lo largo del día. Las conversaciones nos rodean, casi como el aire que respiramos. En verdad, cuando no podemos comunicar con los que realmente queremos; eso nos hace sufrir.
La conversación y lenguaje pueden abrirnos o cerrarnos posibilidades en cuanto a cómo entendernos en nuestro mundo. Por eso mediante las conversaciones, construimos y reconstruimos nuestras realidades y también a nosotros mismos.
En definitiva, esto nos sugiere que el lenguaje, no es solo un medio para transmitir lo que uno ya tiene claro en su cabeza, como si hablar fuera, básicamente, un intercambio de información. ¿Te ha pasado alguna vez que al hablar con alguien se te ocurren nuevas ideas? Ahora bien, no todas las conversaciones son iguales, hay algunas más útiles y significativas que otras.
En un diálogo hay lugar para ideas y esa participación, requiere que estemos abiertos a escuchar verdaderamente al otro y entenderse mutuamente. Como dice un famoso dicho: “Bailar un tango es cosa de dos” Y también lo es tener una buena conversación.
Es fundamental, escuchar al otro y dejarle que cuente lo que tiene que decirnos a su ritmo tomándonos el tiempo necesario, para eso no debemos sacar conclusiones antes de tiempo. Muchas veces queremos ayudar a la otra persona y nos lanzamos a decirle qué debe hacer, actitud que posiblemente no funcione, haciendo que no nos comprenda.
Pero lo que es realmente triste, cuando existe una amistad consolidada durante años, y por causas incomprensibles, ésta se rompe sin motivo justificable. Entonces se presenta ante nosotros una actitud de “temor”, a través de un comportamiento de indiferencia si tratamos de ponernos en contacto, puesto que siempre existe le existencia al rechazo y el desprecio anidado durante tiempo. ¡Cuánto nos gustaría reiniciar aquella amistad, simplemente con un: ¿Qué tal estás? ¿Cómo te va? ¿Cómo estás de salud? etc. Pero; ¿quién se atreve, ante cualquiera respuesta imprevista, que ahonde más el dolor?
Muchas veces lo achacamos a: ¿es que no nos conocemos? Es entonces cuando nos preguntamos: ¿Acaso conocemos personalmente a todos los que nos comunicamos a través de las redes sociales? Puesto que con todos ellos mantenemos un diálogo correcto y llenos de atenciones. Entonces; ¿por qué esa actitud innecesaria e incomprensible? Siempre se ha dicho que un diálogo sensato allana cualquier aspereza y nos hace llegar a un entendimiento locuaz.
Como anteriormente decía nunca podremos controlar lo que va a hacer o decir nuestro interlocutor, pero pensemos siempre que existen formas y maneras para que podamos hacer que aquella amistad sea productiva, útil y placentera.
Meditación: El diálogo es la base de los problemas y la solución de ellos.
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