sábado, 1 de noviembre de 2014

Temor al compromiso.

           Todos deseamos ser independiente y autosuficiente como fuera posible. Si, es cierto, el impulso de distinguirnos de los demás forma parte de nuestro crecimiento tanto como la necesidad de pertenecer a un grupo o colectivo. A veces nos mostramos como si nos hubiéramos creado una burbuja de bienestar, a nuestro modo y semejanza.
             Es entonces cuando el miedo aparece haciendo peligrar dicha burbuja, cuando creemos que va a producirse un cambio que pueda desestabilizar nuestra seguridad. Si estos límites son sobrepasados, nos sentimos como amenazado en nuestro espacio vital, como un peligro a nuestra necesidad de independencia e integridad, y es entonces cuando aparece el miedo. Así es como se desarrolla el miedo a la intimidad.
              El miedo pone en la balanza los recursos que uno tiene y aquello que tenemos que afrontar. Cuando se produce estos desajustes, es cuando el temor se hace presente. Por tanto, es cuestión de inseguridad y de no conocerse bien a uno mismo, lo que conlleva a ese malestar y frustración que a veces padecemos.
             Muchas veces, cualquier relación de confianza o cercanía nos produce ese temor a la intimidad, a abrirnos y a entregarnos, conduciendo todo a un estado de aislamiento y soledad. Debido a ese alejamiento, estas personas conocen muy poco acerca de los demás, lo que le provoca inseguridad en sus relaciones.
              Existen personas que se agobian en las relaciones, o pierden el interés, por miedo a que dicha relación les lleve a una situación estable. Prefieren no establecer vínculos emocionales ni hacer planes de futuro en común. Los que saben cómo relacionarse con este tipo de persona, pueden estar seguros de contar con un profundo afecto, aunque no sean capaces de mostrarlo, o incluso admitirlo.
Cuando más adelante vaya la relación, más agobiante se vuelven. Son partidarios de relaciones de poco tiempo, y no es raro que aquellos que tienen temor al compromiso terminen bruscamente la relación cuando se ven atrapados en esa espiral de la que ven difícil su salida.
             Ese temor al compromiso puede condicionar nuestra vida. Por tanto determinar el temor al compromiso es un paso esencial para construir una relación sana y estable.
             Cuando ese temor se nos presenta, significa generalmente que le tenemos miedo al cambio. La incertidumbre de futuro y todo lo que esto implica para un futuro de vida, nos hace perder libertades y el hecho de estar atados a alguien por el resto de nuestra vida, nos hace que empecemos a buscarle defecto a nuestra pareja para tener de esta manera una razón que justifique nuestros temores.
             Ese estilo huidizo que esas personas presentan, son aquellas que viven una relación en estado continuo de acercamiento-alejamiento. Son las que más dicen quererse enamorar para después sentirse “acorralados” Por eso huyen. Suelen ser personas con un alto grado de autosuficiencia emocional y una baja activación de los deseos de apego. En definitiva son las más proclive a sentir el llamado “temor al compromiso” huyendo de una relación duradera y cuando consiguen lograrlo, procuran no atarlos en corto.

            Meditación: El compromiso es una palabra que necesita de mucho valor para ser pronunciada.

 

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