viernes, 5 de julio de 2013

La acción de observar.

           Observar significa obtener información sobre un objeto o evento mediante el uso de los sentidos. Inferir, en cambio, quiere decir intentar explicar aquello que estamos observando. ¡Cuánto podemos observar contemplando cualquier tipo de objeto! Si observamos, por ejemplo, una pintura; Sería innumerable la cantidad de detalles que podemos determinar mientras lo observamos, como por ejemplo: qué representan dichas figuras, objetos que les rodean, que escena desean representar en la vida real, colores, proporciones, formas, etc. pero sobre todo, que nos quiere decir el autor a través de su obra.
            Esta observación es un proceso consciente, en el cual hacemos uso de nuestros sentidos para poder adquirir una información, que nos llegue a poder interpretar lo que el autor quiso dejar plasmado en su cuadro, a través de su capacidad artística. Según la concepción, observar no es absorber información del arte representado, sino analizar una labor de selección a través de la contemplación, influido por nuestras expectativas y conocimientos previos.
            Todo aquel que se lance a explorar los significados de una obra quedará sorprendido por la multiplicidad de puntos de vista que se le ofrecen. Por eso, existe un principio fiable que es el siguiente: si ves algo por sí mismo, créetelo, digan los demás lo que digan; si no lo ves, no lo crea. Todo el mundo tiene derecho a interpretar libremente una obra de arte partiendo de su visión y experiencia personal. El conocimiento, la técnica y los aspectos que el autor quiso expresar en su obra, solo él lo sabe. Pero si a través de nuestra dimensión personal, tratamos de analizar una determinada obra, viene hacer como si tratáramos de resolver un rompecabezas.
            La comprensión de las técnicas empleadas junto con los simbolismos siempre son difíciles de entender. Nadie mejor que el mismo autor nos dejará resuelto y a veces sorprendido de lo que dicha obra representa. Muchas obras utilizan un lenguaje simbólico y a veces un lenguaje alegórico, no siempre entendido para todos los públicos.
            ¿Cuántas veces los objetos, no representan sólo sus formas físicas, sino que encarnan conceptos muchos más profundos y abstractos que para muchos no son entendibles. Hoy la familiaridad con estos tipos de obras, se llegan a descubrir en muchos casos, conociendo a su autor, llegando así a sus propias creencias a través de la sociedad del momento en que las desarrolla.
            El artista siempre busca una plasmación convincente del mundo en la superficie de cualquier medio. La diversidad de formas con que crea tal representación es enorme y en algunos casos el mayor placer visual de su obra radica en el modo de representarla.
            Es muy importante tener siempre presente que todos los cuadros,  gráficos o murales que un artista represente, tienen unos motivos específicos y cada uno de los cuales transmiten un mensaje distinto. Descubrir eso mensajes y leyendas a veces no es nada fácil, atreviéndome a decir que interpretarlos puede llegar a ser unos de los mejores placeres del mundo.

Meditación: En toda obra de arte existen dos característica: o bien se trata de superficies expansivas que se dilatan hacia el exterior, o bien de superficies que se contraen hacia el interior. Entre estas dos direcciones encontrarás todo lo que el autor tenga que decir.

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