¡Oh, cuánto nos dice! Ya lo decía en el
pasado artículo. ¿Por qué no queremos oírla? Es que acaso no nos gusta, no nos
conviene, no la aceptamos; o es que la apartamos, y nos dejamos llevar por lo
fácil y llevadero. Muchos de nosotros, la mayor parte del tiempo no nos
escuchamos, sin embargo las personas más sanas son aquellas que saben
realizarse desarrollando sus capacidades a través de escucharse interiormente.
Eso no quiere decir que llevemos a la
práctica todo lo que nuestro interior nos dice, ni mucho menos, pero sí, que
poco a poco nos vamos dando cuenta y aceptando como vivimos el presente. ¿Lo
aceptamos cuando todo va bien o lo rechazamos cuando no? Si es así, es que
estamos pensando en darnos cuenta de muchas cosas que en esos momentos
posiblemente no nos dejen vivir el presente.
En
realidad tengamos presente que siempre tenemos posibilidades de aceptar nuestra
voz interior, puesto que es la única que nos proporciona esperanza. Y esa
esperanza nos brinda confianza allí donde existe ese mar de dudas que nos
impide nuestra paz interior. Todo aquel que reflexione y escuche su “voz
interior” siempre tendrá una sensación de responsabilidad, nacida de la certeza
de un destino feliz.
Pensemos
que prestar atención a nuestro interior, nos permite penetrar en experiencias y
perspectivas, a veces hermosas o terribles, próximas o lejanas, pero sí
sumergirnos en una intensa narración que nos hará ser aquella persona que
deseamos ser. Fácilmente nos identificamos con el mundo que nos rodea y nos
negamos a oír nuestro interior, que sabemos que en la mayoría de los casos nos
dice la verdadera realidad. Si de verdad
deseas hacerle caso a tu interior, debes correr tu propia carrera. Nunca te importe lo que la gente pueda
decir de ti, puesto que nuestra voz interna es la riqueza del corazón. Piensa
siempre que lo importante es lo que te digas a ti mismo. No te preocupes de las
opiniones ajenas, y aplícate ese dicho tan importante que dice: “siempre tu conciencia te dictará tu deber”,
es entonces cuando comprenderás que estás actuando correctamente.
Nuestra
voz interior es al mismo tiempo la guía incansable del ser humano. Si
profundizamos en nuestro interior, esa voz interna nos dirá lo que debemos
hacer. En definitiva, ¿cuántas veces, esa voz no admite una descripción exacta,
puesto que se escapa a nuestra capacidad de entendimiento? Quizás un
detenimiento y una meditación adecuada sea posible que hagamos el esfuerzo de
entender lo que ocurre en nuestro interior. Sin duda esta travesía podría estar
llena de descubrimientos que seguramente nos caracterize más a lo que la vida
nos expone exteriormente.
Tratemos
de escuchar nuestro sentir y descubramos como esos “sonidos” nos hablan a
través de nuestros sentimientos, dejando que el corazón emita su “voz”
haciéndolos oír sobre todo con amor. Solo para terminar y descubrir este
pequeños mensaje, es solo el deseo de
interpretar que todos sentimos esa voz interior que siempre nos dice lo
que debemos hacer, pero que muchas veces nos deseamos aceptar.
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