Si, por
desgracia es así. Entonces, ¿ya que nos queda? Es que quizás le pedimos
demasiado. Muchas veces consideramos que el amor es la más importante relación
de afecto, y es posible que sin darnos cuenta lo sobre cargamos demasiado
durante la vida, pidiéndole con exceso y volcando demasiadas ilusiones y
expectativas que a veces no llegan a lograrse. El amor se nos presenta en la
vida en distintas etapas y en distintas facetas muy diferente, según nuestro
tiempo vivido.
Muchos dicen que
el amor son los sentimientos del alma, pero en definitiva no son más que
modulaciones del deseo, de unas facetas que durante toda una vida se nos
manifiesta de distintos estilos. El amor tiene sus formas, no es el mismo en la
adolescencia, que en la madurez; en cualquier tiempo debemos saber
comprenderlo. Solo a través de un estudio de tus propias posibilidades, el amor
empezará a tomar nuevas estructuras según el tiempo en que vivas. Él siempre
nos dará con perfecta sincronía, la forma para entenderlo y saber sobre
llevarlo a través del tiempo, procurando que siempre desaparezcan los
conflictos.
El amor puede
convertir nuestra vida en una auténtica celebración, pero solo el amor; o sea,
ni el deseo, ni la posesión ni la dependencia. Cuantas veces pretendemos que
llene demasiados huecos, muchos de los cuales, ni siquiera nos pertenecen. El
amor tiene su “momento” No creamos que es sencillo caminar juntos durante toda
una vida, por eso “dejémosle respirar” y consigamos el equilibrio necesario,
que nos permita a través de la intimidad y la complicidad, poder compartir la
proyección necesaria para que no se nos derrumbe.
El amor tiene
dos caras, una es el hambre y la otra la saciedad. No deberíamos interpretar
estas cuestiones de forma erróneas. El sexo y el amor son conceptos diferentes,
pueden ser complementarios y, también, participar en la vida de las personas de
manera independiente. Los encuentros fortuitos son más excitantes que el sexo estable,
por eso ambas experiencias tienen su encanto. Pero siempre consideremos que éste
se sostiene sobre “pilares” muy sensible y tremendamente expuesto al derrumbe. El
sexo sin amor puede ser una buena opción, siempre y cuando seas libre,
responsable, placentero y seguro.
Aparte de todo
lo dicho anteriormente, debemos tener presente: que el amor es un fenómeno
espiritual; el deseo, un fenómeno físico. El amor, en su forma más pura,
consiste en compartir una alegría interna. Nunca pide nada a cambio, ni espera nada.
Entonces: ¿Por qué pensamos que se pueda derrumbar? ¿Por qué sentirnos heridos?
Nunca olvidemos
que a través del tiempo, cada miembro de una pareja ha de crecer, y alcanzar de
esa manera su propia plenitud, para de esa forma lograr un equilibrio y una
armonía, para conseguir que juntos consigan que no se derrumbe.
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