viernes, 7 de noviembre de 2014

Expresarse con palabras.

             Lo más lógico y normal es entender y explicarnos a través de la palabra. Pero ¿Cuántas veces éstas, como se suele decir: “se las lleva el viento”? No porque no se entiendan ni porque se expliquen de formas mal intencionadas. No, siempre suelen  mostrarse de la forma más correcta; entonces, ¿Qué sucede?  No es otra cosa que el producto de pasar de tener una dinámica y distendida relación, a la terca sinrazón del mutismo, sin la más leve explicación.
             Sería relevante remarcar que el pasado no se puede explicar en su totalidad con palabras a distancias, Utilizando las palabras lo que hacemos es fragmentar la realidad en partes, cuando lo real, es que todo está unido a todo. Una razón muy importante es la que debemos hablar a las personas de forma educada y con buenas palabras, puesto que  si no se hace, el mismo silencio ya está haciendo daño de una forma indirecta.
            También el problema, es que la mayoría nos pasamos gran parte del día con la mente saltando agitadamente entre el pasado y el futuro, y mientras tanto nos perdemos el presente. La vida es eso que sucede mientras estás haciendo otros planes. Así decimos que la vida transcurre entre palabras y silencios. Pero ¡ojo! Los silencios, no son un elemento accidental, sino un elemento decisivo para conseguir una comprensión auténtica. Aunque reconozco que nadie (o casi nadie) quiere callar para siempre, pues callar se percibe como un fracaso emocional.
            Cuando escuchamos continuadamente, no deberíamos dejar que nuestra mente divague y salte hacia temas totalmente imaginativos. Decimos que a través de la palabra es posible la comunicación, así es posible comprendernos; sin embargo el poder de la palabra va más allá que el simple intercambio de ideas, al mismo tiempo sirve para cautivar y convencer.
           Consideremos siempre que somos seres “sociales”, en el sentido de que pasamos la mayor parte de nuestra vida con otras personas. Por consiguiente, es importante aprender, entenderse y funcionar adecuadamente en situaciones al menos sociales. Todos conocemos y podríamos citar en teoría cuales son los principios básicos para lograr una correcta comunicación, pero a veces “cerramos los ojos” y nuestra mente no la dejamos hablar
            El perdón es una necesidad en nuestro tiempo. La imperiosa necesidad que tenemos de él, surge del hecho de que nadie está libre de heridas, como consecuencia de frustraciones, decepciones, penas de amor, traiciones… Las dificultades de vivir en sociedad se encuentran por doquier. Conflictos en las parejas, entre amigos, personas divorciadas, patrones y empleados, etc., y todos tienen algún día necesidad de perdonar para establecer la paz y seguir viviendo juntos.
             Si nos atreviéramos a decir lo que pasa por nuestra mente, seguramente encontraríamos mucha paz al final de lo dicho, más armonía y no tendríamos la necesidad de pensar en silencio, aumentando de esta forma nuestra confianza personal.

 
Meditación: Los buenos tiempos se convierten en buenos recuerdos; los malos tiempos en grandes lecciones, solo hay que aprender.

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