lunes, 5 de agosto de 2013

La rutina sexual.

           Mantener el deseo después de los años requiere imaginación y reinvención. La clave para mantener el interés sexual en una pareja estable pasa por practicar la sexualidad siempre desde “la regla de oro”. Haz todo lo que quieras, no hagas nada que no quieras, hazlo siempre desde el deseo compartido y de acuerdo con tu escala de valores sexuales.
            No existen fórmulas mágicas para aniquilar la rutina sexual, pero sí aliados. Esta rutina puede instalarse no sólo porque siempre se realice o se haga lo mismo y a la misma hora y circunstancias. Con frecuencia deben existir factores que contribuyan a la variedad, para satisfacer dicho acto.
            En esa búsqueda entran los “patrones” de conductas sexuales, aunque siempre desde un punto de vista estadístico. Estas son prácticas auto decididas y auto gestionadas  y por supuesto recíprocamente consentidas, las cuales enriquecen la vida sexual de la pareja.
            La mujer ha jugado un papel primordial en el avance sexual de la pareja. El primer peldaño en la liberación de la mujer fue el sexual, cuando disoció en los años 60, la procreación de sexualidad, para a partir de ahí desarrollar su libertad sexual.
            En el mundo del placer juegan mucho las palabras, los gestos o las insinuaciones, por tanto el inicio de una relación con garantía de éxito, siempre debería empezar con la comunicación. Así empieza la seducción, con unas miradas, caricias sensuales, susurros, para terminar culminando con el verdadero deseo entre ambos.
            Definitivamente podemos decir que una misma mujer puede tener códigos de comportamientos sexuales muy distintos, en función de la pareja que tenga, sin dejar de ser ella. Los rituales como “lo que te gusta hacer y cómo te gusta hacerlo” son difíciles de armonizar. Se trata de la personalidad sexual, y cada uno tiene derecho a expresarla a su manera, solo que todas las maneras no son compatibles. Igual que hay incompatibilidad de caracteres, hay incompatibilidad de códigos sexuales.         
            A todo lo anteriormente dicho, nos formulamos esta pregunta: ¿Qué podemos hacer para solucionar esta situación? Lo primero es fomentar el acercamiento. La comunicación es la clave de cualquier relación humana. Y en la pareja es esencial. La sexualidad es un espacio sagrado en el que nos comunicamos a través de nuestro cuerpo. Gracias a ello, nos mostramos a nosotros mismos, sin “velos” que tapen nuestras propias esencias. Aunque debemos percatarnos, que para que se de una verdadera comunicación sexual, el diálogo dentro de la pareja es una pieza fundamental.
            Indudablemente la mujer es el sexo fuerte, y el hombre debe aceptarlo. Así que una buena relación sexual es aquella en las que los dos de manera cómoda, queden satisfecho de acuerdo a sus necesidades.

Meditación: En todo encuentro erótico hay un personaje invisible y siempre activo: la imaginación.

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