Los silencios, las esperas y nuestros ratos libres nos obligan a pasar muchísimo tiempo con nosotros mismos. Cuantas veces vivimos, asimilamos o disfrutamos de esos espacios de soledad con mayor o menor agrado.
Para muchos la soledad equivale al infierno: buscamos esquivarla a cualquier precio. Sobre todo cuando nos conduce hacia nuestro mundo interior, en el cual nos asustamos y nos sentimos incómodos. Hay momentos en nuestra vida que estamos llenos de angustia y desprovisto de sentimientos de seguridad, por eso nos parece aterrador. Siempre tuvimos momentos en nuestra vida experiencias que fueron difíciles de asimilar, siendo este el motivo de vivir la soledad con ansiedad.
No buscamos activamente esos momentos de aislamiento, pero nos adaptamos con gran facilidad cuando se presentan, aunque al principio sentimos verdadero aburrimiento. El estar suficientemente relajado, podemos pasar una tarde en paz, dando un pequeño pase o enfrascándonos en alguna actividad artística. De esa forma nos sentimos con una sensación de seguridad interior bastante fuerte. Pero tal vez deberíamos pensar que…
Es cierto que nos gusta la compañía de las gentes, las actividades, los eventos sociales, pero si nos encontramos algunas horas en soledad, es cuando debemos tener la suficiente capacidad para vencer esos momentos que nos angustia.
Meditación: Una persona puede sentirse sola, aún cuando mucha gente la quiera.
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