sábado, 14 de mayo de 2016

¿Se puede aprender a ser feliz?

             Cuando pongo un rótulo a cualquiera de mis artículos, a veces no sé cómo empezar. Justo es reconocer que la respuesta a éste, tiene “migas” Pero todo es comenzar y poco a poco iremos llegando a algunas conclusiones. Si observamos al ser humano, nos quedamos sorprendidos a lo que somos capaces de llegar, ya sea en el ámbito humano, cómo en el profesional. Es posible que consideremos que conseguir aunque sea un poco de felicidad, va a resultar ser la asignatura más difícil de aprender. ¡No lo sé! Pero debo reconocer que a muchos nos cuesta verdadero triunfo y muchos ni siquiera llegan a   “raspar” el aprobado.
            Os invito a que me ayudéis a entenderme, puesto que es posible que no sepa explicarme correctamente. (Seguro que me perdonareis). La felicidad no es una asignatura como aquellas de tremenda dificultad que teníamos en la Universidad, pero que de alguna manera debemos aprender, si no nos veremos abocado a ser tremendamente infelices. Nos pasamos toda nuestra existencia empeñados en ser felices, pero la vida casi siempre nos trae el desasosiego, la frustración, la desesperación, en definitiva la infelicidad. 
            Es cierto que no encontraremos ningún texto que nos la enseñe. La felicidad es un estado de bienestar, de autoestima y satisfacción personal, en que los momentos positivos deben superar a los negativos y los logros deben predominar a los fracasos, consiguiendo que nuestras vidas lleguen a un sentido de auténtica satisfacción.
             A veces se da la paradoja que personas con auténtica necesidad material, experimentan un grado de paz y tranquilidad que les hace felices y sin embargo aquellos que todo lo poseen viven una auténtica desesperación. ¿Cómo es posible esto? En primer lugar debemos aceptarnos tal como somos, y reconocer sin preocupación las características que nos definen, considerando siempre aquello que nos provoca el tener que avanzar nuestro camino, “cargando” con demasiado lastre.  
             Todos deseamos que los demás nos aprueben y nos valoren, no lo vamos a negar, así a veces ocultamos aquellas partes de nosotros que consideramos negativas, haciendo que nos vean en estado de felicidad. Pero con eso nos engañamos nosotros mismos. Lo que realmente necesitamos para ser felices, es observar nuestro interior. Piensas que tu felicidad, sólo depende de tus actos externos, y es posible que de esa manera, estemos dándole poder a otros, o quizás a unas determinadas circunstancias que posiblemente estén fuera de nuestro control.
              Dicho poder reside en la elección en que podamos realizar nuestras vidas, momento a momento. Mientras tengas resentimientos y odios, será  imposible ser feliz.   Lo maravilloso del perdón no es que liberas al otro de una eventual culpa, sino que te  liberas tú mismo de un sufrimiento. Una de las principales causas para llegar a ser feliz, es ser capaz de perdonar todo tipo de ofensas, grandes o pequeñas, aprendiendo de esta manera un camino hacia esa tranquilidad de espíritu que nos proporciona la felicidad.
               Las personas consideradas felices lo son, no porque tenga más que los demás, sino porque su intención radica en el verdadero secreto de aprender a dar, sin esperar nada cambio. Si das odio, recibirás odio, pero si das amor recibirás invariablemente amor. Solo el que aprende a dar amor, está en camino de descubrir la verdadera felicidad.

 Meditación: Las cosas más bellas del mundo, no se ven ni se tocan, sólo se sienten en el corazón.

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