Las personas con las que convivimos son
nuestro principal apoyo, a ellas recurrimos cuando estamos en dificultades.
Existen muchas formas diferentes de dar y recibir ayuda. A veces sólo
necesitamos unas palabras de ánimo. Otras veces necesitamos que nos orienten o
nos den una nueva perspectiva sobre las cosas. La ayuda puede ser algo muy
específico en inmediato, como apoyo para llevar a cabo unos deberes en
concreto.
Pero,
¿y cuándo nos toca ser la parte fuerte? No siempre sabemos cómo actuar, y nos
desesperamos buscando la forma para ayudar. La clave es hablar, lograr que
quien lo está pasando mal se abra. Debe sentir que está respaldado, pero
también que él es el protagonista del esfuerzo por superar su problema.
Saber
que alguien te aprecia significa mucho. Y es algo muy importante cuando uno
está estresado. Los problemas parecen menores y más fáciles de sobrellevar
cuando se habla con la persona adecuada. De esta forma somos capaces de
afrontar mejor las cosas y de ver soluciones con mayor facilidad cuando
compartimos nuestros problemas.
Contactar
con médicos y psicólogo a veces no es suficiente, sino también con familias que
han pasado por una situación similar, y pueden proporcionarnos apoyo e
intercambiar experiencias, puede ayudar a dar salida a nuestras angustias.
Es
muy importante que a veces es conveniente escapar de situaciones como: atribuir
a la mala voluntad del afectado, a sus deseos de molestar, comportamientos que
nos parecen extraños. Responsabilizar al mundo exterior de los que nos está
ocurriendo.
El
objetivo es proporcionarle un ambiente de afecto y de apoyo, pero sin caer en
actitudes de protección y complicidad con su adicción. Probablemente recordarás los momentos en que
alguien te ayudó. Tal vez un amigo te ayudó para abandonar un mal hábito o a
sobrellevar la tristeza o a supera una decepción. Y al mismo tiempo podrás
también recordar momentos a que tú ayudaste a otras personas.
Pensemos
siempre que esta ayuda siempre tendrá fuerza para seguir luchando si
conservamos la autoestima, y los que nos rodean nos ofrecen un papel
fundamental para espantar los fantasmas que sacuden nuestra mente.
Cuando
está afrontando una situación estresante o atravesando un mal momento las
personas que hay en nuestra vida pueden ayudarnos a afrontar difíciles
situaciones. Si alguien a quien le importas sabe lo que estás pasando, siempre
te ayudará a sentirte comprendido, y no te encontrarás solo.
Los
seres humanos fuimos educados en un contexto de independencia falso, en el que
nos enseñaron que siempre debemos hacer las cosas “solos y bien” Sin embargo
dada la evolución alcanzada, los cambios tecnológicos, y los descubrimiento que
se revelaron ante nuestros ojos, seguir sosteniendo como una única posibilidad
es el sufrimiento en soledad. Dar, también implica recibir.
Saber
recibir apoyo no nos hace débiles, por el contrario, nos glorifica; nos hace
más humanos, porque nos sitúa en un plano en que captamos la finalidad de
nuestros actos; y la incapacidad para resolver solos algunas cosas, en las que
podemos decir sin temor, “con esto solo, yo no puedo” y por eso no perdemos “glamour”
ni estilo; por el contrario, ganamos la confianza de ser quienes somos.
Meditación:
Ayuda a tus semejantes a levantar su carga, pero no te consideres obligado a
llevársela
Hace unos días, recibí un mensaje en el que se definía un concepto
ResponderEliminarResilencia: Capacidad del ser humano para hacer frente a las adversidades de la vida, superarse e inclusive, ser transformados por ellas. Un abrazo.
Gracias por tu comentario.- Saludos.-
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