domingo, 29 de junio de 2014

Saber aceptar los hechos.

            La aceptación no es indiferencia. De hecho hacer como que algo no existe, o "resignarse" (entendido como claudicar), en el sentido de cruzarse de brazos, no es aceptar. Porque puedo adoptar una actitud pasiva ante aquello que se me presenta a causa de una negación, y en esta negación va implícito el rechazo. La aceptación de  resignad, como la de quien tolera algo que en el fondo no agrada, no es verdadera aceptación, en este caso se trata de una aceptación gozosa y que dice radicalmente “si” a lo que la vida nos depara.
           A menudo, sin embargo, existen situaciones que no despiertan alegría ni entusiasmo. Pero si podemos aceptarlas mejor con la realidad del momento. Puesto que la realidad se manifiesta a través de nuestra participación en ella, es como una aventura abierta y creativa.  ¿Cuántas veces, hechos que no podemos cambiar, alteran nuestro humor? ¿Qué gano luchando una y otra vez contra aquello sobre lo que no tengo control algunos?
         Aceptar dichas situaciones nos da la oportunidad de encontrarnos con nuestros objetivos y nuestros sueños, en lugar de quedarnos anclados en las “cosas” que no son como uno desearían que hubieran sucedido.
            Aunque reconozco que aceptar lo que hay, es siempre incómodo. E inútil. Es como un modo de evitar la plena presencia en el aquí y en el ahora. Por eso si aceptamos que esta es la realidad del momento, podemos  partir de esa aceptación, y actuar para transformarla.
            La aceptación, no la debemos comparar con el conformismo, puesto que la situación del conformismo es un problema recurrente en nuestra sociedad ya que las personas no ven ni buscan la manera de superarse, convirtiéndose en un problema que afecta a situaciones, generalmente por falta de progreso.
             Aunque parezca una utopía; siempre se debe aprender del pasado. Al centrarnos en las experiencias pasadas, se puede generar fortaleza personal para aprender acerca de las estrategias para aumentar la resistencia ante acontecimientos que parecen insuperables. Por eso aceptar el cambio, es parte de la vida. Algunas metas pueden no ser alcanzables como resultado de situaciones adversas. Pero aceptar las circunstancias que no se pueden cambiar, sí nos pueden ayudar a alterar determinados momentos vitales,  si  tenemos que aceptar esos momentos que la vida nos presenta.                  
             Comprendo que es inútil rechazarlos, aunque no queramos aceptarlos, y reconozco, como anteriormente decía, que son momentos difíciles para mantener un equilibrio mental que nos permita realizar una labor de servicio y satisfacer al mismo tiempo la imperiosa necesidad de la vida diaria, pero también son momentos de inspiración para continuar la entrega, con más esfuerzo y más humildad. Es como esos momentos que nos permiten alcanzar cierto grado de esperanza.
             Para aceptar esos hechos que diariamente nos ocupa la mente es necesario: serenidad para aceptar lo que no se puede cambiar, coraje para cambiar lo que sí se puede y sabiduría para encontrar el rumbo a una nueva vida.

 Meditación: Si una persona no te demuestra con hechos lo que dice, no vale la pena creer en sus palabras.

4 comentarios:

  1. Esos hechos pueden venir determinados por decisiones personales que, algunas personas no entiendan y que lógicamente conlleven sus consecuencias y, otros, por factores externos. Éstos últimos podremos entenderlos con el paso del tiempo aunque, muchas veces, nos angustia el no descifrar su significado de inmediato. Un abrazo.

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  2. Sin embargo, todas las vivencias dejan una huella en nuestro cerebro, y en la mayoría de los casos son las menos notorias las que más obstaculizan nuestra vida adulta. Por eso la aceptación también puede estar dirigida hacia otras personas, siendo en este sentido sencillamente aceptar sus errores y sus equivocaciones, privilegiando lo bueno, y sobre todo aquellas cuestiones que generan dolor. Saludos cordiales.-

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  3. Evidentemente, nuestra relación hacia los demás vendrá determinada por el entendimiento de que la razón no está siempre de nuestro lado y que, siempre, de manera consciente o inconsciente, cometemos errores. Además, en la relación con los otros debe mirarse una trayectoria y, no momentos puntuales y concretos. Un abrazo.

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  4. Gracias por tu comentario.- Saludos cordiales.-

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