sábado, 10 de mayo de 2014

¿Debemos tener confianza?

          Solo hay una forma de demostrar que  somos capaces de montar un proyecto y es intentándolo con ganas y con todas tus fuerzas, no vale montarlo y al segundo día dejarlo porque te has aburrido. ¿Por qué la gente no emprende más?
          Sencillamente porque no saben tener confianza; hemos sido educados para buscar un empleo, sin tener en cuenta que nuestra autoestima, haya sido cultivada en base a dejar de vivir en la mediocridad. Este concepto de la confianza, es tan cuestionado como poderoso, tan transcendente como anclado en el presente y al mismo tiempo tan defendido como denigrado.
         Me refiero a la fe y la confianza, con ello a todo el abanico de conceptos que de ello se derivan. Porque si nos permitimos escuchar las cosas que del tema se dicen a nuestro alrededor, nos sorprenderá tanto la fuerza que se le atribuye a la fe como su conexión casi mágica con el mundo de lo supersticioso.
         Muchas veces al comenzar una nueva tarea nos preguntamos si seremos capaces de lograrlo y entonces nos asalta la duda y, al poco de estimarla, la idea queda inconclusa porque nos faltó confianza en nosotros mismos. Todos hemos cometido errores en nuestra vida, todos hemos tenido malos momentos y vivido situaciones que nos gustaría olvidar.  Las llamadas malas experiencias son parte de la vida, pero así también son parte de ellas los buenos momentos.
         De esta forma podemos sacar en conclusión que no todo es sencillo. Nada que sea bueno es gratis y las mejores cosas a veces no son eternas. En mi opinión nacemos confiados y, luego con el tiempo se nos enseña a desconfiar, de lo que nos dicen de la propia experiencia y de las experiencias prestadas de otros.
          Los desconfiados no nacieron tales: alguna vez fueron defraudados en su confianza, fueron engañados, estafados y mentidos. No se trata de entregar confianza absoluta desde el primer momento, pero sí de dar los primeros pasos en esa dirección desde el primer encuentro. Ya habrá tiempo para corregir y darnos cuenta de aquellas primeras pretensiones, bastará con estar consciente del progreso que vaya tomando.
          El filósofo Friedrich Nietzche nos dice: “El que no tiene confianza en sí mismo miente siempre” Nadie está exento de caer en las redes de un canalla, un simulador, un cínico o un estafador profesional. Pero ello no puede ser la excusa para, luego desconfiar de todo el mundo. No debemos seguir en este círculo más que vicioso.
           La confianza es la antorcha que una vez encendida, ilumina a todos y cada uno de los que se animan a sostenerla.

 Meditación: La confianza nos da coraje y amplía nuestros horizontes, permite mayores riesgos y llegar mucho más lejos de lo que imaginamos.

 

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