Confiar en el futuro y en nosotros mismos es mantener vivos nuestros sueños y nuestras aspiraciones. Porque ser optimista no significa vivir de espaldas a la realidad, sino pensar que vale la pena esforzarnos.
En tiempo de dificultades es fácil caer en el desánimo o en el conformismo. Incluso puede que lleguemos a pensar que debemos renunciar a nuestros sueños, a lo que queremos hacer o a la forma que deseamos vivir. Sin embargo son esos mismos sueños los que nos pueden ayudar a salir adelante en los momentos difíciles. Por supuesto, eso no significa dejar de ser realista, ni tampoco pensar que lo importante es alcanzar grandes metas o posibles triunfos.
Debemos pensar siempre que lo más importante siempre es disfrutar del camino. Pero si podemos aspirar a sentirnos realizados, marcándonos objetivos, alegrándonos con pequeños logros, y sobre todo estando abiertos a aprender de nuestros errores, para emprender nuevos caminos.
Siempre debemos tener presente que es de suma importancia confiar en nosotros mismos, sabiendo que tenemos los recursos suficientes para afrontar los contratiempos, que inesperadamente la vida nos presente.
Estando afectados o no directamente por nuestro estado anímico, debemos mantener siempre vivas la ilusiones, con la flexibilidad suficiente para adaptarnos a las circunstancias y confiando siempre en nosotros mismos.
Esperar a que las cosas lleguen por sí solas, no es la manera de salir. Sólo uno mismo debe ser capaz de ver todo lo que se mueve en nuestro rededor. En definitiva: “no hay mejor aprendizaje que el error”.
Meditación: Cada amanecer procura tener claros tus ideales para el día que se aproxima…
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