martes, 17 de mayo de 2016

Superar las preocupaciones.

          Por mucho que queramos eludirlas, siempre de alguna manera o de otra se nos presentan a lo largo de nuestra vida. A veces son de poca importancia, pero reconozco que en algunos momentos son como una tremenda pesadilla que no acabamos de  superarlas. Comprendo que existen ocasiones que es inevitable preocuparse, pero también debemos pensar que existen preocupaciones que se pueden evitar. Medítalo con serenidad y comprobarás que es cierto. Siempre deberíamos decir: Sucederá lo que tenga que suceder; entonces por qué esa preocupación de ante manos.
           Es necesario enfocar las situaciones en el presente y experimentar la aceptación de lo que se nos pueda presentar. Si no actuamos así, nos quedamos “anclados” en esa preocupación, y al final actuamos de forma irresponsable ante nosotros mismos. Eliminarlas, comprendo que no es nada fácil, pero, nunca aferrarse a ellas de forma exageradas, ya que solo nos conducirá a un continuo y permanente malestar, interfiriendo en nuestra forma de vida, al no emplear algún motivo para combatirlas.
            Las preocupaciones no son más que motivos de ansiedad o miedo a lo desconocido y sobre todo al futuro, generadas por los conflictos o los problemas, a las que tenemos que enfrentarnos y en general a la búsqueda de soluciones de forma anticipada. Pensemos siempre que una vez tomada una decisión, ese estado de preocupación desaparece. En estos casos es muy frecuente decir: “lo hecho, hecho está, ya no me preocupo más”. A eso se le dice en Psicología,  “estado de liberación mental, ante un estado emocional”
            El condicionante de las preocupaciones abarcan también el hábito de preocuparse por los asuntos de los demás, en estos casos son personas que creen que los demás no son capaces de resolver solos sus problemas, asumiendo ellos una preocupación añadida. Cada pequeña situación personal, por muy pequeña que sea, la viven como un problema a resolver, viéndose obligados a sentirse preocupados.
           A pesar de todo lo dicho anteriormente, podemos estudiar las preocupaciones como estados positivos. Así muchas personas suelen decir: “necesito tener siempre una preocupación” Quizás para no sentirme como “corcho en el agua” y de esa manera esforzarme para resolver mejor las adversidades. Estas actitudes y formas de pensar, no cabe duda que favorecen claramente a conseguir el éxito personal. Justo es decir que si no aprendemos a vivir con ese cierto malestar, a la larga es tremendamente complicado llegar a poder realizar una vida tranquila.
           Por eso es muy importante comenzar a recapacitar si realmente vale la pena preocuparse por aquellas cosas que tal vez carezcan de una importancia relativa. Seamos capaces de aprender y a jerarquizar ciertas prioridades,  renunciando a “mandatos” internos que nos obliguen a ocupar la mente inútilmente, haciendo que dejemos de lado experiencias que jamás se repetirán y que a veces, no llegamos a darle autenticidad a otras preocupaciones mucho más importantes.

 Meditación: Las preocupaciones harán tus problemas más grandes, dale a cada cosa la importancia que merece.

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