Debemos de considerar las euforias como
un concepto de actos de bienestar, como la búsqueda constante de emociones
intensas. En el fondo, las euforias nos sacan de nuestro centro, siendo también
compatible con las alegrías.
Buscarlas
constantemente es como vivir en un cuerpo y una mente acelerada. Nos puede
suceder que experimentemos un cierto enamoramiento, a veces hacia una persona,
o bien hacia alguien que nunca elegiría en un estado de ánimo normal. Estos
estados suelen desaparecer cuando llega la fase depresiva, al vivir de una
manera intensa el “subidón” que nos lleva a un estado de agotamiento interno.
También
podemos considerarlas como un fuerte deseo de sentir un estallido en nuestro
interior como señal de felicidad auténtica, siendo algo que realmente nos
lastima y desequilibra. Las euforias suelen identificarse en algunas ocasiones
con compras compulsivas de artículos superfluos sin reparar en gastos
Generalmente adquirimos cosas que no usaremos, o quizás usaremos muy poco tiempo
y pronto las dejaremos de lado.
El
exceso de euforia nos excita el corazón y nos descontrola el cuerpo. Pero sí es
cierto que muchos oscilamos entre la euforia y la apatía, lejos de un estado
sereno que nos permita disfrutar de la vida. Como siempre, en el término medio
se debe encontrar la solución. Cualquiera irregularidad en estas circunstancias
no solo afecta a nuestra vida emocional, sino a la manera de ver el mundo.
Si
las euforias no estuviesen bien vista socialmente, el fútbol no tendría tanto
éxito. Pero los espectadores quieren entrar en esos estados emocionales en que
el cerebro libera sustancias que crean bienestar. Sin embargo se trata de un
estado momentáneo y transitorio.
Otro
de los problemas de las euforias es que son adictivas. Cada vez deseamos más, y
cada vez necesitamos más para llegar a los niveles que nuestra situación
emocional nos pide. Por eso vivimos en una sociedad enamorada y deseada de todo
los bienestares que nos rodean. En ese
estado de euforia, sólo llegamos a un estado compulsivo de tener todo lo que
los demás tienen, sin pensar en nuestras posibilidades, ni económica ni
sociales. Simplemente decimos ¿y yo por qué no? Todo eso nos hace llevar al
estado tan crítico y que desgraciadamente vivimos. Aquí os recuerdo lo que nos
dice el famoso dramaturgo inglés Oscar Wilde. “Todo exceso lo mismo que toda
renuncia, trae su propio castigo”
Creo que cada persona es capaz de saber lo que le provoca euforia y desecanto al tiempo. Como todo en la vida, en dosis adecuadas, no perjudica. Si uno "se engancha", no es libre y la dependencia, no resulta adecuada para el crecimiento personal. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias por tu comentario; Saludos.-
ResponderEliminarMe ha parecido súper interesante tu entrada! De hecho quizás acabo de descubrir el por qué nunca acabo de disfrutar del todo de las cosas y mi vida, entonces se convierte en una montaña rusa de euforias y decepciones...
ResponderEliminarRecuerdo que ya siendo una niña, a veces ocurría algo, por insignificante que fuera y se me aceleraba el corazón de la emoción, me daba "el subidón" y luego se me pasaba... En mi caso nada que ver con las compras compulsivas pero si con las emociones, el disfrutar, salir, viajar...
Siempre he sido bastante sensata con la visión de mis límites respecto a mis posibilidades económicas pero aún así siempre quiero más ¿Estaré enganchada a sentirme eufórica?
Con los años he aprendido a contenerme en cierta manera, a disfrutar sin perder la cabeza y a que las "caídas" no sean tan bestias pero reconozco que encontrar el punto medio me resulta realmente difícil.
Felicidades por la reflexión, muy acertada bajo mi punto de vista, claro.
Un abrazo!
Toda euforia es mantenida por un sentimiento a través de una actividad que nos caracteriza por medio de una extrema actividad en nuestra vida. Siempre que nuestras euforias se muestren de forma de un estado natural, nuestros sentimientos serán representados como acontecimientos que nos harán felices. Pero si por el contrario son llevadas a su máximo potencial, podríamos caer en trastornos de comportamientos bipolares, dando lugar a síntomas de carácter maníacos depresivos. Saludos.-
ResponderEliminar