lunes, 16 de junio de 2014

El esfuerzo personal.

           Nos hemos planteado alguna vez, ¿para qué le ponemos tanto esfuerzo personal a la vida si algún día todo se acabará? Y no me conteste que no te esfuerzas. Cada uno de nosotros sabe mejor que nadie, que aquellas cuestiones de aspectos relevantes y valiosos de la vida, no se consiguen sin que pongamos una buena dosis de entrega, sacrificio y esfuerzo personal por parte de los protagonistas.
            Es frecuente que ante un estímulo pequeño, reaccionemos exageradamente, Es decir, que cuando el vaso está lleno, una simple gota lo satura y entramos en conflictos, en querer comprender cuál es nuestra pauta de comportamiento que pueda ayudarnos a no cometer una y otra vez los mismos errores y a lograr por fin, tener relaciones equilibradas y satisfactorias. Es un reto complicado, pero merece la pena.
           Lo que es fácil de alcanzar, lo que no supone en ningún caso una renuncia o una privación, suele ser algo sencillo y poco valioso en lo que se refiere al enriquecimiento como ser humano. También es cierto que nos encontramos con personas a las que la vida les ha venido “rodada”, todo han sido facilidades, nunca han pasado penurias ni privaciones, no conocen lo que supone ganarse un puesto de trabajo, porque se lo han regalado, ya que no han pasado por aprietos o apuros.
            Cuantas veces el ser feliz, depende en un porcentaje elevado, de la voluntad, del esfuerzo, de la motivación por hacer lo que nos gusta, y de que sepamos extraer recompensas de nuestras propias experiencias.
            Es evidente que existe el factor suerte, y posiblemente ninguno de nosotros renunciaríamos a él si tuviésemos esas posibilidades. En estos casos estamos hablando de lo puramente físico y material. Sin embargo, os puedo asegurar que nada hay tan reconfortante como tener la oportunidad de presenciar los resultados obtenidos tras la dedicación y la constancia.
           Una de las conclusiones está clara: nada, o al menos nada importante se construye sin esfuerzos ni dificultades. Nuestras libertades y nuestros progresos son conquistas, muchas veces fraguadas al borde del abismo.
             La satisfacción que produce poder contemplar todo aquello que has conseguido por ti mismo, sin la ayuda de nadie, eleva tu autoestima y al mismo tiempo te ennoblece y te dignifica. Salvo a algunas personas a las que les llueven los medios de vida desde el cielo. No se concibe vivir sin algún esfuerzo por mínimo que sea. Indudablemente se aprende más del esfuerzo al buscar una meta que una vez alcanzada. Por eso creo definitivamente que tenemos que esforzarnos y trabajar para alcanzar una calidad de vida satisfactoria.
             Solo cuando hacemos uso de estos elementos, disponemos de la autoridad moral necesaria para sopesar en su justa medida las dificultades que nos encontramos a lo largo de nuestra existencia.

 Meditación: El hombre que se levanta es aún más grande que el que no ha caído.
 

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