jueves, 18 de julio de 2013

Padecer esa enfermedad.


          Cuando por desgracia nos afecta esa grave enfermedad, todos necesitamos un tiempo para poder asumir lo que nos está pasando y la repercusión que esto va a tener. Este mal nos hace tambalear nuestro referentes y nos obliga a mirar frente a frente nuestra vulnerabilidad, asumir que, aunque pretendamos lo contrario, no podemos controlar todo lo que nos sucede.
            El solo anuncio que padecemos esa temida enfermedad, nos provoca una tormenta emocional y, ante esto deberíamos pensar que la única medicina, es el arte de responsabilizarnos de nuestra situación, y de descubrir que realmente podemos hacer mucho por nuestra vida. La enfermedad es mi problema, no es el problema del médico, es mi responsabilidad y mi situación, Yo también debo poner mi aportación, la medicina no puede ser el arte de pasarle la pelota a la ciencia, ni jamás entregarnos a ella, puesto que a la larga, nos haremos “esclavo” de ella.
            Frecuentemente vemos a personas padeciendo esa grave enfermedad, la cual le produce una pérdida afectiva muy grande. Al mismo tiempo le lleva a un vacío existencial de tal dimensión que se “entrega” en una carencia de energía, haciendo que las células degeneradas comiencen a invadirle.
            Creemos que podemos controlar el tiempo y la situación, pero nuestra agenda se hace eterna, para uno mismo y para los demás, alterando cada vez más nuestro estado emocional. El error que cometemos es que no podemos tener la capacidad necesaria para pensar en nuestros propios recursos y poder reaccionar en esta situación imprevista
            Nunca piensas que esa enfermedad puede tocarte, a pesar que siempre has fumado y por tanto siempre tenías un gran porcentaje de riesgo. Pero nunca se para uno a pensar que ese riesgo puede llegarte. “Todo está escrito en nuestro destino” Cuando te lo diagnostican, no puedes creerlo, y se suele tardar bastante tiempo en aceptarlo.
            Una vez asimilado y aunque los momentos de desfallecimiento son inevitables, debemos pensar siempre que hay aspectos que nos pueden ayudar a vivir de una forma positiva. Aunque lo más importante es que le vas “cogiendo distancia”, que las revisiones se alejan cada vez más, al mismo tiempo que centrar tu vida en otras cuestiones, procurando darle sentido a todo lo que te rodea.
            “Son muchas, demasiadas (y hoy podrían ser muchas más) las ocasiones que me lo recordaban; ¡si le hubiera hecho caso cuando me lo decían! Posiblemente no estaría delante del ordenador escribiendo a golpe de emociones”.
            Ante tal situación no hay más remedio que desplegar una gran dosis de confianza hacia todo aquello que habitualmente desempeñas, para hacer posible, “vencer” lo que el destino te presenta, y tener muy presente esta pregunta: ¿Quiénes somos nosotros para decirle a la Providencia, que se está equivocando con nosotros?
            También es muy gratificante, “romper el silencio” y hablar con las personas que sentimos más cercanas y verbalizar sobre todo con tus amigos, procurando aliviar nuestros miedos y preocupaciones, para de esta manera  hacernos comprender que tú eres mucho más, que “esa enfermedad”, aunque sólo sea para demostrarle que “sí puedo” o mejor “I can”.

Meditación: No importa lo oscuras que parezcan las cosas, eleva tu esperanza y verás las posibilidades.

No hay comentarios:

Publicar un comentario