Empezaré citando
algunas frases y, a partir de ellas, las iremos analizando y sin lugar a dudas seguro
que llegaremos a entendernos: Mencionaré algunas de ellas y a través de su
desarrollo me comprenderéis, si es que consigo explicarme con la debida
claridad. 1ª “Nuestra capacidad de amar es de vital importancia para el desarrollo de nuestra
vida” 2ª “Todo ser humano por naturaleza propia necesita amar y ser amado”
Vamos a reflexionar sobre estas dos frases completamente distintas en el ámbito
de nuestra vida y a su vez, muy lejanas una de otra.
Pensemos
primeramente en un nenito de uno ocho meses y llegada la hora de su “toma”,
aparece una señora con el biberón en la mano, el cual lo sitúa entre los labios
del pequeñín, mientras, la señora no menciona palabra alguna. Una vez terminado
lo retira y se marcha. Posiblemente el nene quede satisfecho y se duerma. Ahora
contemplemos a esa misma señora entrando, y ya desde la puerta empieza a
nombrar a ese mismo bebé, diciéndole todo lo que una madre puede sentir y decir
hacia su hijo pequeñito. La reacción que el bebé experimenta es de una
auténtica “fiesta”. Sus piernecitas patalean, sus bracitos tienden a querer
alargarse, como queriendo atrapar (nunca los sabremos) si es la porción de tu
“toma” o los arrumacos que la mamá le hace mientras se alimenta. Todos son
caricias en sus mejillas, besos y palabras llenas de amor. Al terminar es
posible hasta que llore, aunque no sabremos si es porque se retira aquella cantidad de amor que mientras se
alimentaba estaba recibiendo.
Situemos
ahora en una acción bastante parecida, pero entre una pareja de más 80 años.
Ella, sentada en su diván, pasa casi todo el día, debido a sus “achaques”,
dolencias de todo tipo, y sobre todo la irremediable nostalgia de los años
cumplidos. En ese momento, entra su marido, casi de la misma edad y se limita
solo a encender un cigarrillo pasando a la terraza para apurarlo. Ella, con voz
apagada y con enorme tristeza, sólo se le oye decir con voz entrecortada: “Oh,
Dios mío, qué vida más triste, y qué Dios no se acuerda de mí; ¿qué haré yo en
este mundo? Pues pensemos ahora en una distinta entrada de ese supuesto marido:
Al entrar, ya desde la puerta dice: ¿dónde está lo más bonito de esta casa?
¡Hoy te veo con mejor cara! A continuación se sienta a su lado, y le deposita
un hermoso beso en su mejilla, con toda la experiencia de esos años cumplidos,
y al mismo tiempo le dice: “Sólo deseo que si algún día te “fueras” Dios haga
el milagro de llevarme al mismo tiempo contigo” Ese deseo hizo que a través de
las mejillas de ambos, “corrieran” lágrimas, pero nunca pensemos que eran
lágrimas de dolor, sencillamente eran lágrimas del profundo amor que se
profesaban.
Con
estos sencillos ejemplos sólo deseo haceros ver la inmensa capacidad que tiene
el amor, pensando al mismo tiempo que todos la poseemos, sólo necesitamos
ponerla en práctica para sentirnos profundamente feliz a través del amor.
Sin amor resulta
imposible vivir y el cariño es el combustible que nos alimenta a diario. Sin decir;
un, “te quiero” estamos perdidos, así que para encontrarnos tenemos que volver
a decirlo y volver a escucharlo por muchos años que hayan pasado. Es lo mejor
que podemos dar y lo más sublime que podemos recibir. ¡Amor!
Meditación:
El amor no tiene que ser perfecto, solo tiene que ser sincero.
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