A lo largo de nuestra vida nos vamos a encontrar con situaciones que no esperábamos en absoluto, ya sea un despido, una crisis económica o una ruptura. En esa circunstancia, lo importante es saber elegir como nos vamos a enfrentar a ello. Esa elección nos da la opción de crecer como personas, de salir más fuerte y de desarrollar nuestra inteligencia emocional. El aparente fracaso es uno de los mayores estímulos para el desarrollo de nuestra inteligencia.
Debemos pensar que: “lo que puede salir bien, a veces sale bien, pero lo que puede salir mal, siempre sale mal”. En cualquier orden de la vida, la perfección no se consigue por la ausencia de problemas, sino por saber evitarlos o superarlos. Los éxitos de largo recorrido se consiguen cuando se establece una conciencia de permanente posibilidad del entendimiento del problema.
No reconocer el propio error es perder dos veces, porque además de perder, facilitamos la recaída. En verdad el error engrandece, porque desde la humildad hacemos un proceso de análisis para reconocer nuestras debilidades.
Me pregunto: ¿qué es entonces el fracaso? Para la mayoría es no conseguir la meta que se tiene en ese momento, es sentirse mal, con uno mismo y con los demás y culpabilizarse. Lo que significa a su vez no alcanzar el equilibrio que nos permita conseguir lo que queremos al retroceder.
A veces es el miedo al fracaso el que hace que las personas se bloqueen. Sin embargo el ser humano, debe tener la capacidad de analizar los hechos, de evaluar las opciones que existen y de elegir las decisiónes que consideremos más adecuada.
Las personas que convierten los fracasos en oportunidades son las que tienen confianza y seguridad en sí mismos y saben que es una etapa y nunca el final de un recorrido. Las que luchan ante las dificultades, son las que confían en que encontrarán ese objetivo
Una persona con pocos fracasos ha tenido pocas posibilidades de aprender, y eso pasa factura. Por eso es importante que, desde pequeño, no resolvamos todas las dificultades de nuestros hijos, sino que fomentemos su capacidad de reflexión para que sean ellos, los que al enfrentarse a esas sensaciones de frustración, encuentren el camino de la superación.
Meditación: Si fracasamos y no reflexionamos, no aprenderemos nunca.
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